1. El fútbol y sus metáforas. He esperado unos días a ver si alguien, algún analista, decía algo sobre la Tercera de Abc que José Antonio Zarzalejos publicó el pasado domingo 22 de abril (y que, abajo, en la primera entrada de los comentarios reproduzco).
Pero veo que no, que ha pasado inadvertida.
¿De qué hablaba el director de Abc? Su Tercera se titulaba “El gol de Messi” y hacía alusión al portentoso tanto que marcó días atrás el jugador del Barça: semejante (si no superior) a aquella proeza de Maradona realizada veinte años atrás.
Vaya por delante que no sé gran cosa de fútbol y, por tanto, que mis conocimientos raquíticos no me permiten examinar la precisión del lenguaje de Zarzalejos.
Aunque –eso sí— ciertas expresiones que emplea, como “achicar balones”, parecen incorrectas (¿no es más sensato decir “achicar espacios”?).
En fin, pero no es de fútbol de lo que quiero hablar, sino de política. Zarzalejos hacía una analogía entre la gesta de Leo Messi y la labor que le propone a Mariano Rajoy de cara a las próximas elecciones.
“De siempre”, dice el director de Abc, “el fútbol ha proporcionado magníficas metáforas para la política”.
Pues bien, Zarzalejos va desgranando metáfora a metáfora las imágenes futbolísticas de Messi que podrían ser equiparables a la tarea del Partido Popular.

En estos momentos, de acuerdo con el barómetro de primavera elaborado por Metroscopia para Abc, el partido del Gobierno y el partido de la Oposición están igualados: el PSOE sólo adelantaría en un punto y medio al PP, sólo o aún…
Esa circunstancia implica, a juicio de Zarzalejos, “que los dos grandes partidos se han instalado en un empate –persistente y aburrido— sin que ninguno de los dos se arranque desde el centro y, con decisión, altere el marcador a su favor”.
Como vemos, un dato demoscópico que refleja el estado de la opinión en determinada circunstancia acaba en una metáfora futbolística.
En realidad, Zarzalejos hace dicha analogía entre deporte y política para marcar la estrategia y la táctica del PP.
No le interesa especialmente el partido socialista. Al contrario, le interesa en particular qué deberá hacer Rajoy para ganar el encuentro…
Propone arrancar con ímpetu desde el centro del campo (político), ir rebasando a los jugadores del otro equipo y, así, una vez desarbolada la defensa, llegar a la portería para marcar el tanto que deshaga el empate, el gol que dé la victoria.
Propone también dejar a Eduardo Zaplana “una buena temporada en el banquillo”, uno de esos tipos “que no ceden el balón” y por lo que la afición acaba exasperada.
Recuerda también lo letal que es marcar goles en propia puerta –es decir, equivocarse— o pretextar mala suerte (“excusarse con el tópico de que ‘el esférico no entra’…”).
Postula igualmente echar mano de la “gente de la cantera”, que el PP tendría “por un tubo: en Valencia, en Andalucía, en Galicia, en el País Vasco”.
Advierte del peligro que tienen los equipos cuando dejan hacer a los hooligans, que normalmente suelen aprovechar
“los partidos para dar rienda suelta a sus bajos instintos, agreden a afición visitante, lanzan objetos al terreno de juego y se envuelven en los colores del club para defenderse de sus desmanes”.
¿A quién se refiere con estas palabras? Desde luego a los hinchas más fanáticos, tan peligrosos en su furia, pero alude especialmente a Jiménez Losantos.
Por eso, insiste inmediatamente, “las directivas que se dejan secuestrar –para ganar las elecciones o para caldear el ambiente— de los fondo sur, habituales en todos los públicos, terminan por ser sus víctimas”.
La conclusión de todo ello se ve venir, como ese jugador que arrancando del centro del campo avanza por la derecha “sin mirar atrás hasta enfrentarse al guardameta”: de lo que se trata es de superar a los defensas para finalmente batir al portero “por bajo”.
¿Qué decir de esta pieza de retórica futbolística?
La ventaja de las metáforas es que proporcionan imágenes para simplificar las cosas, unas imágenes que al descontextualizarse sirven para compendiar algo mucho más complejo, desde luego.
Si lo pensamos bien, resulta increíble que todo un periodista de tronío emplee esta analogía para describir lo que debería ser la estrategia electoral del PP.
Al fin y al cabo, el gol de Messi es la agudeza y la suerte de un jugador que con su sola habilidad consigue llegar a meta y rematar.
¿De verdad es posible pensar en Rajoy como un Messi de la política, alguien que auxiliado por un equipo ganador es capaz de ejecutar ese virtuosismo de hombre solo? ¿De verdad cree Zarzalejos en esta metáfora, en la similitud del fútbol y de la política?
Hace unos pocos años me tocó organizar un encuentro en el Colegio Mayor Rector Peset (que con mano firme dirige Salvador Albiñana): no era un encuentro futbolístico, sino unas jornadas académicas y periodísticas sobre el fútbol.
De aquel evento surgió un librito que recoge las intervenciones: El fútbol o la vida. Una de las sesiones la dedicamos precisamente a “El fútbol y sus metáforas”.
Si ustedes me permiten, reproduciré un breve pasaje de mi presentación: en ese trozo advierto del riesgo periodístico de convertir el balompié en algo análogo a la vida (o a la política).
“Hay, en efecto, algo de peligroso en designar ciertas actividades con metáforas traídas de otras esferas. Corremos el riesgo de la imprecisión, del simbolismo. Corremos el peligro de describir mal las cosas concretas al hincharlas con un aire tóxico, y perdonen esta imagen, que las agranda hasta convertirlas en símbolos. Los viejos periodistas, los reporteros de siempre, aspiraban a dar bien los detalles de una noticia. De hecho, a ese modo de hacer las cosas se le llamaba periodismo noticiero. Hoy, sin embargo, cuando al reportero le falta información es fácil que incurra en la metaforización indebida de lo concreto”.
En algunos casos es así; en otros, no, desde luego.
Yo no pienso que a Zarzalejos le falte información y que, por eso, se vea obligado a recrear con imágenes la política electoral del PP.
Tiene mucha información, o al menos cree tener la suficiente como para obrar de acuerdo con el papel de un entrenador.
De hecho, más que un comentarista parece el Míster del Partido Popular, cosa que resulta llamativa: un director de periódico diciéndole a una organización política lo que debe hacer para ganar un encuentro electoral.
Me pregunto quién juega en casa; me pregunto si habrá segunda vuelta; me pregunto por qué hay tanto temor al empate.
Después de meses de dura estrategia, el Partido Popular no ha conseguido rebasar a su oponente y, ahora, en plena liga, su Técnico de campanillas le propone “corregir el rumbo”.
O, en otros términos: le propone “rectificar la estrategia” para “jugar con hambre de balón, incisivamente, arriesgando, aun cuando se pierda”.
Muy mal han debido sentar esos datos del barómetro demoscópico para que el Míster lleve el nuevo plan a la pizarra, digo a la Tercera de Abc: se puede enterar el contrario, hecho que invalidaría la táctica dibujada con tanto esmero metafórico.
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2. Mariano Rajoy y el Abc:
—Elogios de Rajoy. Artículo de JS de 2004.
—¿Mariano Rajoy es Gary Cooper? Artículo de JS de 2005.

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