1 ¿No vas a escribir sobre José María Aznar?
En correo privado, dos amigos de este blog me lo han preguntado. ¿No vas a escribir sobre José María Aznar, sobre su último libro? Estamos esperando tu comentario para evitarnos el gasto. Hay gentes así, en efecto: gentes que leerían a Aznar pero les frena su sesgo político. No se priven, les respondo. Yo, por supuesto, no me ahorro este juego intelectual. En aquel artículo que publiqué en Claves de razón práctica, ya me comprometía a regresar. Y, de hecho, nunca me he marchado. A poca excusa que me dé, acabo escribiendo sobre sus libros, sobre sus entrevistas, sobre sus poses, sobre sus declaraciones.
Él es ya un autor cuyas obras leo. Simplemente me llama la atención su autoconvencimiento intelectual, que él se propone repartir a manos llenas. No siempre consigo emocionarme con sus páginas, especialmente cuando adopta el talante de frío sequerón con que a veces se reviste o especialmente cuando adopta una prosa distanciada. Sin embargo, en cada página de sintaxis funcionarial, siempre acaba apareciendo el intelectual sobrevenido, el autor orgulloso que se exhibe, consciente de las grandes virtudes que le adornan. Hable de lo que hable, al final es él quien protagoniza esa prosa, primero gris y luego luminosamente narcisista. Acudo presuroso al nuevo libro de José María Aznar. Y, como siempre, lo primero que observo es la sobrecubierta. Ya lo hice en aquel artículo que publiqué en Claves de razón práctica, en donde partía siempre de la imagen inicial de cada volumen para trazar su retrato… verbal. En Ocho años de Gobierno, Aznar se nos presentaba con look y decorado presidenciales, precisamente en el instante en que dejaba la dirección del gabinete. En cambio, en Cartas a un joven español, el autor se nos mostraba con aspecto campechano y próximo: vestido con una inquietante camisa azul, justo en el momento de dirigirse a un joven español. Etcétera.
Por supuesto, ahora hago lo mismo. Quiero mirar detalladamente la imagen del autor para adivinar cuál es la actitud de quien escribe, qué placeres intelectuales anuncia. La instantánea es de David Mudarra, un acreditado fotógrafo español. ¿Y qué es lo que vemos? En la sobrecubierta tenemos a un Aznar con aspecto casual. Lo hemos sorprendido charlando con algún interlocutor, en lo que parece una reunión. Es probable que haya más personas. Adopta una pose de ejecutivo cercano, como el dirigente distentido de una gran empresa. Se ha quitado la americana, con lo que la escena es más informal, impresión que acentúan la media melena que aún luce y la camisa de cuadros, prenda incongruente con un traje sastre. Los gemelos, esféricos, comparten color con la corbata. Esos complementos, el uso desenvuelto de las gafas, la mirada inquitiva y precavida parecen confirmar la circunstancia: estamos en una reunión. Aznar habla con menos envaramiento, aun cuando desde luego esté sermoneando: lo prueba el dedo índice de su mano izquierda, que apunta vagamente, con énfasis creciente.
2. Palabra de Aznar. En España puede salir de la crisis (2009), José María Aznar hace un balance de la crisis, propone soluciones y aventura escenarios futuros. Desde luego no voy a reflejar por escrito la totalidad de su libro. Pero sí que quiero reproducir los párrafos que más me han interesado, incomodado o escandalizado. O las trivialidades que tan campanudamente profiere. Lo primero que llama la atención es el tono sobrado con el que aborda el asunto, algo sobre lo que volveré…
Mientras los grandes dirigentes del mundo tienen serias dificultades para diagnosticar el estado de cosas y para enderezar su rumbo, las recetas que el ex presidente propone son sencillas, terminantes. ¿Cómo es que no lo han llamado del Banco Mundial o de la Reserva Federal o del Banco Europeo para trazar el cuadro exacto de las dolencias financieras? ¿Por qué se muestra tan desdeñoso con todos los dirigentes en activo, incluso con quienes podría compartir ideología o afinidades? Hay siempre un punto de dolor o de rencor en sus palabras… Pero dejemos esto de momento y vayamos a esos párrafos.
La literalidad pura con sintaxis cansina, reiterativa. La glosa de esas palabras vendrá después, la que yo mismo pueda escribir o la que cualquier otro lector quiera añadir. De momento, me muerdo la lengua. Nos queda un largo fin de semana transcribiendo la prosa de Aznar. Yo les hago este servicio. Numero los extractos y pongo en negrita las palabras principales como piezas de un rompecabezas. Perdonen esta operación. Es una especie de juego: quizá al final ustedes mismos puedan componer un puzzle o collage verbal.
1. Negacionismo. «Me decidí a escribir este libro en la primavera de 2008 cuando España se sumergía a toda velocidad en una grave crisis económica y social, y el Gobierno español seguía instalado en el negacionismo de la crisis».
2. Líderes capaces. «He escrito este libro como una apelación a al esperanza y a la responsabilidad. harán falta líderes capaces de transformar las propuestas de reforma en políticas reformistas y de convocar a una amplia mayoría de los españoles para que esas políticas tengan el respaldo y la aceptación necesarias para que funcionen».
3. Pueden estar tranquilos. «Comprensiblemente, lo que más interesa hoy a los ciudadanos de cualquier país es cómo salir de la crisis y qué se puede hacer para volver a las etapas de crecimiento y de creación de empleo. Pueden estar tranquilos, porque de ellos nos ocuparemos en los próximos capítulos».
4. Líderes políticos de altura. «En estos tiempos difíciles no hay espacio para políticos con minúscula, políticos que no ven más allá del día siguiente, que no valoran más que la encuesta de la semana y que no dudan en incurrir en el populismo y el buenismo. Hoy, más que nunca, se necesitan líderes políticos de altura, con visión, valentía y capacidad de tomar decisiones de alcance, aunque a corto plazo puedan tener coste político».
5. Fluir del conocimiento. «Ahora que paso buena parte de mis días en aviones y hoteles de todo el mundo, percibo con nitidez este continuo fluir del conocimiento. Es visible simplemente conectándose a internet».
6. Alterar taumatúrgicamente el devenir. «Debemos huir de aquellos que quieren transmitir la impostada imagen de que sus predicciones son capaces de alterar taumatúrgicamente el devenir de los acontecimientos para llevarnos a un imposible paraíso, por mucho que proclamen que tenemos derecho a disfrutar de él».
7. Desde hace miles de años. «Así, la economía de libre mercado no necesita ser ‘refundada’. Entre otras cosas, porque el mercado libre no fue ‘fundado’ en un momento dado, sino que es el fruto de la civilización humana y de millones de decisiones libres sobre producción, consumo e intercambio que se vienen tomando desde hace miles de años».
8. Fatal arrogancia. «Con los graves fallos del Estado en su papel de monopolista del dinero, en su papel de regulador bancario y en su papel de supervisor de los bancos y de las bolsas se ha puesto de manifiesto la arrogancia de quienes piensan que el Estado es perfecto, a diferencia del mercado libre, y debe sustituir en muchos ámbitos a la libertad individual. En buena medida, esta crisis es una crisis de fatal arrogancia de quienes confiaron en exceso en la capacidad de los gobernantes y en el poder omnipotente del Estado».
9. La cultura de la irresponsabilidad. «En estos años se ha extendido una forma de comportamiento que se podría llamar la cultura de la irresponsabilidad, una actitud que ha tenido éxito en estos últimos años en todo el mundo. Consiste en convencer a los ciudadanos de que pueden disfrutar de todos los derechos sin tener ningún deber, ninguna responsabilidad».
10 Un nihilismo muy destructivo. «Creo que es un error sugerir que las normas que permiten distinguir el bien del mal no existen, o que han sido abolidas gracias al progreso de la sociedad. Cuando se sugiere que no hay bien ni mal, que todo es relativo, se está inoculando en la sociedad un nihilismo muy destructivo. Se acaba anulando la posibilidad de juzgar la propia conducta».
11. Esa enfermedad moral de la eterna adolescencia. «A los jóvenes no podemos condenarles a esa enfermedad moral de la eterna adolescencia surgida en los años sesenta del siglo pasado y que tantos estragos ha hecho en nuestras sociedades. Hemos de volver a tener confianza en la capacidad de los jóvenes para labrarse su propia vida».
12. Hay buenas y malas políticas. «En economía, como en los demás ámbitos de las políticas públicas, hay buenas y malas políticas. Las buenas políticas dan buenos resultados, y las malas producen malos resultados».
13. No poder beber agua del grifo. «Hay muchos españoles que no saben lo que es abrir un grifo y que no salga agua. Los alicantinos, los almerienses, los murcianos, los valencianos lo saben muy bien. Saben lo que es vivir con restricciones de agua muchas horas al día. Saben lo que es no poder beber agua del grifo. El agua se aprovecha alli hasta la última gota y ha permitido desarrollar la agricultura más eficiente, más productiva y más competitiva de Europa. Y sin subvenciones públicas. Y aprobamos el Plan Hidrológico Nacional».
14. El buenismo. «El socialismo pretendidamente nuevo se convirtió en seguida en un ejercicio permanente de buenismo, como tan acertadamente lo bautizó el escritor mallorquín Valentí Puig. El buenismo ha significado, en el terreno económico, renunciar a la responsabilidad y, simplemente, ser simpático y quedar bien».
15. El sesentayochismo fracasado. «A fuerza de demagogia, de ideología trasnochada de Mayo del 68 y de promesas imposibles de cumplir, el sistema educativo público corre el riesgo de convertirse en un gigantesco fiasco, en una inmoral estafa para toda una generación de españoles (…). Hay que volver a dar sentido a la palabra respeto: respeto al saber, respeto al profesor, que es depositario de un conocimiento y tiene la vocación de transmitirlo, y respeto a la propia institución de la enseñanza, que se debe ante todo al saber y al fomento de la curiosidad y del esfuerzo. Otros países como Francia, cuna del sesentayochismo fracasado, han iniciado ya la refundación de su sistema educativo. España no se puede quedar atrás».
16. Yo no soy nacionalista.«Yo no soy nacionalista. Tampoco eso que algunos llaman nacionalista español. España es fruto de una continua creación, a lo largo de la cual los españoles, constituyéndose como nación de ciudadanos libres e iguales, dieron los mejor de sí mismos. Habrá quien añada que también dieron lo peor, pero eso es inevitable tratándose de seres humanos actuando en una empresa de tan largo alcance, en la que se combinaban toda clase de ambiciones, intereses y proyectos. Como cualquier otra gran nación».
17. Un proyecto nacional. «Finalmente, el elemento más profundo y esencial que nos ha devuelto a los tiempos del paro masivo y la falta de expectativas de futuro es la ausencia de un proyecto nacional. Cuando la política se convierte en el instrumento para azuzar el revanchismo o las querellas entre españoles de distintas partes de España, debilitamos lo que nos une y nos hace fuertes antes las dificultades. Por eso resulta tan necesario recuperar un proyecto nacional».
18. Manuales de economía. «Los ciudadanos deben saber que estamos siendo golpeados de manera especialmente severa porque el Gobierno ha aplicado manuales de economía que algunos leen en dos tardes, que tienen un resumen que se lee en cinco minutos, y cuya apliación durante los últimos cinco años ha debilitado a las instituciones, a las empresas y a los trabajadores».
19. Un proyecto ideológico. «La clausura de las reformas pedagógicas inspiradas en postulados ideológicos como los que puso de moda Mayo del 68. Hay que emancipar la enseñanza –toda la enseñanza– de la ideología. El sistema educativo no puede estar al servicio de un proyecto ideológico de transformación de la sociedad según criterios sobre los que no existe consenso alguno, como ha ocurrido en múltiples casos hasta llegar a los contenidos de la asignatura de Educación para la Ciudadanía».
20. La confianza en España. «España puede salir de la crisis. estoy seguro de ello porque confío en mi país. Confío en el potencial que España ha demostrado tantas veces cuando los españoles hemos tenido un objetivo compartido como nación. Siempre me ha animado la confianza en España. La confianza en mis compatriotas».
Fin
(Caricatura de JMA: Loredano)
————–
3. Dos de los grandes
–Dionisio Riduejo
Nuevo artículo de Justo Serna, «Yo no soy revolucionario. Las vidas de Dionisio Ridruejo», Claves de razón práctica, núm. 179, págs. 79-82.
«Un hombre escuálido, canijo, de salud delicada, renuncia a sus adhesiones y a sus ideaciones, las que le daban fuerza y amparo; un enfermo coronario se enfrenta paulatinamente a un régimen dictatorial que él mismo apoyó; un propagandista achacoso prescinde de su oratoria inflamada y postiza para aceptarse como humilde poeta, como escritor libre; un falangista renuncia a la seguridad de su trinchera. Artículo completo: aquí.
Ha muerto. La última vez que tuve la oportunidad de charlar con él fue en 2006. En verano de 2008 íbamos a coincidir en el curso que sobre El Diario había organizado Anna Caballé en la UIMP de Santander. Ya no pudo acudir por una intervención quirúrgica que debían prácticarle. Ahora como pequeño homenaje quiero poner el enlace de la entrevista que amablemente me concedió hace seis años para Pasajes. Revista de pensamiento contemporáneo. En ella habla de Baroja, de Ramón y Cajal, de López-Ibor, de la psiquiatría, de la literatura. Entrevista completa: aquí.
Una pena, una pérdida.


Deja un comentario