Treinta y uno de marzo. A las 19:30 horas en la Casa del Libro de Valencia presentamos Los lugares del sitio (2011) y Una pátina de verdad (2010), de Juan Planas y Juan Jover. En un libro, nada es irrelevante. Desde los títulos hasta los créditos, todo es indicador, indicio que revela. En los volúmenes de Planas y Jover, los rótulos tienen su complejidad y su razón de ser. Me destapo y confieso que, como título, prefiero Los lugares del sitio a Una pátina de verdad: quizá porque no
suelen gustarme las esdrújulas.
Pero inmediatamente me corrijo. Una pátina, ¿qué es? Un película, una fina capa que se deposita sobre las cosas y que es resultado del tiempo. O de la acción humana. El paisaje es como un pintor: dispone sobre la paleta los colores y crea sombras que son ilusiones ópticas. Dicho así, lo cierto es que pátina me resulta una palabra tentadora. ¿Qué es lo que se deposita sobre la verdad? ¿Qué es exactamente la verdad? ¿Es lo que vemos, el fenómeno visible de las cosas? El fenómeno visible de las cosas no es sólo lo que alcanzamos con los
ojos. Es también lo que se nos revela con los sentidos. Todo es perecedero: como las palabras que caducan y que provocan efectos: propiamente despiertan los sentidos. Eso es lo que hace la poesía. ¿Lo veremos esta tarde?
Los lugares del sitio es un título exacto, con una resonancia precisa y, al mismo tiempo, ambigua. ¿A qué alude? ¿Al espacio físico? Si es así, parece redundante. Y sí: la poesía redunda y circunda sin llegar a un destino seguro. El libro de Juan Planas es un tanteo y establece una trayectoria circular. Pero ese título puede tomarse de otro modo. ¿No será, acaso, que sitio alude a asedio? Hay una marcha en las páginas de este poemario, una enunciación en plural de una muchedumbre, quizá, que avanza. ¿Hacia dónde? Tal vez podamos conjeturarlo esta misma tarde.
Veintinueve de marzo. Trece horas. La casualidad o la fatalidad hacen que en una misma semana deba atender a distintos compromisos. Un debate y una presentación de libros. Pero, dicho eso, enseguida me corrijo. Los libros son lo que más me gusta y hablar sobre ellos aún más. ¿Entonces? Pues eso: que encantado de sumarme a distintas iniciativas públicas que ayudan a leer o a mejorarnos. De ellas voy a ir hablando aquí en los próximos días.
La primera. La primera actividad es la discusión organizada por Volem i Podem –en concreto por Fran Sanz— en el Centre Cultural Octubre prevista para el miércoles 30 a las 19:30 horas. Joan Romero y yo hablaremos de Algo
va mal (2010), el penúltimo libro que publicara el historiador inglés Tony Judt.
Yo no tomo el texto como pretexto, sino como objeto de reflexión. Quiero pensar ese volumen como un diagnóstico y como un síntoma, como una defensa ilustrada del espacio público, de la moral contenida y del disfrute austero.
Tony Judt murió el 6 de agosto de 2010, víctima de un trastorno neurovegetativo: la esclerosis lateral amiotrófica, algo terrible que te va quitando tus funciones motoras hasta dejarte preso en tu propio cuerpo. La metáfora no es mía. Es del propio Judt. Que estuviera en esas condiciones no le impidió seguir pensando, dictando sus reflexiones. Y sobre todo no le impidió seguir defendiendo el gran logro civilizado: el espacio público en el que los individuos poseen derechos y están protegidos.
Bah, sólo era un socialdemócrata, dirá algún quisquilloso. Sí, así es. Nada menos: un tipo crecido en los duros tiempos de la posguerra, cuando la Gran Bretaña salía fortalecida y empobrecida del conflicto mundial; un tipo conocedor de lo que cuesta la democracia, la prosperidad y el reparto equilibrado. Judt dedicó los últimos meses de su vida a rememorar, a refundar su espacio moral y a reencontrar sentido a las cosas modestas, humanas.
La segunda. La segunda actividad es la presentación de Los lugares del sitio (2011), de Juan Planas, y Una pátina de verdad‘, de Javier Jover. Es este jueves, 31 de marzo de 2011, a las 19:30 horas en la Casa del Libro de
Valencia. Son viejos amigos a quienes conocemos de otras presentaciones: como en esta fotografía, que data de dos años atrás.
Los libros que el jueves presentamos son dos poemarios. ¿Me van a decir que no les interesan? Hasta quienes no gustan de novelas ni de tratados doctrinales son capaces de leer poesía. ¿Porque es sencilla o breve? No: porque los versos nos captan con su ambigüedad de sentido y con su fuerza enunciativa.
Pero la poesía es, además, formulación de las emociones, del estupor, de la sorpresa, del daño. Cualquiera puede entender la lucha expresiva de quien se esfuerza o se empeña en decir lo que no podemos comprender: el desierto que es todo, las palabras cuya verdad cuesta fundamentar. En ambos libros hay dolor y apertura.
Hemeroteca
Justo Serna, ¿Algo va mal?, El País, 30 de marzo de 2011
Algo va mal. Debate en Valencia. 30 de marzo de 2011
Fotografías por gentileza de Isabel Zarzuela:
Juan Planas y Javier Jover, Presentación en Valencia (2011)
Los lugares del sitio, de Juan Planas, y Una pátina de verdad, de Javier Jover



















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