Historias de Justo

Nueva temporada del blog: viernes 2 de septiembre de 2011

Blog enlazado por El País (Comunidad Valenciana)

Cero. El viernes 22 de julio tuvimos el encuentro del blog, la cervecita. Una cena fría, vaya. Cuando nos reunimos aún no disfrutábamos de las vacaciones, pero estábamos en ciernes. Nos contamos nuestras historias, nuestras expectativas. Incluso algún avatar increíble. Como si no nos importara.

Qué quieren… Todo se relaja a finales de julio. Todo se demora. Entramos en un cortísimo mes de agosto, una vacación escueta, insuficiente. Al menos, yo la vivo así: treinta y un días breves de relax y playa, de aire y bicicleta. Y de lectura. Pero de lectura placentera: de poesía, de novelas, de cuentos que nos trastornen, nos transformen y nos transporten. Como ocurre siempre con los relatos con Joseph Conrad.

Uno. Empiezo el período de descanso con Ignacio Martínez de Pisón. Leo El día de mañana (2011).  Qué grandeza tiene el género novelesco. Un pobre diablo puede decirlo todo (como Lázaro de Tormes confesando mucho tiempo después). De un pobre diablo puede  decirse todo. Uf, ahora, mientras escribo esto, el señor repartidor de Círculo de Lectores, tan amable, me trae la nueva edición que la Real Academia Española ha hecho de La vida del Buscón (1626), de Francisco de Quevedo. Volveré a leer a don Francisco. La primera vez que disfruté esta historia fue en la Biblioteca Básica Salvat, tan menesterosa.

Pero regresemos, de momento, a Ignacio Martínez de Pisón. ¿A quién le interesa la historia de un confidente franquista? ¿A quién le preocupa la vicisitud de un emigrante aragonés en la Barcelona de los sesenta y setenta? Martínez de Pisón detalla su vida con técnica y  virtud: narra con soltura, como si las cosas sólo pudiesen relatarse así.

Justo Gil es el protagonista, el chivato policial, pero su existencia nos la cuentan otros que lo trataron, que lo frecuentaron. Lo vamos viendo y conociendo. De manera indirecta, a partir de testimonios recogidos por un narrador, distinguimos a Justo. No estaba fatalmente condenado a ser colaborador policial de una dictadura. No era un tipo irreparablemente perverso. Su biografía es común, pero su destino se nos antoja obvio, una vez leídas las páginas de Martínez de Pisón. 

¿Han visto la fotografía de cubierta? Es de Eugenio Forcano. La instantánea es sencillamente espléndida, significativa, reveladora. Perdonen los calificativos (no acostumbro). Un tipo se retrata mientras le lustran los zapatos y a la vez lee distraídamente el periódico. Estamos en la Barcelona de posguerra. El limpiabotas, que luce un gran cigarro observa al cliente. No sé por qué, pero este individuo me recuerda a Pijoaparte, de Juan Marsé.

Disfrutar una novela que ha sido escrita con habilidad es un regalo, un presente impagable. Te sustraes y te evades. Te preocupas y te conmueves. Te trasladas a un mundo que no es el tuyo y te involucras en avatares que no te conciernen. O eso crees. O eso creo con Ignacio Martínez de Pisón.

Dos. Y después del escritor aragonés, ¿qué me dispongo a leer o releer? Este verano, don Pío Baroja ha de ocupar un lugar predominante. Francisco Fuster y yo tenemos un curso en la UIMP para noviembre  (un curso que les recomiendo vivamente, un curso en el que incluso pueden matricularse). ¿Su objeto? Historia y novela. Actualidades de Pío Baroja.

Cuando no sepan qué leer, cuando no tengan predilección o inclinación, opten por Baroja. No lo duden. Sabrán lo que es el relato, la confesión, la descripción, el diálogo. Todo pasa en Baroja como si acabara de suceder. Y todo remite a la gran tradición narradora de Occidente. En repetidas ocasiones les he recomendado las historias de Joseph Conrad.

Volveré a hacerlo. A esa misma estirpe pertenece Baroja. No les quepa duda alguna. Son las historias de Justo. Las de Gil y las del otro, que aquí detallaré…

Tres. Es un tipo poco atractivo, escasamente formado, pero listo. Es un individuo llegado a la Barcelona del primer desarrollismo, cuando la posguerra sigue. Es un hombre solitario y poco dado a expansiones y alegrías,
pues se curtió en la pobreza y en las estreches del pueblo. Es taciturno, hijo de la emigración y de la expectativa. ¿Qué será de él en un mundo urbano, lleno de secretos, con normas tan distintas? Al ser avispado, sale adelante: como chivato de la policía, por ejemplo. Sabe colocarse y trata a los nativos con algo de condescendencia: tiene la sospecha de que podrá engañarlos con alguno de sus fraudes menores, con alguna de sus mentiras. Es un  truhán de escaso vuelo, de vuelo propiamente gallináceo, pero hace contactos y traba relaciones. Y ése es su recurso. Permítanme un anacronismo: parece un personaje nacido de la imaginación de Pío Baroja.

La novela de Ignacio Martínez de Pisón es la reconstrucción de esa existencia menesterosa, la de un rufián a finales del franquismo. ¿Tiene algún interés dicha vida? Martínez de Pisón nos despierta ese interés. ¿Cómo? Con habilidad narradora. Este novelista sabe de lo que habla y sabe entretenernos. Por ello no sacrifica el cuento al recuento: al recuento propiamente sociológico. Hay una excelente documentación y hay memoria personal de unos años que son la infancia y adolescencia del autor. Pero hay sobre todo un arte: el del relator que reúne a distintos tipos, a observadores diferentes que nos hacen revivir la vicisitud de un pobre diablo, ese Justo Gil. Yo me siento reconocido y solidario. Eso sí: nunca fui un confidente policial. 

 Y ahora, si me permiten, les dejo. Regreso a mis mundos narrativos. Y a otras expansiones, los caprichos que creo merecer. Como todos, ¿no?

Buen verano.

Nueva temporada del blog: viernes 2 de septiembre de 2011

37 comentarios

  1. 31 días breves de vacaciones ininterrumpidas.. (y pagadas..), para dedicarlas a la literatura, a la pintura, al paseo ocioso… Creo que lo más parecido al cielo en la tierra debe ser eso.. jaja, qué envidia.

    Tienes razón en que, ante la duda literaria, Baroja es una buena respuesta.

    Ya queda menos para el congreso, que difundiremos convenientemente.

    abrazos

  2. Es el cielo en la tierra, cierto; pero yo aún no he conseguido leer impenitentemente. Sin finalidad. A ver si en un par de días…

  3. Me ha gustado esa recomendación que ha realizado sobre Baroja, señor Serna: «cuando no sepan que leer (…), opten por Baroja». Tomo nota, tomo nota. Dicho así, además, suena la mar de sugerente. Además, como bien apunta el señor Laporte, volver a Baroja servirá para calentar motores de cara a ese magnífico curso de la UIMP, organizado por los señores Fuster y Serna, sobre historia y novela. He vuelto a leer el programa y me parece soberbio.

  4. Con Baroja me ha pasado lo que con muchas otras joyas de la literatura, que me obligó con mal estilo a leerlo un profesor imbécil y fascista en el cole, de manera que, por ejemplo sólo retomé El árbol de la ciencia y Zalacaín muchísimo después. En el segundo veo un personaje entregado a la acción, en el primero a una reflexión distanciada y escéptica… ambos tienen en común su enfrentamiento con el mundo, su disconformidad, que es bastante más que un rechazo adolescente y efímero.

    Hay algo en el espíritu de la gente del 98 que me seduce y al mismo tiempo me distancia, por eso no les he leído tanto como a lo mejor debería, dicho sea sin dejar de reparar en el abuso de hablar de esta pléyade tan magnífica y tan históricamente necesaria de intelectuales como si hubiera entre ellos una identidad de ideología y propuesta fácilmente determinable. Creo que hay un cierto mesianismo en ellos, no sólo en Unamuno, al que se le puede atribuir sin dolo porque él mismo era muy consciente de ello. Es algo así como «somos la Nación elegida por Dios, y en la catástrofe y el desmoronamiento definitivo hemos de brillar como la estrella moribunda». Ese espíritu trágico da lugar a la mejor producción literaria española en siglos, pero también hizo falta mucho krausismo, mucho regeneracionismo y mucho Ortega para que, a lo mejor sin tanta genialidad, se nos recordara que además de lamentarse por la gloria perdida y ansiar la inmortalidad hay que modernizar el país, y crear hospitales, y escuelas… En fin, que Alejandro tiene razón, el curso parece apasionante.

  5. El día de mañana de Martínez de Pisón me ha llamado la atención. Es el autor de Carreteras secundarias, que dio lugar a una excelente película del cine español.

  6. Me escribe un amigo preguntándome si voy a dedicar un post al adelanto electoral. Le he dicho que no. Primero, ¿qué puedo decir yo ahora que tenga algún interés? Segundo, creo que ya estoy de vacaciones. Puedo añadir algún comentario sobre lecturas o impresiones, pero la reapertura del blog será en septiembre. Oportunamente les anunciaré el día de la nueva temporada. También les digo: lo mismo me desmiento. Si me lo pide el cuerpo…

  7. Siento leer que va a dejar su blog hasta septiembre. Me temo que entonces ya sea tarde. Quizás esto le haga cambiar de opinión, o, por lo menos hacer llegar hasta la redacción de El País lo que está sucediendo en la Biblioteca Valenciana, de lo que hasta ahora sólo está informando Levante-EMV. Hicimos llegar por correo electrónico la información a El País, pero, inexplicablemente, han decidido ignorarla, así que se la envío a usted.
    Muchas gracias por su interés.

    http://www.peticionpublica.es/PeticaoVer.aspx?pi=BV

    http://www.lapaginadefinitiva.com/weblogs/paellarusa/2011/07/24/el-pp-convierte-la-biblioteca-valenciana-en-un-edificio-de-oficinas/1870

    Artículo de Carlos Marzal en ABC de ayer, 30 de julio, en Comunidad Valenciana

    http://www.levante-emv.com/cultura/2011/07/27/reconversion-san-miguel-reyes-pone-peligro-biblioteca-valenciana/827802.html

    http://www.levante-emv.com/cultura/2011/07/30/bibliofilos-coleccionistas/828609.html

  8. Sí, el artículo de Carlos Marzal (Metales pesados, Ánima mía), sí que lo leí en ABC.

    La Biblioteca Valenciana -por la que siento un gran aprecio- debería reservarse sólo para libros, para una gran biblioteca valenciana de calidad.

  9. He dado cuenta de todo ello a la Redacción de El País-Comunidad Valenciana. Espero poder ayudar. Pero pido paciencia. Yo también necesito vacaciones (de hecho, estoy de vacaciones). Ah y mi conexión 3G es desesperante…

  10. Muchísimas gracias, ya no sabíamos a quien recurrir para que se dieran por enterados.

  11. Nueva temporada del blog: viernes 2 de septiembre de 2011

    Tres. Es un tipo poco atractivo, escasamente formado, pero listo. Es un individuo llegado a la Barcelona del primer desarrollismo, cuando la posguerra sigue. Es un hombre solitario y poco dado a expansiones y alegrías,
    pues se curtió en la pobreza y en las estreches del pueblo. Es taciturno, hijo de la emigración y de la expectativa. ¿Qué será de él en un mundo urbano, lleno de secretos, con normas tan distintas? Al ser es avispado, sale adelante: como chivato de la policía, por ejemplo. Sabe colocarse y trata a los nativos con algo de condescendencia: tiene la sospecha de que podrá engañarlos con alguno de sus fraudes menores, con alguna de sus mentiras. Es un truhán de escaso vuelo, de vuelo propiamente gallináceo, pero hace contactos y traba relaciones. Y ése es su recurso. Permítanme un anacronismo: parece un personaje nacido de la imaginación de Pío Baroja.

    La novela de Ignacio Martínez de Pisón es la reconstrucción de esa existencia menesterosa, la de un rufián a finales del franquismo. ¿Tiene algún interés dicha vida? Martínez de Pisón nos despierta ese interés. ¿Cómo? Con habilidad narradora. Este novelista sabe de lo que habla y sabe entretenernos. Por ello no sacrifica el cuento al recuento: al recuento propiamente sociológico. Hay una excelente documentación y hay memoria personal de unos años que son la infancia y adolescencia del autor. Pero hay sobre todo un arte: el del relator que reúne a distintos tipos, a observadores diferentes que nos hacen revivir la vicisitud de un pobre diablo, ese Justo Gil. Yo me siento reconocido y solidario. Eso sí: nunca fui un confidente policial.

    Y ahora, si me permiten, les dejo. Regreso a mis mundos narrativos. Y a otras expansiones, los caprichos que creo merecer. Como todos, ¿no?

    Buen verano.

    Nueva temporada del blog: viernes 2 de septiembre de 2011

  12. Buen verano, Sr. Serna. Y buen verano para el resto de amigos blogueros. Les voy a extrañar.

    Nos vemos en septiembre.

  13. Muchas gracias. Yo también les echaré de menos. Pero así volveremos con más fuerza. Verán qué temporada. Un abrazo.

  14. Feliz descanso, don Justo. Merecidísimo.
    Me quedo rondando las páginas de las andanzas de su homónimo relatadas en esa polífonica novela de El día de mañana. Qué sabiduría la de Martínez de Pisón, con qué maestría va pespuntenado a través de esas dispersas voces narrativas historias de la Barcelona de los sesenta. Apenas llevo unas cien páginas y ha retenido toda mi atención. Es un tiempo, un espacio y unas vidas que nos son reconocibles, va desplegando una mirada incisiva e irónica de la vida de esa clases trabajadoras, de esos emigrantes de la posguerra que van combatiendo la penuria y la menesterosidad, con dosis de valor, de empeño y picardía.
    Bueno, don Justo y demás contertulios, que tengan un verano feliz. Yo me quedo, a la fresca, con uno de los «pisones».

    PD: Por cierto, señor Montesinos, quedé en la noche de marras en informarle del compañero de cuitas universitarias que hizo su tesina sobre Baudrillard. Pues bien, he logrado dar con ella y se trata de Francesc Llorens Cerdà, «El dilema de la posmodernidad. A partir de Baudrillard», defendida en 1987, dirigida por Joan Baptista Llinares.

  15. Esto de desaparecer permite hacer cosas que uno no hace habitualmente. Una de ellas, volver a ver ‘Muerte entre las flores’, de los Coen. Es una película ampulosa, pero tiene un principio genial con un mafioso hablando de ética. Y tiene tres secuencias que valen la pena. En ellas siempre está Gabriel Byrne, claro. Para esto, entre otras cosas, sirve el verano.

    Muchas gracias, sr. Planas. También le deseo lo mejor.

    Un abrazo.

  16. Qué alegría, sr. Millón. Ojalá le guste de principio a fin. Grande Pisón.

    Muchas gracias.
    Un abrazo.

  17. Pues yo he visitado hoy el lugar en el que Lorca pasaba sus veranos. Un lugar realmente apacible.
    Que tengan un buen verano. Que descansen y disfruten

  18. 1. Vicent Olmos

    Acabe de revisar una selecció de textos d’Antonio Gramsci que editaré a Publicacions de la Universitat de València per la tardor. La tria dels textos i l’estudi introductori l’han preparat els amics Justo Serna i Anaclet Pons, tots dos professors d’història contemporània a la Universitat de València. El tema: «Què és la cultura popular?» Gramsci sempre val la pena i de les lectures dels seus textos sempre se’n trau profit…!

    2. Paco Lopez Barrio

    L’esquerra l’hauria d’haver llegit més. Molt més. Aixina ens va…

    3. Justo Serna

    Moltes gràcies, Vicent.

    http://www.facebook.com

  19. Antonio Gramsci es la lectura que la izquierda puede hacer críticamente en época de tribulación. La derecha (Nicolas Sarkozy, por ejemplo) ya lo viene haciendo desde tiempo atrás. Por algo serà.

  20. 10:30 horas. El oleaje es escaso, sonoro y rítmico. Está solo frente al mar. No, no está solo. Le acompañan un pescador ocasional y una pareja que se broncea. Llega ahora una dama que enciende un pitillo. Siguen agitándose las aguas. Tras un baño mínimo, relee ‘El hombre sentimental‘, el episodio de la puta Claudina.

  21. 10:40 horas. La dama pasea mirando al mar, hacia ese infinito que se acerca y se va, que se acerca y se va. Se detiene frente a él, dándole la espalda. Cinco o seis metros los separan. Etéreo y transparente, el vestido se agita hacia atrás, como si la brisa quisiera empujar a la mujer hacia la playa de guijarros. Pero la dama, ya sin el cigarro entre los dedos, avanza decidida.

  22. 10:43 horas. Cuando el agua transparente le cubre los tobillos, la dama se detiene. Con la cabeza gacha, observa sus pies hundiéndose en la arena. El vaivén dulce del oleaje le tranquiliza.

  23. 8:00 Han transcurrido casi veinticuatro horas. Es el primero en despertarse. Con energía, aunque con vacilaciones, abandona el dormitorio, desciende silenciosamente las escaleras. No calma el apetito. Sin probar bocado se encamina a la terraza. Desde allí puede distinguir la playa. Hay ruidos. Unas aves que pían; un oleaje ahora bravío. Siente un estremecimiento leve. Es el frío, admite. Pero no piensa más. Simplemente lee las últimas páginas de la novela que ya acaba. Hieronimo Manur amenaza al cantante, el León de Nápoles. Los ruidos se multiplican. Oye vehículos lejanos. Y oye el roce de la grava. Alguien se acerca. El paso es enérgico, prácticamente al trote. De pronto la ve. Una dama hace sus ejercicios matinales. Corre resueltamente. No es Natalia Manur. Tampoco la puta Claudina.

  24. Avanza unos doscientos metros más y aminora la marcha hasta que finalmente se detiene. La dama inclina el torso y apoya sus manos sobre las rodillas. El jadeo es constante. Cuando parece haber recuperado el aliento, se incorpora, da media vuelta y retorna caminando a paso ligero. Toda su atención se centra en los colores vivos de una rebosante buganvilla. Sobresale por la verja de una casa situada a la derecha de la calle. No puede evitar acercarse para curiosear el jardín de la entrada: rosales, celestinas… y hasta le parece ver un limonero. Una escalera con pequeñas macetas de flores en los peldaños conduce a una hermosa terraza ubicada en el primer piso de la residencia: seguro que desde allí se podrá ver el mar, piensa.
    Sobre una amplia mesa un caballero parece estar leyendo el periódico. De súbito, el hombre levanta la vista del papel y descubre la indiscreción de la dama. Ella, algo ruborizada, le saluda cortésmente: “buenos días”.

  25. 8:15. “Buenos, días”, responde el hombre. Ciertamente no se parece a Natalia Manur. Un coche pasa despacio por la calle. Una gaviota cruza el cielo graznando hacia la costa. “Adiós”, se despide la mujer. Y tras ajustarse la coleta abandona el lugar al trote. El hombre observa la gaviota dirigiéndose al mar y se incorpora. Vuelva a mirar la portada de la novela. Con ella bajo el brazo, entra de nuevo en la casa. El aire fresco de la mañana le ha abierto el apetito.

  26. 9:00. Se sacia inmediatamente. El desayuno es breve y, como siempre, frugal. Poco después se sienta ante un portátil y escribe. ¿Acaso es una novedad? Tras veintitantos días sin pulsar una tecla, esta pequeña proeza le sorprende. Una mañana completa la dedicará a la tarea. Eso ha decidido y se siente fuerte. Quiere probarse. Para evitar distracciones se instala en otra terraza, más silenciosa. No verá a nadie. Tampoco pensará en la puta Claudina. Escribe. De pronto, un ventarrón derriba tiestos y sombrillas. Es un soplido arenoso que ciega y ahoga. Él opone resistencia y el resultado le colma. Natalia Manur reaparece.

  27. Acaba agosto. El día 2 de septiembre empieza la nueva temporada del blog. Ya hay ganas. A ver si disfrutamos. Aquí no hemos venido a padecer…

  28. Efectivamente, señor Serna, ya hay ganas.

    Si es que este blog es de esas cosas que nos dan contento…

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