Steve Buscemi

Vincent Piazza, Michael Stuhlbarg, Steve Buscemi, Frank Crudele, Greg AntonacciUno. Fuimos a ver El cuerpo (2012), de Oriol Paulo. Teníamos la sospecha de que sería una película intrigante, con golpes de efecto, con sustos periódicos. De miedo, incluso. Por el tráiler sabíamos que había muertos que desaparecían o que revivían. O eso pensábamos.

Yo no albergaba grandes esperanzas. No me gustó El orfanato, no vi Los ojos de Julia: El cuerpo es de los mismos productores. No les voy a destapar nada, faltaría más. Pero me pareció una película enrevesada y tramposa, inmoderada: con hechos remotos que finalmente se aclaran, con sucesos recientes que tienen causas antiguas.

Me gustó José Coronado, el ambiente sombrío y poco más. La película es larga. Con toda probabilidad para poder rodar y finalmente montar un guión desmesuradamente largo. Todo casa, todo encaja. El miedo se alivia y el horror infligido tiene su castigo. Ricos sin alma, policías desorientados, secundarios eficaces. Un Centro Anatómico Forense. Lluvia, noche. Quizá muchos tópicos, un toque Antena 3, y poco presupuesto: como casi siempre, en un film español sólo llueve dentro de campo, sobre los personajes y poco más… Pues eso: nada más, no digo nada más.

Ocurre justamente lo contrario de lo que sucede en las series americanas: allí hay una producción de enorme presupuesto y si hay que rodar en exteriores totalmente hechos para la ocasión, se rueda y se queman. Esa misma noche vimos Boardwalk Empire (2010) en La Sexta, una historia de mafias mil veces vista, pero ahora concebida de otro modo e interpretada admirablemente por Steve Buscemi. El lujo de la puesta en escena, de los diálogos, del montaje es sobresaliente. El episodio piloto, aquel del que se encargó Martin Scorsese, costó 18 millones de dólares. Pero no todo es cuestión de dinero.

Dos. O sí, todo es cuestión de dinero. En Boardwalk Empire, el protagonista empieza como tesorero del condado. Estamos en Atlantic City hacia 1920 en el momento en que se decreta la Ley Seca. Buscemi encarna a «Nucky» Thompson, un tipo duro que SBfue sheriff y ahora trafica con toda clase de bienes materiales.

De lo que se trata es de comerciar con recursos escasos en un mercado cautivo. Y de lo que se trata es de tener atrapados, bien atrapados, a quienes son sus socios, rivales u oponentes. Sabe comportarse en sociedad, asiste como benefactor a reuniones de damas puritanas al tiempo que lleva una vida licenciosa.

Pero no se nos hace completamente odioso: el guión le da aspectos que lo humanizan: por ejemplo, escarmentar hasta matar al marido maltratador de una de esas damas. No es él quien ejecuta esos crímenes. Procura mantenerse a salvo. En el fondo hace como hacen los mafiosos: hace que parezca un accidente.

Veía este capítulo de gran lujo, de grandiosa puesta en escena y pensaba en la película que había visto por la tarde. O, mejor dicho, pensaba en la sala, la D, a la que había acudido. Sesión de las 18:25, ABC Park de Valencia, calle Lauria. Nos tocó esperar unos minutos. La iluminación no era abundante, pero sí suficiente para distinguir bien el lugar en que íbamos a pasar las siguientes dos horas. De repente descubrimos una mugre añosa, los asientos estaban propiamente satinados y hundidos, con los brillos de muchos roces, de muchos culos; los respaldos y los brazos estaban sucísimos, y la impresión general era de extrema decadencia, con un mobiliario devastado. Qué poca vergüenza, nos dijimos. Pagas tu localidad y te encuentras esto.

Sí. Todo es cuestión de dinero. Un mercado cautivo.

Un comentario

  1. Es un actor excelente, me parece de los mejores en su ramo y ahora que he visto a Buscemi en Boardwalk Empire me impresiona verlo en una serie así y más de protagonista.

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