La santa indignación

¿Qué podemos decir de las movilizaciones alentadas por el Partido Popular y nutridas por personajes de extrema derecha que vociferan con expresiones gárrulas e injuriosas? La palabra traición se ha pronunciado una y otra vez. Un aviso para navegantes: cada vez que un actor de la vida pública o de la sociedad civil acusa a otro de traidor, es conveniente ponerse a cubierto. Es probable que estemos llegando a lo peor, al momento más indigno  de la política.

Según Abc, las movilizaciones espontáneas (ja, ja, ja) son expresión de una justa cólera ciudadana. ¡Por favor! La santa indignación se provoca, se guía, se tutela, se patronea. El editorial del 3 de marzo que el periódico de José Antonio Zarzalejos dedica a este asunto es simplemente tramposo. Se dice que son manifestaciones abiertas y, por otro lado, se advierte al líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, para que las guíe, encauce y atempere con el fin de obtener réditos electorales. La circunstancia es simplemente insoportable. ¿Por causa del Gobierno? Hasta ahora, la oposición y la colisión quedaban reducidas a la esfera propiamente política y al ámbito mediático. En estos momentos, sin embargo, después de la movilización intensa y extensa de los sectores afines al PP, el choque se está trasladando a la sociedad civil. Es lo que, de manera alarmante, estoy percibiendo. 

Puedes estar de acuerdo o en desacuerdo con el Gobierno; puedes aceptar o rechazar esta o aquella decisión del Gabinete; puedes lamentar esta o a aquella provisión de Rodríguez Zapatero…, pero lo que no puedes es deslegitimar lo que es legal, aunque sea aprovechando los subterfugios que el propio marco constitucional facilita. En el Estado de Derecho, los contendientes se benefician de los resquicios reglamentarios para llevar a cabo su política y para emprender las acciones de Gobierno, incluso para oponerse. Lo que no puedes hacer es presentar como traidor a quien, amparándose en el marco legal, toma decisiones que te disgustan.

Mientras haya cauces de expresión para la oposición legal en las instituciones, mientras el Estado de Derecho funcione (y a veces funciona contrariando tus objetivos o tus metas, qué le vamos a hacer), no puedes quebrar una tras otra las decisiones de los mandatarios, de los gobernantes. La calle se reserva para los trabajadores o para los sindicalistas, para las reivindicaciones concretas que se desean exhibir.

Cuando en una democracia la Nación –la presunta Nación, de consuno– se echa a la calle (como dicen que está sucediendo para oponerse al traidor Rodríguez Zapatero), entonces es que estamos en una fase de obstruccionismo peligrosísimo, fase que será aprovechada no por los sectores moderados del PP (como algunos analistas desean), sino por sus palmeros más extremistas. No es sexismo, es funcionalismo: el Partido Popular se presenta o lo presentan como una doncella mancillada, como un damisela que merecería mejor trato. Una y otra vez, el Abc sugiere esta manifestación de los hechos y algo semejante leo en el editorial de Ojos de Papel. Si tose, nos hemos de preocupar; si repudia, nos hemos de inquietar; si manipula, nos hemos de intranquilizar.

Llevamos años en los que se confunde el constitucionalismo con la Patria española, cosa a la que también han sido proclives gentes que me son muy próximas. Llevamos años en que toda expresión de la izquierda o de los partidos nacionalistas se juzga en términos de felonía, de abandono, como una confabulación poco menos que infernal, entre diabólica y tontorrona. Por su parte, la Iglesia Católica arremete contra el laicismo del Gobierno, como si sus medidas fueran contrarias al Concordato; arremete contra todos aquellos que contradicen sus postulados morales, calificándolos de relativistas y, por extensión, de nihilistas. Fernando Savater está ya condenado, seguro. Uf, qué cansancio…

Es ésta una circunstancia simplemente insoportable: hay medidas del Gobierno de Rodríguez Zapatero que son, además de legítimas, perfectamente sensatas; hay provisiones de su Gabinete que, en mi opinión, son absolutamente discutibles, pero legales; y hay decisiones aparentemente menores que son un avance civilizador, por mucho que les duela a los clérigos. En todos los casos, la coalición (implícita o explícitamente) antigubernamental se opone: sean medidas sensatas, discutibles o menores. Siempre se subleva con los mismos argumentos: deslegitimando y amenazando con sacar a las masas nacionales a la calle, con una deriva actual hacia el escuadrismo verdaderamente inquietante, poco afín –por cierto— a la lógica liberal.

Y, ahora, permítanme que me retire: también yo manifiesto mi santa indignación. Trato de evitar el estruendo real y metafórico en un momento en que el estrépito es ensordecedor, con voces múltiples también de consuno: la pólvora de las Fallas –alentadas por Rita Barberá– amenaza la tranquilidad de quienes somos gente de orden.

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Fotografia: El País, GORKA LEJARCEGI.

31 comentarios

  1. La justa indignación ciudadana

    Abc, 3 de marzo de 2007

    EL papel que asuma a corto plazo la sociedad española va a ser decisivo para el futuro del país. La excarcelación de Ignacio de Juana Chaos va a ser una prueba para el Gobierno, sin duda, pero también para los ciudadanos, a cuya resignación ante la política de hechos consumados confía Rodríguez Zapatero buena parte del éxito de su proyecto personal de negociación con ETA. Por eso, las primeras reacciones de la opinión pública ante la injusta decisión de dar a De Juana Chaos un segundo grado a la medida de las necesidades del diálogo con los terroristas apuntan a un cambio de tendencia que puede y debe marcar una inflexión política en España. Las manifestaciones improvisadas de ciudadanos muestran un estado de ánimo legítimamente indignado. No podía el Gobierno esperar otra cosa, por más que ahora pretenda compartir con la opinión pública su disgusto por una excarcelación que sorprendente y torpemente quiere presentar como inevitable. Y precisamente porque no era inevitable, porque responde a una decisión arbitraria -la arbitrariedad es la degradación de la discrecionalidad legítima que ampara al Gobierno-, se ha producido una reacción casi unánime en la sociedad española de oposición radical al tratamiento privilegiado que está recibiendo De Juana Chaos.
    Para el Gobierno, el verdadero problema es que su proceso de negociación ha dado la cara, ha mostrado su verdadero rostro: ETA ordena y exige, el Gobierno acata y cede. Resultan patéticos los esfuerzos retóricos del PSOE y del Ejecutivo por vender la decisión sobre De Juana como una brillante jugada que deja sin mártir a ETA. Los etarras querían una victoria sobre la ley, los Tribunales y el Estado; y la han logrado. A muchos ciudadanos se les ha caído la venda de los ojos. A otros se les ha agotado el beneficio de la duda a favor de Rodríguez Zapatero. Este descrédito del Ejecutivo y de su presidente -con el que debilitan al Estado en su conjunto- es también un coste moral y político de la decisión de liberar a De Juana Chaos, y no porque el dirigente proetarra Juan María Olano afirmara ayer que el Gobierno ha pagado «el precio político» de sacar al terrorista de la cárcel; sino porque se trata de una decisión que golpea el más elemental sentido de la justicia. La respuesta ciudadana, en las calles y en los medios, se gana así el valor de la absoluta sinceridad, de la protesta verdaderamente cívica, no pastoreada por partido alguno, y realmente emplaza a un tiempo nuevo para lo que queda de legislatura.
    Toda esta energía social que está mostrándose como reacción a un acto de profundo desprecio gubernamental por los sentimientos de los españoles, debe encauzarse para que no se pierda en el capítulo de los lamentos. El Espíritu de Ermua provocó una fuerza social con consecuencias históricas en la lucha contra el terrorismo. Ahora puede estar viviéndose el umbral de un movimiento similar, pero a nivel nacional. El Gobierno ha hecho que las elecciones de mayo se conviertan en unas primarias de las generales de 2008, si es que no se celebran antes. En una democracia, los ciudadanos tienen las urnas para decidir sobre el futuro de su país, la responsabilidad de sus gobernantes y la voluntad de alternancia.
    Descartado que el PSOE genere en su seno una corriente crítica que lo saque de la dinámica filonacionalista en la que lo ha embarcado Zapatero, la carga de ofrecer una alternativa a los españoles recae en Mariano Rajoy, que ayer ya anunció su propósito de organizar una convocatoria masiva contra la excarcelación del sanguinario etarra. Sólo el PP puede, en este momento, reagrupar los estados de opinión y de ánimo de la sociedad en un gran compromiso de cambio político. Rajoy debe liderarlo con la máxima capacidad de integración, sin aspavientos ni sobreactuaciones impertinentes, para sumar la voluntad de quienes votaron al PSOE y ahora empiezan a considerar que su abstención no sería suficiente para expresar su rechazo a la gestión del Gobierno. Hay líderes que no pueden elegir sus responsabilidades. Son éstas las que eligen a quienes deben asumirlas y esto es lo que le sucede a Mariano Rajoy, puesto ante un escenario histórico que le exige todo su esfuerzo para que exista una oportunidad real de cambio.

  2. Alta traición

    Por Juan Manuel de Prada

    Abc, 3 de marzo de 2007

    A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Y el diccionario de la Real Academia define alta traición como «la cometida contra la soberanía o contra el honor, la seguridad y la independencia del Estado». La soberanía y el honor, la seguridad y la independencia del Estado han sido pisoteados y expuestos al escarnio con la concesión del segundo grado penitenciario al terrorista De Juana Chaos.
    El Derecho se ha doblegado ante la irracionalidad, se ha torcido y desnaturalizado para amparar el chantaje de un criminal; a partir de ahora, cualquier otro criminal podrá hacer lo propio. La propaganda gubernamental se apresuró a divulgar, a las pocas horas de haberse consumado esta felonía, que durante los gobiernos de Aznar varios terroristas enfermos fueron excarcelados por razones humanitarias; los propagadores de esta especie indigna saben perfectamente que De Juana Chaos no estaba enfermo, y que por tanto en esta decisión oprobiosa no concurren las razones humanitarias que el ministro Rubalcaba invocó.
    Si De Juana Chaos hubiese sido, en efecto, un enfermo incurable, diezmado por un cáncer galopante, aquejado de derrame cerebral o convaleciente de un infarto (como lo eran aquellos presos terroristas cuyas penas se aliviaron durante los gobiernos de Aznar), ninguna persona que merezca la designación de tal se hubiese rebelado contra la concesión del segundo grado penitenciario, y aun de la libertad condicional. La superioridad moral del Estado así lo exige. Pero De Juana Chaos no padecía ninguna enfermedad.
    De Juana Chaos, en pleno disfrute de sus facultades mentales y gozando de una salud inquebrantable (sólo así se explica que haya podido sobrevivir durante ciento catorce días sin ingerir alimentos, hazaña que deja chiquitos los doce trabajos de Hércules), decidió ponerse en huelga de hambre con el fin de conseguir que el Estado dejara de ejercer potestades que le confiere el ordenamiento jurídico. Esto es, resolvió infligirse un daño y poner en riesgo su vida para que sus demandas, notoriamente injustas, fuesen atendidas.
    El Tribunal Constitucional, en su sentencia 120/1990, estableció rotundamente, ante el caso de unos presos del GRAPO que se declararon en huelga de hambre para chantajear al Estado, que en modo alguno se pueden atender las reclamaciones de alguien que hace uso de su libertad para conseguir objetivos no amparados por la ley. El gobierno de Rodríguez Zapatero acaba de infringir la doctrina del Tribunal Constitucional, que es tanto como infringir la misma Constitución, que es tanto como declarar suspenso el imperio de la ley. El gobierno de Rodríguez Zapatero -digámoslo sin rebozo- ha cometido alta traición, que es la más triste forma de claudicación a la que puede rebajarse una autoridad legalmente constituida.
    «A nosotros nos importa la vida», aseveró el ministro Rubalcaba en su comparecencia ante los medios. Si de verdad le importara no habría cedido a esta ignominia. La importancia que nuestra Constitución concede a la vida, principio rector de nuestro ordenamiento jurídico, obliga al Estado a velar por la salud de los internos sometidos a su custodia; en modo alguno a ceder ante sus chantajes o protestas reivindicativas. El Estado está autorizado a establecer limitaciones a los derechos fundamentales de los reclusos cuando tales derechos entran en colisión con el bien supremo de la vida; y, por lo tanto, la obligación del Estado era proteger la vida de De Juana mediante medios coactivos, sometiéndolo a alimentación forzosa, que en modo alguno puede considerarse trato vejatorio o degradante, sino remedio necesario para preservar su vida. La huelga de hambre iniciada por De Juana Chaos era de naturaleza reivindicativa; y, al aliviar su régimen penitenciario, el Estado ha claudicado ante su reivindicación. Llamemos a las cosas por su nombre: esto es alta traición.
    Cabría preguntarse si un gobierno que humilla el honor de un Estado no merece algún tipo de castigo. En épocas menos confusas esta pregunta habría obtenido una respuesta inmediata y severísima.

  3. Comparto con mi laica indignación con la de Justo Serna. Tuve la oportunidad de pasar cerca de la sede federal del PSOE en la calle de Ferraz en Madrid y presenciar el espectáculo de Ynestrillas arengando a sus leales falangistas con toda la parafernalia de gallardetes, banderas y camisas, que hasta leguis llevaba uno, con los «gritos de rigor» y la voz central de «¡Ha llegado la hora de la acción!» . Nunca les tuve miedo cuando dominaban como dueños y señores todo el mapa del país, pero confieso que ayer me dieron miedo tanto esos milicianos como los ciudadanos y ciudadanas de a pie, ya de edad provecta que gritaban desmelenados «traidores, putas y maricones todos los socialistas». Abre el PP la caja de Pandora de un modo irresponsable. Acaso Zapatero haya ejecutado una peligrosa jugada en el tablero creyendo evitar el jaque a la Reina, pero alguien está cavilando un voraz Jaque al Rey ante la debilidad manifiesta y manifestada por su gobierno en su trato con los nacionalistas. Y el Rey, en este caso, es el Estado de Derecho.

    NOTA APARTE: he leído hoy, por casualidad, la nota que me dejó el pensador llamado Kant por santo nick. Mis excusas por la ofensa de llamarle «caballerito» tras su manso apelativo de «Caballero Veyrat»: Por supuesto que mi amor por los presocráticos ha sido vivo y acendrado a lo largo de mi ya larga vida intelectual: Nunca olvidará el poeta que soy que el primer poema lo escribió un filósofo. Mi crítica iba dirigida a quienes han basado la construcción de una razón normativa, que hoy pasa en en todos los scriptorium por la razón pura, en el caballerito Platón y sus secuaces, ya sean clérigos ilustrados, simples chamanes o filósofos rábulas deseosos de reprimir la poesía lírica, libre y salvaje como el viento. No el viento de la «razón», que no existe ni existirá jamás salvo en sus apergaminadas neuronas. La experiencia estética pertenece a lo que, en aparente paradoja formuló Baumgarten como «cognitio sensitiva». Y a prtir de ahí, quizás podríamos empezar a hablar, señor que alienta tras el nick de Kant.

  4. Lo que quere decir el PP, simplemente se resume en una sencilla ecuación: allanemos el terreno políto para tocar la fibra sensible del pueblo llano. Estoy en desacuerdo con la sentencia, aunque para un político, desear la muerte de alguien queda bastante feo y que el PP se pronuncie tal y como lo ha hecho hasta la fecha, aunque el otro día escuchabamos en una tesitura similar a Ibarra. Otro eminente doctorado en filosofía al igual que Otegui

  5. Nunca había escrito en este blog pero hoy lo hago porque como dice J.Serna la tensión entre los partidos es insoportable! Que se puede hacer?

  6. Hipocresía , verdadera hipocresía es lo que irradia la sociedad española.

    Hace una semana ocurrió éste hecho.
    El Tribunal Constitucional dicta sentencia en el caso de una profesora de religión expulsada de su trabajo por la Jerarquía Católica.
    La sentencia encierra una INCONGRUENCIA del tamaño de Saturno. Digna de mandar al paro al alto tribunal.
    Premisas: La Constitución Española dice en su artículo IV: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
    La jerarquía eclesiástica adude imcompatibilidad por no estar casada y sí convivir con un hombre.
    Los puestos de trabajo son titularidad del ESTADO y como tal le paga el salario a la profesora.
    El ESTADO ESPAÑOL tiene un acuerdo con el ESTADO del VATICANO en el que regula las aportaciones del ESTADO ESPAÑOL a la IGLESIA CATOLICA.

    Y ahora vean el ÓRDAGO que dicta el SANTO TRIBUNAL CONSTITUCIONAL:
    El despido es inconstitucional aplicando el artículo XIV.
    El despido está AJUSTADO A DERECHO de acuerdo con el TRATADO con el ESTADO DEL VATICANO.
    Resumiendo la profesora no tiene quién la consuele.
    Si ESPAÑA no entra en crisis con esto es que ESPAÑA es una UNIDAD DE DESTINO EN LO UNIVERSAL.

    ‘ Vámos españoles dejad de ser HIPÓCRITAS de una puñetera vez !

    Y mientras media sociedad española desgañitándose con la suelta de un preso que ha cumplido condena por 25 asesinatos, y cuando estaba en libertad le arrean un sumario por amenazas de muerte periodísticas y le meten 13 años, recurre y se la rebajan a tres, entra en huelga de hambre y los llevan a un hospital público y el cuento sigue y sigue…….

    Y los españolitos siguen contentísimos de sus políticos y de su CONSTITUCIÓN.

  7. Decir que la situación es preocupante, me parece poco.Me parece alarmante que entremos en aquella,creí que olvidada,dialéctica de los puños y las pistolas,que precedieron y acompañaron a la rotura de las urnas y su no reposición durante todos los años como duró la dictadura de aquel militar bajito,de voz aflautada y sanguinario.No sé que pudieron encontrar en su régimen muchos de los arrugados voceadores que insultan al gobierno democrático de este país.Fueron cobardes entonces y más cobardes ahora.
    No puedo menos que decirle Sr. Serna,que hoy muchos, nos hemos sentido confortados con su escrito.Ha ido directo al fondo del asunto (sepa que no voy ironizar en una situación como la que vivimos).Gracias.

  8. El PP ha culminado por ahora su deriva neofranquista con la dialéctica de los puños y las pistolas, como denuncia Arnau en el post anterior, representada por los cócteles Molototov lanzados contra la sede del PSOE en Alcalá de Henares. Con ello se pone a la dudosa altura de los más feroces actores de Kale Borroka. Atentos al próximo futuro.

  9. La clave de tu reflexión está, a mi entender, en ese punto en que dices que las decisiones del gobierno son discutibles pero legítimas. Creo que lo que pretende la derecha es justamente envenenar el aire del ágora, evitar la discusión. Si analizamos friamente la política del gobierno, empezando por el tema terrorista, llegamos a la conclusión de que muchas de sus decisiones son dudosas o directamente equivocadas. A mí ni siquiera me parecería mal una derecha que alertara continuamente de la tentanción de negociar con los terroristas y su entorno, incluso aunque ellos lo hubieran hecho antes durante el aznarato -y acaso precisamente por ello-. Ahora bien, el objetivo no es debatir, entre otras cosas porque eso sería bueno para la democracia y probablemente para el propio gobierno. Ellos se sienten más cómodos en el insulto, en el enconamiento, en el argumento ad hominem -lo que hace Zapatero es malo porque él es consustancialmente malo, lo que hace el gobierno es malo porque su victoria electoral es ilegítima-. Llevar la contraria con argumentos supone ponernos a todos en situación de pensar, siquiera para criticar al gobierno, pero esto no le interesa a la gente como Acebes porque un ciudadano crítico es siempre un peligro para quien vive de agitar las vísceras.

    Por cierto, el señor De Juana Chaos me parece una alimaña y un ser despreciable e irrelevante, incapaz siquiera de hacer una reflexión sobre lo que en el pasado le incitó a actuar de manera tan monstruosa. Los etarras y la gente de Otegi -y por cierto no sólo ellos- necesitarán algún día un tribunal de Nuremberg porque llevaron a cabo o jalearon tanta monstruosidad. Sinceramente, no me interesan en lo más mínimo, no más que Antonio Anglés o similares. Lo único que pueden hacer es matarme -lo harían si me conocieran y supieran como pienso-, pero no pienso perder ni un minuto más con ellos porque no me han dado jamás un argumento que les haga a mis ojos dignos de ser escuchados en un foro democrático.¿No crees Justo que dedicamos demasiado tiempo al terrorismo? Ya sé que está en juego el Estado de Derecho y todo eso, pero mira. El ínclito Gzlez Pons ha dicho que la «izquierda europea persigue a Valencia y trata de ocultar la política del Psoe en materia terrorista hablando de nuestro urbanismo». Dale la vuelta al argumento y tendrás la clave de muchas cosas, los políticos están consiguiendo que nos pasemos el día discutiendo sobre ETA cuando la salud de la comunidad está en juego en otros foros tan importantes o más que ése. Mientras la «izquierda abertzale» -algún día hay que preguntarle a los analfabetos de Otegi, Permach, Barrena y compañía cómo definen izquierda y en qué bibliografía basan sus teorías- no se líe a bombas, me conformo con que reciban a De Juana con un potaje. Que chillen, que chillen, como dijo el inolvidable Ernest Lluch, «Gritad, más, gritad más¡»

  10. Terrorista, mariconcete y delirante

    Además de aceptar según lógica y reórica el insulto que algunos manifestantes le espetaron al Presidente del Gobierno (terrorista), Jon Juaristi vuelve a recaer en el denuesto («mariconcete«). Lean, lean el texto que abajo reproduzco. Pero lo mejor no es esto: lean en particular el último párrafo de este artículo de Jon Juaristi. El autor lleva a cabo lo que en términos freudianos llamaríamos un psicoanálisis salvaje: proyecta sobre un paciente imaginario, Rodríguez Zapatero, una conjetura familiar,una hipótesis sobre el peso del linaje y del abuelo, para acabar diagnosticando el delirio del enfermo.

    ¡Viva la literatura psicopatológica!

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    «Laberinto», Abc, 4 de marzo de 2007

    -Sabes los millones que puse para poder sentarme en este palco, y sigues pensando que el fútbol es un deporte.

    Por Jon Juaristi

    QUE los terroristas pordioseen los buenos sentimientos de la buena gente está en el guión de toda banda que se precie de serlo. Lo insólito es que lo haga un gobierno por boca de su ministro de Interior. De ahí que no anduvieran totalmente descaminados quienes el jueves llamaban terrorista al Presidente. Porque los terroristas primero ponen la bomba y después sueltan el moco. Es lo suyo. Obviamente, ni Rodríguez ni Rubalcaba han puesto bombas, que sepamos, pero han asumido, en su rendición, el gimoteo de De Juana, y por eso la afición etarra les aplaude con las orejas. Del terrorismo, el Gobierno se ha reservado la fase compungida y plañidera. Les va.

    O sea, el aspecto mariconcete del oficio, por así decirlo. Cómo mola, qué nobleza de espíritu la nuestra. No somos como ellos. Hombre, pues qué quiere usted que le diga. En la mitad, por lo menos, igualitos. Baroja decía que al que vende drogas en pequeñas cantidades se le llama farmacéutico y al que las expide al por mayor, droguero. De Juana es un droguero de la muerte, como el Chino. Pero el Chino se suicidó: he ahí la sutil diferencia. De Juana nunca tuvo la intención de llegar a extremos tan patéticos. Ayunaba porque estaba deprimido. No porque quisiera suicidarse. Los terroristas se suicidan por fanatismo religioso o por remordimientos, y De Juana no sufre de lo uno ni de lo otro. ¿Su huelga de hambre? Una forma espectacular de hacer pucheritos en el Times.

    Los etarras son así: primero matan y luego se ponen líricos. El Gobierno se rinde y después se derrite en efusiones humanitarias. La cosa, en ambos casos, es que no la tomen con uno. La primera parte de la operación sería repugnante si no se contara con el lenitivo lacrimógeno. Los terroristas matan y el Gobierno se rinde, que es exactamente lo que ha pasado. Tales hechos requieren vaselina sentimental. Soy humano, dice el terrorista. Nosotros también, apostilla el Gobierno. Y, si cuela, cuela. La inhumanidad y el salvajismo, para los que no se enternezcan. No está mal como retórica. Se sitúa un grado por encima de la de quienes defienden la decisión de Rubalcaba alegando que el deceso de De Juana habría desatado la violencia en el País Vasco. Pero a estos hay que reconocerles un elemental realismo: intuyen acertadamente que el Gobierno sería incapaz de enfrentarse a una insurrección abertzale.

    La hipótesis del acuerdo secreto entre Rodríguez y ETA parece, a la vista de los acontecimientos, bastante más que razonable. Ahora bien, la raíz del desastre es más profunda. Los socialistas usan la legalidad para deslegitimar al Estado porque lo perciben como una monstruosidad franquista, toda vez que garantiza la supervivencia política de la derecha. De ahí que la sola idea de que se les muera De Juana les resulte insoportable, pues se verían a sí mismos como una reedición de Franco firmando sentencias de muerte. Todo pertenece al mismo cuadro delirante que sitúa a Rodríguez en el papel mesiánico del verdadero artífice de la paz (es decir, un Franco al revés, un Franco de izquierdas). Atrapado en la red del deseo mimético, trata de exorcizar la mínima sospecha de identidad con su rival imaginario arrojando la sombra del dictador sobre la derecha democrática y marcando sus radicales diferencias con la misma, lo que le acerca inevitablemente a ETA y le aleja en idéntica medida de las víctimas del terrorismo. A estas alturas, está claro que el delirio del Presidente no tiene salida, porque Rodríguez pelea con un muerto para desposeerle del objeto mítico -la Paz- cuya posesión le atribuye y que él desea con ansias infinitas. Hace tiempo que el nieto del capitán Lozano se extravió en el laberinto sin puertas de una paranoia vindicativa, y lo peor es que los terroristas lo han adivinado. Porque nada hay más parecido al delirio de Rodríguez que el de tres hermanos etarras presos, los Gallastegui, que heredaron de su abuelo, el precursor histórico de ETA, otro deseo asimismo insaciable.

  11. Estoy de acuerdo con la reflexión de David Montesinos y también, como es obvio con la de Justo Serna y con todo lo expresado de una forma u otra en las anteriores reflexiones. Los viejos tenemos un olfato especial, por entrenado, para detectar el huevo de la serpiente bajo la hojarasca en que se oculta. En una novela escrita antes del 11 M., «Paulino y la joven Muerte», denunciaba yo como neofranquistas a Esperanza Aguirre, a sus compañeros Aznar y Rajoy entre los que se econtraba ya, por supuesto, como director del Instituto Cervantes, nada menos que Jon Juaristi, y sucesor en la dirección de la Biblioteca Nacional del poeta «de línea clara» Luis Alberto de Cuenca. Y voy al tema: Si Fraga goza de la dudosa fama de haber enmascarado a la extrema derecha fascista en España, a los quidam mencionados anteriormente con toda su cohorte mediática corresponderá la infamante deshonra histórica de haberla no ya desemascarado, sino de haberle dado cuerda al monigote asesino echándolo a andar.
    ¿Por qué adjetivaba antes de dudosa la fama de Fraga? Porque tan sólo fue un espejismo necesario para encandilar a los demócratas cara a la cándida Transición. La derecha oligárquica ha gobernado España desde tiempos inmemoriales poniendo y quitando reyes, pagando a militares felones y derribando los pocos intentos democráticos habidos entre los límites de la piel de toro. Cuando no puede dar vía a sus deseos de obtener los réditos «debidos» de lo que considera su predio legítimo y bendecido por los chamanes de sus dioses, recurre a la violencia. Siempre. Repasad la historia. No sólo la nuestra.

  12. Vierat, creo que se equivoca al hacer una historia continua de la derecha española como si toda nuestra derecha hubiera sido lo mismo desd esiempre. Desde Viriato? Oligarquía y caciquismo. Hombre hay algo más. Me parece que es una generalización eso que dice: «La derecha oligárquica ha gobernado España desde tiempos inmemoriales poniendo y quitando reyes, pagando a militares felones y derribando los pocos intentos democráticos habidos entre los límites de la piel de toro».

  13. Estimado Volairet, gracias por su puntualización, las generalizaciones corren siempre el peligro de hacer honor a su nombre. Por supuesto que hay algo más: Tiene usted buenos tratados de historia en cualquier biblioteca.

  14. Distinguido Veyrat perdone que me haya trabucado con las letras de su apellido pero eso no le da permiso para convertirme en volairet, que parece el nombre de un pájaro de charca. Soy Voltaire y sigo pensando que la derecha no es eso que usted dice.

  15. Tengo mucho respeto al nick que usted ostenta. De niño, los regalos en Navidad los dejaba en mi casa un tal Voltaire, amigo de mi abuelo que tenía sus obras completas en su biblioteca. Pero sigo pensando que en este blog, que no es de extrema derecha como la inmensa mayoría de los que ensucian la red, como usted ve, es mucho mejor y más digno escribir en nombre propio. Aunque así sepan dónd eencontrarnos algún día. Y usted perdone, pero mi firma es lo único que es mío en este mundo. Y de ella hemos vivido mi familia y yo.

  16. Abundando en la línea de Serna y Veyrat (no en la de Montesinos) pero incidiendo de manera diferente en el tema, con la contundencia de la ilustración clásica, debo decirle a nuestro particular Voltaire que sí, que la derecha española es la de siempre. Sí, incluso repitiendo apellidos desde hace siglos. Siglos.

    Así que descuide usted, Voltaire, que en efecto, son los mismos. Y dicen lo mismo. Y hacen lo mismo. Lo mismo y los mismos que se opusieron a la Transición democrática y hoy enarbolan la Constitución que vilipendiaron hace treinta años. Los mismos que se opusieron a la apertura del franquismo y acabaron encabezando ese partido que, como aquel Frente, es “popular”. Los mismos que aseguraban tener una “revolución pendiente” en el 40 del siglo XX y en el 30 sofocaban cualquier revolución. Los mismos que denunciaron el pistolerismos sindical del primer tercio del pasado siglo (20 patrones muertos) mientras en sus cuentas superaban los 200 obreros asesinados. Los mismos que envolvieron al Estado en una guerra tan absurda e indecente (más de lo que cualquier otra guerra, por definición, es) como la de Cuba-Filipinas. Los mismos que ganaron las guerras carlistas a base de abrazos en Vergara (“xe, si total, todos somos lo mismo”). Los mismos oligarcas incapaces de pactar la relación con las colonias americanas, ni en el XIX, ni en el XVIII. Los mismos que ganaron la Guerra de Sucesión. Y me paro en este trescientos aniversario. Pero sí, Voltaire, podríamos seguir hasta la Edad Media. Todos, de padres a hijos, de generaciones fenecidas a herederos vivos, todos han compartido lo mismo: sus propiedades y privilegios, sus principios de orden y seguridad frente a los de libertad y pluralidad, su visceralidad irracional, su soberbia confundida con orgullo, su ignorancia convertida en timbre de gloria, su afán rapiñador en lo económico y en lo social, su visión alicorta del mundo y sus circunstancias, el uso de la mentira como argumento, el dogma sotaniforme por toda verdad vital, su persecución inmisericorde a la felicidad del individuo, su ridiculez congénita y su impresentabilidad incluso ante otras derechas españolas que (casi) nunca alcanzaron el poder.

    ¡Voto a Bríos! ¿quién puede eximir a la derecha movilizada por el PP de esos atributos?… ¿y no son los mismos que pululaban entre los enemigos del Partido de Aragón durante el periodo Habsburg? Pues, mire, Voltaire, ya hemos llegado a la Edad Media… ¿seguimos mirando hacia atrás?…

    Visto que le veo algo flojo en Historia pero con interés por la Filosofía, más le recomendaría que releyese los textos del santo varón cuyo nombre vitupera con su mal uso y aprendiera algo de la misma Ilustración que el señor Arouet nos propuso.

    NOTA PARA EL CABALLERO VEYRAT: Muy señor mío, bien sabe que “no ofende quien quiere si no quien puede”. Entendería por ofensa un atentado a la inteligencia, no nuestra discrepancia. Me honro en discrepar con usted – en algunos puntos – como puedo hacerlo con Serna u otros habituales de este blog. Una persona inteligente, por ende, por más que se lo proponga, no me va a ofender, y ese es su caso. Y se lo digo, precisamente, desde esta nota de Serna que ha hecho aflorar a algún pollino que otro. En estos no veo la discrepancia sino el directo insulto del energúmeno, bordifante y psicodeficiente intelectual. Estos sí me ofenden, no usted.

  17. Es hora de darle un sentido serio y responsable a los actos en defensa de las libertades y el progreso social.

    No se puede seguir como una rata ocultándose detrás de pseudónimos que nada tienen que ver con la ideología de su usurpador.
    Internet se convertirá en una gran cloaca.

    La confusión es lo único que se consigue. Desde hace tiempo decidí poner mi nombre y apellido en el blog de Sr. Serna, al ver en qué medida el profesor pone su pluma al servicio de sus conceptos e ideas. Con la cara alta y con lealtad hacia su persona.

    Lo mismo hago en el blog del Sr. Trevijano.

  18. ¿Sabe qué le digo Kant? Que me honraría con su amistad,aunque la discrepancia entendida como propone no sea menos honrosa. Hermoso alegato, ¡Voto a bríos! Gracias. Choque esos cinco, ya sabe que en el fondo soy un romántico, y si hubiese de ostentar un nick, este sería Hegel. Podríamos llegar a entendernos, creo, tomando vinos con Gadamer.

  19. Estoy de acuerdo totalmente con las opiniones expresadas tanto por Justo Serna como por Miguel Veyrat . Bajo mi criterio estamos viviendo un revival del neofranquismo más exacerbado, ridículo y angustioso, por las expresiones que utilizan en las mal llamadas “manifestaciones populares”, siempre acompañadas por los vítores clásicos que durante cuarenta años tuvimos que soportar. Así como, por el uso de símbolos tan anticonstitucionales como la bandera del águila, exaltando un patriotismo “barriobajero” bajo el fondo del himno nacional. Está claro, que cualquier decisión que tome Rodríguez Zapatero y su gobierno, sea de grado mayor o menor, es siempre criticada de forma exaltada y absolutamente inapropiada. Los únicos fines que se persiguen es desestabilizar y que aumente la crispación.
    Y por si faltaba algo de leña al fuego, la Iglesia católica (que dicho sea de paso, es la única beneficiada por el estado español) arremete continuamente contra el gobierno en todas las ocasiones que cree ver peligrar alguno de sus privilegios ¿A caso ignora la Iglesia que según la constitución el estado español es laico? Son muchos los españoles que consideran inconstitucional tanto el Concordato como los privilegios que ampara.

  20. • Miguel Veyrat said,

    Marzo 4, 2007 at 17:40

    Tengo mucho respeto al nick que usted ostenta. De niño, los regalos en Navidad los dejaba en mi casa un tal Voltaire, amigo de mi abuelo que tenía sus obras completas en su biblioteca. (..)
    _____________

    Me permito entrar en éste blog, a cuyo creador felicito y agradezco su hospitalidad, para algo que poco tiene que ver con aquello de lo que tratan. He sido avisada por mi hermana, Ana Serrano, que ya no puede participa en él gracias a que el Señor Veyrat, a sabiendas de que era peligroso, delató su verdadero nombre, pero que, por el afecto y la admiración que siente por Don Justo Serna, continúa leyendo a diario. Hoy estaba realmente indignada y dolida, sentimientos que comparto y hago míos.

    Quizás pueda parecerles algo banal lo que voy a denunciar aquí, pero no lo es, en absoluto, en tanto en cuanto a la personalidad de uno de los habituales a éste blog. En un tiempo de amistad entre mi hermana y Veyrat, con la bondad y la inocencia que la caracterizan, le contó que nuestro padre había creado para nosotras un cuarto rey mago que era Voltaire. Entusiasmó a Veyrat ese rasgo laico de nuestro padre, como entusiasma a todos nuestros amigos y más aún a los que tienen niños chicos, cuando conocen esa historia nuestra, sólo nuestra y peculiar; más por la explicación del por qué de ese mago erudito (que el Sr. Veyrat no debió escuchar y queda, al menos, raro ese Voltaire que inventa como suyo sin más justificación). Hasta tal extremo gusta nuestro Voltaire mago, que muchos nos lo han “pedido prestado” para sus niños. En cualquier caso, siempre mencionan la creación de nuestro padre y la suerte nuestra con nuestro rey extra.

    Que Veyrat se lo apropie con entusiasmo y sin explicación, lo entiendo: es una bella historia, pero que lo haga como cosa suya, no como cita, aunque sea en un hecho que ya he dicho, es pueril, sí da una idea de la lamentable catadura moral y creativa de éste señor del que espero que piense y aún escriba de modo más personal.

    Jamás pensamos que nuestro Voltaire llegara a ser utilizado así ¿Es intertextaulizar esto que hace, Señor Veyrat? Una verdadera lástima a su edad.

    Mi saludo más cordial para el Señor Serna. Espero su visita en nuestro Pérgamo, que es suyo, antes de que Veyrat nos cuente cómo su padre puso una librería llamada Pérgamo que…

  21. Estimado Justo:

    Suscribo como casi siempre tus palabras. Y quiero con las mías ampliar tu argumentación y profundizar un poco más en tus percepciones de cómo se está trasladando a la sociedad civil un enfrentamiento partidista en torno a la no aceptación encubierta de una derrota electoral, por parte de los representantes de la derecha española.

    El pasado sábado fue atacada una sede electoral del Partido Socialista (http://www.cadenaser.com/articulo/espana/Atacada/sede/PSOE/Alcala/Henares/cocteles/molotov/pintadas/csrcsrpor/20070303csrcsrnac_3/Tes/) en Alcalá de Henares (Madrid) en un acto que no ha calificado aún el PP como acto de terrorismo urbano (kale borroka) como sí ocurre en otras muchas ocasiones, siempre que se dan en el País Vasco. Es más, parece que las continuas manifestaciones «pacíficas» y de «rebeldía cívica», como les gusta denominarlas, lo que están alentando es este otro terrorismo «tolerado» contra el partido del gobierno: las ya manidas pintadas «ZetaP» o lemas como «Zapatero, traidor», han estado presentes en casi todas las manifestaciones en «solidaridad» con las víctimas del terrorismo. Banderas carlistas y otras insignias preconstitucionales o anticonstitucionales se han ido enarbolando como una manera legítima de libertad de expresión. Concretamente, en la última concentración en la Plaza de Colón (Madrid) el número de manifestantes fue menor, pero más radicales que en otras ocasiones, a juzgar por los grupúsculos ultraderechistas que se colaron allí de rondó, sin que el PP se desvinculase claremente de ellos. Pero voy más allá: hoy mismo el presidente del gobierno ha sido recibido en Lorca (Murcia) a gritos de «Zapatero, anticristo», con pancartas de «España católica» o «España es católica y no musulmana», entre otras lindezas.

    Sin duda, al PP se le ha escapado de las manos su estrategia del todo vale contra el gobierno. Los dirigentes que han orquestado esta «rebeldía cívica» no han contado con que todavía existe una España cejijunta y obsoleta, que coreada desde algunos medios de comunicación, parece haber recibido carta blanca por parte de algunos políticos para reivindicar la estulticia, la falta de respeto, consignas antidemocráticas y respaldar comportamientos que rayan con el terrorismo. Presenciamos una derecha envalentonada, glandular (como se refería Unamuno a una parte de este país, la España de los cojones, del aquí mando yo, y del porque sí), que está poniendo claramente en peligro no solo las instituciones (que esas son las últimas que caen), sino la convivencia pacífica entre los ciudadanos.

    Y desde luego, todo este desabaratamiento social y democrático tiene un responsable: tomen nota quienes no lo sepan. El PP tiene el deber de desvincularse de la ultraderecha, condenarla como una manifestación más del terrorismo (del que tanto se habla hoy) y reafirmar sobre las bases la Constitución (esa con la que tanto cacarean) cualquier tipo de actitud crítica contra el poder, lo que sin duda es un derecho cívico supremo del ciudadano. Mientras, el PP siga sumando en sus manifestaciones lemas que instan a los ciudadanos simples consignas tales como «Zapatero, al hoyo con tu abuelo», estaremos bordeando la mayor fractura social que haya visto España desde la guerra civil del 36. ¿Seguirán durmiendo tranquilos? Quizás porque los que claman en favor de la España católica no sean más que fariseos con la camisa remangada.

    Un fuerte abrazo a todos, y en especial a ti, Justo.

  22. Estoy muy de acuerdo con lo expuesto por el señor Serna. Las decisiones del gobierno son discutibles pero legales.
    Las demostraciones del PP, sus seguidores, más o menos extremistas, las arengas de sus afines medios de comunicación, me parecen pequeños golpes de Estado, como esos mínimos infartos cerebrales que da a los mayores hasta que llega el definitivo.
    No sé en qué quedará esto, porque a diferencia de tanto profeta que proclama el desastre universal, yo no leo el futuro. El gobierno creo entender que sabía lo que estaba haciendo, sabe lo que se acaba de jugar: pobablemente las elecciones.
    Aunque creo que si hubiera tomado la decisión opuesta y el asesino que comía mortadela en el hospital se muriera de inanición, también hubiera sido censurable y puede que hubieran dicho que el Gobierno, con su decisión, había puesto en peligro el estado de derecho.
    Y entre víctimas, mártires, traidores y mariconcetes así anda este país.
    ¡ah! con la bendición de la iglesia que practican lo de «a Dios rogando y con el mazo dando».

  23. La crispación en España 

    El pulso
    El País, 05/03/2007

    Como era previsible, la prisión atenuada del etarra De Juana Chaos ha creado la enésima bronca entre el Gobierno y el PP. El problema esta vez es que el comprensible alto grado de conmoción social que ha acarreado la medida, que por muy indigerible que sea se ajusta a la ley, amenaza con convertir la calle, y no el Parlamento, en el lugar donde se hace la política. Y eso debería tenerlo en cuenta el líder de los populares, Mariano Rajoy, cuando anima a la rebelión cívica. Jalear la estrategia de la crispación con unas dosis de cinismo insospechadas, actividad a la que se han entregado los populares estos días, trae incidentes como el del ataque a una sede socialista en Alcalá y la aparición de la ultraderecha y de banderas preconstitucionales en las concentraciones de estos últimos días, como sucedió ayer en Lorca. El Gobierno y el PSOE no deben caer en la provocación. En un ejercicio de responsabilidad, deben evitar rotundas descalificaciones contra el primer partido de la oposición y la tentación de desempolvar vídeos de anteriores treguas. Sobre todo porque el único beneficiario es ETA. La política se hace sobre el futuro, no sobre el pasado.

    La solución al asunto del etarra ha sido, dentro de las dos posibles, la menos mala. Calificarla como la aceptación de un chantaje resulta incoherente, puesto que no ha habido ninguna extorsión ni se ha violado ninguna ley. Hablar de rendición del Estado es una exageración, y considerarla como una victoria de la izquierda radical abertzale, pese a que ésta no se la quiere «restregar en la cara» al Gobierno, según afirma el líder del colectivo de apoyo a los presos, Juan Mari Olano, entra dentro del peaje a pagar a la retórica de los radicales. Suena igualmente ingenuo que tan importante decisión obedezca a la decisión personal del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y no del Gobierno. En realidad, José Luis Rodríguez Zapatero dejó claro que no fue así en la reunión este fin de semana del Comité Federal del PSOE. Asimismo, atribuir la prisión atenuada para De Juana a razones humanitarias tiene el riesgo de confundir a la opinión pública. Sería más útil que el jefe del Ejecutivo enfatizara que el gesto obedece, ante todo, a razones de inteligencia política para evitar males mayores.

    Es improbable que el ruido de este suceso se acalle pronto. En cualquier caso, el Gobierno tiene ante sí ya mismo otra patata caliente, puede que más complicada que la de De Juana Chaos: autorizar o no la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones municipales de mayo próximo. Para que Batasuna pudiera concurrir en los comicios debería acatar la vigente Ley de Partidos y condenar explícitamente la violencia, lo que todavía no se ha producido. Resultan insuficientes los guiños de Otegi de que su formación no exige al Estado ningún precio político y su interés ahora por luchar por «vías pacíficas y democráticas» en busca de una comunidad autónoma entre Euskadi y Navarra, como reiteró el sábado en el acto de Pamplona. Es un deber de Batasuna desmarcarse de la violencia y reafirmarlo públicamente; y de ETA, anunciar que renuncia a las armas. Para reengancharse al sistema democrático no basta con altisonantes declaraciones. El Gobierno debe ser particularmente exigente en este punto. Será la mejor manera de que los ciudadanos comprendan el sacrificio que suponen para el Estado y sus instituciones casos como el de De Juana Chaos.

  24. La crispación en Valencia

    Desalinización y gresca electoral

    Levante-EMV, 5/3/2007

    El presidente Rodríguez Zapatero confirmó ayer en Murcia su apuesta por las plantas desalinizadoras como mejor medio de obtener un agua segura y «sin depender de nadie», según subrayó, al tiempo que pidió que se termine la crispación con que es acogida la política hídrica de su gobierno. La visita, que empezó en la desalinizadora de San Pedro del Pinatar, planta diseñada para abastecer a más de 70 municipios de Murcia, Almería, Albacete y Alicante, fue tensa por el doble motivo del rechazo de su anfitrión, el presidente Valcárcel, del Partido Popular, a las medidas de Zapatero en materia de agua, y por las protestas de militantes y simpatizantes del PP al otorgamiento de la prisión atenuada al etarra De Juana Chaos, que impidieron que el jefe del Ejecutivo visitara el ayuntamiento de Lorca.

    Pero la tensión se dejó sentir también en la Comunitat Valenciana, donde el conseller de Territorio, González Pons, recurrió a las gruesas palabras que suele emplear para rechazar la desalinización y referirse a las plantas como «centrales nucleares del mar». Como es sabido, el Consell ha cerrado y vallado los accesos a las obras de la potabilizadora de agua salada que el Gobierno trata de construir en Torrevieja, en una actuación que carece de precedente inmediato y que debe tener estupefactos a los miles de ciudadanos que confían en ese agua. Urge, en este marco insólito, un acuerdo entre actores, más preocupados en la gresca electoral que en la escasez de agua.

  25. Felicito a la sociedad «Hermanas Serrano», con las que no voy a entrar en polémica, por su entrañable reconciliación en torno a la marca registrada Voltaire y me permito recordarles que en la anécdota protagonizada por mi añorada y querida Ana, recibió la respuesta a su confidencia familiar en el sentido de que en casa de mis abuelos sucedía lo mismo. Les recuerdo también que participar en un blog con su propio nombre es una elección libre y personal que causa disgustos como nos sucede a todos a los que nos mientan la madre a diario escondiéndose tras un pseudónimo. Otra cosa es aprovecharse de él para atacar a un amigo (o ex amigo, según parece, por motivos caprichosamente banales) azuzando a un conocido personaje a responderle contundentemente.Existen excelentes tónicos para la memoria, útiles también para el equilibrio nervioso y/o emocional además de paliar los síndromes obsesivos. Y gracias por la atención que prestan a mis humildes aportaciones, aunque exciten su Santa Indignación…

  26. Otrosí, quisiera regresar al tema que nos ocupa. El último argumento esgrimido por el PP para defender el uso de la bandera franquista en sus manifestaciones (de la falangista y la requeté no dicen nada) es que en las manifestaciones protagonizadas por la izquierda aparecen también banderas «preconstitucionales», refiriéndose a la bandera de la República. Si mi memoria no es mala, porque de momento no precisa de ayudas, la bandera que primero se alzó contra una constitucional en el pasado más reciente es precisamente la de Franco. Aunque la falaz hipocresía de Franco le hiciese proclamar su primer pronunciamiento en nombre de la República. El PP continúa con sus alardes de cinismo sin calcular sus consecuencias al contemplar cómo se derrumban todos sus cálculos electoralistas mediante el avance hacia «la verdad» en el juicio del 11 M. Me permito sugerirle a Justo un próximo análisis sobre esta nueva «guerra de las banderas» proclamada por la histérica señora Sánchez Camacho que está superando a Esperanza Aguirre en sus delirios neofascistas. Incluso el lema propagandístico de la Comunidad de Madrid, «La Suma de Todos», está tomado de una arenga a sus tropas pronunciada por su añorado general el día 20 de julio de 1936.

  27. es una buena idea lo que plantea el señor Veirat. Lo que no sabemos es si vale la pena insistir en cada cosa que pasa y que el pp convierte en bandera. Precisamente.

  28. Se trata Luis de poner las cosas objetivamente en su sitio, dada la estrategia del PP de disfrazar la verdad a cada paso, haciendo buena la táctica goebelsiana de que una mentira repetida suficiente número de veces, acaba siendo verdad. Y eso es lo que está pasando. Ahora, la bandera de la República es preconstitucional, al mismo nivel como la del pajarraco. Y en cierto modo, así podría verse ateniéndose a la Constitución del 78, pero es una verdad a medias, siempre peor que una mentira.

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