1. Àngel Duarte. Es difícil predecir qué será de los blogs dentro de un tiempo, dentro de poco tiempo. No hay porvenires que duren y, más pronto que tarde, las cosas acaban terminando. Es complicado hacer vaticinios sobre lo que el futuro proveerá. Nos hacemos una idea y luego las circuntancias o la flaqueza nos tumban.
He visto nacer y crecer El tinglado de Santa Eufemia, el blog de Àngel Duarte. Empezó en abril de 2008, con dos comentarios amigos. Ha acabado ahora, cuando termina de cumplir un año. Al escribir estas líneas, Duarte lleva ya treinta comentarios de distintos lectores y seguidores: todos nos lamentamos. Empezó con una energía envidiable. Recuerdo que incluso llegó a simultanear dos bitácoras: una, en castellano; y otra, en catalán. Si no me equivoco pronto acabó cerrando esta última (http://blogs.avui.cat/angon/).
En abril de 2008 recibí un correo suyo en donde me anunciaba la apertura. Creo no ser indiscreto si revelo mínimamente lo que me decía. Se declaraba fascinado por el mundo de los blogs, admitiendo a la vez su inexperiencia. Pronto descubrió que mantener bitácoras actualizadas era una tarea desmedida. Y tanto: en su caso ha sido un año de entradas nuevas, ocurrentes, polémicas, inteligentes, satíricas, irónicas, eruditas. En el ínterin cambió de servidor.
La plantilla de El tinglado variaba casi diariamente. La plantilla de un blog es el marco visual de la entrada, el aspecto que la bitácora tiene. Esas constantes mutaciones demostraban, quizá, su entusiasmo mientras se familiarizaba con una herramienta que parecía resistírsele. Al final, los cambios de plantilla no eran una cuestión técnica. En Duarte son expresión de un carácter, un modo de ser o un estado de ánimo: ¿para que aferrarse a un esquema visual ya visto si podemos probar con otros, si podemos ensayar? No había riesgo de aburrirse, no había rutina: cuando el lector creía acostumbrarse, el blog cambiaba de aspecto.
Allí, Duarte ha tratado de todo, siendo aprendiz y maestro, con sorna y con su punto de mala leche. Ha hablado de su Cataluña natal, del narcisismo que le molesta (el nacionalismo de las pequeñas evidencias). Ha hablado de Cuba, de Venezuela (de bellísimos países con dirigentes que repudia). Ha hablado de México (del amor y el desconcierto que esa tierra le provoca). Ha hablado de la República y de la historia del republicanismo (algo de lo que es experto pero que en el blog abordaba sin academicismos, con generosidad). Ha hablado de política con profusión y algo de confusión (qué remedio: como todos). Ha hablado de poesía con tiento y cautela (no es para menos si tienes un hermano poeta que te vigila). Ha hablado de amor y con amor: del deslumbramiento de Sevilla (que es el lugar en el que reside buena parte del año). Y ha hablado con salero de aquellas fiestas que a él le gustan (los toros, la Semana Santa) y que a otros no nos interesan.
No siempre he estado de acuerdo con los juicios que aventuraba. Ha abandonado las certezas de la izquierda y quiere provocar con su inteligencia. Hace poco me dijo que yo era el único socialdemócrata auténtico que había conocido o que existía. Sin duda es una exageración. Lo que no sé es si he de tomármelo como un elogio o como un insulto cariñoso. Vuelvo a Àngel Duarte. Su fino examen, su falta de impostación, su cultura jocunda, su buen carácter han allanado todo roce o desencuentro. Ahora, ya digo, ha cerrado El tinglado, de actualización tan frenética. Lo clausura con una plantilla neutra, sin motivos gráficos, con la imagen sobria de una despedida. ¿Y ya está?
Pues no, no está: si pestañeas, te pierdes una idea de Duarte, una iniciativa. Ahora abre un nuevo blog que promete más lento, de ritmo más demorado, más moderado. El recovero, lo ha llamado. No sé. Conociendo su inquietud intelectual, sus intereses despiertos, su atenta observación, creo que esta bitácora no será de cadencia lenta. Será otro despertar. Además, habiendo sobrepasado la cincuentena, cumpliendo exactamente 52 años, a Duarte se le ve con gracia renovada. Allí nos encontraremos. No se lo pierdan.
2. David P. Montesinos. Una de las cosas que más me sorprenden de David P. Montesinos es su habilidad irónica, que emplea para reflexionar y para tratarse. No todo el mundo dispone de esa cualidad. Porque, al final, es eso: una cualidad de bonhomía y broma, algo que le distingue frente a tanto engreimiento o egolatría.
Ha de relacionarse con personas que no están necesariamente interesadas en lo que explica. Fíjense: es profesor de filosofía. A lo que me cuentan es un educador. Educador en el sentido que le diera Friedrich Nietzsche a esta expresión: alguien que saca lo mejor del discente, que estimula su particularidad o su genio a partir de certezas comunes. O a partir de perplejidades. Su clase no es el recinto del saber establecido, sino un tanteo humano, demasiado humano. Y eso, precisamente, se nota en su blog: La cueva del gigante. Desde el rótulo hasta sus contenidos pregonan lo que Montesinos hace. Como todos, David P. también carga con sus heridas, una parte de las cuales muestra en la bitácora. Lo normal, vaya.
Si echan un vistazo a esa foto que de él he puesto, seguro que creen distinguir a alguien familiar. Es el rostro de un gigante conocido, cierto. Parece estar agazapado sobre un fondo oscuro, como sudoroso y dañado. ¿Incrédulo, quizá? En realidad, mira desde su observatorio con vehemencia, con guasa. Ha visto muchas cosas, mucho cine, mucha televisión, y esa sabiduría práctica la vuelca en sus exámenes morales, que eso es lo que hace en el blog. Con aplomo y con estilo erudito y canalla.
A veces, sus opiniones son tremendas, expresándolas tremendamente también. De hecho, el tipo de la foto tiene un gesto despectivo, como altanero o sobrado. No crean: es una pose bien estudiada para impresionar. O tal vez es que en el fondo es así y eso acaba apareciendo. No he coincidido muchas veces con él: me refiero al hecho físico de estar juntos, en persona. Pero les garantizo que su presencia siempre es un placer: una muestra de sutileza algo dolida. Es alguien de izquierdas y escéptico: una bendición en tiempos de idolatrías o cinismos.
Lean, por favor, La juventud domesticada, un libro suyo que tuve la suerte de presentar hace un par de años. ¿Apocalíptico, integrado? Imaginen a un tipo muy leído y modesto. Imaginen a alguien que se maneja con la cultura de masas para sacar provecho intelectual, una especie de Jean Baudrillard accesible. Eso es el autor La juventud domesticada. Eso es el blogger de La cueva del gigante.
3. Juan Planas. «Luego llegó la revuelta, los siglos en la sombra y finalmente el destierro y los mil nombres de la ignominia. No me importa encarnar la perversidad; sin duda es parte del plan original que alguien ejerciera ese papel». Juan Planas no escribió esas palabras para describirse. No son un autorretrato verbal: tienen un sentido menos evidente del que aquí les voy a dar. Permítaseme, sin embargo, esta licencia.
Proceden de su libro Los pliegues ocultos. Quiero tomarlas como un resumen de sus labores: para mí, son compendio de lo que Planas hace cuando escribe, cuando escribe privada o públicamente, en prosa o no. Si releemos ese pasaje en clave individual, las palabras importantes están ahí. Entre otras, revuelta, sombra, destierro, ignominia, perversidad. Para todo hay mil nombres (incluso para la ignominia, como nos dice Planas), pero hay que saber escoger el verbo, dar con la expresión exacta.
¿Tarea de poeta? Todo versificador inseguro trata de encontrar el lado más esquinado, la fórmula más oscura, aquello que lo aleje del sentido común de las cosas. Se sentirá ufano, más fuerte y más justificado. Pero el poeta maduro, aquel que está en sazón, aquel que leemos con arrebato o arrobo o incomodo, no precisa este énfasis. Busca la expresión clara e irrepetible para lo que es ordinario y hasta vulgar: revuelta, sombra, destierro, ignominia, perversidad.
«Sólo un espíritu trivial, una inteligencia limitada al radio de la sensación, puede recrearse enturbiando conceptos con metáforas, creando oscuridades por la supresión de los nexos lógicos», anotó Antonio Machado en alguna de sus prosas póstumas. El poeta hablaba de las imágenes en la lírica, pero podríamos aplicar ese dictamen a cualquier manejo verbal. Concluía Machado: «silenciar los nombres directos de las cosas, cuando las cosas tienen nombres directos, ¡qué estupidez!» El poeta hace patente la metáfora, pero ansía el nombre directo de las cosas.
El columnista Planas tiene un blog veterano, La telaraña, que empezó hace seis años y pico. Comenzó tomándolo como un escritorio. Allí ensayaba y allí se desplegaba. Aún lo hace: a su manera. Es la suya una prosa que examina y describe lo que le aturde o conmueve: frente a las perífrasis cautelosas, Planas busca el nombre directo de las cosas, sin las metáforas torpes ycomunes de la vida pública.
Se le nota su enojo frecuente. Pero no es el poeta tonante que desdeña lo que le contradice. Es el prosista socarrón que mira las cosas de frente, evaluando con desgarro, sin miedo a equivocarse: como un derrotado digno. No busca el aplauso ni la solemnidad narcisista: se ensucia las manos. Es, pues, un sartreano malgré lui.
No siempre convengo con sus juicios, a veces orgullosamente antiprogresistas; no siempre concuerdo con sus condenas, a veces jocosamente incorrectas. Es más: en ocasiones me irritan sus expedientes. Pero, ah amigos, en su blog no le he leído una entrada sobrante o perezosa. Seguiré, pues, frecuentando esa bitácora: seguiré aprendiendo de su aristocrático individualismo.
4. Colofón. ¿Adivinan cuál? Pues repasen los comentarios de este post y comprobarán cuál es el colofón. Lecturas útiles, encontronazos dolorosos, familiaridades nuevas, amistades virtuales y discrepancias provechosas. Blogs que son descubrimientos y bloggers que son nuevos camaradas. No me lo tomen a mal: no me pidan más.
Como dices, la tarea de llevar un blog actualizado es de nunca acabar, incluso en aquellos con mímimas pretensiones. No es uno consciente hasta que un día descubre la cantidad de horas que le roba, de comentarios a los que tiene que contestar o que tiene que hacer en justa reciprocidad a los que recibe. No es uno totalmente consciente hasta que descubre el número de seguidores que tiene y a los que, por responsabilidad, les debe al menos una mínima calidad en lo que escribe, documentándose e informándose continuamente para ello.Un día uno ve que el blog tiene vida propia y que cada vez es más exigente, pues le pide a uno alimentación y cuidados contínuos. Casi ha pasado a ser un hijo para uno.
Por eso puedo entender que Ángel Duarte no haya tenido más remedio que cerrar uno para centrarse, más calmado, en el otro.
Posiblemente pues, allí nos encontraremos.
Saludos.
Creo que al amigo Duarte, que también a mí me invitó a visitar su blog, en aquel tiempo en que los dos trabajamos para esa cabecera cuyo nombre prefiero omitir, le entró lo que se conoce como blogorrea. Los sintomas de estas enfermedad son: 1) Pensar continuamente ‘en blog’, 2) Chequear continuamente el correo electrónico 3) Si uno es además elegante, como es él, dar acuse de recibo a cuantos comentarios se vierten 4) Consultar continuamente las estadísticas, reflejo de la difusión mundial que con un bloguecito, por pequeño que sea, se alcanza, y eso crea adicción, sé de lo que hablo.
Otrosí: que el Recovero no se va ser precisamente un oceano de quietud.
Un abrazo, Justo
Justo, un abrazo y muchas gracias. Ed ha hecho desde la distancia una diagnosis precisa, exacta. Estoy en un proceso de desintoxicación. Sigo fascinado por el mundo de los blogs y creo, además, que puede ser, y es en el caso de los archivos, un instrumento eficaz, creativo, estimulante… para gente, como los historiadores y otros, que tendemos a la introspección, a la autorreferencia.
Hoy no estoy muy ocurrente. Vengo agotado. Aunque en calidad de consorte, he estado en un congreso de historiadores. El quinto que se celebra en Priego de Córdoba sobre republicanismo. Estoy desanimado. Gente de talento se halla inmersa en debates que no ayudan a avanzar en la comprensión del pasado. Ni en elevar la tensión intelectual, en pensar algo más allá de los tópicos y las convenciones. Me temo que la historia política, en España, vuelve a estar presa de la política (si es que nunca lo ha dejado de estar). Leímos (leyeron) demasiado a Fontana y Tuñón y poco, muy poco, al Max Weber que explicaba las diferencias elementales entre el empeño del científico y el del político. Me parece que me tendré que dedicar a otra cosa.
Esta tarde, sin embargo, me voy a limitar a descansar. Cerraré el ordenador, que sólo he abierto para leerte (y de paso ver las dotes del NáuGrafo, que se ha revelado como un House en ciernes), y me dedicaré, lo que resta del fin de semana, a leer y a charlar con Ángeles.
Un abrazo muy fuerte, muy cercano… incluso socialdemócrata (era un elogio, el único que en el terreno de la política se me ocurre a estas alturas. Otra cosa son: a.- la corrección política b.- el PSOE!!!!!!)
Pues si escribe Angel también he de hacerlo yo, claro. Siento que se llevarán una decepción cuando Justo quite la cara de Marlon Brando (Kurz en Apocalypsis now) y ponga la mía, pero qué vamos a hacerle.
Soy yo quien tiene la suerte de contar con su amistad, y quien consideró en su momento un honor que Justo Serna me presentara el libro. La cosa tuvo su gracia. Yo era lector del blog y conocía, obviamente, a Justo por distintas cuestiones. Apenas unos días antes de la presentación en La casa del libro le dije algo así como «esto es un favor muy grande, pero me gustaría que me presentaras el libro. Pégale un vistazo, porque lo presentamos en tres días, perdona la premura, dime que no si no te viene bien… etc… etc…» Y va el caballero y me viene con el libro super estudiado y montones de notas. Un placer inmenso, como lo ha sido conocer a través de su blog a gente tan estupenda como Alejandro, Marisa, Isabel o Paco Fuster. La amabilidad de Alejandro Lillo conmigo, en especial en lo referente a mi libro, no tiene límites. El tío me tiene puesto en los estantes de su librería como si fuera un autor importante. «Bendita sea la boca que da besos y no traga monedas», como dice Joaquín Sabina. Gracias también a los que os pegáis una vuelta de vez en cuando por mi blog. Por cierto, echo de menos algún troll como los de Justo, algún Paco que me diga por las mañanas algo así como «¿Qué, Montesinos, el mundo a punto de desmoronarse y usted hablando de peliculitas?». Tener enemigos tenaces, se lo envidio, querido. Un placer, señores.
serna:::: jodete!!! muy bien veirat. dale hostias y menos mala hostia. jodete serna venenoso y masón.
Cuando un amigo se vaaaaaaa
queda un espacio vacíooooo
que no lo puede llenaaaaarrrr
la llegada de otro amigooooo.
Cuando un amigo se vaaaaaa
queda un tizón encendidoooo
que no se puede apagaaaarrrr
ni con las aguas de un ríiiiioooo.
Conversaciones
David, ya ve qué pesadez con este Paco, este Paco que insulta. Si elimino su comentario, censuro; si lo dejo, me acusa de venenoso y masón. ¿Pero qué le habré hecho yo a esta persona? ¿O no es una persona y sólo es un nick con que alguien se disfraza para mostrarme algún rencor? La verdad no entiendo qué tendrá que ver el veneno con la masonería. Es difícil tratar con las personas cuando éstas no facilitan el diálogo y sólo te espetan. No hay posibilidad de razonar: sólo de reírse. Creo que alguna otra vez este personaje me ha puesto ripios o canciones para burlarse. Bueno, más vale así. Cosas peores se dicen en la Red.
Pensaba dedicar un post a los blogs que frecuento: aquellos con los que me animo, aprendo, me divierto o me irrito. Sólo algunos, claro. Que Àngel Duarte haya decidido cerrar El Tinglado me ha obligado a escribir. No doy crédito. Es una pena que desaparezca ese espacio, un hueco importante en este mundo de la blogosfera en el que se ganan y se pierden lectores, lectores que comentan.
Algunos se van: quizá las tareas cotidianas, quizá la decepción o quizá la irritación a la que tienen derecho. Juan Planas es una de esas personas, de cuyo blog también voy a hablar en el post. Sus escuetos, divertidos y surrealistas comentarios eran el contrapunto de tanta severidad con la que aquí nos tratamos. Juan dejó de escribir en este blog. Yo, no: después regresaré para asenderearle.
Otros lectores espacian sus glosas por razones personales muy muy justificadas. Entre ellos, está Paco Fuster. Es un tipo soprendente y generoso. Y es un máquina. Cuando digo esto lo digo con elogio entero y admirado. Tiene madurez, interés, lecturas y su punto de arrogancia: el orgullo de quien es capaz y de quien sabe trabajar. Ha leído y lee bárbaramente. Además es joven: no es un elogio, es una constatación. ¡Quién tuviera su edad y su desenvoltura! Se ha molestado conmigo en algunas ocasiones (lo sé, lo sé): seguramente porque no he sido todo lo generoso que debía ser con él. Aunque no escriba mucho, yo tengo la suerte de poder tratarlo personalmente. Charlamos. Intento frenarlo amistosamente. Es tanta su avidez intelectual que en ocasiones se irrita: no todos comparten sus intereses y sus tiempos. He gastado muchas horas de charla con él. No me arrepiento en absoluto: lo seguiré haciendo mientras él quiera.
Y eso, precisamente, son los blogs: conversaciones en que unos y otros aprendemos.
Soy uno de los que ha firmado en la despedida de «El Tinglado». Lamento su desaparición pero, hasta cierto punto, la entiendo. No conozco a Àngel más allà de nuestra relación virtual pero, aparte de unirme a él la condición de historiador, presiento que es un gran tipo. También he visto crecer su blog. Aún recuerdo lo que le dije en el primer comentario que puse en su blog:
«No sovintegen els profesors universitaris (almenys d’Història i almenys que jo sàpiga) que dediquen part del seu temps a reflexionar i compartir el seu punt de vista. Me n’alegre molt que sigues una excepció i espere que la cosa dure».
Acostumbrado a que los profesores universitarios me pongan cara de circunstancias cuando les hablo de algún blog, me alegró ver que uno de ellos no sucumbía a la desídiaa y el desdén generalizado hacia lo digital que suele mostrar el profesorado universitario. En el blog de Àngel he aprendido muchas cosas. Supongo que estos meses de vida que a los demás se nos han hecho cortos, a él le habrán parecido intensos. No tengo ni he tenido blog, pero intuyo que lo de «El Tinglado» ha sido algo así como una «muerte de éxito» o, al menos, de sobredosis: los habituales de aquella bitácora sabemos que había días en los que se actualizaba varias veces el blog. Quizá el sobreesfuerzo ha pasado factura y, una vez perdida la ilusión por la novedad, la rutina ha resultado más trabajosa de lo presumible. En cualquier caso, y como he dejado escrito allí, ha sido un placer conocer a Àngel, en su faceta personal y en la profesional.
Sobre David Montesinos, poco puedo añadir a lo dicho por Justo. Quizá soy el único que ha tenido la posibilidad de verle ejercer la docencia en vivo y en directo y, certifico que su clase no es el recinto del saber establecido. El par de veces que he visitado su instituto para charlar con sus alumnos, he visto que sus discípulos le tienen ese aprecio especial que tiene el alumno por el profesor que se muestra cercano y comprensivo. Supongo que el haber escrito «La juventud domesticada» le da mucha ventaja respecto a sus colegas de instituto.
También fui de los que leyó el libro en su día y de los que comentó con el autor sus impresiones. Hace un par de días pude hablar con Montesinos y ya le di algunas pistas para una posible segunda entrega. La complejidad de los intereses y actitudes de la juventud actual es tal, que da para varios libros. Si además están escritos con la ironía y la inteligencia de «La juventud domesticada», el resultado puede ser un gran retrato sociológico.
También he sido y soy -aunque a veces el trabajo me impida prodigarme lo que quisiera- lectora asíduo de «La cueva del gigante». Allí he coincidido con amigos de este blog y con otras gentes, entre ellos Tobías (otro colega en lucha diaria por inculcar la historia a las jóvenes mentes del mañana) y algunos de los alumnos y ex alumnos de David.
De uno en la distancia (geográfica) -Àngel Duarte- y otro en la cercanía -Montesinos-, he aprendido muchas cosas sobre la historia y sobre la filosofía, sobre la cultura del republicanismo y sobre la cultura juvenil y sus simulacros. Confío en seguir aprendiendo de estas dos personas a las que aprecio por lo que saben y por lo que me enseñan.
Una cosa que he comprobado, querido Justo Serna, es que por más generoso, indulgente y buenrrollista que uno sea, es inevitable que unos cuantos te detesten. Me ha pasado en las aulas, y tiene que pasarle a usted porque es un personaje conocido y con cierto prestigio. Publica libros francamente interesantes, ha creado un microespacio internáutico de diálogo al que acuden puntualmente a diario muchas personas valiosas, dirige tesis de alto nivel, le invitan a congresos, le atribuyen una línea de análisis junto a su amigo Pons que está incluso etiquetada, se atreve a plantarle cara a ciertos personajes con cierta fama como Espada o Moa… Y lo peor de todo, la gente que le conoce suele hablar bien de usted… Bien pensado, es que es usted odioso. (Y encima, ahora resulta que es usted masón, justo lo que yo he deseado ser toda la vida y nunca han querido ustedes aceptarme)
De otro lado, se me ha ido el santo al cielo nombrando a un troll de este blog, no volveré a hacerlo, creo que no deberíamos hacerlo nadie. En alguna ocasión me llegó a hacer gracia, en este caso no, no tiene gracia, no hay talento, no hay nada.
Debo decirte, amigo Fuster, que quien dejó impresionados a mis alumnos fuiste tú el día que viniste a darles una charla sobre el futuro de las universidades y la vocación investigadora. Hay algo preprogramado en la visita que te pedí. Cuando mis alumnos ven que un tipo cercano a ellos en edad muestra esa rareza que es la vocación de estudio, el efecto es explosivo. Algo pasa, algo se les remueve dentro, pues el que les dice que está bien eso de leer muchos libros no es un tipo aburrido y con pinta de no saber ni como se lía un porro, sino alguien que, además, se dirige a ellos con ese entusiasmo casi insolente que a veces te genera algunas hostilidades.
Hablando de republicanismo a propósito de Duarte y El tinglado. Ayer murió Florián el Grande. Lo conocí hace seis años una mañana en que celebrabamos en el Instituto el aniversario de la 2ª República. Nos contó detalladamente cuando le «mataron» de un tiro en el pecho setenta años antes, en la Guerra, cuando sacó a Francia sin una sola baja a todos los que quedaban de la Guerrilla de Aragón y Levante, cuando lo expulsaron de Francia y terminó reencontrándose con Reme, la famosa Celia, personaje mítico de la resistencia antifranquista y con la que vivió en el exilio en Praga hasta que pudo volver en el 78, cuando todavía estaba catalogado en los archivos de la policía como delincuente «altamente peligroso». Me quedé con dos cosas en la comida que con tanto placer compartimos con los dos. Comunistas de la vieja escuela, sufrieron una terrible decepción el día que el estalinismo soviético metió sus tanques en Praga para ahogar las reivindicaciones de apertura y libertad que empezaban a escucharse tras el Telón de Acero. También me llamó la atención el optimismo con que veían la España actual. «Teneis una libertad que nosotros no tuvimos, no teneis hambre, no hay el odio que hubo, apreciadlo porque tiene mucho valor, y enseñádselo a vuestros alumnos.» Ha muerto uno de los últimos de la Resistencia. Ojalá haya servido para algo su lucha de tantos años, casi un siglo… a mí sí me sirvió.
Pues si a usted le enseñan, Sr. Fuster, imagínese lo que me pueden aportar a mí (incluido vd., no se crea), que no soy filósofa ni historiadora.
No tengo el gusto de conocer a Ángel Duarte, pero por lo que cuentan Justo Serna, Paco Fuster o Alejandro Lillo, parece que es un excelente historiador, aunque le gusten los toros ;-). Prometo dar una vuelta por su recovero, Don Ángel. Debe ser un lugar muy interesante…
A los que no hayan visitado todavía ‘La cueva del gigante’ (sí, sí, del gigante; es que David P. es muy alto, no tengan miedo), les recomiendo encarecidamente que lo hagan. Del Sr. Montesinos destaco “su habilidad irónica, que emplea para reflexionar y para tratarse” como dice Serna, actitud en la vida que me parece tremendamente saludable (no sabes David, lo que me reí cuando nos contaste el encuentro que tuviste con tu compañera de trabajo en la Plaza de España en Roma); su altísimo nivel cultural y su profundo conocimiento de la juventud actual. Por eso creo que eres un buen profesor, David, porque conoces a quienes tienes delante, a tus alumnos, sacando de ellos lo mejor, propiciando “en las nuevas generaciones el acceso a lenguajes críticos, capaces de ayudarles a cuestionarse los valores establecidos y transformarlos en clave emancipatoria”, como propones en ‘La juventud domesticada’ (libro que por cierto, tengo ubicado en mi estantería entre ‘Ecce homo’ y ‘El vino del estío’, en la sección, digamos, “para releer o pendientes de leer” ;-)).
Y bueno, de Justo Serna…. Es que de Justo Serna tengo una sección especial en mi librería, vamos, todo un estante para él solito: ‘La sección serniana’ ;-). Él sabe que lo admiro profundamente, así como a sus ‘Archivos’. He tenido la suerte de hacer buenos amigos en torno a Don Justo, algunos blogueros, otros no: el propio Serna, David P., Paco V., Marisa Bou, Paco Fuster. Ah, y Don Arnau, que hace tiempo que no se le lee. También es un placer encontrarse por aquí con otras personas como el poeta Millón, la literata gallega Fuca y Doña Ana Serrano (que me han “chivao” que es encantadora, una excelente conversadora), a los que no conozco personalmente, pero que espero poder hacerlo algún día.
Y sí, estoy enganchada a este blog. Qué quieren (como diría Justo). En él intervienen escritores y/o profesores universitarios, educadores, historiadores, filósofos, vampiresas ;-), enmascarados, poetas, personajes de cuento, grandes pensadores/as de la historia ya muertos…y que aquí resucitan. Es un blog mágico. Así que, Don Justo, no me haga pasar por un proceso de desintoxicación porque no estoy preparada :-).
Yo confieso. Confieso que no entré más que un par de veces en «El Tinglado». No porque no me gustara, sino porque mi adicción a ESTE blog, me impide -por falta de tiempo- visitar otros con la misma asiduidad. Lo mismo me ocurre con «La cueva del gigante», lo confieso también. Y con el de Ana Serrano. Y con el de Isabel Barceló. Incluso con el de mi amiga Berta Chulvi, que debe andar mosqueada conmigo. Lo confieso, sí: este blog me absorbe tanto como yo absorbo con fruición sus enseñanzas -las de todos ustedes-, porque les leo como si de libros de texto se tratara. Y así, aprendo algo de historia sin ser historiadora, algo de filosofía sin ser filósofa… en fín, no les canso, algo de lo que sea, puesto que no soy nada.
Y ahora, como acto de contrición, prometo visitarles a todos los mencionados blogueros, al menos una vez por semana. Pero me permitirán que mantenga mi fidelidad diaria a Justo Serna, pues además de estar de acuerdo con todo lo que han dicho de él (no añado nada porque conozco su modestia), éste es el único lugar en donde les encuentro a todos ustedes juntos… ¡qué gozada, señores!
Por cierto, Isabel: ¿lo de «vampiresa» iba por mí? ¡Qué más quisiera yo! No lo soy, ni en el sentido de «vida eterna», ni en el de «devorahombres». Pero en fin, es gracioso…;-)
Resulta curioso. Al señor Montesinos lo conocí por Justo Serna. Bueno, en realidad a quien primero conocí fue al libro del señor Montesinos, un verdadero placer, por cierto. Cuando tuve la ocasión de decirle personalmente lo mucho que me había gustado su libro, el señor Montesinos me dio las gracias, y yo imagino que se alegró, pero tal vez también pensara, en su fuero interno, que yo simplemente era un tipo educado. Bueno, lo soy, lo soy. Pero lo cierto es que aprendí mucho de “La juventud domesticada”, más de lo que su autor seguramente puede imaginar. Y no me refiero con eso a la información que me proporcionó, a los conocimientos que adquirí con su lectura, sino a lo que aprendí leyéndolo. Mejor: a lo que descubrí mientras lo leía.
Uno se dedica con tesón y esfuerzo a juntar unas palabras con otras intentando otorgarles un significado. Se escribe un párrafo tras otro, componiendo páginas y páginas orientadas a explicar una idea, dotándolas de un sentido, dándoles un sesgo, una dirección determinada. Cada palabra tiene un significado preciso, lo más exacto posible. Cada frase se construye con mimo y cuidado. Cada párrafo expresa una idea, lo más clara que puede. Cada página está escrita con un propósito, con una intención. Nada se ha dejado al azar ni al capricho. Y de repente alguien compra el libro y lo empieza a leer. Poco a poco, en su cabeza, todo cobra otro sentido. Las palabras cobran vida propia, las frases adquieren un nuevo significado, los párrafos muestran ideas más profundas, cosas que nada tienen que ver con el tema del libro (¿o tal vez sí?), sino con la propia experiencia del lector, iluminando aspectos recónditos, desconocidos, ignorados, olvidados, reprimidos, que entonces afloran, como el corcho en el agua. Es la magia de la literatura.
Es la maravilla de la literatura.
Entonces el lector, cuando tiene la oportunidad, le dice al autor que su libro le ha gustado mucho. Lo repite una o dos veces, no más, temeroso de excederse. ¿Qué otra cosa podría hacer? ¿Explicarle lo que realmente le ha pasado cuando ha leído ese libro? Ni de coña. Como mucho lo coloca bien visible en la estantería de la librería.
Mi caso es su caso, Marisa. No tengo tiempo de visitar nada más que este blog. Cada vez tiene uno menos tiempo y figúrese yo, que trato de recuperar 25 años perdidos y que debo atender, aunque cada vez menos, mi foro (que no blog, Marisa, lo mío es un foro. No me considero yo capacitada para un blog), un foro que tiene cinco años (un anciano, en este medio) y que llegará a vaya usted a saber porque jamás lo quitaré. Tiene archivos y cosas que pueden servirle a alguien. Pero es un placer conocer a personas estupendas, como son todos ustedes, que jamás hubiera conocido sin la red. Personalmente sólo conozco a Justo y lo considero uno de los privilegios de mi vida. Llegará el día en que conozca a todos y eso me hará muy feliz. Es imposible encontrar ahí fuera, el la vida «real», un grupo de personas como ustedes y doy gracias cada dia a mi santo Voltaire.
Quien le «chiva» a usted esas cosas, Isabel, es demasiado buen amigo y será el culpable de que, cuando nos conozcamos, la decepcione. Yo siento por usted un cariño especial.
Justo dice: «Si elimino su comentario, censuro; si lo dejo, me acusa de venenoso y masón.» Me voy a permitir darle un consejo: anule su ip. El mensaje de ayer ya no es de recibo y borrarlo no es censura, es limpieza de su casa. Nadie tiene por qué tolerar que vengan a insultarlo a su casa, de verdad. Es muy doloroso hacerlo, pero ha tenido ya muchísima paciencia. En mi foro la única norma que hay es la de no insultar. No hay más remedio cuando hay personas sin control y sin medida.
Feliz domingo a todos.
P.S. Algunas de las persons que más quiero y respeto son masones. Qué salvaje la influencia de Franco, que los masacró por no admitirlo en sus filas, que hace que aún «masón» se use como insulto.
Una matización, amiga Isabel; tienes razón en que nuestra Ana Serrano es encantadora y una excelente conversadora (yo sólo la conozco de escribidora pero puedo imaginar perfectamente su excelente conversación); te equivocas al llamarme literata gallega, galega sí pero literata no; para mí el literato es el que escribe con estilo literario y yo no sólo no escribo sino que nunca tuve deseos de hacerlo. Ahora bien, si con el término literata, “versada en literatura”, te refieres a la persona que da vueltas alrededor de los libros, ahí podríamos encontrar un punto de acuerdo.
A mí con los blogs me pasa un poco como con las personas, soy tremendamente fiel, leal. Y así como no puedo tener muchos amigos porque no podría atenderlos, no puedo entrar en muchos blogs y leerlos diariamente; hay algunos que los leo desde su nacimiento hace ya bastantes años, aquellos que surgieron tras la desaparición del foro de Javier Marías, creados por personas a las que allí conocí: “El bosque” (es un foro, no un blog), “El lamento de Portnoy” y “La senda de los libros”. Hace tiempo que también conocí el blog de Justo y lo leo diariamente, aunque no participe. ¿Y por qué no participo más? Algunas veces por falta de tiempo, otras porque no tengo nada que decir, otras por lo que dice Alejandro Lillo sobre su persona, sobre que es “un tipo educado”; a mí me parecéis demasiado educados. Con esto no estoy reivindicando el papel de tipos como ese que sólo entra en el blog para insultar (ya veis que ni pongo su nick, para mí no existe), estoy pidiendo otra cosa. Debemos de ser honestos. Todos los que escribís en este blog decís cosas interesantes la mayoría de las veces pero de ahí a ser escritores hay mucho trecho. No me gusta cuando leo que todos los que escribís en este blog lo hacéis maravillosamente, cuando animáis a todos a escribir libros sobre cualquier tema; desde luego, si yo escribiera un libro, nunca me fiaría de vuestra opinión, sabría de antemano lo que ibais a decir. Por eso, no me atrevo a discrepar cuando algo no me gusta, no me atrevo a no ser “educada”, algo que no me pasa en la vida real, mi fama de maleducada tiene mucho fundamento. Ya veis, escribir no escribo, pero os leo y aprendo y disfruto con vosotros.
Siento discrepar, Fuca. Lo tuyo no es mala educación, yo pienso que es sentido común y sinceridad. Lo que me parece encomiable. Deberías participar más, tus opiniones son siempre interesantes. No sólo hay acuerdo entre nosotros, a veces hay desacuerdos profundos. Exponerlos es un ejercicio de salud mental.
Yo no creo que todos aquí escribimos maravillosamente. A lo sumo, juntamos palabras con mayor o menor acierto. Algunos sí lo son, no sólo porque han escrito libros -hoy día se escriben muchos libros que no se pueden considerar «literatura»- sino porque lo hacen realmente bien. Otros aportan al blog una gran sabiduría, afortunadamente para los menos sabios, aunque no puedan considerarse literatos.
Y otros aportamos sólo el necesario contrapunto de incultura para que ésto no se convierta en una árida academia. Realmente, trolls aparte, somos de lo más variopinto.
No se confunda Fuca. La educación puede inducir al silencio en algunos casos, no a decir cosas que no se piensan.
Yo no hablo de discrepar, amiga Marisa, cada uno aporta lo que puede y no creo que tú te puedas poner de ejemplo de incultura; escribes bien y a mí me gustan tus comentarios. Hablo de valorar obras o escritos literarios; una cosa es decir que algo es correcto y otra muy distinta es catalogar una obra o un texto como genial o magnífico. De ser verdad lo que dice Alejandro, está claro que no entendemos lo mismo por Literatura.
La amistad tiende, de manera inevitable, a la generosidad. Es lo que le ha pasado a Justo en esta entrada. Como mínimo, en lo que a mí se refiere.
Por lo demás, apuntan ustedes a un problema que me parece central, por dramático, en distintos campos de la actividad intelectual, literaria…: la incapacidad para la crítica razonada, dura si hace al caso, pero educada. Este rasgo, que me parece que forma parte de los genes de la cultura española, viene acompañado por otro. Puede parecer una paraadoja, aunque en realidad, es su perfecto complemento: el amiguismo, que no la amistad. Situados en este terreno -habitual en la crítica historiográfica, en los premios literarios, en los reconocimientos artísticos- entonces ya no hablamos de generosidad, sino directamente de corrupción del juicio.
Si me permiten un consejo: no renuncien a la generosidad que nace de la afinidad de escrituras y lectura en un blog. Lo peor está fuera de él.
Tienes razón, Ángel, estamos en un blog, en una tertulia de amigos, no está mal ser generoso, siempre que tengamos muy claro el lugar en el que estamos y no creemos frustraciones. A mí me cuesta exagerar cuando me piden mi opinión sobre un texto literario; incluso me pasa con mis alumnos adolescentes; me vienen con sus versos o con sus prosas para que les diga qué opino, leo sus textos con atención pero no puedo mentirles; adorno mi opinión con palabras bonitas para no ofenderlos, les hablo del ritmo poético (que ellos confunden con rimas), del estilo…; algunas veces llegan a mis manos textos preciosos, ahí sí que animo, ahí sí que intuyo un futuro escritor (la vida real me dio a veces alegrías, aquellos adolescentes a los que yo ensalzaba son hoy escritores, alguno bastante importante). No sé, es complicado ser imparcial, más bien diría que es imposible, pero debemos intentar ser lo más objetivos posibles (es gracioso que yo diga esto, la persona más subjetiva que existe sobre la tierra; ¡qué sería de mí sin contradicciones!).
Querido Justo. Iba a enviarte un email cuando, quizás, las palabras de Ángel sobre la amistad y la generosidad me han hecho cambiar de parecer y me han obligado, casi, a utilizar esta curiosa ventanilla para trasladarte, antes que nada, mi sincera gratitud por ese auténtico despilfarro de tu tiempo -del tiempo- que supone ocuparse de algunas de mis cosas. No soy humilde, así que te lo digo muy en serio:-)
Iba a hablar sobre blogs, pero sólo hablaré del mío. La Telaraña, como bien apuntas, nació con vocación estrictamente literaria y así se mantuvo durante unos años. Ahora es ya otra cosa. Un lugar silencioso. [Un inciso. Me gusta el silencio. No sé si tiene mucho o poco que ver con la educación o la urbanidad -como alguien apunta más arriba- pero sí que es una forma de respeto, de vigilia, de estar sin molestar, de cercandanza: de proximidad y lejanía simultáneas -el silencio no tiene por qué ser estático y, de hecho, no suele serlo]
Luego –el adverbio es sólo una concesión de estilo- están los contrastes. El columnista siempre ha de simplificar para adaptarse al medio (se supone que de comunicación) para el que trabaja. Esa faceta no es, sin embargo, tan ingrata como pudiera parecer. En realidad, me sirve para opinar sobre lo que no tendría, no ya opinión -¡opinión, qué valor!- sino, ni tan siquiera, un mínimo conocimiento. La actualidad y yo nunca hemos coincidido. Y sigo hablando en serio.
El poeta, sin embargo, nunca simplifica. Tampoco busca el nombre exacto de las cosas. Qué cosas, qué nombres. [Sobre la autoridad de Antonio Machado en literatura mejor callar, por prudencia, o citar sibilinamente a Borges y sonreír después] No todos vemos lo mismo ni, tampoco, lo vemos de la misma manera. ¡Por fortuna! apostillaría aquí si buscara recibir algún aprobado general… pero la nota me importa poco. No vemos las mismas cosas ni las decimos igual porque nuestra insuficiencia -o incapacidad- para nombrar el mundo es la que es: distinta en cada uno de nosotros, pero idéntica, esencial y finalmente, en todos. No hay derrota, sino una hermosa hecatombe. Un naufragio absoluto.
No creo, pues, que las cosas tengan un solo nombre, ni dos ni cien ni mil. Igual no tienen ninguno y no sé -o sí, pero bueno- por qué nos empeñamos en dárselo. [Para mayor inri, sobre las cosas sin nombre, tratará mi próximo poemario… Que no sé si saldrá antes o después del anterior, porque tengo dos en vísperas de imprenta, pero aún así seguirá siendo el último;-)]
Estoy algo fatigado. Algunas dolencias físicas -es decir, anímicas- me hacen desear, más que cualquier otra cosa, una retirada y un buen masaje reparador. [Aquí podría jugar con mis raíces mallorquinas y decir, tan ufano, que lo que necesito es una buena refriega, pero mis raíces no están enterradas en ningún lugar físico y así me va:-)]
Bona Nit.
Es cierto, por lo que dice Fuca, que solemos hablar bien unos de otros. Sin embargo este espacio ha sido escenario muchas veces de discrepancias enconadas, si no sería un aburrimiento, un poco como esas tediosas presentaciones de libro donde todos los comparecientes se dedican a echarle flores al autor, e incluyo aquellas entradas en que Justo le ha dado cancha a gente como Alejandro y Paco Fuster, cuyos escritos estuvieron francamente a la altura. Las entradas de Justo Serna son unas veces brillantes y otras resultan un tanto titubeantes, aunque esto último no es lo habitual, de lo contrario ya no lo leeríamos. Aquí no se acuesta uno con nadie por cariño o porque caiga bien, sino por lo mismo que hace que uno busque sexo, por deseo egoísta e interesado. No sé si me explico. Sigo este blog por la misma razón por la que leo otras cosas: me permite saber más de lo que sé, me ayuda a saber por donde van los tiros. Hay autores a los que he conocido gracias a Justo o a los contertulios; hay sensibilidades y enfoques de problemas de actualidad sobre los que ustedes consiguen ofrecerme nuevas luces.
Hace algún tiempo propuse en una publicación en la que participaba que se incluyera -entre las reseñas de libros convencionales- la mención crítica de algún blog, y me referí concretamente a éste. La propuesta produjo reticencia, pero también curiosidad. Yo creo firmemente en eso de la «free culture», sin ánimo de meterme en el berenjenal de los derechos de autor y la piratería. Internet arrastra comportamientos adictivos e inmorales, pero ha creado un espacio único en la historia para la circulación de ideas. Si la imprenta revolucionó para siempre la cultura, el ciberespacio incorpora una promesa inmensamente ilusionante. ¿Se gestará desde ahí esa reconstrucción del espacio de lo público tan seriamente amenazado y que tantos autores definen como la gran tarea de nuestro tiempo? Quienes como Habermas han hablado tanto de la racionalidad comunicativa como clave del movimiento ciudadano por la democracia, ¿no ven en la cybercultura una clave nueva y decisiva en este combate? ¿Qué sería de los llamados NMS (Nuevos Movimientos Sociales, ya tienen nombre propio desde las protestas de Seattle y los malllamados «antiglobalizadores») sin la Red?
Se me ocurre que si algún día Justo se cansa el blog debería continuar.
Por cierto, Isabel, la vampiresa ¿no será Pumby, verdad? Te va a tocar explicarse, porque tengo sospechas.
Gracias a todos por sus palabras tan amistosas.
Y gracias a Àngel, David P. y Juan.
Juan Planas es deliberadamente extemporáneo o intempestivo. Por eso, sus juicios sobre nuestro tiempo y la corriente –el curso de la corriente– suelen ser desasosegantes.
¿Y las cosas tienen un nombre? Antes de Babel, sí. En el Edén coincidían las palabras y las cosas. Aún no nos hemos repuesto de esa pérdida presunta, como he dicho alguna vez. En eso estamos: añorando fantasiosamente lo perdido, con esa nostalgia que Cioran nos diagnosticó.
¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas!
Este post aún no está acabado. Hay ciertos temas que ustedes han sacado que merecen mayor tratamiento. Pero ahora me permitirán que me retire. Aún estoy recuperándome de mi exceso laboral. Mañana lunes completaré el post.
Si en algo puedo contribuir a la oxigenación y desintoxicación de este blog, vaya por delante mi repudio al mencionado Troll, que no por ser una costumbre resulta menos molesto. Y en segundo lugar, acepten mis excusas por si la rebatiña primaveral nos llevó a Justo Serna y a mi, sobre todo, a un duelo de excesos, ha perturbado o alterado sus biorritmos intelectuales o afectivos. También por haber servido de pie a la nueva entrada de Paco. No, el veneno y la francmasonería nada tienen que ver, quien se lo dice lo sabe de buena tinta.
Masaje a derecha.
Masaje a la izquierda.
Masaje a la derecha.
Ar!!
A joder al innombrable!!
Machado?? Citas a Machado?? Ladrón!!
dice veirat que soy un troll???? no me des puerta santito. aqui vengo contigo o sintigo.
Dos días de felicidad. Cine, familia, bicicleta y un post que crece, que homenajea a otros bloggers justificadamente. Tengo mucho que agradecerles a todos ustedes; también tienen cosas que perdonarme. Pero yo no puedo hacer más de lo que hago. Creo no ser deshonesto.
Yo no robo a Machado. Pero qué majadería es ésa. Creo que hay que regresar a los poemas y a las prosas de Machado. Entiendo que ese nombre le haya molestado especialmente a Juan Planas: cité expresamente la ‘autoridad’ de Machado porqué sé que no se reconoce en él. Aquí no damos masajes, sr. Lluís. Escribí esa expresión –el nombre directo de las cosas– porque Babel es el mito originario de todo poeta (como sabe M. Veyrat).
No tengo intención alguna de sentar cátedra sobre poesía. Sí sobre camaradería. Este blog es un espacio de inversión y de reversión. De prestación y contraprestación. Aquí somos objeto de exposición y de inmersión. Al final, lo que queda es un grupo selecto de personas con las que aún es posible charlar y aprender: buscamos el nombre directo de las cosas, incluso de cosas que parecen no tener nombre. No pedimos carnets. Tampoco credenciales, títulos o estudios. Sólo mesura, responsabilidad, desprendimiento, entusiasmo.
Ahora mismo estoy saliendo de un bosque. No es una metáfora. Leo las últimas palabras de una obra de la que he de hablar públicamente este jueves. Es una novela que tiene como fondo un bosque –real y simbólico– una suerte de edén oscuro.
Una asfixia.
Serna mu considerado Ja. Buena la derecha buena la izquierda. Ar!! Lees blogs de derechas y de izquierdas. Mucho equilibrio!!
Bienvenido, Miguel Veyrat. Otra vez. Yo no quiero enemistarme contigo. De hecho, no creo haberme enemistado con nadie que frecuente este blog. Quien me insulta lo hace de entrada, no porque yo le provoque: como ese pintoresco Paco.
Miguel, creo que eres un poeta imprescindible. Un poema tuyo puede trastornar. Doy fe. ¿Criticable mi mala hostia? No sé si la furia o la rebatiña están justificadas. Lo que sí sé es que no soy deshonesto. Pocas personas me han llamado eso.
Miguel, puedes ser un excelente poeta, conmovedor, denso, con una sedimentación cultural formidable. Tus libros conmocionan.
No sé si debo aguantar palmetazos. No estoy para esto.
No, ni yo darlos. Lo siento. La tolerancia, en cualquier ocasión, es una norma imprescindible de comportamiento social. Y si a ello se une un sentimiento fraternal, como es el caso, más todavía.
Bienvenido.
Sé que no tiene nada que ver, pero como nos interesa tanto la actualidad italiana… Seguro que recuerdan el terremoto en Italia. Sucedió en la región de los Abruzzos de madrugada.
Están empezando a llegar noticias bastante alarmantes e indignantes. Dicen que algunos edificios que se desmoronaron (algunos de tan solo dos años de antigüedad) estaban realizados con arena de plana en vez de con arena de río. También dicen que el edificio de la Prefectura (del Gobierno) en la zona fue desalojado a las 00:30 horas, tres horas antes del terremoto. Para los que sepan italiano:
«Sono sempre gli stessi, sempre gli stessi»
Son siempre los mismos, siempre los mismos.
Desolador.
Que hoy asistamos con regocijo a la reconcialiación, o, al menos, a un comienzo de diálogo sereno, placentero, de los señores Veyrat y Serna, es para mí una de las más flagrantes pruebas de la existencia de los «miracles de Sant Vicent»….No, no es es que me hayan cogido, como al poeta lusitano, en «flagrante delitro»; ni tampoco es signo de beatería-no les daré ese gozo a algunas garras expectantes-, antes al contario. Siempre tengo presente al gran Bergamín, hoy, afortunadamente, en proceso de reedición sus textos:
Tierra de santos y de cantos,
de santeros y copleros,
de bailaoras y toreros,
de maravillas y de espantos.
Y de tantos y tantos y tantos
pícaros y místicos y logreros;
de caballeros milagreros
(si malas capas peores mantos)
Es, sencillamente que la emoción nubla el caletre y le da a uno por decir tonterías de esta dimensión. Ustedes perdonen.
Celebro volver a leer a don Miguel, sobre todo en este post que ha adquirido un aire de «academia» o asamblea peripatética, por cuyo jardín deambulan ensambladas amistad y sabiduría, ante todo sabiduría de la amistad.
Al señor Millón, que tanto ama el encuentro entre culturas, este poema extraído de «Babel bajo la Luna», libro que quizás no conozca:
UN DÍA los chamanes decidieron cerrar atajos afluentes de otro tiempo
Emparedar la lengua cortada de sus muertos Pero un niño brincaba
Spriengen in de diepte van een huidomgresnd begin
En dar je verste erfenis aan flandren vinden los Pirineos
Mas ellos cegaron también las vías
Que allanara Willy liberando para siempre a Caliban
En la playa desierta poblada sólo a pecios Galop del cavall flac
Per aspres camins de Sepharad
Todos los hijos de Roma trajeron a Meistere Manole
A quien la noche destruía
—L’Homme le chiffre élu tête auguste du nombre calzada imperial
Lo que el día levantaba De Trajano Euzkera bake zu? Mas la nube milagrosa
Sacó a los monjes De Hong del incendio de Chao-Lin: Hertmans y Espríu
Tomaron cerveza Con Iparragirre en la Grande Plaza Blanche del Rey de Gernika,
Op het plekje waar de ziel bijeengehouden door wat garen en vijf knopen
Van een cent una vez reescrita Europa Zein hizkuntzatara
Ekar zaitzaket hurbilago nahi bazaitut siguiendo le cours de la Meuse?
Bienhallado, señor Serna
Gracias por su poema. Decía nuestro Garcilaso, en famoso Soneto, «cuánto corta la espada en un rendido». Pero también, cuánto puede la palabra esperanzada en un enamorado. Ese amor a la palabra y de la palabra, puede construir su poema, don Miguel, que tánto me trae el recuerdo de otro constructor de puentes como Ezra Pound; o puede, con sonidos, salvar espacios insalvables.
Ayer me acerqué, invitado por un amigo cuyo hijo se estrenaba como «Cap de corda» de los cellos en la Jove Orquestra de Música, en el Palau, y quedé atrapado en el recuerdo y la emoción cuando sonó el «Oblivion» de Astor Piazzolla.
Los desaparecidos de Argentina, del Cono Sur, su lamento, su nostalgia, su esperanza, sonaban en las notas que recogían el dolor y el recuerdo de los que aquí recordábamos, en el Cementerio de Valencia, nuestros desparecidos. Universalidad de la palabra y el sonido. Oigan esto:
Me alegra que nuestros amigos Miguel Veyrat y Justo Serna hagan las paces, precisamente en un post en el que Justo homenajea a sus amigos. Me gusta esta celebración con hermosos versos y buena música. ¡Ojalá la disfrutemos durante mucho tiempo!
¡Gracias, Señor Millón! Magnífico grupo. Quién podía soñar hace bien pocos años que en España hubiera orquestas y grupos jóvenes así. Es curiosa la cantidad de conexiones que hay en este blog al violoncello :-)
En día de reconciliación y música, yo le regalo, ya que le emociona Piazzolla, otro tango suyo en las manos de otro grupo muy joven. La grabación, la imagen y el sonido no son buenos porque es un video casero, pero no importa.
Se ha de ser un gigante para entrar en esa cueva, David.
Y no, deberemos esperar la explicación de Isabel para conocer su críptica alusión a “vampiresas” (ella misma podría ser una…) pues Pumby es de género masculino.
Me alegro infinito que Veyrat y Serna retornen a la vía de la que nunca debieron salir.
Gracias doña Ana por su afecto al traernos esa pieza de Piazzolla. Es memorable su música y qué extraoridnaria su ópera-tango María de Buenos Aires, ¿verdad?
El enlace que les expuse corresponde a un cuarteto ruso. Yo escuché una versión interpretada al clarinete por nuestra joven promesa valenciana, José Franch-Ballester, quien pese a su edad ya se halla viviendo en Estados Unidos y con un futuro prometedor.
Acabo de buscarlo en YouTube y verdaderamente es un clarinetista extraordinario; enhorabuena a su amigo, padre del chico. Ha elegido un camino durísimo, pero hermoso.
En mi modesta opinión, Piazzolla es uno de los grandes que demostró, además, que la música contemporánea puede sonar bien.
Puestos a develar, desvelo. El cellista del enlace que le he puesto es mi hijo, 22 años, que, además escribe cuentos. Fuca lo sabe bien ;-)
Señor Millón, nos van a echar a gorrazos por estar aquí, en un aparte, hablando de otra cosa.
Ustedes dispensen.
Se oye un rumor de sedas y de gasas; unos acordes del Lago de los Cisnes, como a distinte velocidad de la debida, e irrumpe en el blog, bajo un foco muy ténue y que no enfoca bien, un tanto trastabillante, pero digna: ¡PAVLOVA! Parpadea coqueta, da la espalda a los blogueros y, mirando por encima del hombro, colocada en medias puntas porque de puntas se cae, dice con su armoniosa y grave voz de cazallera:
Pero ¿Alguien tiene dudas de que la vampiresa soy yo?
Cesa la música y se apaga el foco mientras cae, lentamente, el telón.
Ana, pordios, es un honor que nos hable usted de sus admiraciones.
Bien están, querido Justo, las amistades reencontradas, los malentendidos resueltos y hasta las discrepancias apartadas, como digno colofón de este post o de cualquier otro. Con todo, lamento tener que reafirmarle a Don Miguel que -salvo alguna explicación, que ya no imagino, por su parte- su silencio clamoroso a mis emails no hace sino confirmar que nuestra relación fue sólo un estupendo malentendido. Mala suerte.
Les seguiré leyendo.
Doña Ana, mis parabienes por su hijo. Creo que las cuestiones musicales deberían ocupar un lugar en el blog. Imagino que muchos de ustedes conocerán el último libro de Eugenio Trías, El canto de las sirenas. Allí leemos del maestro:
«Como señala Emanuele Severino, [la música] constituye la verdadera casa del lenguaje (si éste es la mansión del ser, como quiere Martin Heidegger). Por esta razón la música debe ser, antes que oída y ecuchada, verdaderamente habitada. La composición musical tiene que erigir un templo en el oído, para decirlo en términos de R.M.Rilke-«
Hace como quince años que no leo a Eugenio Trías, al que tanto seguí anteriormente. Le pido que me dé motivos, señor Millón, me gustaría regresar a las mismas luces que advertí en los tiempos del Tratado de la pasión o Drama e identidad.
Ya sé cuál es su sexo, Pumby, pero es que si no me meto con usted no aparece. Celebro el regreso del poeta.
Señor Montesinos, aunque sólo saqué a colación a Trías por la idea de la música, bien interesante, aunque bien difícil es la tarea de resumirle -y más a estas alturas del día-, la aportación de Trías en los últimos quince años. El camino, desde entonces, ha sido de un rigor y exigencia, de una altura de miras y de una radicalidad, como bien pocas hay en nuestro panorama filosófico actual. Sus conceptos de frontera y límite en torno a los cuales ha edificado una ontología, y desde los cuales ha urdido una lectura del mundo y del ser humano, de sus prácticas y de su cultura, de una complejidad inusitada. Con más tiempo y paciencia podría adelantarle sus espacios recorridos. Precisamente, si todo va ben, presentaré una comunicación en el próximo Congreso del AITENSO, que se celebrará en el marco del Festival de Teatro de Olmedo, sobre Calderón en la obra de Trías, donde propongo una lectura desde la idea de «límite» de la obra burlesca calderoniana «Cáfalo y Pocris».
A ver, lo de ‘vampiresa’ iba por nuestra Marisa Bou, que es una gran lectora de literatura vampírica (consulten el post ‘Ficciones’ y lo comprobarán. Bueno, y por Pavlova… cuánta sensualidad…guaaauuu!.
Así que, no, no, David. No metamos a Pumby en esto, no vaya a ser que se ponga a dar bufidos. Tengo entendido que los gatos y los vampiros no se llevan bien. Aunque en este blog, como podemos observar, todo es posible.
Ah, Fuca, una cosita: versada en literatura y con estilo propio.
Todo lo bueno – y más – que dije sobre las personas – y los blogs – de A.Duarte y D.Montesinos, lo hago extensible a la persona de Juan Planas. Por ahora, tampoco lo conozco personalmente, pero también presiento que es un gran tipo. Suelo leer – vía «La Telaraña» – sus columnas en «El Mundo» y este verano (con una ansiada calma de la que ahora no dispongo), espero iniciarme en su poesía.
Aunque a veces haya podido discrepar en alguno de sus juicios, confieso que he disfrutado mucho con su humor negro y con ese «aristocrático individualismo» – muy barojiano – al que alude Justo. Lamenté la marcha de Juan en su día porque pensaba, sinceramente, que su presencia en este blog elevaba el nivel de la discusión o, al menos, la desdramatizaba.
Pues eso era simplemente. Como dije lo que pensaba de Duarte y Montesinos, también quería que constase en acte mi opinión sobre Planas y su blog.
Decía en el post que en el blog de Juan Planas no he leído una entrada sobrante o perezosa. Añadiría más: la brevedad obligada de sus columnas le lleva a una precisión envidiable. Justamente porque se empeña en la búsqueda del nombre cierto de las cosas. Lo diga Machado, Agamenón o su perro.
¿O era un gato? Porque, aquí, la cosa ha estado felina últimamente. Nos hemos sacado las uñas. ¿O eran las zarpas? La verdad es que he acabado bastante arañado. Me escuece. Me he echado agua bendita y ya noto alivio.
No le he leído una línea facilona: a Juan Planas, digo. Y esto lo repito no conviniendo con algunos de los escrutinios que hace. Te leo.
Gracias, Justo.
Y gracias, Paco, que te había saltado:-) Cuando tenga tu dirección -ya sabes, envíamela- te facilitaré la tarea a la que te has comprometido inconscientemente jejeje
Me tranquilizas, David. No obstante, yo hablaba de mi género, no de mi sexo. (“És per fotre, només”)
Juan Antonio, es realmente sugerente tu propuesta de “Cáfalo y Pocris”; voy a permitirme sumarme a ella leyéndola en la clave que propones, creo que me lo pasaré bien. Esperaré con interés tu intervención en Olmedo.
A ver, Isabel, si la vampiresa es Marisa, puedes dar por hecho que gatos y vampiros se llevarán de fábula (nunca mejor dicho). Respecto a la sensualidad de Pavlova, eso está fuera de duda; es una dama inquietante… y si una dama no inquieta, ¡santamaríaegipciaca!, que poco atractivo puede tener. Y Fuca… brutallll… qué estilo… Oh… ¿Será posible?… en pleno blog de don Justo Serna y aquí estamos, hablando de mujeres (¿para cuando el concurso de camisetas mojadas?)
Realmente, el colofón que él mismo le puso a éste post no podía ser más acertado. Su blog es un lugar de encuentros (y desencuentros) que funciona como aquel viejo espejo deformado que tanto nos admiró, a algunos, en nuestra primera juventud.
Ahora lo miro, al espejo, y os veo, en el blog, y me alegra no haberme equivocado cuando, hace años, me fui a Villa Rabitos, a vivir la vida real, alejado de esa “República de Hombres Felices” como tildó aquel novator a España, tierra en la que vivís. Pero, por favor, no me hagáis mucho caso, es cosa de gatos y lunas…
Yo apenas habia oido hablar de blogger , hasta que una amiga me recomendo que leyera el de Justo serna .Ese dia creo que me lei como 13 o 14 articulos , su biografia y demas reseñas de libros.y me enganche ,durante dos semanas me empape de serna , tanto que mi amiga decidio regalarme su libro , por orden alfabético.Yo necesitaba una excusa , un empujon para volver a leer y conectarme otra vez con las letras y lo consiguió.Asi que solo tengo que agredecerle a él por presentarse en mi vida y a este mundo cibernautico que te da la posibilidad de conocer , curiosear y aprender de otros.He vuelto a reengancharme con 100 años de soledad (que nunca acabe por mi mania de no leer lo que todos leian, adolescencia)y a plantearme volver a la carrera de historia por el puro placer de aprender ……..Hace 15 años alguien me regalo cartas a un joven poeta para que no dejara de escribir , con los años lo deje y tb deje un poco la lectura .Y cada cierto tiempo aparece un deseo irrefrenable de volver a leer y acudo a mi madre o algun amigo o alguna libreria para que me consigan un libro que me enganche en la lectura.la gente se rie cuando pido esto, pero existen, lo consiguio spanbauer, marquez, marvin harris y cuando lei por orden alfabetico(no me lo he terminado) pense joder tengo para unos años, ya tengo unos cuantos.Gracias por invitarme a leer , porque eso me parecen tus articulos una invitación a ser menos tonta(jaja, me encanto este articulo).carolina.
Me interesa el tema Trías, señor Millón, estaría muy bien que nos hiciera llegar su comunicación algún día y que continuemos hablando del tema cuando usted lo desee. POr cierto, lo que dice Isabel de la mala relación entre vampiros y gatos me recuerda al film escandinavo que acabo de ver, «Déjame entrar», poco convencional pero indiscutiblemente clasificable dentro del género al que algunas son por lo visto tan aficionadas.
Efectivamente, Sr. Montesinos. Mi comentario está basado en la película de la que habla. ¿Se acuerda de la escena de los gatos? ¡Madrededios!
¡Por las barbas del profeta! Hay que ver cómo son ustedes de encantadores. Este post (¡gracias, Justo!) viene cargadito de regalos, desde reconciliaciones, pasando por agradecimientos, reconocimientos y adulaciones varias. Sus músicas (¡gracias, Ana, Juan Antonio!) sus poemas (¡gracias, Miguel, Juan, Juan Antonio!) sus consejos de lectura (¡gracias, …!) y de cine. No sé si me olvido de algo. Todos ellos han sido regalos maravillosos, porlagloriademimadre.
Sí, me encantan las pelis (y los libros) de vampiros, pero eso no me convierte en vampiresa, desafortunadamente, pues sería una bonita forma de asegurarme la eterna juventud ¡ay! (profundo suspiro).
Y sí, me llevo muy bien con los gatos, en general, y en particular con nuestro Pumby, a quien envío desde aquí una buena rascadita de lomo para agradecer su amabilidad. Si viniera a pasear por mi tejado, se la daría en persona (gatuna) y no sólo virtual. ¡Miau!
Hola, buenas, si a ustedes les parece, esta tarde-noche un post sobre vampiros. Partiré de ‘Déjame entrar’, la película que algunos ya hemos visto, para que podamos tratar el tema en su vertiente más general e inquietante. Eruditos, absténganse de enmendarnos la plana…
Ah, Carolina, unas palabras muy agradables las que usted me dedica. Cualquier cosa me da igual, pero si me valoran como lector entonces me rindo.
Pero Pumby, ¡tú también te has dejado vampirizar por la corriente mayoritaria de este blog! ¿No eras tú el que repartías arañazos a diestro y siniestro? Que expreses tu admiración por Pavlova me parece muy bien, estoy de acuerdo contigo en que es una mujer sensual e inquietante; también coincidimos en que me definas como brutal, “propio de los animales por su violencia o irracionalidad”, pero lo de “qué estilo”, eso no te lo perdono. El estilo no se aprende, nace con las personas, sólo muy pocas pueden presumir de estilo; mi estilo es aprendido, no es estilo.
Sí soy bastante brutiña, por eso me meto en líos que podría evitar estando calladita; es lo que suelo hacer en este blog, ya me llega la vida real para pelear y reivindicar. Pero algunas veces…; no sé si en el blog “La telaraña” no hay entradas sobrantes o perezosas ni si el señor Juan Planas es un gran poeta, no lo he leído (esto siendo educada, sino debería escribir “no lo leí”); lo que no entiendo es cómo no entiende que para que las personas puedan relacionarse debe de haber empatía, si no la hay no puede haber más que “estupendos malentendidos”. Yo no aprendo de “su aristocrático individualismo” y sí me he sentido insultada por este señor en varias ocasiones (firma del manifiesto españolista y patriotero, identificación del día de la mujer con el de los papagayos…).
A Carolina aconsejarle que, cuando lea, se fije en las palabras, es difícil leer a una persona que no pone tildes.
Ya veis qué razón tiene nuestro gatiño al llamarme bruta. Se nota que me conoce.
Ahh, al fin un ataque cerril. Qué guay.
Ah, no. Arañazos doy a quien me pisa la cola, no los voy dando por gusto.
Eres magnífica, también, Fuca, retorciendo el diccionario. Extraer de “brutal”, “bruta”, no excede el uso normativo del DRAE (a quien sabéis todos que le tengo gran devoción) pero olvida el uso común, actual, de la palabra que hace las veces de superlativo positivo. Más allá de las páginas impresas hay una cosa que se llama vida, vivamos, no nos encerremos en una cárcel de papel.
Y ya que estamos con el negro sobre blanco y el Diccionario, igualmente de discutible es el concepto “estilo” según tu lectura de mi uso. Que sea algo aprendido o innato, la verdad, no se a donde conduce. La tercera acepción del DRAE así lo indica al calificarlo de “comportamiento” y, de éstos, los hay genéticos y los hay adquiridos. Una vez más, haces una lectura retorcida y, como en el caso anterior, en tu contra. Quise expresar mi visión positiva de ti. Aprecio de ti, precisamente, ese… estilo… claro, directo, sin ambages, con el que te expresas.
No tendría ningún sentido que estuvieras callada. Mudos, en este “blog”, tenemos de sobra. Lo que faltan son voces. Y disidencias. Disidencias inteligentes, quiero decir. Por eso me gusta cuando participas con tu extroversión avasalladora (¿te vale el circunloquio, en vez de “brutal”?) y cuando lo haces con una elegancia, saber y forma de actuar tan característica, diferenciada e identificadora (aquí puedes poner “estilo”) que me encanta (¿o debo decir que afecta profundamente mis percepciones neuronales?).
No, no eres bruta, precisamente porque te conozco.
Así pues, contertulios, si habéis leído mi anterior participación en la clave que apunta Fuca, sabed que el gato se equivocó: escribió muy mal y resultó leído al contrario de lo que quiso decir.
No, no, no creo que nadie lo haya entendido así (ni Fuca tampoco, es que le gusta provocar. Je, je). Aquí yo suelo callar por respeto al anfitrión, cada vez que hay una agresión, puesto que los altercados sólo son situaciones desgradales para él, pero lo que no se puede (completamente de acuerdo contigo, Fuca) es callar eternamente cuando los demás no tienen esa misma actitud. También yo me he sentido agredida como tú, Fuca, y valoro lo que dices como queja, con toda contención, pese a tu viveza. Lo que no es de recibo es que la respuesta sea llamarte cerril. Ahí sí. El «brutal» de Pumby no es llamarte bruta y lo sabemos todos, pero lo del ataque cerril ya es otra cosa y me resultaría muy de agradecer, ya digo que aunque no sea más que por consideración al blog de Justo, que se abstuvieran de insultar.
Donde pone desgradales debe leerse desagradables.
Pues yo no me siento insultada, Aniña, por las palabras del señor Juan Planas; a mí muy pocas personas tienen capacidad para hacerme daño. Además, están en consonancia con sus palabras en un comentario anterior: “El poeta nunca simplifica. Tampoco busca el nombre exacto de las cosas. Qué cosas, qué nombres”. Está claro, sus comentarios nunca son simplificadores, tal vez simples, pero no simplificadores (y aún encima no le gusta Antonio Machado).
Ya sé, Pumby, que no me quisiste insultar; lo de “brutal” lo entendí perfectamente, sólo quería reírme un poco contigo (que no de ti, bien lo sabes); lo del estilo lo entendí menos, creí que te referías a estilo literario, por ello te contesté con lo de innato y aprendido. Ya sabes que para mí Literatura se escribe con mayúscula.
Tampoco a mí es fácil que me afecte una agresión y menos que me haga daño, Fuquiña; lo que no quita para que me moleste y más cuando es a otro, otra en este caso.
Machado y Borges poeta, sí. En fin, cada cual es muy dueño y todos tenemos nuestras limitaciones.
A mí tampoco me ha sentado muy bien lo de «cerril» referido a la entrañable Fuca (brutal, tal vez; bruta ni pensarlo), así que me sumo a la regañina a Juan Planas, aunque me temo que no le vamos a impresionar mucho.
También quería dar la bienvenida a nuestra nueva lectora, Carolina. Y de paso pedirle que, además de no «comerse» las tildes, no utilice ese lenguaje (que no merece tal nombre) que utilizan hoy día los jóvenes, principalmente en los mensajes SMS. Me refiero a esas contracciones en las que desaparecen las vocales (por ejemplo «tb» por «también»). No colaboremos en la destrucción de las palabras, por favor. Es lo más hermoso que tenemos los seres humanos. Y los animalillos de fábula, claro.
Me sumo a la bienvenida a la nueva contertulia, Carolina. Por otra parte, he de enmendar una errata que cometí al nombrar la comedia burlesca de Calderón. Su título es «Céfalo y Pocris». No sé, Pumby, si tratar de ella aquí, ya que requiere el triple interés específico del teatro barroco, Calderón y la comedia carnavalesca. Quizá excesivamente erudito. No sé.
De Trías, señor Montesinos, cuando usted desee. Yo, precisamente, me hallo en la relectura y anotación de su obra y me encantaría departir opiniones. Pero no veo ocasión propicia. ¿Quizá en otro espacio… virtual o real?
Esta mañana leí en mi Centro el artículo que Valentí Puig publica hoy en el ABC. Como en él toma como centro de su comentario el último libro de Ángel Duarte,me gustaría hacerle una pregunta abierta en este blog, si lo tiene a bien y no le molesta: ¿Comparte usted la opinión que expresa Puig en dicho artículo? Esa lectura tan sesgada y acre del republicanismo y la Segunda República, ¿se colige de su libro?
Oh, sí. Sois impresionantes:-P
Por los clavos de Cristo.
Ya está bien. Ya está bien.
Juan Antonio,
si me pregunta sobre la tesis del libro lo mejor es que la descubra usted mismo. Acérquese a él y fórmese una opinión. Puig colige de mis reflexiones sobre el republicanismo, a lo largo de la historia y muy especialmente de la experiencia del exilio, una opinión política, que es, estrictamente hablando, la suya. A mí me parece muy razonable. También, es cierto, me lo parecería en el caso que fuese distinta pero igualmente bien argumentada.
Al redactar el libro, como siempre, tuve muy presente la distinción weberiana de científico y político.
Las tildes, pues sí ,un pequeño fallo . Cuando escribo en el ordenador suelo corregir al final y a veces me escapo de la corrección y la verdad es que no estoy acostumbrada a manejarme con el pc ,sigo utilizando mis apuntes y notas para todo , papel y bolígrafo.Pero esta bien ese toque de atención , seré más precavida .
se me olvido está.jajajjajajaj