Uno. El mundo bizarro. Abrimos Google, escribimos unas palabras: «Las cacerías de Franco», entrecomilladas o sin entrecomillar. ¿Cuál es el el primer sitio que aparece? Pues este blog. En concreto, un post mío dedicado a dicho asunto y fechado el 20 de noviembre de 2008. Todos los años, por esas fechas, le dedico al Caudillo unas palabritas, una reflexión, un pensamiento: mentiría si dijera que también una oración.
Allí, en dicho post, hacía mención del dietario del teniente general Francisco Franco Salgado-Araujo, primo y edecán del Generalísimo. El volumen se titula Mis conversaciones privadas con Franco. Apareció en 1976 y, según reza el reclamo de la sobrecubierta, el protagonista del libro es «un Franco insólito sorprendido en la intimidad de su vida cotidiana, que comenta la actualidad política, opina sobre sus ministros, evoca los episodios más controvertidos de su vida y manifiesta sin tapujos sus verdaderas ideas sobre los hechos y los hombres de mayor relieve en el curso de más de medio siglo».
Lo leí mucho tiempo después y en otra edición. No creo que el protagonista de dicho volumen sea Franco. El auténtico personaje es el primo, ese teniente general que con fidelidad lacayuna y precisiones de furriel registra hechos y pensamientos, opiniones y juicios sobre el Generalísimo. Por un lado, lo idolatra; por otro deplora sus debilidades. ¿La principal? La caza.
Yo reproducía ciertos pasajes de dicha obra, algunos comentarios que hacía Franco Salgado-Araujo sobre la obsesión cinegética del General. El primo anota constantemente la pesadumbre que le provocan esas inclinaciones. Lo reitera muchas veces, en efecto. Ahora veo repetidos prácticamente los mismos pasajes en El Mundo con motivo de unas fotos de Eduardo Matos Cuesta que se han hecho publicas tras cincuenta años de censura. Para glosar dichas imágenes, Jaime Peñafiel escribe un artículo que reproduce el sentido y los pasajes de mi post, en el que parece inspirarse. La fotografía principal la pudimos ver en la primera plana de dicho diario (23 de enero de 2010) y en la sección rosa que los sábados publica: «La otra crónica» se titula.
Llama la atención el sensacionalismo. Por el pie de foto, da la impresión de que Franco solito abatió las 4.601 perdices. En el caso de haber sido un excelente tirador, el buen tino le habría llevado a disparar sólo 4.601 veces. Como el General era humano, deberemos suponerle seis mil u ocho mil tiros. Imagino el retroceso del arma y me duele el hombro sólo de pensarlo. No fue así como transcurrieron los hechos, claro. El Caudillo tuvo acompañantes y la jornada cinegética no duró un solo día (sino del 16 al 18 de octubre de 1959).
Pero Franco quiso retratarse en medio de las aves, como haría un cazador de fieras, inmortalizándose junto a las piezas que se ha cobrado. Las fotografías expresan la identidad, captan el sentido de nuestra vida, las actitudes que tenemos. En la superificie de un retrato podemos apreciar la identidad oculta, la intimidad dañada, la reserva de nuestro yo. Aquí, vemos a Franco apropiándose de triunfos que no son suyos… Llama la atención en la foto la disposición de las perdices, tan bien colocaditas, como si fueran las cruces de un camposanto norteamericano.
Peñafiel condena al Caudillo. «¿Qué vieron en estas fotografías las autoridades tanto de la casa de su Excelencia como del Ministerio de la Gobernación para impedir su publicación? Posiblemente la obscenidad de quien no tenía pudor en posar ante una masacre de inocentes perdices como la que recogen estas fotografías».
¿Obscenidad? En el régimen de Francisco Franco no faltó caza mayor y lo pudoroso se reservaba para otras actividades. Por un lado, resulta enternecedora la expresión de Peñafiel: una masacre de inocentes perdices. En esta fórmula, todo es incorrecto: masacre sólo puede emplearse para designar una matanza de personas por lo general indefensas, según establece el Diccionario de la Real Academia Española. ¿E inocentes perdices? ¿Es que acaso las hay culpables?
Por otro lado, Peñafiel no se pregunta por la posible manipulación de la imagen: casi como en una escena bíblica, bien pudo darse la multiplicación de las piezas y de las perdices. En todo caso, de ser ciertos los hechos, alguien, un mozo, tuvo que que colocarlas en montoncitos de cuatro hasta hacer un manto con los cadáveres de los animalitos. ¿Cadáveres? Corresponde esa expresión a todo cuerpo muerto, pero nos dice doña María Moliner en su Diccionario que «en el lenguaje corriente, se aplica sólo a los de persona». Por eso, añade, «podría decirse el cadáver del burro o ‘del pájaro’…» Menos mal. Para el caso que nos ocupa, podemos decir «los cadáveres de los pajarillos», por ejemplo. Pero el cadáver del burro, ¿podemos decirlo? Entonces, ¿de qué burro hablamos?
Dos. Madrid, 22 de octubre de 1959 (jueves)
Cinco mil perdices. «El cargo de ministro no es rentable»
El Generalísimo, como de costumbre en esta época, está dedicado a la caza, y por ello mis despachos con él son menos frecuentes dado los pocos días que se disponen.
Después de darle cuenta de asuntos de interés, hablamos de caza y me dice: «En la última cacería batí el récord matando en muy pocos ojeos cerca de cinco mil perdices.»
He comentado después la carestía de la vida, reconociendo Franco la falta de energía de los alcaldes, especialmente el de Madrid, que carece de ella para luchar contra los intereses creados, sobre todo en los asentadores. Dice Franco: «Hay concejales que lo son y esto contribuye a que no se combata el mal.» ¿Por qué lo consientes?
Me cuenta Franco:
«El gobierno francés me ha informado del deseo del infante Don Juan de ver a De Gaulle, y se le gha contestado que no hay inconveniente por nuestra parte.»
Me habla Franco de la estabilización:
«Opino que dará resultado. Lo malo es que nos vamos a quedar sin ministros de Hacienda, pues Navarro tiene once hijos y necesita ganar más dinero para sostenerlos y educarlos. El cargo de ministro no es rentable y un hombre como él gana mucho con su bufete. Le sucede lo mismo a Blas Pérez, que siempre estaba deseando recuperar su bufete.»
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
Tres. 24 de septiembre de 1955
Ayer me visitó Eugenio Calderón en mi despacho oficial y me estuvo hablando de la competencia que el I.N.I. [Instituto Nacional de Industria] hace a la industria particular matando la iniciativa privada. Transmitiré al Generalísimo todas sus argumentaciones, con las que estoy de acuerdo. Pero tengo la seguridad que el Generalísimo no le dirá nada al ministro sobre el asunto.
Después de un viaje pesado por Barbastro, llegado a Pont de Suert, donde se ha inaugurado una iglesia; a las diez llegamos a la Farga y en sus inmediaciones se alojan SS. EE.
Carmen no se pierde nada, sin duda no considera oportuno que su marido inspeccione sólo las cosas oficiales. No se da cuenta de que sería preferible dejase solo a su marido en estas visitas, pues tienen que asistir las señoras de los ministros y de todos los consejeros, y tienen que alojarse en dependencias de pueblos de pocos recursos. Ramos de flores, obsequios y las comidas oficiales, que cuando va ella, no sé por qué, cohíbe mucho a la gente, y hasta su marido, que cuando está solo es completamente distinto; con ella se le ve más cohibido y pensativo, más serio y poco hablador. ¡Cuántos gastos se ahorraría el Estado y cuánta más independencia tendría el Caudillo si su mujer se quedara en casa como hacen todas las señoras de presidentes y jefes de Estado!
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
«La única enfermedad que tengo son mis setenta y tres años»
Hoy le informo sobre algunas conversaciones pesimistas que he oído con relación a la situación política, las reacciones separatistas de Cataluña y Vizcaya, y el problema de las universidades. Le he dicho que la impresión de la gente es que el gobierno es débil y que por eso el enemigo se envalentona, provoca disturbios y siembra la desconfianza y el pesimismo. Franco me contesta diciendo:
No hay razón para que se hagan esos comentarios, a no ser que deseen que el gobierno se dedique a matar estudiantes y se declare enemigo del clero. La serenidad de que constantemente damos pruebas demuestra que nuestra conducta está respaldada por la razón; no hay que abusar de la fuerza, que debe reservarse para momentos difíciles que afortunadamente no son los actuales. El gobierno no se saldrá de la ley no hará víctimas inocentes que es lo que están deseando los enemigos de dentro y de fuera de España, que se creen que yo me voy a morir de un momento a otro achacándome toda clase de enfermedades. Cumplimos con la ley y de ella no pienso salirme. Si es necesario, dentro de esa norma se apretarán los tornillos, pero jamás perderemos la serenidad.
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
Cinco. 26 de mayo de 1966
«El mal de Parkinson »
Ayer regresó Franco de su temporada de pesca por Asturias. Traía un aspecto sano y fuerte, del sol que ha tomado, pues ha hecho buen tiempo. Le dije, hablando de la pesca: Me figuro que tú no te metes ya en el río y que pescarás prudentemente desde la orilla. Me contestó: «He estado todo el tiempo metido en el agua y además me he mojado por tener descosidas las botas largas que me pongo. » El aspecto del Caudillo desmiente los rumores que corren acerca de su mal de Parkinson. Se le notan los años, cosa natural, pues los viejos no podemos ocultarlos, sobre todo superando los setenta. Hablamos sobre Gibraltar”.
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
Seis. 17 de noviembre de 1966
«El premio Nobel de la paz »
Le hablo al Caudillo de un artículo de periódico de Oslo titulado «Adhesiones para solicitar el premio Nobel para el general Franco» (Oslo, 15-7-1966). En él se dice que podría dársele el premio Nobel «por la sabia y prudente política exterior desarrollada por España bajo la dirección del general Franco…» El Caudillo dice:
Esto no tiene fundamento, y dado el ambiente que hay en las naciones escandinavas en contra del régimen español, es seguro que nadie ha pensado en mí para el premio Nobel de la paz.
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
Siete. 8 de enero de 1971
«El día de mañana»
…Tal vez el día de mañana mis herederos dirán qué yo era «primo» en toda la acepción de la palabra, por no explotar mi cargo ni mi apellido. El Generalísimo nada me ha dado por mis servicios durante tantos años, mi trabajo constante durante la guerra a su lado; lo que tengo y lo que soy me lo debo a mí mismo y a nadie más. Antes de cumplir los treinta y dos años tenía un ascenso por méritos de guerra, la medalla militar individual y otra colectiva. Cuando empezó nuestra Guerra de Liberación yo llevaba una de las mejores carreras del Ejército. Cuando terminó la guerra me habían saltado en el escalafón infinidad de compañeros y por poco no consigo llegar a teniente general. Si no mandé ninguna unidad en la guerra fue porque el Caudillo me lo negó, por considerarme necesario a su servicio inmediato; con lo cual me causó una desilusión y un perjuicio en mi carrera. La casualidad de fallecer siete generales más antiguos, pero más jóvenes que yo, hizo que pudieses llegar a teniente general todavía en activo. Expongo todo esto aquí pues sé lo apasionada que es la crítica, y en cierto libro del Opus que conservo parece que se comenta, censurándome, que yo he empleado mi apellido. Éste no me ha reportado jamás ventaja alguna. Impulsado por la fe y el cariño hacia mi primo, y sobre todo a mi Patria y al Ejército, no me pesa haberme portado como lo he hecho durante tantos años, con tantísimo desinterés. Me queda una conciencia muy tranquila y limpia, y esto me da una satisfacción de espíritu que vale más que nada…
(He dejado de escribir estos cuadernos por motivos de salud.)
[Enero de 1971]
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
Fin
¿4601? Si parece un código postal. Pero escuche, señor Serna, ¿está seguro que fueron 4.600 + 1? ¿El mismo mozo que las colocó para la foto fue el que las contó? Me intriga a mí esa última perdiz, o tal vez la primera, no sé. Me recuerda el chiste de el fuerte vaquero y los indios.
Anoche, con el ejemplar en papel de El Mundo en papel, del pasado sábado, mis hijos y yo sacamos la cuenta del número de perdices. La operación era sencilla, un par de multiplicaciones. No recuerdo el número exacto, pero nos salían algo así como tres mil novecientos y pico. Es decir, que no llegaban a cuatro mil.
Hay dos cosas de las que no me fío. Primera, en casa, nadie es un hacha con las matemáticas. Luego… podemos habernos dejado alguna perdiz: pero, claro, seiscientas o setencientas piezas son muchas piezas. Segunda, para mentir o fantasear no hay como dar un dato muy preciso, una cifra exacta: resultas muy verosíl.
Qué dilema.
Madrid, 22 de octubre de 1959 (jueves)
Cinco mil perdices. «El cargo de ministro no es rentable»
El Generalísimo, como de costumbre en esta época, está dedicado a la caza, y por ello mis despachos con él son menos frecuentes dado los pocos días que se disponen.
Después de darle cuenta de asuntos de interés, hablamos de caza y me dice: «En la última cacería batí el récord matando en muy pocos ojeos cerca de cinco mil perdices.»
He comentado después la carestía de la vida, reconociendo Franco la falta de energía de los alcaldes, especialmente el de Madrid, que carece de ella para luchar contra los intereses creados, sobre todo en los asentadores. Dice Franco: «Hay concejales que lo son y esto contribuye a que no se combata el mal.» ¿Por qué lo consientes?
Me cuenta Franco:
«El gobierno francés me ha informado del deseo del infante Don Juan de ver a De Gaulle, y se le gha contestado que no hay inconveniente por nuestra parte.»
Me habla Franco de la estabilización:
«Opino que dará resultado. Lo malo es que nos vamos a quedar sin ministros de Hacienda, pues Navarro tiene once hijos y necesita ganar más dinero para sostenerlos y educarlos. El cargo de ministro no es rentable y un hombre como él gana mucho con su bufete. Le sucede lo mismo a Blas Pérez, que siempre estaba deseando recuperar su bufete.»
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mis conversaciones privadas con Franco.
Tal vez tendría que haberme quedado un ratito más en el anterior “post” para agradecer a los contertulios que así lo tuvieron a bien, las palabras amables que tuvieron conmigo, sin embargo, por aquello de no perder bola, me presento ya en éste tras mi regreso de Latveria (ya saben que mi hermano tiene allí bienes y haciendas). Así pues, gracias a todos… aunque me permitiré un pequeño divertimento con el señor Montesinos. Don David, de verdad, ¿no son, acaso, odiosos Piolín y el Correcaminos? Por el contrario, ¿no están repletos de dignidad, constancia e imaginación, Silvestre y El Coyote?… Piénselo usted, enemigo mío, y tiemble si coincide con mi parecer.
Don Justo, una cuestión lingüística, por favor, para aclararme. Como dicen por el Meridión Peninsular, “de toa la vida de dió” el término “bizarro” ha tenido, en castellano, un significado muy concreto, vinculado a la gallardía o, incluso a la altanería. No obstante, de unos años acá, cuando ciertas prácticas sexuales se han generalizado más de lo que el Santo Padre y sus castos borregos consideran tolerable, se ha comenzado a usar en un sentido diferente, distinto, nuevo, “extranjero” (la verdad: ignoro su procedencia). Úsase como sinónimo de “cosa rara” y siempre vinculado con alguna parafilia. Claro, al leer el título de su “post”, quedé conmocionado. Sobre todo, tras leer su espléndido y cinegético contenido. Entonces, ilumíneme, ¿hablamos del valor gallardo del anterior jefe del Estado enfrentado al tropel sinnúmero de “alectoris rufas” (que es como Paquito llamaba, en la intimidad, a la pobre perdiz roja) o algún tipo de perversión viciosilla del mismo prohombre sobre la misma ave en no menor intimidad?
sr. De Villarrabitos, gracias por calificar de espléndidos los contenidos de este post. Verá: el Generalísimo y el sr. Peñafiel me lo han puesto a tiro. Ya he dicho que en mi hogar hubo un gran momento de hermandad (si se puede decir así) cuando padre e hijos nos pusimos a contar perdices. Parecía un cuento infantil, de los crueles…
En cuanto a la cuestión de la lengua, lo bizarro, me permitirá extenderme mañana. Aquí empleo la palabrita en el doble sentido de la expresión: como valiente, corajudo y retador, según el empleo tradicional; y como raro, extraño e incluso monstruoso, según el barbarismo reciente. Modernamente, lo bizarro no es sólo la práctica sexual, sino el orgullo friki del extraño. Franco y su mundo raro, severo y cuartelario –del que hacía ostentación– eran bizarros, en el sentido anglosajón. Los Ramones divulgaron la expresión «mondo bizarro». Lo bizarro es lo friki con alguna manifestación patógena o perversa. El cuadro es aplicable al corajudo Caudillo, audaz matador… de perdices.
Volveré.
Ya puestos, aquí les presento un par de vídeos bizarros (en la moderna acepción del término). A ver si se pueden ver.
Lo diré con legítimo orgullo y empleando el plural, que es lo correcto y lo verdadero: con la ayuda de todos ustedes, quienes intervienen y quienes sólo nos leen, este blog ha sobrepasado los «200,000 hits», según computa el contador de estadísticas desde el 25 de mayo de 2008.
¿Eso es bueno o es regular? ¿Me alegra o me deja indiferente? Ya digo que está bien y, ah, es lo que hay.
Muchas gracias.
Debo en primer lugar agradecerle al señor Serna sus amables palabras en mi blog, en las que manifiesta su alegría por verme rescatado de los furores de la gripe. Debo decirlo: no te mueres con esa gripe, si era o no un contubernio de las farmacéuticas ya es otro cantar.
Señor de Villarrabitos, tiemblo. La endémica derrota del Coyote es la segunda gran frustración de mi infancia. (La primera fue cuando el pirata Palo le salió a mi vecino y no a mí entre los polvos blancos de detergente de un paquete de Ariel, yo lo deseaba con todas mis fuerzas y a él apenas le interesó el hallazgo de aquel tesoro, Dios no es justo) Y no, desde luego, tampoco simpaticé jamás con el Piolín. Es más, yo creo que Matt Groening y cía han dado cuenta hábilmente de este fenómeno característico de los dibujos animados por el cual se convierte al depredador en un rudículo fracasado y al cursi integrado en un protegido del sistema. Me refiero a Rasca y pica, que sería una reducción al absurdo de ese fenómeno ideológico.
Respecto a nuestro insigne Caudillo y sus perdices, ya sé que es un personaje siniestro y todo eso, pero no puedo evitar que me entre la risa en todo lo que tiene que ver con él. Un compañero gay suele decir que la pinta de un tipo dice más de él que sus actos. Yo no estoy muy de acuerdo, creo que él cree demasiado en los modistos, pero a veces ese principio lleva a algunas conclusiones. Lo que me viene a la cabeza cada vez más cuando aparecen imágenes como ésta, o cualquier fragmento del no-do, es que, lo que caracterizaba al Régimen, antes que sus crímenes o sus delirios ideológicos, era su mal estilo. Ante todo, lo que fue el franquismo es muy cutre. Recuerda esta imagen a aquella otra de El planeta de los simios en que los monos sonrientes escopeta al cinto ponen el pie sobre los cadáveres de los humanos tras la exitosa cacería. Solo nos faltaba el ínclito periodista, al cual por cierto siempre recuerdo -sitúense los no escandalosamente jóvenes- cuando con la revuelta islámica de Persia cayó el régimen del Sha y el caballero, entonces empleado en Hola, firmó un reportaje extensísimo y a todo color donde llevaba peinetas españolas a la emperatriz Farah Diba, alegrándoles así el dorado exilio a los simpáticos monarcas expulsados por el malvado Ayatollah.
Les cuento una divertida y completamente verídica. En una ocasión, yo viajaba por tierras gallegas. Un simpático facha madrileño, de esos que van por las Españas convencidos de que todos les amamos, se hizo el simpático y tras percibir que también andábamos de turismo, nos lanzó la preguntita siguiente:
«¿Supongo que ya habrán pasado por el río donde pescaba el Caudillo?»
-«Querrá decir» contesté yo -y perdonen la impostura, pero incluso el gato reconocerá que estuve genial- «el río donde le ponían los peces al Caudillo?»
El tipo se ofendió y me miró el resto de la noche como si yo hubiera deshonrado a la más amada de sus hijas. Pues bien, resulta que tan solo unos meses antes, la revista Interviu, que entonces aún tenía gracia, había publicado una entrevista con el siguiente titular: «Habla, por fin, el que le ponía los peces a Franco». Y más abajo, explicaba el tío que era capaz de bucear desde muy lejos porque «yo entonces era capaz de aguantar hasta cuatro minutos dentro del agua sin respirar». La cuestión no era solo que no pudieran divisarlo los periodistas y las cámaras, era importante sobre todo que el Caudillo no lo viera, pues, angelico, así pensaba que era él el que conseguía las truchas y le daba ilusión.
Siempre oportuno, sr. Montesinos.
Divertida e inquietante anécdota.
Justo: hablando de Franco, ayer me enteré de que un colega nuestro a quien conoces bien, acaba de publicar – creo que sale a la venta el mes que viene – una biografía de Franco. Conociendo al autor y habiendo leído parte de su obra, imagino que dirá cosas nuevas e interesantes:
http://www.casadellibro.com/libro-franco-caudillo-por-la-gracia-de-dios-1936-1947/1653416/2900001360742
Felicidades nos demos por esos 200.000, que somos todos, aunque, ya me explicará usted, don Justo, qué íbamos a hacer aquí si no nos convocara su escritura y opiniones, así que le envío el personal abrazo de mi hermano Manel y el mío propio.
A ver, don Alejandro, que la vamos a tener… Le admitiré que hace falta valor – se ha de ser bizarro – para masacrar a Mozart con botellas de cristal convertidas en notas musicales, en plena calle, tripulando una mezcla inaudita de patín de ruedas y palos de esquí. Vale, bien, de acuerdo. Es bizarro y raro, muy raro. Pero ¿qué tiene usted en contra de “Righeira”?… Claro, como usted estaba recién salido de la cuna, ya no los recuerda y ahora, los ve y le parece “bizarro” – con perdón por el barbarismo – pero, caballero, los que por entonces colgábamos el uniforme militar, en el verano del 83, volábamos a las playas con esa cancioncilla para desprendernos de la mugre que aquel ejército cuyos oficiales y mandos aún portaban la banda morada en el pecho cuando iban “de bonito” (o sea, de atunes). A ver, “Righeira”… un escenario epatante, una presentación artística “ochentista” espléndida, una letra cínica a más no poder, una música ligera y divertida, vocalistas elegantes y bien acicalados sin necesidad de ser metrosexuales, reclamo de nuevas tecnologías de la comunicación (imaginarias, eso sí), movimientos briosos sin llegar a ser estridentes arrullados por el ska y el calipso, florecientes en aquella época, incluso con una premonición de los pasitos de Chiquito de la Calzada… ¡por Príapo bendito! ¿pero qué más quiere usted?… No son “bizarros”, eran los 80… ¡y sin SIDA!… no había freno…
Ay, don David… qué cosas que me dice usted… Siempre (o casi) de acuerdo con usted, de nuevo coincido en su opinión sobre Rasca y Pica. Me emocionó, además, su opinión sobre esos grandes próceres de la animación universal, Silvestre y El Coyote. Qué suerte tengo teniendo aborrecibles y despreciables enemigos como usted… Por cierto, yo también estoy medio resfriado… ¡hasta en eso hemos de converger!
No obstante, Su ¿Excelencia?… no, Su Minudencia, reclama nuestra atención. Y es que Paquito – de ahí su nombre en la Academia de Infantería – era menudo, bajito, muy bajito. ¿Cómo el aguerrido legionario de los años veinte se transforma en el sanguinario asesino de los treinta o veinte años después – y veinte años no es nada… – en un mequetrefe soplagaitas tan bobalicón como para creerse que pescaba a caña cachalotes o que mataba perdices por millares, o que los ríos tenían más truchas que agua…? ¿Personalidades múltiples, esquizofrenia, sociopatía?… a ver, pis-lo-que-sea, desmenúcenme ese caso… Y peor aún ¿cómo es posible que semejante hombrecillo mentalmente inestable – como los hechos demuestran – fuera capaz de controlar el Estado durante tantas décadas?… ¿quién se lo permitió?… En fin, el retrato que Franco Salgado-Araujo traza de la vida cotidiana de su primo, el militar traidor, es preocupantemente esclarecedor de unos aspectos de su comportamiento público pero, al mismo tiempo, ensombrece otros de su vida. ¿Qué Franco es el real? ¿el acomplejado por su estatura? ¿el frustrado que no puede acceder a la Marina, ni a la Masonería, por lelo? ¿el desesperado substituto de Millán Astray? ¿el acogotado por su esposa, mujeruca acogotada, a su vez, por la presión social de su ciudad natalicia, Vestusta? ¿el que traiciona a la República? ¿el que traiciona a sus conmilitones Mola, Sanjurjo y a saber cuántos fascistas más tuvieron “accidentes”? ¿el que reta a los Estados Unidos para vengar el Maine (ay, la España Imperial)? ¿el servil limpiabotas de los Estados Unidos (ay, la España sumisa)? ¿el que admira a Hitler? ¿el que socorre a Castro?… Hay quien lo considera “un sagaz político que siempre supo sortear los más arduos escollos”, a mi, la verdad, visto lo visto de su intimidad, o su primo debía de haber sido el dictador o lo de Franquito – como también se le llamaba en la Academia – fue la suerte loca de un demente socializado. Ya decía la morisma de él que tenía “baraka”… no, si al final tendrán razón.
Uy, un “lapsus linguae” – no se me descuelguen con lapsus freudianos, por favor – donde pone, significativamente, “pis-lo-que-sea” ha de poner, claro, “psi-lo-que sea”.
1. Sr. De Villa Rabitos, muchas gracias por sus palabras. Le hago extensiva la felicitación: su gloriosa familia, de la que conocemos a un filósofo y a un gato, ha animado como nadie este blog. Pensamiento y cachondeo. Hablando de lo bizarro, ¿hay algo más cursi y desmesurado que el desgarro de Telecinco por la descalificación de Karmele Marchante en Eurovisión? Bueno, Karmele o, mejor dicho, ‘Pop Star Queen’? Sólo los politonos y el merchandaisin que han perdido justifican ese duelo o ese luto.
2. Paco, gracias por esa referencia: la de Francisco Sevillano y su biografía de Franco. Por lo que veo, abarca de 1936 a 1947. Si es así coincide con aquella otra que publicó hace años Javier Tusell. Su título era muy descriptivo y poco original: ‘Franco en la guerra’. Pero los contenidos de aquel libro eran endiabladamente divertidos (a pesar de que los hechos eran los de la Guerra Civil). Lo que cuenta Tusell a propósito de lo que él rebautizó como ‘Estado campamental’ era –ya digo– francamente divertido… y bochornoso.
Tres. 24 de septiembre de 1955
…Carmen no se pierde nada, sin duda no considera oportuno que su marido inspeccione sólo las cosas oficiales. No se da cuenta de que sería preferible dejase solo a su marido en estas visitas, pues tienen que asistir las señoras de los ministros y de todos los consejeros, y tienen que alojarse en dependencias de pueblos de pocos recursos. Ramos de flores, obsequios y las comidas oficiales, que cuando va ella, no sé por qué, cohíbe mucho a la gente…
Hace mucho que no puedo participar. Leo sus aportaciones, pero no me da para más. Quería decirle a Pumby que yo también le quiero (en el post afectivo-sentimental); que odio al Correcaminos y más aún a Piolín que, además de repelente es un chivato, que va siempre en plan víctima a contarle todo a la abuelita. Quería decir que el mayor complejo de Franco, según un hermano de mi bisabuelo, que fue su maestro en la academia militar, no era por la estatura (que también), lo que le amargaba más era la voz. Parece que su padre se reía de él. Quería decir, y lo sé por personas que cazaban con él (uno conoce todo tipo de gente), y por criadores de perdices (negocio estupendo en esa época) que podía abatir cinco mil perdices o las que fueran porque esas cacerías eran lo más parecido al tiro al plato que pueda haber. Sabían exactamente las que cazaban porque sabían exactamente las que compraban. Había que tener muy mala puntería para no abatirlas todas o casi todas. Cosa parecida a los peces que le colocaban en el anzuelo que, curiosamente (se veía muy bien en el NODO) pese a su descomunal tamaño, salían del agua quietecitos, quietecitos porque debían colocárselos muertos.
El Nodo: su creador y director, Joaquín Soriano Roësset, era pariente lejano de mi madre y, con cierta regularidad, hacía pases para la familia y amigos íntimos y de muchísima confianza, de los documentales que ellos mismos recortaban, sin recortes y había dos gloriosos. En uno, Franco hablaba desde su mesa de despacho, con su tono plano y aburrido. La cámara se alejaba y, claramente, podía verse cómo los pies no le llegaban al suelo; colgaban del sillón como los de un niño de escuela. En el otro, aún mejor, Franco pescaba felizmente; picaba el pez y él comenzaba a enrollar el sedal que se tensaba, se tensaba y Franco, hacía un gesto raro, perdía pie y caía, estrepitosamente, al agua. Este era el preferido de la concurrencia porque se armaba un jaleo descomunal de gritos, prisas y montones de gente tirándose al agua para rescatar al invicto.
Parece que eran muy divertidas esas sesiones, casi tanto como las que organizaba un pariente político mío, directivo de Radio Nacional, con los recortes de la Radio. Ahí era maravilloso oír a nuestra Serenísima Majestad comentando con la Sofi (como se dirigía a ella) las cosas que veían.
Y cuento todo esto, vengo aquí, porque el fragmento que ha puesto hoy Justo, me ha sobrecogido de emoción: “Después de un viaje pesado por Barbastro, llegado a Pont de Suert, donde se ha inaugurado una iglesia; a las diez llegamos a la Farga y en sus inmediaciones se alojan SS. EE.”
Quiero hacer una antológica de mi tía y maestra de pintura Marisa Roësset. Sabía que había pintado dos iglesias de nueva construcción, pero no cuales. Como también sabía que era íntima amiga de Eduardo Torroja, el creador del hormigón prensado (y abuelo de Ana, la de Mecano), busqué por ahí y, muy recientemente, encontré lo que les enlazo a continuación. Ahora, encima y gracias a Justo, lo tengo documentado y he sentido una emoción rara.
http://www.emboscados.com/foro/viewtopic.php?TopicID=2393&page=0#17639
Se hizo la iglesia para un pueblo de nueva construcción para los trabajadores de la fábrica de hormigón de la zona. Qué cosas.
Gracias, Justo.
Doña Ana, un placer leerla. Don Justo, en nombre de tooooda mi familia, gracias.
Pero volvamos al hombrín. Sí que debió ser lacerante lo de su voz que apunta la sra Serrano porque un tío mío, a la sazón comandante de artillería, coincidió con el “bizarro” comandante Franquito en África y, en casa, siempre nos comentó lo ridículo de su aflautada voz, tan poco congruente con lo esperable en un legionario “comemoros” o un impávida héroe de la patria.
Me encanta lo que se va abriendo paso a través de su primo, Franco Salgado-Araujo, por la dimensión “a ras de suelo” que nos aporta de él. Se acabaron los grandes panegíricos (de unos) y las grandes tragedias (de otros). Su Menudencia, al final, era sólo un pobre diablo. Un asesino chapucero, rabioso, frustrado, incapaz de presentar la dignidad, diligencia e inteligencia que exigía Thomas de Quincey, en “Del asesinato considerado como una de las bellas artes”. Ya se citó en este mismo “blog”, tiempo ha, una persistente pintada que hubo, en los años de la Santa Transición, en el Carrer de Cavallers (sí, la calle de la canción de Maria del Mar Bonet), junto al palacio de los Mercader y frente al de la Marquesa de Tremolar, decía simplemente: “Franco, gordito”. Era tan concreto y humillante… Humillante para quien se veía a si mismo (o eso nos hicieron creer) abriendo rutas imperiales, comandando escuadras de viriles guerreros, prometiendo patria, trabajo y pan… Total, un criminal lelo… y ridículo.
Ana, una alegría tenerla por aquí. Qué casualidades. Es una alegría que mi blog le haya servido. Pont de Suert. Que me perdonen los naturales, pero ese nombre parece ficticio. Por cierto, aunque está algo borrosa la foto que hay en su foro, la imagen es entrañable. Me refiero a la de la tía y la sobrina. Pero, en general, qué maravilla de retratos.
Por otra parte, sr. De Villa Rabitos, nos lanzamos flores y, de repente, me incomoda usted con una cosa que dice de Franco. ¿Por qué acaba en el tremendismo? Me explico. No tengo tan claro que el General sea eso que dice: «un asesino chapucero». No parece: digo que no parece que sustantivo y adjetivo sean en este caso congruentes. Usted me entiende.
¿Baraka? Es posible, lo prefiero a la calificación de idiota o caricaturesco, aunque en gran medida también lo fuera, o al menos ahora nos lo parezca. Mi padre, que de franquismo se ha chupado más que cualquiera de nosotros, siempre me ha dicho que aquel gallego era cualquier cosa menos tonto. En mi opinión, el Caudillo aplicó el principio de que un país de borregos necesita un pastor. Claro que esto es como lo de decir que las mujeres son tontas y, para que se cumpla el aserto, las expulsamos de la escuela. En otras palabras, que se trataba de deshacerse de los que se negaban a ser borregos y aborregar a todos los demás, y así se terminaba cumpliendo el razonamiento con el que se legitiman todos los oligarcas. Eso explica que saliera «sí» en el delirante referendum de los años 60, que confirmaba la teoría de que «no se os puede dejar solos». No, sinceramente, no creo que fuera un idiota. Tuvo una diabólica habilidad para primero cargarse o exiliar -exilio físico o interior- a quienes siempre habrían de serle hostiles, y después tuvo la paciencia para ir quitándose de encima a todos aquellos sectores ideológicamente «intensos» que le vinieron bien durante la guerra y los primeros años, por aquello de la necesidad de «líderes pasionales» -pensemos en la gente de la Falange, sustituida después por el opus y los tecnócratas- para derrotar a las hordas comunistas y luego a «masones» y subversivos varios, y que al acabarse los años de hierro y entrar los aires del consumo, el turismo y la modernización, claramente empezaron a molestarle. Yo creo que Franco fue un buen profesional del Poder, del poder dictatorial, obviamente. «Haga como yo, no se meta en política». Esa frase debería ser objeto de análisis profundo.
Sigue y sigue.
Dª Marisa, gracias por su calida intervención del post anterior. Para mí, también es este un espacio singular y gratificante, pero veo que no soy la única, parece ser que hay otros 199.999 más.
Da terror esa frase de “ Cumplimos con la ley y de ella no pienso salirme. Si es necesario, dentro de esa norma se apretarán los tornillos, pero jamás perderemos la serenidad” ¿Qué ley? ¿Qué era apretar los tornillos? No quiero ni pensarlo.
Realmente qué cutre fue todo, ¿y la mezquindad que se vislumbra en su vida privada? qué palabras más gráficas e ilustrativas esas que se refieren a su comportamiento delante de Carmen, vaya, resultó ser un personajillo sometido. ¿y ella? acompañándole y tomando también protagonismo, viviendo su vida a través de la vida de otro, ¡qué modelo femenino!¿ a quién les recuerda?
El título del post… desde luego, qué bizarro fue todo.
Ah, yo también acarreo con la frustración que supuso que Silvestre nunca se llegase a comer a piolín y que al correcaminos no lo matará de una vez el Coyote.
He leído tres veces el artículo de Rafael Blasco en El País (Comunidad Valenciana). He entendido la tribuna del señor consejero de Solidaridad y Ciudadanía y portavoz del Grupo Popular en las Cortes Valencianas, pero no doy crédito. ¿Habrá leído el sr. Blasco los autores que aparecen en el artículo que firma? ¿Primo Levi, Hannah Arendt, Stefan Zweig? ¿Pero qué es lo que les atribuye? ¿Qué sintaxis es ésa? ¿Y la conclusión a la que llega?
Léanlo, por favor:
http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/Holocausto
Siete. 8 de enero de 1971
«El día de mañana»
…Tal vez el día de mañana mis herederos dirán qué yo era «primo» en toda la acepción de la palabra, por no explotar mi cargo ni mi apellido. El Generalísimo nada me ha dado por mis servicios durante tantos años, mi trabajo constante durante la guerra a su lado; lo que tengo y lo que soy me lo debo a mí mismo y a nadie más…
La prosa y las argumentaciones de Rafael Blasco
1. «La reflexión de Primo Levi, el judío italiano que sobrevivió a la aniquilación, de que «nos hemos dado cuenta de que nuestro lenguaje no cuenta con suficientes palabras para expresar la ofensa que hemos recibido, la destrucción del hombre» continúan resonando…»
Dice el señor consejero que «la reflexión… continúan» ¿Y la concordancia de sujeto y verbo? Mal empezamos.
2. «Y aunque a otra judía, en este caso la alemana Hannah Arendt, le hubiese gustado gritar que nada de todo lo que ocurrió fue real, las consecuencias están ahí: seis millones de personas asesinadas y un régimen deshumanizado que fue creciendo sin límites en una de las páginas más oscuras de la historia reciente».
¿Pero qué le atribuye a Hannah Arendt? ¿Buenismo, ceguera, falta de realidad?
3. «Unos deshumanizados dirigentes fascinados por el nauseabundo olor a verdad incontrovertible que manejaba a su antojo Hitler, a quien siguieron a pies juntillas miles de personas».
Por favor, ¿alguien puede indicarle al señor consejero cómo se escribe? ¿Dirigentes fascinados por el nauseabundo olor a verdad incontrovertible? ¿A Hitler le siguieron miles de personas? ¿O fueron millones?
4. «Algunos, como el escritor Stefan Zweig, en su imponente obra El mundo de ayer. Memorias de un europeo, recoge la experiencia perpleja de cómo se fue alimentando el monstruo y, aunque perdió toda esperanza, nos legó la historia de terror».
Además de la redacción prolija y trabajosa dice de Zweig que, aunque perdió toda esperanza, nos legó la historia de terror. ¿La? ¿La historia de terror? Primero, Zweig se suicida en 1942 y, segundo, el terror auténtico y definitivo vino después.
5. «Crímenes tan masivos como el exterminio de tres millones de camboyanos por parte del régimen comunista y descerebrado de Pol Pot…»
¿El régimen de Pol Pot fue descerebrado? Diccionario de la RAE:
Descerebrado, da. 1. adj. Privado de cerebro, o sin actividad funcional en él por lesión medular. 2. adj. coloq. De muy escasa inteligencia. U. t. c. s.
http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/Holocausto
Continuará…
Igual fue que de tanta flor, tuvimos un conato de muerte como aquella de las rosas de Heliogábalo. O, como diría Rajoy, “o no”. ¡Venga, pues! volvamos a nuestra pendencias que la tregua navideña ya ha acabado y para tener enemigos, los prefiero de envergadura. No crea que voy a olvidarme de sus maniobras para que el sr. Vila me encierre en una gatera, o los intentos del señor Montesinos por despanzurrarme, o al taimado maese Lillo, siempre proclive a que se me cuelgue por la cola del palo mayor de su bajel. Qué contubernio, por Hércules…
Bueno, centrémonos, como nunca dijo Jack. La cosa es que el tremendismo, creo, es la sal de los condimentos escritos. En especial cuando éstos son de talante ligero. Y no lo tome nadie como menosprecio. No dudo que más de uno pone su empeño para ofrecernos una buena muestra de su redacción. Lo que pasa es que yo no. Yo voy por los tejados, ya saben. Me importa un bledo cátedras y ministerios, agradar o disgustar. Pero si hasta se me deslizan faltas de ortografía y algún que otro catalanismo. Me da igual, soy un panfletario. Como gato, puedo ronronear, arañar o maullar. Y como la sal, pues, pretendo – no siempre con suerte, sin duda – avivar sabores. Claro que, en este caso, soy juez y parte, sal y cocinero. En esa segunda faceta, también sé que el exceso de potenciadotes puede estropear el guiso. Así que, fíjense, hasta en este plato de cerdo, soy comedido.
Cuando hablo de Franquito, me modero. “Asesino chapucero” encabeza una ristra de epítetos – “ (…) rabioso, frustrado, incapaz de presentar la dignidad, diligencia e inteligencia (…)” – que culminan con la cita a Thomas de Quincey y su obra. De donde se concluye que hasta para ser un criminal se ha de tener altura de criminal. El anterior jefe del Estado, no sólo no tuvo altura física, tampoco la tuvo como profesional, ni intelectual, ni moral, ni siquiera como criminal. De tal forma, que la frase debe leerse en su integridad, desde “asesino” hasta “bellas artes”. En otras palabras, el insurrecto, tomo los pinceles del crimen, se manchó con su pintura, elaborada en sangre, pero fue incapaz de pintar más allá de unos garabatos. Lo trágico de ello es que sus “garabatos” fueron personas, familias, sociedades… una obra truculenta, despiadada, inmoral, criminal… e inútil. Absolutamente inútil. No es que los crímenes conduzcan a nada – y ahí nos entendemos usted y yo – no es que los defienda, obviamente – y ahí también coincidimos – pero si me siento en el sillón del cinismo, es que el muy limitado – como su observador de primera línea, Franco Salgado-Araujo, nos retrata – no tenía provecho ni como criminal. Compárelo, sencillamente, con aquel nazi de medio pelo – en el orden de las jerarquías nacionalsocialistas, claro – del que nos hablaba no hace mucho y cuyo nombre ya he olvidado, aquel probo funcionario de la muerte seriada, del ideal alucinado y compárelo con mataperdices-pescacachalotes que persigue “contubernios judeo-masónicos”, a “la prensa canallesca”, a “la horda roja”, o dicta las sentencias de muerte de los años setenta. Y es que ante la criminalidad no se igualan las personas, al revés, en el acto criminal – el aceptarlo o rechazarlo; y si se acepta, el ejecutarlo de una manera o de otra – reside la catadura de las personas. Y vaya catadura la del tipo…
Como don David se ha puesto muy serio… me uno a su seriedad. Sin lugar a dudas, la frase que destaca – “Haga como yo, no se meta en política” – debería ser objeto de especial atención. Con todo, nos reímos con “La escopeta nacional” (Berlanga, 1978), en buena medida por lo disparatado del asunto. Sin embargo, la inspiración del tema en “Mis conversaciones con Franco”, de 1976, no parece un despropósito. Al revés. Lo que podía haber sido una caricatura berlanguiana, parece más bien un retrato del natural. Si ser un “buen profesional” del poder dictatorial es lo que desesperadamente nos narra su primo – muchísimo más acertado que el dictador en, simplemente, marcar el orden de prioridades de su agenda – estamos convirtiendo la boina con rabito en categoría de tocado imperial. Lo de Su Menudencia fue casposo, ridículo, esperpéntico y criminal. Otra cosa será saber porqué tamaño mequetrefe estuvo cuatro décadas en el poder. No mezclemos las cosas. Una cosa es lo que fue la figura del dictador y otra quien/como lo/se mantuvo en la dictadura. ¿Por su propia valía? Pensar que ese lelo se mantuvo “per se” es opinar muy mal de los españoles, no sé si se habrá dado cuenta; porque, de lo contrario, es aceptar que el viejo criminal, apabullado por sus fantasmas y frustraciones, era mejor que cualquier otro español.
Por cierto, don Justo, un chantaje: si deja de azuzarme a la vieja, al leñador, a Vila y toda esa comparsa carnavalesca que me persigue por doquier – y que usted comanda en la sombra, lo se – le diré – privadamente – quién le escribe esos artículos al Honorable Conseller (¡honorable!). Una pista: es el esposo de una compañera de la Facultad. ¿Quiere más? se presenta como intelectual, progresista, nacionalista de izquierdas, incluso de muy nacionalista de muy a la izquierda, y es, a la vez, promotor de una selecta “empresa cultural” de esas que sólo vende productos para la “gauche divine” y/o para los fascistas inteligentes (un oxímoron que usted entiende perfectamente)
PS literario para doña Erreserre, comencé a leer “La elegancia del erizo”… y… no… por ahora no me está convenciendo. Sé que ha tenido un éxito atronador en Francia y que en España se está vendiendo como rosquillas (aunque sólo la conozco a usted que la haya leído) pero, por lo que llevo leído, los singularísimos personajes de la narración se me están dibujando inverosímiles, cosa que no ocurrió en la película donde el/la guionista y la directora lograron unos protagonistas más creíbles, más sólidos. Le seguiré informando.
Ah y mi profundo reconocimiento a su sinceridad, en efecto, lo de Silvestre y El Coyote “adversus” Piolín y El Correcaminos es una de las Grandes Injusticias del Mundo. Algún día nos reuniremos con don David (si a él le apetece, claro) para formar un grupo de presión “Por los Finales Felices” (todo un enunciado ilustrado, obsérvese) y le plantaremos cara a esos odiosos piolines y correcaminos que nos amargan los finales de toda la historia de la humanidad, hasta la actualidad, como decía san Carlos Marx y el beato Engels.
Una de dos, Pumby: o no me lee con el detenimiento con que yo lo leo a usted, o hace como que no para no admitirme en el grupo pro Silvestre y El Coyote (Sniffff), aunque, verdaderamente, no me caen tan bien esos dos, mas tontos que el susodicho Abundio, como mal Piolín y El Correcaminos.
¡¡Por todos los Dioses, doña Ana!!… qué barbaridad… ¿¡cómo pude dejar a usted fuera…!? imperdonable lo mío. Me encuentro como cayendo por un profundo cañón del sudoeste estadounidense, a la espera del golpe consiguiente seguido del predecible reventón de polvo desértico… ¡Perdóneme usted! Y, obvio, dése por invitada, indubitablemente, a planear maldades…
Como ustedes saben, en Facebook hay grupos de apoyo para todo tipo de causas. Algunas son nobilísimas y otras simplemente tontorronas.
En Facebook, yo pertenezco, por ejemplo a cuatro grupos de apoyo ya muy consolidados.
http://www.facebook.com/home.php?#/justo.serna?ref=name
No pregunten si son nobilísimos o tontorrones. Uno de los principales es éste:
«Per chi ha sempre desiderato vedere Bip Bip strangolato da Wile Coyote!»
http://www.facebook.com/pages/Per-chi-ha-sempre-desiderato-vedere-Bip-Bip-strangolato-da-Wile-Coyote/40666584200
Venga, anínmense.
Ah, qué susto. :-)
Pues en eso quedamos.
Vaya, vaya, Don Justo, no sabía que estaba en Facebook; veo que lleva un año. Yo creo que soy socio-fundador :-) Estoy ahí desde antes que mis hijos. Me encantan sus grupos de apoyo. ¿Le queda alguna cosa a la que apuntarse? ¿De qué tendrá ciática?, me pregunto yo, je, je.
Don Justo, una vez más me deja usted atónito. Un principio como el de “A.C.M.E. per tutti!” – que reclama uno de los participantes en la página italiana cuyo enlace nos pasó – no sé dónde me impactó más si en la cabeza o en el corazón. Es emocionante (o desconcertante): ¡la humanidad unida por El Coyote!… Esto es la hecatombe… el fin de Occidente… el abismo de la especie… (¿ven lo bien que va ser tremendista? :-D)
Lo que no pude ver es a qué grupos de apoyo apoya usted, sr. Serna. Mi religión me impide inscribirme en nada que tenga que ver con el mundo cibernético (“Los Mundos de Matrix”, podía llamarse la serie) y se me solicita mi dirección-e para acceder a Facebook. Mecachis…
Otrosí. Es una lástima que no tengamos la misma consideración por el documento audiovisual que por el escrito. Daría más respaldo a mis siguientes palabras. Claro que la tecnología aún no lo permite, aunque confiemos, Apple mediante, que pronto se supere ese escollo. Lo digo por el documental que Canal Historia emitió ayer o antesdeayer titulado “Operación Félix, la clave de Hitler”. Lamentablemente la página web de dicho Canal da una información paupérrima, cuando no nula, sobre la realización de sus documentales; este es el caso, no puedo decirles ni su nacionalidad. Trataba la operación militar alemana para conquistar el Peñón de Gibraltar. Dentro de esa operación se encuadra el encuentro Hitler/Franco, uno de los grandes hitos del franquismo y motivo de halago para el dictador por “no haber cedido” ante el austriaco… como si él pudiera hacerlo, hacerlo solo quiero decir, o sea, por su labia, presencia y carisma, sin alguien detrás que lo respaldara.
Que Hitler dijera que prefería una sesión de dentista que volver a reunirse con aquel berzas, aun alimentó más el mito (aunque ya se encargase los adictos al Régimen de borrar el despectivo “berzas” de sus hagiografías). Sin embargo, qué pocas veces, por no decir nunca, se explica de forma difusiva – no para expertos – el motivo del viaje a Hendaya del “Führer”. Partamos de que, en realidad, no es un viaje sino una etapa en un circuito de visitas establecido por el jefe del Estado alemán para visitar a sus, digamos, aliados, Petain, Franco y Mussolini. No entraremos ahora en ello, no se preocupen, pero sí les diré que fue muy interesante escuchar cómo se trata al dictador español “desde fuera”, cómo se le ve, qué se opina de él y qué papel juega en la gran farsa de la Segunda Guerra Mundial. Este documental apuntaba los dos aspectos que vengo reiterando en este “blog”: que el “Caldillo” era un muerto de hambre sobredimensionado (Franco Salgado-Araujo lo demuestra) y que le venía muy bien al mundo democrático burgués sostenerlo. Que fue lo que, no al final, sino al principio, ya en 1939, pasó. O sea, que menos los Estados Unidos de México y la Unión Soviética, el resto, lo que pomposamente se autotildó “Mundo Libre”, dio apoyo al sangriento dictador. Cuántas cosas que agradecerle al Mundo Libre…
Esto va a una velocidad de vértigo.
El artículo del Sr. Blasco, y pensamos que es de él porque es él el que lo firma, pero la primera impresión que he tenido ha sido: esto no lo ha escrito él, esto se lo ha escrito o el jefe de área de turno o un acólito becario. Veo a este Señor incapaz de sentarse a escribir nada, es más, en principio, no conozco a nadie en el PP de la Comunidad Valenciana a alguien del que una pueda decir que tiene “madera”, (no digo que no los haya) miren el Consell su máxima representación, lleno de unos personajes absolutamente mediocres, no solo académicamente o culturalmente, sino políticamente. ¿Se imaginan a Cotino o a Camps escribiendo un artículo así? Con todas las deficiencias que tenga, y es verdad que está mal escrito, también hay que pensar que es sólo un artículo y no un ensayo académico sobre el tema.
En principio más allá de lo que el Sr. Serna está señalando, no dice barbaridades, al menos no en lo más superficial, otra cosa sería entrar a profundizar en las aportaciones teóricas de Arendt al estudio del nazismo y que Traverso recoge muy bien en su ensayo “la violencia nazi, una genealogía europea”, o lo que de fondo plantea Levi en “Los hundidos y los salvados”, o las relaciones entre Oriente y Occidente brillantemente tratadas por Said ,o los procesos de maquinismo y de deshumanización o el advenimiento de la sociedad disciplinaria y otros elementos que hay que considerar si quiere hablar del nazismo superando concepciones reduccionistas y que todos ustedes conocen mejor que yo.
Una de las cosas que más me ha gustado es cómo inicia esa introducción “cautivadora” para llevarnos a su molino, cómo empieza hablando del nazismo, del holocausto, para hablarnos de lo que a él le interesa: de su “Plan”. Menos mal, tenemos plan.En esta Comunidad planes no faltan, otra cosa es la gestión, la dotación presupuestaria… Démosle las gracias al Sr. Blasco porque gracias a Él y a su plan no habrá ningún Hitler en la Comunidad Valenciana.
Sr. Pumby, acaba de dar una muestra de esa sinuosidad que, a veces, caracteriza a los movimientos de los felinos.
Yo he ido a ver “El erizo” aunque tengo que confesarle, sin que nadie se entere, que fue como consecuencia de un acto de cobardía,y no digo más. Tengo que decir que me gustó, pero… la novela, es posible que más. Si quiere podemos hablar de ello aunque estoy de acuerdo con lo que señala, por eso le decía que era una simpática y extravagante historia, porque los personajes, la historia,no me parecen muy creíbles (en la película tampoco), pero no me dirá que no es una historia de encuentros bonita.
¡¡¡Venga ese grupo de presión por los Finales Felices!!! que yo , aunque no me gusta el futbol ,en esa liga juego.
Ah, yo no puedo, desde donde estoy, abrir los enlaces.
Sra. R.S.R.: efectivamente es lo que usted dice. Se me ha adelantado y suscribo sus palabras. Las reproduzco:
«Una de las cosas que más me ha gustado es cómo inicia esa introducción “cautivadora” para llevarnos a su molino, cómo empieza hablando del nazismo, del holocausto, para hablarnos de lo que a él le interesa: de su “Plan”. Menos mal, tenemos plan. En esta Comunidad planes no faltan, otra cosa es la gestión, la dotación presupuestaria… Démosle las gracias al Sr. Blasco porque gracias a Él y a su plan no habrá ningún Hitler en la Comunidad Valenciana». Punto y aparte.
Es ciertamente vergonzoso presentar el fenómeno del nazismo, con un aparato erudito toscamente citado y mal leído, para llegar a esa conclusión.
El sr. De Villa Rabitos parece saber quién es el autor empírico de dicho artículo. Primero: ¿cómo lo sabe? Segundo: ya me lo dirá.
Perdonen la pedantería: en teoría literaria, autor empírico es quien escribe. Se dice así para diferenciarlo del narrador, la voz interna que cuenta algo en un texto.
Me apetece, desde luego, y de paso le contaré mis teorías psicoanalíticas sobre las relaciones entre El Guerrero del Antifaz y Fernando, que encuentran por cierto su paralelo con las de Roberto Alcázar y Pedrín… Le aseguro que la cosa tiene morbo. Hablando de tebeos y de nazis, ¿conocen Mauss?.
Solo una cosa sobre el pescador de truchas. Yo no diría que «se mantuvo cuatro décadas en el poder por su valía», digo que era hábil, por desgracia era hábil. No es exactamente lo mismo.
Vaya. Pont de Suert. Pueblo «ficticio», «de nueva construcción», se ha dicho. No. Pont de Suert es un pueblo ya antiguo. Y de dolorosa realidad, ante todo para los cientos de emigrantes que acabaron con sus huesos por aquellos parajes piernáicos, en la primera posguerra, para llevar a cabo los faraónicos proyectos de embalses del dictador Francisco Franco. Una penosa, cabreante realidad que recogió muy bien el documental de Manuel Campo Vidal para TV3, «La cara oculta dels pantans de Franco». La semiesclavitud, la mísera condición de trabajo, el trato vejatorio, se dieron cita en aquellos emigrantes, sobre todo provenientes del Sur de España, que buscaban vías de salida al páramo vital de sus vidas y sus tierras. Promesas falsas y envenenadas, de Franco y de Enher.
Allí recalaron dos jóvenes hermanos malagueños. De los riscos de la sierra malageña a esos otros helados del Pirineo leridano. Hambre, jornadas extenuantes, frio, riesgos laborales contínuos, eran el pan de cada día. Uno de ellos a punto estuvo de llevárselo una infección pulmonar. Lo salvó un hospital de Viella. Después de aquello, tuvo que abandonar y marchar a tierras más hospitalarias y templadas del litoral mediterráneo. El hermano mayor, mucho más curtido en las intemperies, más fuerte -quizá tenía mucho más que olvidar-, sin embargo, aguantó allí, covirtiéndose, después de pasada la fiebre de los pantanos y abandonado por la empresa, en pastor, oficio que ya conocía por haberlo ejercido en su tierra natal. Allí sigue, ya anciano, en un pequeño asilo, pasando sus últimos días frente a una pared de la que, según me contó, se colgaban él y su hermano, en la construcción de un sifón.
El otro, el más joven, sin tantas heridas morales, más aventurero, recaló en Castellón, dedicándose a los negocios de los tejidos y casándose más tarde.
Sí, los conozco, son mi tio y mi padre. Sus historias, las de aquellos trabajadores que sufrieron aquellas condiciones o bien murieron, víctimas de ellas, deben ser recordadas.
Perdónenme pero discúlpenme – como decía Alfredo “Freddy” Contreras, el personaje de Fernando Gaytán – pero esta tarde voy algo atareado, no como esta mañana, que estuve dedicado a la molicie, Así que les haré mis comentarios a sus alusiones en cuanto pueda. Ahora sólo irrumpo para aprovecharme, una vez más, de la generosidad de don Justo, la liberalidad de su “blog” y la paciencia que me tienen.
Hace unos pocos meses, por la Noche de Difuntos (fieles o no), unos cuantos miles de gatos – originariamente, sólo íbamos a ser cuatro, no sé si recuerdan – se concentraron en València para expresar al M.H. President de la Generalitat, su disgusto con su gestión – forma fina de expresar que estábamos hasta los bigotes de lo que, presuntamente, robaba, él y sus amiguitos a los que quería un “güebo”. A mi me emocionó de aquello no sólo el éxito de la convocatoria sino, además, que se hiciera al margen de partidos políticos. Fue una convocatoria de ciudadanos cabreados a ciudadanos cabreados.
Los invito a repetir, como a mí se me acaba de convidar. ¿Motivo? La agresión a El Cabanyal, ya conocen el asunto.
Tomen nota los que se quisieran sumar:
Domingo, a las 12 horas, en la confluencia de la Avenida del Mediterráneo con la calle de la Reina.
Espero verlos allí.
Hala y continúen con lo suyo que, en cuanto pueda… volveré.
Ah y un último pensamiento para Doña Isabel y don Alejandro: los gatos esperamos ver, en carrito, a la nueva «bloger» de la tertulia, Helena, su señora hija… ¡anímense!… será ¡¡su primera mani!!… :-D
El artículo de Blasco es tremendo. Dejaré de lado su sentido moral y las actuaciones del conseller en la práctica. Analicemos sólo el discurso, por Tutatis. Atendamos sólo a esas palabras tan horriblemente escritas. Que conste, empero, que he leído artículos de políticos que han resultado ser mucho peores. De todos modos, como soy bueno por naturaleza, le regalo estas recomendaciones:
1-Señor Blasco, ciudado con los adjetivos. No se debe abusar de ellos, que dan mucha pesadez al texto: conciencia europea, conciencia europea (otra vez), conciencia europea (y ya van tres en siete líneas), régimen deshumanizado, páginas más oscuras, historia reciente, deshumanizados dirigentes, nauseabundo olor, verdad incontrovertible, dirigentes políticos de distinto color político, imponente obra, experiencia perpleja (?? yo sí que quedo perplejo), inmenso dolor, innúmeros incumplimientos (¿innúmeros incumplimientos? ¿incumplimientos que no se pueden reducir a número?), crímenes tan masivos, régimen comunista y descerebrado, guerra étnica, horrible situación, paulatino proceso irresponsable y siniestro de desprecio (???), etc.
2- Cuidado asimismo con las comas, que en algunos casos le sobran («Sobre aquel inmenso dolor, se crearon las Naciones Unidas en 1945»)o son innecesarias («Pero no podemos olvidar que después de aquellos hechos, se han cometido otros genocidios»), y en otros le faltan si lo que quiere es articular correctamente la frase («Las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, y muy especialmente el Holocausto del pueblo judío y de muchas otras personas (aquí va una coma) cambiaron el curso de la historia del mundo»)
3- Evite esos juegos de palabras que, aunque involuntarios, pueden resultar bastante desgradables, tanto a la vista como al oído: «quienes eran igual que «nosotros», se convirtieron en «los otros». Hoy las condiciones son muy otras».
4- Vigile, como le dice el señor Serna, las concordancias: «Algunos, como el escritor Stefan Zweig,…, recoge».
5- Hay que intentar no escribir cosas raras, emplear frases sencillas y utilizar términos lo más claros y simples posibles si quiere que le entiendan: «recoge la experiencia perpleja de cómo se fue alimentando el monstruo y, aunque perdió toda esperanza (¿Quién, el monstruo?),nos legó la historia de terror»; «la historia nos ha aleccionado para la prevención»; «Nada ni nadie puede revolver en la conciencia o en la ideología para recuperar el sentido de «otredad» que la historia reciente nos ha demostrado terrible»; «Europa y el mundo tienen que aprender también de la regeneración social y política de los pueblos para no volver a repetir los mismos errores».
6- En fin, por lo demás, brillante artículo.
Monstruo, espléndido repaso al artículo firmado por el Consejero. Bueno, monstruo o monstrua.
Sr. Millón, cuando me refería a Pont de Suert, dije exactamente: «Pont de Suert. Que me perdonen los naturales, pero ese nombre parece ficticio».
No digo que sea ficticio.
Un saludo para todos.
Otro especialmente para el sr. Montesinos y para el Sr. De Villa Rabitos.
Gracias por su puntualización, siempre tan certera, señor Serna. Desde luego que leí el «parece». Pero mi comentario no iba dirigido hacia allí; fue tan solo una expansión -veo que gratuita y abusando de su hospitalidad-, al hilo de una pequeña localidad de la Alta Ribagorça y del franquismo vistos desde el lado de unos trabajadores y desde la dura emigración que se padeció en aquellos años. Minucias que esper sepan excusar.
No se disculpe, sr. Millón. No hay razón. Yo sabía que estaba haciendo un mal chiste y por eso decía que me perdonaran los naturales de Pont de Suert.
No quisiera despedir este “post” sin hacer algún comentario a alusiones que se me han hecho. Por orden de intervenciones…
… Doña Erreserre… me deja usted de lo más meditabundo con su críptica expresión de “ir al cine como un acto de cobardía” para ver “El erizo”…. ¿qué ha querido decir con ello?… Bueno, igual no es cosa de decirlo en público. Disculpe usted. Nada he dicho.
Coincido por completo con usted en que la historia es muy hermosa. No me molesta su extravagancia, a lo que me refería es que, precisamente por tratarse de un encuentro de personajes muy singulares, entiendo que se requería de un tratamiento más sutil. Sigo avanzando con el libro e indiscutiblemente, parece como si la autora fuera tomando confianza en si misma y su escritura y lo que narra, se asienta, toma cuerpo y me va pareciendo cada vez mejor. No obstante, así como el personaje de la portera me parece bien tramado, el de la niña superdotada me parece demasiado plano, pero, bueno, son consideraciones muy subjetivas y difícilmente argumentables, más producto del impacto de la percepción que del análisis del texto. Seguiré leyendo (si puedo)
… En efecto, don Justo, ya se lo diré (en cuanto pueda). Y mis cordiales saludos para usted.
… Don David, hace falta ese estudio sobre homosexualidad y paidofilia oculta en las historietas españolas de la postguerra. No lo digo de cachondeo. Explicaría muchas cosas de los internados católicos. Ah y, sobre “Mauss”… debía ser una de las obras sugeridas en el Bachiller.
Respecto al ex-general Franco: no era hábil por desgracia, lo era porque se le permitía serlo, no porque se lo pudiera permitir.
Hasta el siguiente “post”… ¡qué ya está puesto!
[…] Aunque hay más, algo que aprecié la primera vez: la apropiación de la historia que hace Álex de la Iglesia. Dicho en otros términos: las imágenes documentales, procedentes de TVE, provocan un efecto de realidad, pero sirven también para cambiar levemente los hechos y bromear de nuevo con humor negro: como, por ejemplo, cuando el payaso que interpreta Carlos Areces persigue a Natalia por la zona de Claudio Coello en Madrid. Estamos en diciembre de 1973 y algo pasa… O como cuando Francisco Franco sufre un percance en una cacería, algo sobre lo que aquí hemos hablado en un post tituladoLas cacerías de Franco. Ah, y en otra entrada titulada Mundo bizarro. […]
[…] “Mundo bizarro”, Los archivos de JS, 25 de enero de 2010 […]
[…] ——————————————————————————————————. El niño y su rifle. Yo era un niño cuando a Franco le estalló la escopeta y no supe del accidente hasta que pasó mucho tiempo. Años después, cuando ya era un muchacho, mi padre me compró un rifle de perdigones: un lujo accesible y bastante común entre los jovencitos de entonces. Cuando disparaba, yo siempre tenía miedo de aquellos balines. Pero disparaba, vaya. La munición podía obturarse: podía quedar alojada en el cañón. O el plomo podía saltarle un ojo a un paseante eventual. Tenía miedo, pero disparaba, vaya. Siempre tiraba a las latas de conserva que la gente arrojaba aquí y allá. Era común en la España de Franco que el dominguero dejara inmundicias sin preocuparse de recogerlas. Por eso quienes ibámos a disparar –acompañados, eso sí, de un adulto– tomábamos los botes como blanco. Un día, ya adolescente, apunté a un pájaro. No era como las palomas de Franco, sino uncolorín: el preferido de mi abuelo. Apunté, vaya si lo hice. Abatí mi primera pieza con un horror infantil. Fue entonces cuando abandoné el rifle y los perdigones. El arma permaneció arrinconada durante años. Sola, incongruente. Mi padre y yo nunca volvimos a hablar del rifle. . Colofón: “Mundo bizarro”. Las 4.601 perdices que mató Francisco Franco… Leer aquí. […]
[…] en Mis conversaciones privadas con Franco (1976), libro que aquí en glosado en una o dos ocasiones. En el volumen de Francisco Franco Martínez-Bordiú, la cacería se convierte en una […]
[…] Ya sé que el monarca español no tiene nada que ver con el Caudillo, pero qué quieren: pienso en este accidente y recuerdo las cacerías de Francisco Franco: sus accidentes y sus proezas. […]