Elecciones y corrupciones

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0. Hay que votar…

La cabellera y los cuatreros (Frente al voto en blanco postulado por Fernando Savater).

Artículo de JS en Levante-EMV, 25 de mayo de 2007.

 

 1. Donaciones, regalos

El ideal de la humanidad es que a cada uno se le tome como fin, no como medio. Indudablemente, ese noble objetivo no lo cumplimos siempre en nuestras relaciones sociales. Hay individuos para quienes sólo somos instrumentos o medios (y debe ser así, al menos en determinadas circunstancias): sabes que un funcionario o un representante político son personas, por supuesto; sabes que tienen unas vidas que van más allá de sus tareas, de los cometidos que desempeñan, pero sabes también que tu única relación con ellos es meramente instrumental. De igual modo, de un empleado que atiende desde su ventanilla (aunque, hoy, tienden a desaparecer las ventanillas para hacer menos intimidatorio el trato)…, de un funcionario –digo— que despacha desde su puesto, esperas que te sirva correctamente, que ejecute su trabajo con rigor burocrático, sin personalizarlo. Lo mismo podría predicarse de un político: de un alcalde, de un concejal, de un presidente de Diputación…

En principio, este tipo de relaciones impersonales (con el empleado público o con el munícipe, por ejemplo) facilita la buena marcha de los organismos, de las instituciones, pues cada uno está en su sitio, cada uno tiene las tareas prefijadas que debe cumplir sin arbitrariedades, sin incertidumbres. Con ello pueden evitarse el excesivo calor humano o la mera improvisación, el chalaneo de los avispados. La organización y, por tanto, la conversión de los individuos en medios de una relación impersonal hacen que nos relacionemos según determinadas expectativas. En la sociedad actual, compleja, desarrollada, buena parte de nuestras actuaciones son, así, perfectamente previsibles: las realizamos en marcos conocidos por los actores, por nosotros mismos. Sabemos qué papel debemos cumplir y en qué circunstancia y bajo qué códigos: y los demás, quienes tienen esos tratos impersonales con nosotros, saben también que ellos y nosotros somos piezas de un enorme engranaje, resortes que satisfacen unas expectativas.  Y punto. Cuando eso no sucede, la máquina se deteriora y los personalismos reaparecen, como reaparecen el favor, el trato de favor, el provecho particular de quien se sirve de un empleo público para obtener utilidades privadas. Yo, esto, te lo arreglo… En esos casos, la consecuencia está clara: el Estado soy yo; yo soy la terminal de una institución que encarno, que presta servicios a cambio de favores. Dicen que el vicepresidente de la Diputación de Castellón ha incrementado su patrimonio gracias a donaciones de todo tipo. O dicen que, al menos, habría escriturado las nuevas propiedades bajo la fórmula de la donación para pagar menos a Hacienda. El representante político lo niega. No me interesa si esa figura legal esconde o no compraventas o algo peor. Me interesa dicha palabra: donación…

Hace muchos años, el sociólogo Marcel Mauss escribió un Ensayo sobre el don. Estudiaba el funcionamiento y el significado de los regalos. En la vida privada, un presente se ofrece para mantener, mejorar o facilitar nuestras relaciones, para aliviar los malentendidos o encontronazos, para favorecer nuestros intercambios, para suspender unas hostilidades: los regalos circulan, facilitan la irrigación social, afianzan la paz entre individuos o grupos potencialmente adversarios o rivales, crean o refuerzan amistades, premian a los próximos. En principio, donar presentes es gratuito: en el sentido de que regalamos porque queremos y quien recibe el obsequio no nos abona en metálico una suma con la que costear ese dispendio. ¿Gratuito? Lo que pudo observar Mauss es que el regalo establece en realidad un servicio obligatorio. Cuando obsequiamos a alguien con un presente y éste lo acepta, entonces se crea entre nosotros un sistema invisible, pero real, de prescripciones, de obligaciones: una red de prestaciones y contraprestaciones que para funcionar implica devolución proporcionada, equivalente. Piénsese, por ejemplo, que la lógica de funcionamiento de la Mafia o de la Camorra son de esta índole: desde el siglo XIX reparten servicios como si de obsequios se tratara con el fin de suplantar al Estado, de cubrir sus carencias, enredando a sus favorecidos en una obligación criminal.

En la esfera pública, las corrupciones se dan cuando alguien se vale de su posición de fuerza o de poder para repartir de manera presuntamente gratuita, para exigir contraprestaciones, para otorgar supuestos favores más allá del reglamento, para administrar a manos llenas, para hacer valer su influencia con el fin de allanar obstáculos: concesiones, contratas, etcétera. En realida, el favorecido, el cliente, no recibe gratuitamente y, como indicara Mauss al hablar del don, queda atrapado en la red de las obligaciones personales, de las contraprestaciones: ha de remunerar al primero con algún tipo de gratificación, suma o bien material que salde una deuda contraída.

Es curioso, releo lo escrito y, como días atrás, creo regresar al siglo XIX, a la época del Cossi en Castellón o a la época de Joaquín Costa 

  1. Han leido lo que dice el País sobre la compra de votos en Melilla por el PP? Como dice serna: favores y pagos!

  2. La corrupción puede comenzar con la aceptación de un cigarro a un desconocido por un cargo público.

    Año 82. El cuñado acude al ayuntamiento a pedirle al concejal que intemedie ante el Secretario de Consistorio para indagar la situación de un solar con respecto a su edificabilidad. Éste le contesta que pida entrevista con el secretario y que él personalmente lo aclare. Insiste en las prisas para ello y que le reciba sin tener que pedir cita de día y hora.
    Le dice que rellene una hoja y cumpla con el reglamento. Abandona el despacho lleno de furia y no aparece más.
    Hasta los años 90 no quiso tener relación familiar el arrogante constructor.
    Hoy día goza de una economía alta y nunca ha vuelto a relacionar aquello.

  3. \»si los vecinos queremos conservar la cabellera, no podemos votar en blanco: la tribu está amenazada por los cuatreros.»

    Termina Ud así Sr. Serna su artículo en Levante EMV. No comparto su optimismo sobre el porvenir de la democracia española con la acual Constitución y Ley Electoral vigentes.

    Todos los partidos políticos que entren a dignificar el sistema serán neutralizado por los componentes del mismo sin distinción.
    Tal es así que le hago una premonición: Si se forma un nuevo gobierno del PP en futuras convocatorias, éstos intentarán negociar con ETA para su neutralización, con cargo a los presupuestos generales del Estado.

    El partido Demócrata de USA rectificó su postura obstrucionista hacia la política de Bush, y ayer votó los presupuestos para seguir en Irak.

    Si no se hizo la Ruptura Democrática, habrá que hacerla algún día.

  4. Prof. Serna: Yo creo que es muy optimista cuando dice que hay que votar. De las corrupciones no nos libran las elecciones.

  5. Sr. Serna: ¿nos toma por ilusos? ¿Vd. cree que el capitalismo democrático se puede mejorar desde dentro? ¿Sí? ¿Al igual que el socialismo de Estado?

    Un abrazo

  6. A ver si están ustedes de acuerdo conmigo: la reacción – representada políticamente por el PP-FAES – ha dibujado, durante estos tres últimos años, un paisaje de mentiras y desasosiego, básicamente por dos motivos (1) tapar la corrupción masiva que se vive en todos los lugares donde gobiernan y (2) crear un clima de desencanto entre los electores de izquierda y de derecha civilizada.

    En ello, el apoyo del PSOE ha sido imprescindible: ¡cuánta imprudencia, torpeza e impericia! Una actitud política innegable que sólo ha coadyuvado dicha estrategia pues a los votantes más progresistas les ha decepcionado la marcha errabunda de los socialdemócratas, a los más moderados – los que pueden votar indistintamente PSOE y PP – los ha crispado y, contrariamente, ha envalentonado a los más reaccionarios.

    Estas elecciones, que son municipales y autonómicos, insistamos en ello, las han querido convertir – y las han convertido – en unas “primarias”. El objetivo inmediato de la estrategia del PP y ante la que sucumbe el PSOE es, pues, fomentar la abstención. Y no por capricho. Quieren aparecer como los triunfadores de estas para llegar a las generales del año que viene con ese crédito propio y el consiguiente descrédito de cualquier otra alternativa.

    Vamos a ver, porque aquí está el meollo del asunto. Lo que pretende el PP no es que no se le vote a él, es que no se vote. El voto reaccionario es cautivo de su propio comportamiento e imagen: no van a arrebatarle a los socialdemócratas un número substancial de votos y de la izquierda no se va a llevar uno ni por casualidad. De lo que se trata, pues, es que NO voten los electores. Que NO haya papeletas en las urnas o en los sobres.

    ¿Nos acordamos que en nuestro sistema representativo rige el sistema d’Hont para corregir el voto? Pues eso en román paladino se traduce por el principio de que QUIEN NO VOTA, VOTA pues el sistema, vote uno o vote un millón, siempre se reduce al 100% de los votos válidos, repito “votos válidos” y eso tiene una consecuencia evidente: los “no-votos” (abstenciones, votos en blanco, nulos) se suman a los partidos más votados.

    En otras palabras, quien piense que quedándose en casa “castiga al sistema”, “da un toque de atención al gobierno” o “muestra su rechazo a la situación actual”, sepa que (1) está siguiendo el juego del PP, (2) está cimentando el sistema que dice repudiar, y (3) es objeto de inconfesable burla por parte de los aparatos de los grandes partidos pues es esa actitud inmadura de los electores la que más les favorece.

    El triunfo del PP es la impunidad asegurada para mercaderes del ladrillo, sinvergüenzas de las obras públicas, negociantes de la salud y la educación, especuladores de la vida y la violencia y, sobre todo, para los ladrones de libertad. Y está en las manos ciudadanas evitarlo, sencillamente, votando. En el País Valenciano y en España entera hay bastantes más partidos y opciones que los dos macrocéfalos de siempre. Si tan hartos están, déjense las estupideces del “voto útil” y voten con el corazón. Y si sólo les queda razón – como a mí, que perdí el mío entre azahares cordobeses – plantéesenlo con frialdad (¿republicano? ¿de izquierdas? ¿nacionalista?… ¿qué?… ¿liberal? ¿comunista?…). Vuelvan ustedes a creer en ustedes mismos, recuperen su voto (los que lo invirtieron en un alternativa “posible”) o ejérzanlo por primera vez sin dudas timoratas. Voten ustedes a quien les dé la gana, pero voten.

  7. Señor Juan A., ¿realmente cree que algo es mejorable situándose fuera del sistema, más allá de la periferia? ¿Qué debemos hacer? ¿Atacar el corazón del Estado o del capitalismo? La ilusión está en creer que habrá un momento, una circunstancia, un lugar…, en los que podremos rehacer el fuste torcido de la humanidad. El capitalismo produce diferencias, muchas de ellas verdaderamente lacerantes, pero eso no significa que al capitalismo quepa achacarle todo lo que nos ocurre: la condición humana nos augura siglos de decepción. Se lo garantizo. Mientras tanto, vamos votando: las elecciones llevaron al poder a Hitler, en enero de 1933; pero las mayorías derrumban Gobiernos o aúpan nuevas opciones.

  8. Es una falacia el decir que no votar ayuda a los grandes partidos políticos con esta ley electoral y que quién se beneficia es el PP.
    Todos, absolutamente todos los que entran el sistema es corrompido por éste, por que la corrupción es INHERENTE, repito INHERENTE a las reglas del juego político actual.

    No, no es eso. Para nada el problema es derecha ó izquierda. Ese no es el problema. El verdadero problema es la CONSTITUCIÓN y la ley electoral.
    Nuestra Constitución es antidemocrática, no fué sometida a referéndun la decisión del General Franco, vuelvo a repetirlo, el general Franco anterior Jefe de Estado tras un golpe MILITAR que designó HEREDERO al actual Jefe de Estado a TÍTULO de REY.

    ¿ Pero bueno es que aún no somos MAYORES de EDAD ? ….

    Lo que queremos es que haya auténtica DEMOCRACIA que aunque haya capitalismo ó socialismo el poder sea CONTROLABLE, es decir: Un legislativo por sufragio universal con listas abiertas, unas votaciones nacionales para Presidente de la República que sería el Ejecutivo y un poder judicial salido de entre jueces, fiscales y abogados en ejercicio.
    El legislativo serían «mónadas» republicanas formadas por concentraciones ciudadanas de unos 100.000 electores por distrito, con diputados con mandato imperativo en el Congreso fiscalizados por el distrito y éste con poder de destitución del diputado en caso de incumplimiento.
    El Congreso solamente podría destituir al Presidente de la República tras una autodisolución del mismo. Se convocarían elecciones a diputados y presidenciales. La esquizofrenia de los ciudadanos sería reparada de inmediato con dichas elecciones.

    No quiero abusar de la hospitalidad del Sr. Serna, pero hay varios grupos republicanos que están efectuando trabajos para llevar a cabo un nuevo proyecto de República Constitucional.

  9. Estoy de acuerdo con Justo Serna y con Kant (¡qué raro!) en que tenemos que votar, aunque no votemos a los dos partidos mayoritarios en el Estado. El problema para mí está en a quién votar y, a diferencia de Kant, yo sí voy a votar con el corazón porque, si votara con la razón, tendría problemas para decantarme por alguna opción.

    El otro día, paseando por al lado del mar (es la suerte que tenemos algunos, el mar al lado de nuestras casas), veía las fotos de los candidatos colgadas de las farolas del paseo marítimo y pensaba que podía hacer lo que recomendaba Millás, analizar la cara de los candidatos (mucha paridad pero sólo EU-IU presenta candidata); mejor no hacerlo, no votaría a ninguno (creo que si viviera en Valencia y me fiara de las caras votaría a Carmen Alborch, ¡menuda contradicción!).

    Acabo copiando las palabras de nuestro amigo Kant, votemos a quién nos dé la gana, pero votemos.

  10. Sí sí votemos: como dice kant.

  11. Votar, votar, votaremos: aunque sólo sea para tener el derecho de opinar de lo que se haga.
    En cualquier caso, las corrupciones han existido, existen y existirán; en esto no hay utopías que valgan. La condición humana no entiende de sistemas económicos, y en cualquiera de ellos aparece la corrupción. La diferencia: en la democracia podemos opinar, e incluso en muchos casos denunciar a los presuntos culpables. El sistema capitalista no es perfecto. Pero… ¿qué lo es?

  12. Creo que le resultará paradójico, señor Moreno, que esté de acuerdo con usted en casi todo. No sólo de su última aportación (la del “casi”), si no, en general, con las anteriores e incluso en las de otros posts. De hecho, si en alguna ocasión me he referido a usted ha sido sólo para llamarle a la contención por lo que le retraigo de apasionamiento expositivo (vaya, y ¿quién soy yo para cuestionarle su oratoria?…) A la postre, lo importante es que nuestras ideas son bien semejantes. Por eso es paradójico ese “casi” que ahora nos separa. Del mismo argumento llegamos a diferente conclusión.

    Tal vez, si reflexiona sobre estas ideas pueda reconsiderar su decisión.

    (A) La corrupción no es inherente a las reglas del juego político actual, lo es a toda relación humana basada en la distribución del poder social. Nos lo enseña la antropología. En este sistema y en su República, existirá el error. Es condición humana.

    (2) Sin lugar a dudas, el actual régimen es el sucesor del golpista de Franco; es opinable – es mi opinión – que la Constitución monárquica es una cataplasma y, por ello, lejos de resolver problemas, los agrava. Yo mismo voté en contra de ella cuando todos me acusaban de loco vitriólico por hacerlo y mi mano no tembló al dar mi papeleta. Aunque la inmensa mayoría de los españoles, sí la quisieron. Tuvieron la opción de rechazarla pero la aceptaron y la ciudadanía tiene lo que quiso. De ahí la famosa frase: “en democracia, cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Por tanto, ¿no cree usted que, precisamente por eso, debemos acatar la voluntad del pueblo… y participar… como NO quieren “los populares”?

    (3) Le contradigo, aquí sí abiertamente, en la idea de que “es una falacia el decir que no votar ayuda a los grandes partidos políticos con esta ley electoral y que quién se beneficia es el PP”. No señor, no lo es, es una verdad objetiva: ya los estudios más pedestres de derecho, dedicados a los procesos electorales, señalan el sistema d’Hont caracterizado por: (a) con él votan “todos” (aunque no voten) y (b) los votos son para las mayorías, acrecentando la diferencia real entre unos partidos y otros (de ahí que un diputado conservador o socialdemócrata necesite unas decenas de miles de votos para serlo mientras que un estalinista o un fascista necesita centenares de miles cuando no millones). Si acepta esto, convendrá conmigo que los dos beneficiados (yo no hablaba sólo del PP, ojo) son, en efecto, ese partido y el PSOE.

    Dado que la derecha se presenta agrupada en una sola candidatura y que la izquierda tiene, dos o tres alternativas potentes (en los países de la periferia, además de la socialdemocracia y de la izquierda estatal está el nacionalismo de izquierdas), no será ninguna dificultad entender que mientras el electorado progresista se divide, el de derechas, suma. Si a ello le aplica la Ley d’Hont, verá que, en este caso, el gran beneficiado es el PP. Y los grandes responsables, sus favorecedores, los que se abstienen o votan en blanco. No es ideología ni opinión, son matemáticas.

    (4) ¿No le parece, por otra parte, que hasta que la sociedad esté madura para aceptar una constitución como la que nos describe “algo” deberemos ir haciendo los ciudadanos?, por ejemplo, barrar el paso a la reacción en el mayor número posible de instituciones, reconvertir sus cañas en lanzas para desplazarlos a ellos, dentro de su propio sistema, a situaciones de debilidad, actuar dentro del sistema sin menoscabo de la actuación fuera…

    Pues para ello, hay que votar. Aun a riesgo de cruzarnos en el camino de la humana debilidad que conduce a la corrupción, aún con el asco que nos producen unos medios institucionales que sabemos perversos, simulacros y trampas. Pero con la memoria viva de todas esas personas, anónimas y olvidadas – los rojos – que dieron su existencia para que nosotros, ahora, desde nuestras casas, estemos debatiendo sobre un teclado el derecho que a ellos les costó la vida, votar. Hay que votar.

  13. Cuando en España estallen los conflictos sociales porque la aparente buena economía de que gozamos haya llegado a su fín, -basada en la expansión urbanística con fecha cercana de caducidad-, los detentadores del poder y sus votantes, lo justificarán por la nefasta actuación de los irresponsables que la han llevado a cabo.

    Ellos, poder y oposición, serán cándidos inocentes.

  14. Para mi propio pasmo, estoy completamente de acuerdo con todos ustedes (¿Me estaré volviendo niña de dios?), Justo, Kant, Fuca (ese mar, Fuca, ese mar que me hace envidiarte intensamente) y Juan Moreno y me he emocionado por dos veces leyéndolos, me he emocionado mucho.

    Yo no voté la Constitución, pero me quedé con los dedos cruzados para que fuera aprobada (¿Me estaré volviendo jesuita?), pero es la única vez que no he votado. Hay que votar, claro que hay que votar aunque sea el menos malos de los sistemas.

    Y esto me ha sonado a música celestial y me ha emocionado:

    Juan Moreno said,
    Mayo 25, 2007 at 17:36
    (…) hay varios grupos republicanos que están efectuando trabajos para llevar a cabo un nuevo proyecto de República Constitucional.(…)

    Y, si tuviera a Kant a mano le habría dado un achuchón cuando he leído esto:

    Kant said,
    Mayo 25, 2007 at 20:53
    (…) Pero con la memoria viva de todas esas personas, anónimas y olvidadas – los rojos – que dieron su existencia para que nosotros, ahora, desde nuestras casas, estemos debatiendo sobre un teclado el derecho que a ellos les costó la vida, votar. Hay que votar.

    En serio, Kant; en nombre de mi padre, en el mío propio, muchísimas gracias por decirlo así, por entenderlo así y por recordarlo de modo tan hermoso.

    Yo ahora me voy a oír la «Incompleta» de Schubert y un concierto de Schumann y todo, durante un corto espacio de tiempo, estará en su lugar.

    Muy feliz fin de semana a todos.

  15. ¡Qué bien, Pavlova, que te volvamos a leer! Yo os echo de menos, a los habituales contertulios de este blog, ¿dónde estarán nuestros queridos Miguel Veyrat y Kafeína?, ¿estarán reflexionando?

    Parece que en lo fundamental estamos todos de acuerdo, también yo coincido en casi todo con los últimos mensajes de Juan Moreno y Kant, aunque discreparía en matices.
    Yo voté no a la Constitución monárquica española pero, aun así, creo que mañanas debemos votar, aunque sea para dejar clara nuestra postura de rechazo a esa Constitución; en este punto no coincido con Juan Moreno.
    También discrepo con Kant en su punto A, en el que escribe: “La corrupción no es inherente a las reglas del juego político actual, lo es a toda relación humana basada en la distribución del poder social. Nos lo enseña la antropología. En este sistema y en su República, existirá el error. Es condición humana”. En cualquier sistema los humanos podemos equivocarnos, está claro, el error está siempre presente, ¿pero la corrupción?, que yo sepa no es lo mismo error que corrupción, los seres humanos no somos corruptos por naturaleza, ¿no te parece, amigo Kant?

    Un feliz día de reflexión, aunque yo no tengo nada que reflexionar, voy a votar a los mismos que voté siempre, la fidelidad es una de mis principales cualidades.

  16. Señor serna veo que anuncia un post de Ciutadans y savater. Dice: próximamente. Hoy? Mañana? No descansa? A ver que dice!

  17. Fuca said,
    Mayo 26, 2007 at 11:04

    (…)

    En cualquier sistema los humanos podemos equivocarnos, está claro, el error está siempre presente, ¿pero la corrupción?, que yo sepa no es lo mismo error que corrupción, los seres humanos no somos corruptos por naturaleza, ¿no te parece, amigo Kant?

    Un feliz día de reflexión, aunque yo no tengo nada que reflexionar, voy a votar a los mismos que voté siempre, la fidelidad es una de mis principales cualidades.

    ¡Ele mi Fuca! (Y gracias por el saludo; anda una agobiada, como siempre y me gusta más leeros).

    Sí, una cosa es que los humanos, algunos, puedan ser corruptos o corromperse y otra, muy otra, partir de un sistema corrupto ¿no?

    Tampoco tengo yo nada que reflexionar. También la fidelidad es parte de mi.

    Y, perdón por el inciso, pero es que aún estoy conmocionada; ¡Qué completa es la «Incompleta», qué redonda y qué hermosa. Y Schubert jamás pudo oírla. No oyó nada de lo que escribió de sol a sol, toda su corta vida. No quería que su música sonara después de estar ya en el mundo la de Beethoven. Sólo escribía para expresar su dolor y vivía prácticamente de la caridad. ¿Corruptos? ¿Todos los humanos corruptos? Hummmmm.

    Feliz jornada electoral. Sea como fuere, poder expresar nuestra opinión con nuestro voto siempre ha de ser una fiesta, sobre todo pra los que tuvimos que esperar tanto para hacerlo.

  18. ¡Qué contrariedad!… para una vez que estamos (¿casi?) todos de acuerdo, surge una pequeña discrepancia con el tema de la corruptibilidad del sistema, precisamente el motivo que nos proponía el señor Serna.

    Yo les veo a ustedes, doña Francisca, doña Ana, así como muy roussonianas ¿me equivoco? El caso es que, como le decía al señor Moreno, en este asunto – el punto A (que debió ser el punto 1) – no estoy dando mi opinión al respecto, estoy aplicando lo que la antropología: que el ser humano es perfectible y, por ende, sus obras también lo son. De ahí el concepto “error” que empleé.

    Con ello no quiero decir, señoras mías, que las personas sean corruptas por naturaleza – tal vez me expresé mal – ese es uno de los argumentos fuertes de la reacción y, como pueden comprender, no va a serlo mío. Lo que les digo es que son corrompibles pues los humanos somos imperfectos. Allá por el XVII un novator – del que lamentablemente no recuerdo su nombre… ay, la edad – escribió un libro de título suculento: “España, república de hombres felices” y, a mi me da por pensar, vistos sus hechos, que la izquierda española, igual como se ha encastillado en su jacobinismo paleomoderno – doña Francisca lo sabe bien cuando trata de temas que afectan a su Galiza natal – también lo ha hecho en ese utopismo roussoniano… ¡y vaya cínico era el amigo Juan Jacobo!.

    A nivel general, que aceptemos que las personas sean corrompibles como individuos y que cometan errores al desarrollar sistemas de gobierno, no invalida ni al individuo ni a la idea pero sí nos obliga a ser más cautos a la hora de analizar críticamente las propuestas y sus resultados, así como a esas personas.

    A nivel individual, yo, como persona influida, entre otros, por don Antonio Gramsci, me tengo por optimista; como librepensador que me defino, confío profundamente en las personas y aliento las ideas que considero encaminadas a su mejora como individuos y como integrantes de diferentes comunidades y asociaciones (Tönnies, dixit); como neoilustrado que me considero, no puedo sino aspirar a la felicidad de la especie humana como acicate primero y meta última de su existencia. Pero de ahí a vendarme los ojos, hay un buen trecho. Si no me vendan los ojos las derechas, no me voy a dejar vendar por las izquierdas ¿no creen ustedes?

    Sin lugar a dudas, aplaudo y afirmo con doña Ana su argumento de que: “Sí, una cosa es que los humanos, algunos, puedan ser corruptos o corromperse y otra, muy otra, partir de un sistema corrupto ¿no?”. Sí, sí, sí y mil veces sí. Eso es lo que hay que evitar y si ya se ha dado, eso es lo que hay que corregir… aunque para hacerlo se tenga que participar activamente en el sistema que se quiere transformar.

    También coincido con doña Francisca en la alegría por reencontrar a la señora Pavlova – nos hizo falta su voz escrita en los pasado posts del señor Serna – y la preocupación por la notable ausencia del señor Veyrat – martillo de la reacción y látigo de tibios – y, en efecto, también la de doña Kafeína, su aventajada y alocada alumna francesa (si no me equivoco).

    En fin, por último, felicito a quién ya sabe a quién votará, le deseo buen puerto en la reflexión a quién todavía duda y le ruego a los reacios a la consideración de los argumentos expuestos en este post, en sentido contrario, y que no tema en reconsiderar su postura inicial. Ya saben lo que les dije: voten a quién les dé la gana, pero voten.

  19. Perdón, en el último párrafo debí escribir: «(…) y le ruego a los reacios la consideración de los argumentos expuestos (…)», esto es, sin esa «a» que se ínterpoló. Gracias. Y voten, ea.

  20. Muchas gracias por sus amables palabras, Señor Kant y por sus miles de síes a mi afirmación. Me abruma y me sonroja.

    He indagado para tratar de calmar su inquietud ante la ausencia de Veyrat y Kafeína (estudiante en Francia, que no francesa, creo) con quien podía dar razón y no hay nada que pueda preocuparle. Ambos se encuentran rozagantes, dentro de lo aceptable a ciertas edades, y su ausencia no es debida a nada grave, ni incluso leve.

    Buenas noches a todos, mis encantadores contertulios.

  21. Me alegro de que Miguel y Kafeína estén perfectamente, gracias Pavlova por la información (me acordé de ti al leer el artículo de Javier Marías en EPS, parece que te copió tus ideas, también a él le parece fatal que se trivialicen fragmentos literarios, piezas musicales, diálogos de películas…, ocultando celosamente la procedencia de lo que utilizan).

    Intuyo por qué Miguel Veyrat no participa en este post de Justo Serna, no quiere desanimarnos en este día de votaciones, ya él aclaró su postura en un mensaje anterior; tal vez, si viviera en mi tierra, lo tendría mucho más claro, aunque la duda siempre estará presente.

    Dístico de la duda

    Quería quedarme en aquel claro
    De pálida noche que tampoco es día

    Por fin tengo en mis manos “Babel bajo la luna” de Miguel Veyrat, después de más de dos meses de espera; estoy empezándolo y disfrutando con sus versos.

    Sin tu mano
    helada sobre el cuello
    no podría pensar.
    Pero el miedo
    también me acompaña:
    Sólo me deja cantar.

    Un saludo a todos. Ante la duda, votad por el menos malo.

  22. Yo aún no lo he leído (el artículo de Marías), no me sale en El País digital y todavía no he salido a la calle a por el periódico y a ejercer mi derecho al voto, pero es normal lo que dices. Somos de la misma quinta, año arriba, año abajo y hemos sido educados por padres que, más o menos tibios (su padre más, el mío menos), proceden de lo mismo y de la misma poca. A veces, leyéndolo, me sonrío porque más que leerlo a él o ver reflejadas mis opiniones, me parece estar leyendo a mi padre, hasta emplea palabras y giros que ya no utiliza nadie y que también son mías. Yo creo que de ahí le viene la cosa esa que tiene cascarrabias, desde jovencito, y que no corresponde y que mis hijos dicen que tengo yo: son nuestros padres. Es algo que he comentado alguna vez con Justo.

    Veyrat, tengo entendido que va en unas listas del lugar en que vive, Alcobendas. Él no vota en Madrid y me parece que sí lo tiene claro.

    Me voy a leer la nueva aportación de Justo. Me asombra la capacidad de trabajo de nuestro anfitrión. ¡Que envidia!

  23. Je, je, Fuca. Después de contestarte aquí, he logrado leer al Marías y es lo que te decía; esa imagen de sus padres leyéndole a Machado y su reconciliación con Vivaldi via Harnoncourt, es que me lo quita de la boca. Me gustaría comentar con él lo de la voz de Cortázar anunciando un coche. Yo tengo la sensación con Marías que se tiene con un primo lejano al que no se ha visto nunca; en el encuentro, se puede tener una conversación fluída y llena de complicidades y sobreentendidos que viene dada por un pasado común y sabido.

    Parece ser que ahora, al pobre Sábato, que aún está en éste mundo aunque casi él no lo sepa ya, lo comienzan a vender para esos menesteres. Un dolor.

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