¿La Educación pública? La educación pública, sí. Con orgullo, con legítimo orgullo. ¿Hay que sumarse a una Manifestación por la educación pública? Sí, hay que ir. Yo, desde luego, pienso acudir. Y ello pese a que no suelo frecuentar los eventos multitudinarios: las manifestaciones, quiero decir. ¿Y por qué voy? Pues por vergüenza y por enojo. Hasta aquí hemos llegado.
Nuestros hijos –los míos, al menos– se han educado en la enseñanza pública: a pesar de la cicatería y de la roña de las autoridades autonómicas. El Gobierno de la Generalitat Valenciana, que ha patroneado el Partido Popular en los últimos años, ha gastado lo que no tenía en eventos vistosos, en espectáculos costosísimos. Y además lo ha hecho fanfarroneando. Yo no me sentía orgulloso.
Ahora, el nuevo Gabinete autonómico del PP nos quiere hacer copartícipes del recorte cuando no somos responsables del despilfarro y de la ostentación. Para ello, para afrontar la deuda, adelgazan los sueldos de los docentes, reducen el gasto social y nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Es un sarcasmo.
Yo ahorro, procuro evitar el gasto inútil y sólo me consiento algunos pequeños lujos: siempre al alcance de mi presupuesto. Desde luego lo que no hago es alardear de riquezas que no poseo. Sin duda, es lo que el Gobierno del PP ha hecho en los últimos años. Ahora, todos somos culpables. ¿Ah, sí? Muchos somos moderados, personas morigeradas. Por eso, precisamente por eso, queremos protestar ante este desaire, ante este descaro. No nos resignamos y acudiremos a la Manifestación. ¿Cuándo, dónde?
Sábado 21 de enero, a las 18 horas, en la Plaza de San Agustín de Valencia.
Allí estaremos.
¿Y ahora?
Fotografías hechas con el teléfono móvil:
Fotografías hechas por Isabel Zarzuela:
¿Dónde está Eduardo Zaplana? Meses atrás, pronto hará un año, me preguntaba eso exactamente. Pasado un tiempo me sigo interrogando. No es por falta de imaginación, sino por ausencia de respuesta. De respuesta social. ¿La habrá ahora, ahora que vemos peligrar derechos sociales y logros colectivos? En la Comunidad Valenciana, el Partido Popular ha ganado amplia y repetidamente las elecciones. Se le perdonaba el fasto. Y se le perdonaba la ostentación. Parecía que todos estábamos sobrados. Creo que ahora no disculparemos el recorte de gastos sociales y de sueldos. Hubo expectativas de lucro. Hubo descaro. Rapiña, lo llaman algunos. Hoy nos piden paciencia y cooperación.
Don Eduardo Zaplana fue quien irrumpió, quien mostró el camino del triunfo y quien hizo pedagogía del éxito particular, sin complejos. Me sigo preguntando aquello que planteaba en mi columna de El País:
«Echo en falta a don Eduardo Zaplana Hernández-Soro. Qué tiempos, cuando al antiguo alcalde de Benidorm se le dedicaban fiestas y saraos, regocijos públicos que celebraban su liberalidad y su agudeza. Simboliza otras épocas: las del esplendor material. Éramos ricos, creíamos ser ricos o esperábamos ser ricos. Así era él -o eso pensábamos- y así queríamos o creíamos ser: avispados, dispuestos a atesorar fastuosamente, invitados a una recepción en la que de todo podíamos hartarnos. De cualquier cosa había en abundancia hasta quedar ahítos: bienes y recursos, relojes de gama alta y coches de mucha pompa, manjares exquisitos y whiskys finos».
Continuará…







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