He leído con estupor el informe de la Fundación Neos, presidida por Jaime Mayor Oreja. El informe en cuestión se titula España en el abismo (2025).

No se trata de que nuestro país esté ante el precipicio, no. Lo abracadabrante es que España está ya en el propio abismo. Nos hemos hundido en la sima más profunda y, salvo milagro o reacción, no hay esperanza.
Se supone que este texto es un examen, una radiografía, un diagnóstico de los males que aquejan a esta gran nación, por decirlo con palabras de Jaime Mayor Oreja y César Alonso de los Ríos.
El informe (vamos a llamarlo así) trata de ser un análisis de la actualidad, pero a la vez se presenta como un examen histórico. ¿De qué? Del curso de los acontecimientos que nos han llevado a las circunstancias actuales, que son obviamente desastrosas.
En ese sentido, la clave fundamental es que la nación se ha precipitado en el abismo, como consecuencia de un plan o un proyecto de destrucción de España, capitaneado por José Luis Rodríguez Zapatero y por Pedro Sánchez.
Ese plan o proyecto que es una auténtica conspiración abierta o encubierta, según los momentos y las fases, es un proceso de disolución, un proceso con distintas etapas que en el informe se detallan.
Por supuesto, no hay improvisación o buena fe descarriada, pongamos por caso. Hay una maldad política que gradualmente se despliega en un proceso de podredumbre.
De hecho, ese tiempo, que abarca varias décadas, queda rotulado como tal: como el Proceso, en concomitancia con el Procés, pero de más amplio espectro.
Las figuras diabólicas de Zapatero y Sánchez nos habrían conducido a esta circunstancia insoportable en la que España como nación estaría completamente amenazada, si es que no está enteramente arrumbada.
Ya lo sabemos: Zapatero y Sánchez serían los principales artífices. ¿Pero cuál es la herramienta que han utilizado y utilizan para proceder a esta destrucción?
La herramienta que emplean para disolver la nación es el instrumento político del Frente Popular. En efecto, el Frente Popular.
Se designa exactamente igual que la fórmula política de la España de los años treinta y con ello se quieren mostrar no sólo las semejanzas, sino también la identificación total de ambos procesos históricos.
Para destruir la nación se necesita principalmente el concurso de los nacionalistas vascos y catalanes y la alianza de los izquierdistas, es decir, de los soberanistas y de los partidos a la izquierda del Partido Socialista.
Con ello, el resultado es catastrófico, apocalíptico. Para cerciorarse, el autor apela a un elemento propiamente histórico y a otro futuro, un elemento que aún está por venir.
La historia, a juicio de Neos, permite hermanar hechos del Ochocientos y del Novecientos: el siglo XXI español se asemejaría al XIX y lo peor del siglo XX se reproduciría ahora.
Es decir, el Ochocientos es una centuria de guerras civiles, de violencia política generalizada, de atraso económico, de destrucción de la moralidad tradicional, de acabamiento del Imperio. Por traición, por abandono, por dejación.
Pues bien, el nuevo Frente Popular actualmente gobernante aspira a provocar el caos, facilitando la independencia de Cataluña y el País Vasco y teniendo como meta la constitución de una República Confederal autoritaria (o totalitaria) que acabaría con la Monarquía y, por tanto, con el linaje legítimo de los Borbones.
¿Hay solución? Dejo a quien me lea la libertad de averiguarlo. De modo que no voy a revelar la conclusión a la que se llega, el giro que permitiría o no la salvación de España.
Bien mirado, este examen esquemático, reproduce todos los tópicos del pensamiento reaccionario español, que se remonta a principios del siglo XIX.
Mayor Oreja es un reaccionario. Sin discusión. ¿Cómo definiríamos a un reaccionario? Es alguien espantado ante la marcha atea y materialista de los tiempos. Ve su país sometido a un gobierno de conspiradores, que traicionan las tradiciones y el ser católico de la nación. Son, sí, conspiradores que aspiran a beneficiarse con la rapiña de la España siempre cristiana.
Un reaccionario como Mayor Oreja desmiente lo que hay y vive ajeno a este tiempo, siempre tan decepcionante. Qué asco de mundo. Un reaccionario, por principio, añora los viejos buenos tiempos.
Añora aquella época del pasado en donde las cosas estaban en orden, los individuos tenían su puesto asignado y las instituciones perduraban durante milenios, según quedó fijado y sellado por la catolicidad tradicional, felizmente ajena a la modernidad atea.
Pero ahora, ya en el abismo, toca reaccionar. ¿Hay futuro? ¿Habrá futuro para los nacionales, desdichadas marionetas en manos de estos antiespañoles?
Los antiespañoles, ya se sabe, se abandonan al ateísmo, al materialismo que niega a Dios, y encarnan el infierno tan temido: la cultura woke.
¿En qué consiste? Lo woke es “todo un programa de ingeniería social para la deconstrucción de la sociedad española mediante la sustitución de sus identidades naturales (nación, familia, formación, creencias, tradiciones) por otras identidades artificiales (ideología género, cultura de la muerte, radical feminismo, histerismo climático, etc.)”.
Lo dicho: el infierno tan temido. O, si lo prefieren, el Abismo.
En la ilustración de cubierta de este informe vemos a un individuo, un probable varón español, que todavía no se ha hundido.
Se lleva la mano a la cabeza.
Por estar en sombra, no sabemos si lo hace por el dolor de su testa. No sabemos si simula una visera para no ser deslumbrado antes de precipitarse al vacío. No sabemos si es un gesto militar, el de alguien que se ha puesto en pie para saludar marcialmente.
¿Hay esperanza? 
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https://neosfundacion.es/informe-espana-en-el-abismo/
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