He leído con mucho interés el artículo que Javier Melero publica en La Vanguardia (12/12/2023) titulado “De Gramsci a Mayor Oreja”.
No todo lo que ahora digo lo sostiene Melero, pero el fino columnista, famoso abogado de Barcelona, me sirve de inspiración para sostener argumentos parecidos a los suyos
En su texto, Melero se refiere principalmente a la conferencia impartida por el exministro en un colegio concertado de Madrid, el Cristo Rey.
Ante más de trescientos alumnos, Jaime Mayor Oreja declaró el estado calamitoso en que se encuentra España, la degradación moral a que nos ha conducido un gobierno de izquierdas, el sombrío futuro que nos espera por abandonar la raíces de nuestro cristianismo milenario, etcétera.
A Melero le sirve el escándalo de Mayor Oreja. Y se sirve de ese episodio. Aclaremos esto. Le sirve el Mayor Oreja escandalizado, aquel que anuncia la ruina de la civilización. Le sirve el escándalo que nos provoca un Mayor Oreja arengando a jovencitos, es decir, haciendo proselitismo en horario escolar.
Y le sirve, en fin, para subrayar el éxito actual de la derecha ideológica, formada por agoreros y filósofos rancios que están empeñados en librar toda clase de guerras culturales.
Disponemos de una cohorte de intelectuales con un pasado antifranquista que, desde fines del antiguo Régimen, se opuso a la dictadura adoptando posiciones progresistas, de izquierdas o de inspiración liberal.
Una parte importante de estos intelectuales han acabado hoy por pasarse al otro extremo (de Antonio Gramsci a Jaime Mayor Oreja). Es decir, han renunciado a sus viejos principios para adherirse no a un moderantismo tibio, sino a un furioso antisanchismo.
A Pedro Sánchez (que no a Perro Sanxe) lo hacen culpable del acabamiento de España. También lo hacen responsable de la decadencia de la Unión Europea.
Menos mal —nos advierten— que Manfred Weber ha sabido oponerse a la perfidia o felonía del antipatriota español. Disponemos de un tribuno que se enfrentará a la decadencia de Occidente.
Por supuesto, Melero cita expresamente a Jordi Gracia, el artículo que Jordi Gracia publica en el último número de tintaLibre sobre la trahison des clercs, la trahison de nos clercs, encabezada por Fernando Savater.
Precisamente, la última columna de Fernando Savater en El País (16/12/2023) trata de la charla que impartió Jaime Mayor Oreja ante ese alumnado madrileño.

Savater se refiere a Mayor Oreja como amigo suyo, cosa que sabíamos, y le reprocha, no que haga proselitismo, sino que se prodigue en horario escolar.
Es preferible, dice Savater, que los alumnos acaben el bachillerato y que después efectivamente se les adoctrine con las ideas que se consideren más rectas. Porque, incluso, para Savater adoctrinar no tiene un sentido peyorativo.
Adoctrinar es guiar por el camino recto; es acompañar a quien nada sabe para evitar que dé traspiés ideológicos o culturales, para evitar que se pierda.
Como suele ser habitual, la columna de Fernando Savater no contiene crítica alguna a sus actuales amigos, conservadores o reaccionarios. Contiene una puya a la izquierda que nos gobierna y que tanta tortura espiritual le provoca.
Con esto cierro el círculo, con esto se confirma el diagnóstico de Jordi Gracia y con esto se corrobora la observación tan pertinente de Javier Melero.
Fernando Savater no inició un camino de superación que le llevaría de Antonio Gramsci a Jaime Mayor Oreja. Savater siguió un camino de perdición que le ha llevado a la doctrina, a la derrota del pensamiento.

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