Pequeños desórdenes emocionales

Uno. Llega la semana fallera a Valencia y con ella llegan el estrépito y el desorden emocional. A algunos nos alteran las detonaciones, qué le vamos a hacer. También nos perturban los petardos inacabables. He dicho «llega la semana fallera». No, eso no es prosa descriptiva: llevamos días y días, con sus sábados y su domingos, en estado de alarma.

De eso, de la Alarma fallera he escrito mi columna que hoy publica El País.

A estas horas, en que escribo las primeras líneas del nuevo post, los estallidos son ensordecedores y, la verdad, te dejan mal cuerpo, como decía aquél. ¿Es la despertà? No, aquí nadie despierta; aquí todo es un sobresalto. Eso precisamente es la vida de vigila en esta Valencia fallera.

Ocurre desde hace tres semanas, cuando empieza marzo. Iba a decir: cada año es lo mismo. No. Cada año se incrementa el período de detonaciones y cada año aumenta el estado de excepción urbana: con calles cortadas, con carpas invasivas y con altavoces atronadores. De eso concretamente hablo en mi columna.

Espero que no se interprete mal el artículo. No soy políticamente correcto, ya lo sé: no contemporizo diciendo que me gustan estas fiestas. Pero tampoco soy un tipo resentido que lamente el regocijo ajeno.

Desde hace diez años publico regularmente mi artículo contra… ¿Contra las Fallas? No: contra la indefensión individual y contra la demagogia municipal:la que encarna Rita Barberá cuando se encarama al balcón jaleando a las huestes pirotécnicas; y la que se expresa en el «Pólvora para todos». Eso decretó la alcaldesa años atrás y, desde entonces, es el delirio festivo.

Dos. Martes, 15 de marzo. Interior noche. Estoy con unos amigos en casa, fent una picaeta, esa costumbre tan valenciana. Comento con ellos la escena que he visto por la tarde. Concretamente a las 16 horas. Ellos ya han leído mi columna que publicará El País al día siguiente y, por tanto, conocen sus contenidos. Les detallo el asunto…

Exterior día. Dieciséis horas. Salgo de mi domicilio. Me dispongo a cumplir con la tutoría que tengo en la Facultad. Voy caminando con algo de premura, pues si no acelero me retrasaré unos pocos minutos.

Voy ya por el Casal más cercano a mi casa. Veo lo que ocurre y desacelero el paso. Por supuesto están cocinando unas paellas. O, más bien, intentan avivar un fuego que se les apaga.

De repente descubro a un anciano. De manera furiosa y con peligro evidente golpea contra el suelo los restos de un mueble (quizá una silla). Insiste e insiste y la pata no se quiebra. Parece levemente trastornado, como un capitán Ahab al que se le se resistiera su objetivo.

Finalmente, un listón sale volando. Y luego otro. El viejecito parece feliz. Ha conseguido hacer leña. ¿De qué? ¿Del árbol caído? No: del mobiliario desechado. Junto al anciano corretean unos niños. Ignoran el peligro y lanzan cohetes de gran estampida.

Si llego a incluir este episodio en mi columna –les digo a los amigos con quienes comparto el piscolabis –, me habrían tachado de fantasioso.

Más madera, sí.

Hemeroteca:

Justo Serna, «Alarma fallera», El País, 16 de marzo de 2011

31 comentarios

  1. Hay que ver, señor Serna, cuánto se puede expresar en dos líneas (o una y media), incluso en dos palabras o en tres puntos suspensivos; «O sea…»

  2. Si me permite el símil, Sr. Serna, todo su artículo me ha parecido una auténtica mascletá: conforme lo he ido leyendo, el ruido va aumentando y, finalmente, la explosión ensordecedora de ese magnífico final, con el que tan identificada y comprendida me siento.

    Sin lugar a dudas en estas fiestas me convierto en “ceniza”, “aprensiva”, “abuelita” y “enferma”.

  3. Pues sí, el artículo es muy divertido. Uno se siente identificado con lo que escribe el señor Serna.

    Yo sí tengo motivos para deplorar los petardos, las salidas y los «masclets». Uno, en cierta ocasión, casi me destroza un ojo. Un framento de una «salida» o algo parecido, lanzada por quienes se apostan en el cauce del río me impactó de lleno en el entrecejo mientras cruzaba por un puente, quemándome la parte afectada. Unos centímetros más a la izquierda o a la derecha… fue entonces cuando agradecí por primera vez la existencia del «centro».

    Esto de las fallas está muy bien, aunque hay algunas cosas que me sulfuran: la gente, que atesta las calles y orina, petardea, ensucia y destroza por doquier (que ya podrían llevárselos durante un tiempo a la costa para que arrasaran con las construcciones ilegales, mataríamos dos pájaros de un tiro); o esos padres que parecen disfrutar más que sus hijos tirando petardos y haciendo una barrabasada tras otra.

    El problema en el fondo es el mismo que en otros asuntos vinculados con la política y lo «valenciano». Parece que la identidad valenciana es eso: que te guste el fúrbol y las fallas. «Si no te gustan las fallas vete», dicen los valencianos de pro con su pañuelo al cuello y su agradable olor a humo y a paella. En realidad no tengo por qué irme. Si lo único que quiero es que no me molesten, como yo intento no molestar a nadie. Entiendo que haya que poner carpas en las que se restringe el acceso, aunque se afirme que es una fiesta abierta a todos. Lo que no comprendo, por ejemplo, es que la carpa esté montada ya una semana antes del comienzo de la fiesta, con sus correspondientes calles cortadas. Digo yo que habrá una normativa, ¿no?

    Tampoco acabo de captar lo de la «despertà». Una cosa es encender una traquita a las ocho de la mañana y otra muy distinta pasarse dos horas, de siete a nueve de la mañana, recorriendo el barrio tirando masclets.

    Pero bueno, quitando a la gente, los pertados, el tráfico, las calles cortadas, el ruido y los olores, sí, son unas fiestas magníficas.

  4. Buenos días,
    Gracias por su artículo de hoy en EL PAÍS. Lo comparto totalmente.
    También me pregunto ¿qué hacer en estas ‘fiestas’?.
    Lamentablemente dudo mucho que el recreo se acabe bajando del balcón ya que, al parecer, estas ‘fiestas’ dan muchos (demasiados) votos.
    Ya son muchos años de soportar tanta y tanta molestia y falta de civismo, por lo que soy pesimista y creo que no podemos hacer nada más que resignarnos o buscarnos otra ciudad.
    Gracias de nuevo.

  5. Dos. Martes, 15 de marzo. Interior noche. Estoy con unos amigos en casa, fent una picaeta, esa costumbre tan valenciana. Comento con ellos la escena que he visto por la tarde. Concretamente a las 16 horas. Ellos ya han leído mi columna que publicará El País al día siguiente y, por tanto, conocen sus contenidos. Les detallo el asunto…

    Exterior día. Dieciséis horas. Salgo de mi domicilio. Me dispongo a cumplir con la tutoría que tengo en la Facultad. Voy caminando con algo de premura, pues si no acelero me retrasaré unos pocos minutos.

    Voy ya por el Casal más cercano a mi casa. Veo lo que ocurre y desacelero el paso. Por supuesto están cocinando unas paellas. O, más bien, intentan avivar un fuego que se les apaga.

    De repente descubro a un anciano. De manera furiosa y con peligro evidente golpea contra el suelo los restos de un mueble (quizá una silla). Insiste e insiste y la pata no se quiebra. Parece levemente trastornado, como un capitán Ahab al que se le se resistiera su objetivo.

    Finalmente, un listón sale volando. Y luego otro. El viejecito parece feliz. Ha conseguido hacer leña. ¿De qué? ¿Del árbol caído? No: del mobiliario desechado. Junto al anciano corretean unos niños. Ignoran el peligro y lanzan cohetes de gran estampida.

    Si llego a incluir este episodio en mi columna –les digo a los amigos con quienes comparto el piscolabis –, me habrían tachado de fantasioso.

    Más madera, sí.

  6. Yo… he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque ardiendo más allá del barrio de la Pechina. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de las puertas de Serranos. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como [glup] lágrimas en la lluvia.

    Snif

  7. Cadena Ser, 13:56. Balcón del Ayuntamiento de Valencia. Estoy escuchando a Carmen Lomana. Yo he oído cosas que vosotros no creeríais…

  8. Desde pequeño me gustaba la parte artística de la fiesta, los monigotes, la música y las flores.
    El ruido me molestaba un poco. Ahora el ruido es excesivo y descontrolado, molesto incluso.
    En los bajos, los casales, se celebraban fiestas.
    Ahora cada vez más se cortan calles enteras. Creo sinceramente que habría que reordenar la fiesta de Valencia por el bien de todos.
    En el fondo, la falla como cómic, como film estático, tiene su gracia. Y quemar los males para la llegada de la Primavera.

  9. ¿Y qué habría hecho doña Rita Mascletà si se hubiera encontrado con el anciano vigoroso del que usted habla, don Justo? ¿Se lo puede imaginar?

    No es difícil ¿eh?

  10. Miriam Zorraquino
    ni yo lo hubiera dicho mejor…

    Justo Serna
    Gracias.

    Belen De Lamo Cañaveras
    Muy bueno, sí señor!

    Mililita S Álvarez
    No os quejeis tanto … que si no fuera x esa pedazo de alcaldesa Valencia seguría siendo un pueblo como lo era hace 15 años !!!! Las fallas forma parte de vuestra cultura, sino … no sería Valencia, y le da mucha vida !!!!

    María Hernández Reinoso
    Y eso que la esencia fallera era genial, muy bien expresado Sr. Serna, incluso los que amamos las fallas hemos llegado a odiar estos días

    Justo Serna
    Hay que quejarse, sí. Y soy tan sentimental que ahora lamento que esté lloviendo sobre Valencia. No oigo petardos atronadores.

    Laura Núñez
    La ley de Murhy..haciendo de las suyas :- ((

    Loles Puchol Joer
    yo no soy precisamente fallera pero no es para tanto, solo falta que quiten las fiestas venga. Primero las fallas, luego los sanfermines, el carnaval…todo fuera, que en casa como en ninguna parte. Eso si, las fallas no existen porque este Rita, por mi se puede tirar del balcón en plena mascleta, entonces si que iba a aplaudir agusto.

    Justo Serna
    ¿No es para tanto…?

    Loles Puchol
    Me refiero a que son solo unos dias. A mi no me gustan las fallas no soy fallera, ni como buñuelos solo porque son fallas, ni nada de nada, pero entiendo que son las fiestas y que son unos dias. Pero bueno también es verdad que cada uno tendrá sus motivos.

    Justo Serna
    Cadena Ser, 13:56. Balcón del Ayuntamiento de Valencia. Estoy escuchando a Carmen Lomana. He oído cosas que vosotros no creeríais…

    Laura Núñez
    Hoy en día? yo me creo cualquier cosa… :- ))

    Loles Puchol
    JAJAJAJAJAJA, Dios que mal esta el mundo. Compadeciendo a tus pobres oidos.

    Francisco Hernandez
    Mira lo que te digo : Que les den por el culo a los redactores de ese artículo…A mí a estas alturas no es que me resulten demasiado cómodas estas fiestas…pero son las de Valencia y desde hace más años de lo que la gente se cree…anterior a estos tiempos «democráticos». Me gustaría ver un ataque-sátira de este tipo con…por ejemplo : Los San fermines…toneladas de mierda por las calles y todos borrachos…y qué?….son los san fermines no? y no los condeno.

    Francisco Hernandez
    Señor redactor…que te folle un pez espada

    Joan Alcàzar
    El artículo es brillante, Justo. Yo lo suscribo de principio a fin. Es lógico que haya a quien no le agrade, aunque por las formas de mostrar su disconformidad ya nos podemos hacer una idea de las coordenadas culturales y políticas del señor.

    Francisco Hernandez
    Sr. Alcàzar, alguna sugerencia sobre esas coordenadas?

    Joan Alcàzar
    Discrepar de alguien comenzando por pedir «que le den por el culo» y acabando por desearle «que te folle un pez», es una forma agresiva y desconsiderada de discrepar. Y de muy mal gusto.

    Francisco Hernandez Bueno..así en frio tiene usted razón en qu mi comentario ha sido de lo más soez. No sé quien es el redactor pero me disculpo.

    Francisco Hernandez
    Ha sido una reacción visceral a lo que yo interpreté como un uso con tintes políticos de algo muy universal como es la expresión popular y cultural de unas fiestas ya muy antiguas (incluso S.XIX) y bien conocidas. Es bien cierto que a mí me molesta el ruido y las inconveniencias, de igual modo que a un pamplonica no le debe hacer mucha gracia que embadurnen sus calles de vino y cristales rotos amén de los anti taurinos… Mi crispación viene del hecho que ese escrito va acompañado de comentarios políticos y fotografías de personajes que no tienen mucho tirón popular,como es el caso del Sr. Camps. Esto lo único que crea es un vínculo en la mente del lector tal que : FALLAS= FIESTA DEL PP
    Y eso es falso…las fallas son de todos y para todos y para cualquiera que quiera venir a verlas,que no son pocos.
    Aclarada mi postura, reitero mis disculpas, pero mantengo mi malestar por la opinión que genera dicho artículo.Ver más

    Justo Serna
    Joan, gracias por tus palabras.

    Joan Alcàzar
    Señor Hernández, sus disculpas deberá aceptarlas Justo Serna. Yo, por mi parte, me alegro de que las haya presentado.

    Joan Alcàzar
    Es muy larga y compleja la historia de la utilización política de las Fallas, y no es fácil explicar como la izquierda las consideró un anacronismo en estado agónico durante la Transición, mientras que la derecha las esgrimió como un bastión contra el catalanismo durante los años de la llamada Batalla de València y siguientes. Otra cosa es, más allá de la instrumentalización partidista, si el abuso de las licencias que una fiesta popular concede llegan a convertirla en insufrible para un contingente importante de ciudadanos. Sin entrar en el primer asunto, que es, como ya he dicho, harto complejo; me sumo a la queja de los sufridores de los abusos, ya que me cuento entre ellos.

    Justo Serna
    Exactamente, sr. Alcàzar. Es lo que usted dice.

    Angel Duarte Montserrat
    En todas partes cuecen habas, y en mi pueblo a carretadas!

    Angel Duarte Montserrat
    Bon dia a tots dos!!!

    Angel Duarte Montserrat
    Claro que… mal de muchos…

    Justo Serna
    Bon dia, sr. Duarte.

    http://www.facebook.com/#!/justo.serna

  11. Del diario ‘El País’, me mandan la carta de una lectora que comparte la posición que expreso en la columna. Pero lo más destacado es que dicha persona era fallera. Ya no vive en el centro de Valencia. Ha dejado de ser fallera y no comprende en qué se han convertido las Fallas: desde el ruido a las carpas… La lectora echa en falta algo de cordura.

    He agradecido el amable envío. De repente me he dado cuenta de que cuando estaba contestando al diario, a las cero horas, pasaba por debajo de mi casa una pachanga cantando. Lo normal. Con pitos. Más o menos normal. El repertorio escogido para amenizar la noche lo formaban los ‘greatest hits’ de los Payasos de la Tele.
    Normalísimo.

    Qué recuerdos… ¿Nos estaremos infantilizando?

  12. Hay pocos valencianos que no amen -o hayan amado- las fallas. Pero tendrán que reconocer que la espiral caótica que ha afectado a todos los hechos humanos (económicos, sociales, políticos, medioambientales, y también festivos)es ded una intensidad tal que no hay cuerpo que la resista.

    Yo no quería opinar al respecto, porque últimamente he dado en pensar que esa propensión mía a verlo todo desbocado y desnortado se debía, ay, a ese freno que pone la edad a la capacidad de divertirse, entendida la diversión como algo que puede llegar a ser extenuante. Y no me apetecía provocar la ofensa fácil de los jóvenes.

    Pero estoy comprobando, para mi gran alivio, que hay muchas personas jovenes, incluso jovencísimas, que piensan como yo. Esperemos, pues, que igual que confiamos en salir de la crisis económica, lleguemos a salir también de esta nueva crisis de la juerga por la juerga. Que recuperemos el placer de pasarlo bien sin que nos vaya la vida en ello.

    Porque las fallas, bien entendidas y administradas, son una gran fiesta.

  13. El artículo me parece que expresa muy bien el sentir de muchos de los que vivimos aquí, la otra cara de la fiesta; la de los que, a pesar de todo lo que describe, hemos de seguir trabajando, dando mil y un rodeo para llegar al trabajo. No me gustan las Fallas. No me gustan la simpleza de sus monumentos, pero bueno eso no me enfada. Lo que no soporto son los perturbados que están todo el día tirando petardos y masclets dónde menos te lo esperas. Francamente no le veo la gracia, ni el divertimento. Nunca he entendido esa falta de límites en esta fiesta, alentado además por los políticos.

    Lo que me gusta del artículo no es que diga nada nuevo, sino que consigue decirlo con ironía, paciencia y resignación. Aún así no me extraña que le lluevan críticas de todos los colores, no es de ser “muy buen valenciano” realizar semejante descripción fallera

  14. Gracias.

    Llueven algunas críticas por el e-mail, pero no pasa nada mientras no sean insultantes. Si lo son, conforme llegan las elimino.

  15. Algún otro pequeño desorden emocional describiré en este post. Si ustedes tienen conocimiento de hechos parecidos ocurridos en plenas Fallas, podrían detallarlos aquí mismo. Gracias.

  16. No me gustan estas Fallas desatadas y, lamentablemente, no creo que otro gobierno estuviera dispuesto a recuperar la esencia de esta antigua celebración: para eso hace falta tener mucha osadía.
    En general no me atraen las fiestas populares, pero no por la fiesta en sí sino por ese modo dionisíaco con que suelen celebrarse: “Los aceites asfixian o atufan, las explosiones asustan, la jarana ensordece. Para acabarlo de arreglar, bombas de gran estruendo explotan siempre a tu lado. Todo es un frente: con esa pestilencia que dejan los orines, las cervezas y los alcoholes mayores, y con esas brasas que aún humean. Con un poco de suerte no tropiezas entre botes y botellas astilladas”.

    Vuelve a dar en la diana, Sr. Serna. Aunque no dude que cualquier festero pondrá peros y matices a esta situación que tan acertadamente describe: hay que justificar todo aquello con lo que se disfruta.

  17. Perdón, querría añadir algo más al último párrafo de mi anterior intervención y que considero importante:

    «Aunque no dude que cualquier festero pondrá peros y matices a esta situación que tan acertadamente describe: hay que justificar todo aquello con lo que se disfruta» y todo aquello que genera un beneficio económico.

  18. Justo, no te lo tomes a mal pero cuando he llegado a lo de «Al redactor que le folle un pez espada», me he tenido que reír y casi llego a la carcajada…uf!
    Y no por compartir, claro está, la opinión de Francisco, pero no me negarás que, ha sido glorioso. Me explico:

    Blog de un profesor de facultad especializado en Historia Cultural e Historiografía. Siempre contestando y hablando de Usted. Educación fina. Comentarios contestandole de Usted. Opiniones por todas partes prudentes sin caer en el radicalismo. Ironías finísimas. Buen gusto, prudencia y protesta educada y fundamentada en una actitud siempre conciliadora por doquier. Y de repente…¡El ataque fálico de un pez espada con pretensiones lacerantes! ¡¡¡jajajajaja!!!

    17 de marzo de 2011. Exterior día. Jardines de Monfort. Isabel Preysler (si, intentenlo, por favor) ha organizado un pequeño piscolabis para amigos y conocidos con el fin de agasajar al embajador de Dinamarca. Música de violines, charla ligera, conversaciones intrascendentes sobre la cultura popular valenciana.

    De repente, se escuchan unos gritos en la entrada. Se zafa de entre las manos del servicio de seguridad un hombre.

    Bajito. Bigote. Mirada «Fernando Trueba». Pañuelo de cuadros blancos y azules anudado al cuello. Normalmente es un tipo tranquilo pero ese día, ha agarrado una curda de campeonato.

    Lo dicho: se zafa, corre y a codazos entre la gente se habre paso hasta donde esta Isabel con el Sr. embajador de Dinamarca. En ese momento pasa el camarero con una bandeja y la clásica pirámide de Ferrero Rocher. En ese momento, nuestro ebrío fugitivo saca de debajo de su chaqueta vaquera un masclet del 15 con mecha humeante y lo lanza a ninguna parte. Estruendo. Pirámide a tomar por culo. Embajador protegido por el cuerpo de seguridad Danés. Isabel, no cambia el rictus (porque no puede) y se desmaya.

    Aaaaay….¡Cómo me he podido reír!

  19. Ayer por la mañana, la escena transcurre en las inmediaciones de la Estación del Norte. La persona que me lo ha relatado, para más señas embarazada de cuatro meses y medio, se apresura para coger el tren a Silla algo estresada porque, con tanto lío en las calles, teme llegar tarde al trabajo. Un tipo hecho y derecho que deambula falleramente ataviado con dos críos le lanza un masclet como quien te lanza un guante para retarte, pero un guante-bomba. «¡Joder», dice la mujer mirando al terrorista con evidente irritación. Este reacciona con un ataque de dignidad. No lo entiende, no ve cómo alguien puede llegar a ser tan aguafiestas. «Que estamos en fallas».

    Se me ocurre que en ese momento la embarazada aguafiestas -y ya hay que ser inoportuna para ir con ese bombo por ahí intentando crear mala conciencia a quienes solo quieren dar rienda suelta al niño que llevan dentro- ha empezado a entender el significado de la palabra «fiesta»: poder hacer el vándalo sin dejar al congénere damnificado que ejerza su derecho a enfadarse.

    Puedo hablarles también del casal que hay bajo mi balcón. Unos tipos muy majos. Ayer intenté dormir una humilde siesta tras una mala noche. Inútil, uno de los supermachos que pusieron su espalda para la plantá de la noche anterior se dedicó a tirar a masclets a razón de uno cada cuatro minutos, con el intervalo perfectamente calculado para fastidiarme justo en esos segundos claves en que parece que puedes al fin conciliar el sueño. Para qué seguir.

    En fin, me he ido a Sevilla y acabo de comerme unas tapas en San Eloy. Cuando escribo esto acabo de dormir, al fin, una plácida siesta. A nadie aquí parece ofenderle que haga tal cosa. Me voy a ver el atardecer junto al Guadalquivir. Cuento esto porque, además de fastidiarles y darles envidia, he optado por rendirme y darle la razón al tipo ese que dice lo de «si no te gustan las Fallas, vete».

    pdta: Enhorabuena a Paco y a Justo por lo de la UIMP, sé lo que cuesta montar un lío así. No deje de anunciar lo de Tony Judt, me gustaría ir.

  20. Sr. Stilton, no me lo tomo a mal: es que voy y vengo y no había leído su comentario. Simpática la escena de Isabel Preysler en los Jardines de Monforte. No sé por qué me recuerda el inicio de ‘Torrente 4’. Ya les contaré.

    Sr. Montesinos, dichoso usted. Aproveche Sevilla ahora, que en cuanto venga la Semana Santa, ya no se puede vivir en esa ciudad. Se lo digo yo, que me tocó pasar la Semana de Pasión al lado del Barrio de Santa Cruz.

    Talueg.

  21. Sí,sí, hay que recperar una fiesta con muñecos, artística, flores, música y controlar el ruido.No cerrar calles. Desbloquear la ciudad. Liberarla para disfrutar todos de esas construcciones de madera como cómics o films estáticos. Quemar los males y celebrar la Primavera.

  22. Oiga señor Montesinos, si pretendía fastidiarnos y darnos envidia, sepa que lo ha conseguido, al menos en mi caso. Esta noche dormirá tranquilo sabiendo que me corroe la rabia. Estará contento. ¡Dita sea!

    Rrrrrr

  23. Pequeño roedor, su anécdota es descacharrante, ¡cómo me he reído! Al fallero homicida no puedo evitar imaginármelo del estilo de Alfredo Landa.

  24. La inteligencia es una facultad humana inversamente proporcional a la capacidad para soportar el ruido.

    Arthur Schopenhauer (1788-1860)

  25. Estoy aquí con 1984 de George Orwell, con Winston y Julia viviendo en su mundo controlado por pantallas de televisión y una serie de ministerios.
    Con Antonio Gamoneda y su Edad.
    Me esperan Pobres desgraciados… de Marzal y Riña de gatos de Eduardo Mendoza.

  26. «El PP reclama que las Fallas se declaren Patrimonio de la Humanidad»

    El Congreso decidirá sobre una proposición no de ley, EFE

    El País, Valencia 28/03/2011.

    El Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados ha presentado una proposición no de ley para que las Fallas de Valencia sean declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. La vicesecretaria de comunicación del PP de la Comunidad Valencia, Marta Torrado, explicó ayer que la iniciativa insta al Gobierno a que muestre «su apoyo al acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Valencia», para conseguir la declaración de esta fiesta.

    Torrado opina que las Fallas son uno de los patrimonios más importantes que tienen los valencianos porque «constituyen la máxima expresión de la tradición festiva y cultural arrastrada por este pueblo hasta nuestros días». Además, añadió, «son trabajo para muchos sectores, y son puro arte y la mejor forma que recoge las esencias del pueblo valenciano» y prueba de ello, es que la fiesta valenciana «ha visto extender sus límites a poblaciones cercanas en la Comunidad, e incluso en localidades más alejadas, en España y el extranjero».

    La portavoz del PP destacó que con la notoriedad derivada de dicha inscripción en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, «se dará a conocer mejor el patrimonio inmaterial que conlleva la fiesta de Las Fallas y se logrará que se tome mayor conciencia de su importancia».

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