La foto. Instantánea y propaganda

image1. La foto

En el mes de marzo de hace cuatro años se publicaba en la prensa una fotografía que todos ustedes recordarán. A esa instantánea se le concedió unos meses después el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en la categoría de Información Gráfica. Me refiero, claro, a la fotografía tomada por Sergio Pérez Sanz sobre la reunión de las Azores en la que participaron George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar. El jurado que le otorgó el galardón subrayó  el valor histórico de la instantánea, convertida en «verdadero icono de esa reunión» y «su revelación de la psicología de sus protagonistas». No hace falta que reproduzca aquí aquella imagen, que está en la retina de todos. O tal vez sí: volvamos mirar aquella fotografía, echémosle un vistazo, ya que si fue una instantánea, si lo fue auténticamente, entonces captó el instante, la circunstancia irrepetible de aquel momento.

A diferencia de lo que sucede con la pintura, el instante que capta el objetivo fotográfico se adhiere al soporte. Roland Barthes insistió en ello en La cámara lúcida haciendo de dicha peculiaridad su condición. Un óleo, aunque represente un momento que fue real, que existió verdaderamente, ese momento congelado en la retina del pintor y que su destreza le permite reproducir sobre la tela, es resultado de una larga elaboración: a la tela se adhieren diferentes instantes que no son los que finalmente se reflejan, las largas horas de pose, por ejemplo. Es posible que también la fotografía necesite mucha preparación, pero aquello que capta es ese momento único e irrepetible que hubo en la vida real de quienes fueron retratados.

El tiempo es un instante, cierto: ese presente eterno que es el que únicamente vivimos, del que tenemos constancia; pero el tiempo dura, se extiende en una sucesión, en una yuxtaposición de momentos, de fotogramas o fotografías, por ejemplo. La pintura figurativa puede optar por una representación realista, hacer explícita la semejanza icónica, como diría Umberto Eco, y puede darnos también un fragmento de vida que jamás existió, porque no hubo nunca ese instante que es posible técnicamente en la fotografía. Por eso, los lienzos más realistas son a la postre los más elaborados, los más artificiosos, aquellos en los que mayor esfuerzo se invirtió en busca de la autenticidad, de la naturalidad. Si en conclusión es eso la pintura, tendríamos que admitir que la fotografía es el arte verdaderamente realista. ¿Lo es? Como resulta a todas luces evidente, la fotografía es también extremo artificio técnico, pero sobre todo es preparación y pose que desnaturaliza, recreación del escenario; es encuadre del mundo, un encuadre que secciona, que recorta sólo una parte de la realidad posible para incluirla en el campo visual; es, en fin, representación sofisticada, laboriosa y connotación, valor significativo y añadido simbólico, como la mano acogedora, amistosa o paternal de George W. Bush que se deposita sobre el hombro de José María Aznar.

Juan José Millás reproduce en su libro Todo son preguntas la revelación del fotógrafo. Sergio Pérez Sanz “dice que cuando comenzó la sesión fotográfica Aznar estaba colocado entre el presidente de Portugal, que era el anfitrión, y Blair,  «Pero el mandatario español», añade, «realizó un fugaz desplazamiento de 180 grados y, en cuestión de segundos, se situó a la izquierda del presidente estadounidense, quien, nada más reparar en su presencia, se apresuró a colocar la mano sobre el hombro izquierdo de José María Aznar». Pérez Sanz”, prosigue Millás, “obtuvo una perspectiva distinta a la del resto de los fotógrafos congregados para la ocasión gracias a una escalera de mano con la que situó el objetivo de su máquina un metro por encima de sus colegas”.

No hace falta que seleccionemos otras fotos de aquel encuentro de las Azores para comprender esa clase y esa sucesión de artificios. Podemos volver a mirar ese retrato galardonado: una pieza que carece de valor estético en sí misma, pero a la que todos confieren una dimensión simbólica. ¿Y qué vemos, si de simbolismo se trata? Distinguimos, en este caso, un retrato de grupo, en el que destaca lo que a todos ellos mancomuna: los miembros de una peña de amigos, de tres amigos, se fotografían mostrando lo que son, haciendo ostentación de sí mismos, de su orden jerárquico y funcional, en perfecta disposición, preparados para cumplir su misión. Por supuesto, como ya sabemos, la vida de aquellos colegas no se captó de forma espontánea y la realidad ordinaria de dicho grupo no se tradujo en imágenes. Por descontado que estaba recreada expresamente, haciendo una representación artificiosa, tanto que hasta nos incomoda la representación, como cuando nos vemos en una foto antigua y recordamos la pose forzada, impostada, que adoptamos. No es el instante prodigiosamente captado de unos amigos; es, por el contrario, la esforzada puesta en escena de una circunstancia artificial.

Ahora bien, no pensemos que ese hieratismo o esa impostación o esa puesta en escena son lo exclusivamente artificial: aun cuando los hubiéramos sorprendido trabajando, con los pies encima de la mesa, por ejemplo, la mirada del fotógrafo se hubiera detenido en un instante ya visto, en un esquema perceptivo previo y reconocible, probablemente aquel que captura y reproduce el punctum (que diría Barthes), el elemento simbólico, incoherente, extraño que atrae o concentra las miradas: la mano sobre el hombro, la palmadita en la espalda.

¿Pero por qué digo todo esto? ¿Habré caído en la trampa de la propaganda? En ese caso regresaría porque el partido socialista devuelve actualidad a esta foto para así contrarrestar el efecto de De Juana. No: lo digo porque la prensa lo registra –la afín y la hostil al partido socialista–  convirtiendo en noticia unas declaraciones y haciendo realidad un efecto. Pero sobre todo lo digo porque ahora se confirman con toda claridad las consecuencias de aquella guerra que se quiso rápida, expeditiva y efectiva, y de la que esta foto era un instrumento de propaganda. El Pentágono admite que el resultado de aquella contienda es ahora lo más parecido a una guerra civil, algo que muchos anunciábamos años atrás.

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2. Hemeroteca (18/03/2007)

A. Manifiesto leído en Madrid el día 17 de marzo de 2007 

B. La izquierda vuelve a utilizar la guerra de Irak para arremeter contra el PP (Abc)

C. Madrid exige a Aznar que pida perdón (Levante-EMV)

D. Miles de personas exigen en Madrid que el ‘trío de las Azores’ pida perdón por la guerra de Irak (El País)

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3. Artículos de JS

A. Sobre Irak, en la prensa

Civismo sonoro (caceroladas)

Las analogías de Trillo (El euro)

Irak entre nosotros

B. Sobre Irak, en el blog

Irak en Los archivos de Justo Serna

C. Temas varios en Levante-EMV, viernes 16/03/2007

Contra el entusiasmo (Mariano Rajoy), Levante-EMV, 16 de marzo de 2007

Lujos en la Valencia burguesa, Levante-EMV, Posdata, 16 de marzo de 2007

 

20 comentarios

  1. La fotografía se convierte en arte por el mismo milagro que ilumina a la poesía: capta un momento irrepetible debido a la iluminación del poeta y, en el caso de una instantánea, el mágico instante en que la naturaleza se presta a iimitar al arte dándonos algo que nos conturba, emociona y nos hace pensar.
    Esto sucede tanto en «positivo» como en la negatividad a que nos lleva la fotografía de las Azores, por ejemplo, donde, quieran o no, aparecen los tres con ceño adusto y con la mano siniestra de Bush —en todos los sentidos— amparando el hombro más frágil de su Ánsar, el neocon ibérico hallado con grata sorpresa en su viaje evangélico a una Europa que le había negado su apoyo. Como en una profecía autocumplida, ese ceño ya presagiaba el desastre político del ya famoso y derribado trío .Blair, el más listo de los tres, ha intentado rectificar dando palos de ciego, y los dos patéticos cuates andan desorientados también recomponiendo los palos del sombrajo. Todos ellos han fracasado estrepitosamente en sus intentos: seiscientos mil muertos proyectan su trágica sombra sobre ellos. Bush acaba de hundirse en su intento de animar el voto hispano para los suyos, y adecentar el tradicional «backyard» en que la avidez de los tycoons yankis convirtieron la américa ya esquilmada por todos sus antecesores, pero que consereva aún tesoros económicos, políticos y culturales. El PP de Aznar, con su fideicomisario galaico al frente, sigue con el Raca-raca la matraca tan querido a Peridis, alimentando las contramanifestaciones que organiza a las siemprevivas de la guerra de Irak protagonizadas por la izquierda de todos los matice, añadiendo el entusiasta pancarterismo contra el «golpe de estado» de su invención exclusiva, supuestamente perpetrado el 11 M.
    Mucho me temo que nada ni nadie podrá hacer olvidar en larguísimo tiempo los errores políticos plagados de mentiras del PP, tanto en la guerra de Irak como en los días, meses y años posteriores al 11 M. Sus errores, pese a la propaganda masiva de sus «medios afines», sigue produciéndose día a día: Los últimos, la ausencia en el hemiciclo del Congreso en el momento de aprobarse la ley de Igualdad que corrije la marginación hisitórica de las mujeres en los centros de decisión laborales y políticos, añadido al logro de la difusión a nivel mundial, a través de Internet y todos los medios gráficos impresos, de las imágenes pornográficos del Cristo Jesús y su madre fecundada por ángel a lo vivo, junto a las amantes Teresa y Magdalena, recuperando una blasfemia voluntaria que desafía toda tolerancia humana hacia la libertad de expresión, producida hace nada menos que diez años. ¿Les servirá electoralmente en su impaciencia por reconquistar Extremadura? El daño hecho a su tan amada iconografía, con el arte imitando por ésta vez a la «naturaleza» y corrigiendo drásticamente a Fray Angélico et altera, me parece a mí irreparable. En la foto de las Azores, el achantado Aznar parece no saber toda la que se le venía encima… En todos los sentidos.

  2. El pp dice que la Manifestación contra la Guerra es un rollo del psoe. Yo creo que hay que protestar hay muchos muertos y hay una guerra civil.

  3. La foto de las Azores es la foto de la ignominia. Del horror diario, de la cruenta lista de todas las mañanas de muertos en mercados y filas donde la gente busca empleo. Y, ¿por qué no se dice con claridad?, la foto previa del 11M, de la absurda tentantiva de ser recordado por la historia. Cierto que el tiempo es instante, también instantánea, fotografía, resumen visual. Pero tiempo también, querido Justo, es recuerdo, archivo histórico y memoria. Que no se olvide.

    Es la foto que inaugura el peridismo fotográfico del siglo XXI. Aunque sea un retrato premeditado. Todo punto de vista es subjetivo. Y recordarla hoy no es patraña socialista, sino abrupto encuentro con la realidad más sangrante que sigue siendo presente: instantánea, momento vivo.

    Los que hemos dicho siempre no a la guerra no podemos evitar sufrir viéndola. Viéndolos. A los tres, como iluminados y fruncidos entre sí sabedores de que su misión es universalmente necesaria (salvamundos, salvapatrias). Qué más podríamos decir de esa fotografía reciente, que por suerte comienza a ser pretérita. Quizás sea patraña el referirse a ella en términos de pasado obsoleto. Pero los mismos que se dicen defender a las víctimas parecen haber olvidado a los que han recibido también los golpes del terrorismo de ciertos estados. Sí, terrorismo: liberticidio, guantánamo, tortura, ilegalidad internacional, error de cálculo, muerte colateral.

    Es posible también que esta vieja/actual fotografía de unos no-líderes haya modificado el lenguaje: «destrucción masiva», «catástrofe humana», «insurgencia», «mentira» son términos repetidos tristemente hasta una saciedad devastadora, que ha llegado a perturbar el sentido literal de estos conceptos. La gente mínimamente sensible, la que agita las banderas de su patria también, debería guardar un minuto de silencio viendo este retrato contagiado de lo peor que se pueda heredar del pasado. Aunque el futuro tampoco parezca demasiado alentador.

    Perdona, Justo, por la indiscrección, una vez más.
    Salud (para ti y para tus lectores)

  4. La izquierda vuelve a utilizar la guerra de Irak para arremeter contra el PP

    Almudena Martínez-Fornés, Madrid.
    Abc, 18 de marzo de 2007

    Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en el centro de Madrid para pedir el no a la guerra de Irak al cumplirse el cuarto aniversario de este conflicto bélico. Aunque la protesta, convocada por la izquierda, incluyó también muchas críticas -e insultos- al Partido Popular, al final la marcha se volvió contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ya que parte de los manifestantes extendieron el «no a la guerra» a Afganistán y al Líbano, donde el Ejecutivo socialista mantiene tropas españolas sin intención alguna de retirarlas. Además, se pidió al Gobierno socialista que «no venda» el Sahara Occidental y se exigió un referéndum para que este pueblo decida libremente.

    La mayoría de las banderas que ondearon en la marcha fueron inconstitucionales, ya que simbolizaban una forma política del Estado contraria a la que figura en el artículo primero de la Carta Magna. Junto a estas banderas republicanas fueron también muy numerosas las de la UGT, CC.OO. e IU. En menor número se pudieron ver enseñas del PCE, del Che Guevara, de Cuba e, incluso, del colectivo homosexual arco-iris. También había algunas banderas nacionales -pocas-, y en una de ellas se podía leer: «España y sus símbolos son de todos», en alusión a las manifestaciones convocadas por el PP, donde los simpatizantes ondean enseñas rojas y gualdas.

    Los besos de Almodóvar

    A la protesta, convocada por el Foro Social de Madrid, el PSOE y los sindicatos CC.OO. y UGT, asistieron entre otros los candidatos socialistas a la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, Rafael Simancas y Miguel Sebastián, respectivamente; el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, y el secretario general de la UGT, Cándido Méndez. Pero la acogida más entusiasta la recibió el cineasta Pedro Almodóvar, que saludó con un par de besos al responsable socialista de Movimientos Sociales, Pedro Zerolo, antes de soltar una de sus frases: «La guerra de Irak no ha hecho más que complicarle la vida al mundo entero».

    Aunque estaba previsto que fuera el premio Nobel José Saramago quien leyera el manifiesto, finalmente el escritor no pudo acudir a la protesta «por cuestiones personales» y el texto fue leído por la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás; la periodista y mujer de Saramago, Pilar del Río, y la informadora Olga Rodríguez. En el manifiesto se reclamó que el «trío de las Azores», integrado por George Bush, Tony Blair y José María Aznar, pida perdón a las víctimas de la guerra de Irak.

    Muy numerosas fueron las pancartas y los gritos contra el PP y sus dirigentes: «Los tres de las Azores, genocidas», «Juzgar a Aznar», «Dónde están, no se ven, los niñatos del PP», «Tras crear una guerra allí, el PP la monta aquí», «Por Aznar estamos acá», «Aznar terrorista», «Al PP, el fascismo se le ve», «La verdad, Aznar: 192 Madrid, 300.000 Irak» o «PP, a la calle por 300.000 víctimas», y algunos exhibían una foto de Aznar con un «Se busca».

    Algunas personas sostenían pancartas críticas con EE.UU., con leyendas como «USA, go home», «Yanquis fuera», «guerras imperiales, todas criminales» o «Ahora y siempre, resistencia contra el imperialismo». Y otros manifestantes extendieron su «no a la guerra» de Irak a todas las guerras del mundo y pidieron directamente al Gobierno de Zapatero que retire las tropas españolas destacadas en Afganistán o el Líbano. Así, un grupo de personas de la asociación Espacio Alternativo sostenía una inmensa pancarta con una reproducción del «Gernika» de Picasso, sobre la que se podía leer: «Fuera tropas de Irak, Afganistán y Líbano». Otra pancarta del PCE insistía en lo mismo: «En Irak y en Afganistán, fuera tropas de ocupación». Y un grupo de Juventudes Comunistas coreaba: «Zapatero, no nos quieras engañar, que España tiene tropas en Afganistán». Y, aprovechando que se trataba de un asunto de política exterior, la asociación Amigos del Pueblo Saharaui se apuntó a defender su causa: «El Sahara no se vende, referéndum ya», pedía en una inmensa pancarta.

    Viviendas, Cuba y M-30

    Pero fueron las Juventudes Comunistas las que más partido sacaron a la manifestación. Aparte de gritar contra la guerra y contra el sistema («Ito, ito, ito, a la guerra el Principito»), aprovecharon la protesta para pedir viviendas asequibles («200.000 pisos baratos para la juventud»), para defender el comunismo cubano («Cuba es y será ejemplo de dignidad») y para criticar las obras de la circunvalación de la M-30.
    Precisamente, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, fue uno de los que más críticas recibió, aunque las razones no tuvieran nada que ver con la guerra. Al alcalde se le responsabilizó, primero, de que no se cortara el tráfico hasta media hora antes de que empezara la protesta, «cuando en las manifestaciones de los patriotas -decían-, se corta hora y media antes». Y después se le culpó de las contusiones leves que sufrió una señora en un lateral del paseo del Prado -abierto al tráfico durante la manifestación- al ser golpeada por un vehículo cuyo conductor fue increpado y tuvo que ser la Policía la que pusiera paz.

  5. Madrid exige a Aznar que pida perdón

    Levante-EMV, 18 de marzo de 2007

    E. P./OTR Press, Madrid

    La manifestación celebrada en Madrid con motivo del cuarto aniversario de la guerra de Iraq concluyó recordando que todavía continúan muriendo personas en el país asiático «como consecuencia de la ocupación» y con la exigencia de que el trío de las Azores -Bush, Blair y Aznar- pida perdón «a las víctimas» .

    La directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, leyó el discurso y confesó que en la manifestación que tuvo lugar en Madrid hace cuatro años rechazando la guerra no se sabía que «se encarcelaría sin juicio a cientos de miles de ciudadanos iraquíes cuyo único delito es la lucha contra el invasor» y que se les «torturaría y humillaría» .

    Durante la marcha, miles de personas desfilaron por las calles de Madrid bajo los lemas de «No a la guerra» y «Por el cierre de Guantánamo» . Durante la movilización se pudieron ver pancartas como «Guerras imperiales, todas criminales», «Fuera la tropas de Afganistán» y «Al PP, al PP, el fascismo se le ve» .

    En Barcelona, más de 1.500 personas secundaron la marcha para protestar contra la guerra bajo el lema «Fuera todas las tropas. No a la ocupación de Irak y Palestina» . En la marcha también se escucharon consignas como «Fuera la OTAN de Afganistán», «No al Guantánamo global» o «Aznar terrorista» .

    También en Andalucía los ciudadanos salieron a la calle: cerca de 800 personas se recorrieron Cádiz, Granada y Sevilla. En Pamplona acudieron unas 100 personas.

  6. Miles de personas exigen en Madrid que el ‘trío de las Azores’ pida perdón por la guerra de Irak

    Las protestas se repiten en otras ciudades españolas, y en todo el mundo

    Agencias / El País, 17/03/2007

    Cuatro años y 650.000 muertos después de la llamada foto de las Azores, que preludiaba la invasión de Irak por parte de EE UU y algunos de sus aliados, miles de personas han salido hoy a las calles, convocadas por sindicatos, partidos políticos de la izquierda y decenas de organizaciones sociales, en las principales ciudades españolas para repetir el grito del No a la guerra. La marcha más multitudinaria ha sido la de Madrid, secundada por 400.000 personas, según los organizadores. España se suma así a la jornada de protesta que se vive en numerosos países del mundo para que termine el conflicto.

    La marcha en Madrid ha arrancado a las 18.10 desde la Plaza de la Cibeles, secundada por varios miles de personas. Como ocurriera hace cuatro años, los asistentes lucían las famosas pegatinas del No a la guerra y coreaban consignas a favor de la paz, según ha informado desde el lugar Antonio Fraguas. Además, podían verse numerosas banderas republicanas.

    La marcha, bajo el lema Por la paz. No a la guerra, no a la violencia. Por el fin a la ocupación de Irak y el cierre de Guantánamo, ha sido convocada por el Foro Social de Madrid, y ha contado con el respaldo del PSOE, Izquierda Unida, los sindicatos CC OO y UGT, y alrededor de un centenar de organizaciones y colectivos de izquierdas.

    En la cabecera de la manifestación se podía leer una primera pancarta, Por la paz, no a la guerra, portada por cerca de 30 personas ataviadas con camisetas naranjas emulando a los presos de la cárcel norteamericana de Guantánamo. Tan sólo unos metros por detrás se situaban los políticos sujetando una pancarta con el lema: Contra la ocupación de Irak. Entre ellos, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares; el secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo; la portavoz de IU, Inés Sabanés; el candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas; y el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián.

    También encabezaban la marcha la responsable de Relaciones Internacionales del PSOE, Elena Valenciano; la diputada de IU Isaura Navarro; el secretario general del PCE, Francisco Frutos; el secretario general de UGT, Cándido Méndez; y miembros del mundo de la cultura como el director de cine Pedro Almodóvar.

    En la movilización había pancartas como Guerras imperiales, todas criminales, Sangre por petróleo y Por Aznar estamos acá. Además, se han escuchado gritos como Aquí hemos venido, no nos han traído o Por la paz, no a la guerra, Fuera las tropas de Afganistán y Al PP, al PP, el fascismo se le ve.

    El acto ha quedado cerrado con la lectura de un comunicado a cargo de las periodistas y escritoras Rosa Regàs, Pilar del Río y Olga Rodríguez, que han instado a que el llamado trío de las Azores pida perdón, a que se retiren las tropas de Irak y a que intervenga la ONU para acabar con una guerra «injusta, ilegal y cruel».

    Manifestaciones como la de Madrid han tenido lugar también durante este sábado en Barcelona, secundada también por miles de personas, Sevilla o Pamplona. El portavoz del PP en la Comisión de Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui, ha expresado hoy su respeto por cualquiera que convoque una manifestación, pero ha calificado de «poco justificable, por no decir ridículo» hacerlo por un «asunto completamente rancio» como, a su juicio, es la guerra de Irak.

  7. Serna: he visto que has puesto al final del post un enlace al manifiesto de los del No a la Guerra. Si lo pones es porque estas de acuerdo. No? Viva la izquierda beata.

    Te insisto con lo de ayer. Lo de Tercera Via. Lo has leido? Se te puede aplicar

    http://pakithor.blogspot.com/

  8. Justo, creo que en este post no estás a la altura. Te añades a los progres sin hacer la mas mínima critica del izquierdismo. Creo que puedes ser más sutil.

  9. Serna: ya vale de hipocresia universitaria. Siempre salvas a zapatero y siempre condenas al Partido Popular. Hasta cuando?

  10. ¿Izquierda beata?, ¿hipocresía? Esto parece el mundo del revés. Me he dado sanamente por aludido, y he vuelto a animarme a dejar mi huella por aquí. Si no para calentar la discusión, sí para objetar algunas cosas.
    Estimado Paco, hubiera sido un síntoma de hipocresía el no haber salido a la calle una vez que la izquierda hubiera subido al poder. Pero no ha sido así: la guerra en Irak sigue siendo una candente actualidad, y es un deber moral de los que en su día salimos a gritar no a la guerra, con el mismo énfasis con que se gritó años atrás. Deber moral, sí, digo bien, el condenar una guerra (todas las guerras). Habría que reprochar a los que la defendieron la hipocresía de no reconocer a día de hoy (o reconocerla entre chascarrillos como hizo el expresidente Aznar) la inexistencia de armas de destrucción masiva. Hipocresía porque para Rajoy Irak es como hablar de los suevos. Sigo sin comprender tampoco la coletilla de «universitaria». Quizás debiera aclararlo Paco, porque si la universidad española es un foco marxista, sería conveniente cerrarlas, como hiciera Fernando VII, convencido de que la Universidad era un nido de liberales: o mejor, expulsar el pensamiento de izquierdas, como en épocas más recientes, de las cátedras.

    ¿Izquierda beata? Ana, me temo, sí que ha entrado en la más asombrosa beatitud al denominar a la izquierda con el típico despectivo de «progres», metiéndonos en el mismo saco a todos, sumándose a los dictados léxicos de una derecha envalentonada, que piensa que el poder le pertenece. Que la izquierda sea beata resulta más bien ridículo, porque bien es sabido (basta consultar algún pasaje de la historia) cómo la izquierda también ha sido crítica consigo misma, y que no la ha carectizado casi nunca el pensamiento monolítico de la derecha unida del PP. Muchos derechistas, cuya única arma es tildar de «progre» al adversario político, hace un flaco favor a sus ideas, si en esto se resume el ideario de quien después de misa se comporta como un fariseo, recuérdese el «Zapatero, al hoyo con tu abuelo», lema tan ignominisoso como la instantánea de las Azores que la derecha popular corea, ironizando sobre el fusilamiento del abuelo de presidente. Es posible que tampoco quieran hacer desaparecer la vieja España de los paredones (a Rajoy la manifestación le pareció hermosa, extraño argumento que dictaminaría cuál es la relación directa entre ética y estética para algunos).

    No quisiera defender a Justo (cualidades tiene él de sobra para hacerlo), pero los únicos que se condenan son los del PP, atizando los rescoldos de una España bárbara y obsoleta, que simplemente caricaturiza desde su altanera persepectiva a los «progres», usurpadores de ese poder que consideran propio de por vida, aunque perdiesen las elecciones.

    ¿Salvar a Zp? ¿Salvarlo de qué? Para qué, por quién. Sólo las urnas tienen la última palabra, y en definitiva los españoles. Pero hasta eso hay que enseñarlo, parece ser.

  11. Pues,sí, Luis: Serna solo tiene ojos para salvar a la izquierda (beata?). Ha leido usted algun comentario suyo en el que critique a Zapatero a los progres o a la izquierda?

  12. Demagogia, y de la barata.
    Se queja sr Quiñones de ser metido en el mismo saco que los «progres». es duro, desagradable y además incierto. Pero no es menos duro, desagradable e incierto que hace ud lo mismo con toda la «derecha».

    Respecto a Irak, está muy bien que uno sea pacifista, pero si niega ud que en esa manifestación hay política partidista, es que desea negarlo sin más.
    Una guerra siempre es el fracaso de la razón, y por tanto hay que evitarlas siempre que sea posible. Pero hay guerras que hay que hacer. No es el caso de la de Irak, ciertamente, pero tras la guerra de los Balcanes, mi concepto de la Europa civilizada bajó muchos enteros. Mirar para otro lado a veces no es pacifismo, sino pura cobardía repugnante o lo que es peor, puros intereses económicos, como los de Francia al absternerse en Irak p.e.. Combatir lo que promueven los talibán me parece necesario, justo y decente. Lo triste es que no se haga nada hasta llegar al conflicto.

    Ni la izquierda es buena per se ni la derecha es mala. Y actualmente tal vez haya muchos de derechas que crean que deben gobernar, pero no hay menos de izquierdas que se consideran en posesión de la Bondad, y demonizan al resto.
    Es estupendo gritar asesino a Aznar pese a que nuestros soldados no han disparado, pero el sr Blair es admirable. Nuestro presidente no se reúne con Bush, pero recibe con honores a Blair y acepta sus consejos embelesado. Si eso no es doble moral, ya me explicará qué lo es.

    Saludos

  13. Me gustaría realizar una serie de aclaraciones a raíz del comentario de What if. La lectura que usted ha hecho de mi comentario es objetivamente desviada, y destila cierta obstinación por tergiversar mis palabras, con el fin de intentar desviar el mensaje. Me refiero explícitamente en mi comentario a ciertos líderes políticos de la derecha y utilizo la expresión «muchos derechistas», como usted ha leído, pero sin embargo ha malinterpretado mis palabras. Lo escrito escrito está, qué duda cabe. Pero creo que no he lanzado parabienes gratuitos al presidente del gobierno, de quien afirmo que si se salva no lo hará él ni nosotros, sino los votantes que ejercen cada cuatro años su derecho a expresarse en las urnas.

    Mi comentario, si puedo apostillarlo, hace referencia a una actitud generalizada entre la gente de derechas de considerar la guerra de Irak un conflicto pasado (en estos términos se han manifestado prácticamente todos los líderes del PP, de ahí la generalización). Que la manifestación esté politizada es bastante obvio, como cualquier manifestación, ¿o acaso la que organizó el PP era una balsa de amor patrio sin más? Por favor, es lógico que las manifestaciones sean políticas, pero parece que sólo las manifestaciones de la izquierda lo están. ¿Qué malo hay en que estén politizadas?

    Creo que no se trasluce de mi comentario el hecho de que la izquierda sea poseedora de la bondad absoluta. Es una lectura particular de usted que nada tiene que ver con lo que yo pienso.

    Por lo demás, si lo que yo hago es hacer demagogia, no se me ocurre ningún otro apelativo para quienes organizan, fomentan y alzan su grito contra una inventada «venta» de Navarra ( imposible según la constitución, que regula la posible unión de esta comunidad foral a Euskadi) o cuentan manifestantes más allá de donde no caben, retransmiten auténticos actos de partido en las televisiones públicas (telemadrid) e inventan oscuras tramas para enmascarar una realidad, la del 11M, que nos ha vinculado definitvamente con la realidad de Oriente Próximo. Eso quizás no sea demagogia ni manipulación ni tergiversación. Pero sea lo que sea ésa sí es de la barata, porque además la pagamos todos de nuestros impuestos y al PP le sale gratis, claro.

  14. Efectivamente sr Quiñones, en un momento ha dicho ud «muchos derechistas» pero sólo 1 de las 4 veces, me parece ,que dedica lindezas a la «derecha».
    Ud no desea defender al sr Rodríguez Zapatero, como yo no voy a hacerlo con Rajoy, Ud ha hablado de la posición moral de la izquierda al salir a gritar no a la guerra y su rechazo a «todas» las guerras.

    Yo le he preguntado por otras guerras. Ud se ha limitado a demostrar que no hace demagogia barata, y habla de Telemadrid y de Navarra.
    Me parece muy bien, es ud libre de hablar de lo que gusta o disgusta, pero cuando alguien sólo ataca 1 guerra, no es moral, sino interesado, no lo digo por ud, que se me ofenden rapidito.
    ¿Por qué no salen a gritar contra la guerra de Afganistán, también? es una guerra tan candente como la otra, incluso más antigua. Además en ella hay algo directo que podemos hacer con lo que la manifestación tendría aún más sentido. No creo que los americanos nos vayan a hacer mucho caso, sin embargo, nuestro presidente a lo mejor sí, ya que le gusta escuchar a la «calle» cuando es la calle de izquierdas, claro.
    Personalmente estoy de acuerdo con lo que sé de la guerra de Afganistán, es más, creo que hay que tomárselo mucho más en serio. Es bochornoso que el «mundo civilizado» mire a otro lado cuando no le conviene. Pero claro, yo no defiendo una postura «ética» como ud, de salir a la calle contra todas las guerras.
    Por cierto, ud paga Telemadrid y yo la primera y la segunda.
    Por cierto también, fue en Telemadrid donde vi el reportaje sobre la manifestación contra la guerra.
    Por cierto y último, el gobierno no puede vender Navarra, lo sabemos todos. Lo que también sabe mucha gente es que el partido socialista en según qué sitios hace de sus votos un sayo, una vez obtenidos. El PSN puede pactar con quien guste tras las elecciones y gobernar con una mayoría minoritaria, pero decir una cosa en el programa y luego hacer otra no es respetar la voluntad popular.
    Veremos qué sucede. Igual hasta actúan de forma decente y hacen lo que dijeron que harían a sus votantes para pedirles su voto.
    Mmm, ¿ud también paga a los sindicatos?

    Saludos

  15. Me parece que alguien está olvidando que la guerra de Irak se hizo sin el apoyo de la Comunidad Internacional y contra todo derecho. Fue, es, una guerra ilegal e ilegítima, como se ha repetido hasta la saciedad, pero es cierto que no hay mejor sordo que el que no quiere oir. La guerra de Afganistán, y la presencia de las tropas españolas se debe a ello, tiene lugar en el marco de la OTAN y de las Naciones Unidas. Ultima acotación: Telemadrid, televisión autonómica no tenía porqué dedicar toda una tarde a la retransmisión de los hechos de Navarra, distinta y distante a los intereses (no los políticos, por lo visto de sus directivos) de los madrileños; la Manifestación contra la guerra de Irak tuvo lugar en las calles cuyo mantenimiento sí pagamos todos los ciudadanos de Madrid. Con harto disgusto, por cierto, transmitió esta última el locutor (me niego a llamarlo periodista) encargado de la propaganda noticiosa.

  16. La guerra de Irak es actual
    Felipe González

    El País, 19/03/2007

    «Ya que no somos profundos, seamos al menos oscuros», decía Alfonso de Cossío, citando a su maestro Felipe Clemente de Diego, cuando empezaba a explicarnos derecho hipotecario. Peor que la oscuridad que oculta la falta de profundidad, es la inconsistencia. Aunque no siempre las palabras inconsistentes pongan de manifiesto una inteligencia de la misma naturaleza, se convierten en síntoma si se pronuncian con solemnidad y pretendida ironía para desarmar a los críticos.

    Ésa es la impresión que tuve cuando oí al señor Aznar reconocer que no sabía que no existían armas de destrucción masiva en Irak, añadiendo que nadie lo sabía entonces. No lo sabía él ni nadie en aquel momento decisivo de declarar la guerra, explicaba satisfecho de su penetrante argumento. Y recibía, como en el debate del Congreso que amparó su decisión, aplausos y risas de los suyos.

    Hace cuatro años de aquella decisión del trío de las Azores y la guerra sigue en un crescendo sin fin. Es evidente que no sabían que había armas de destrucción masiva en Irak, porque no las había. Por eso los inspectores aseguraban que no las habían descubierto, pero como no podían afirmar que no las hubiera, pedían tiempo para continuar su trabajo.

    Declararon esa guerra atroz por si acaso, o porque les olía a armas de destrucción masiva, o porque era impensable que no las hubiera. Intentaron desacreditar los informes negativos, como queda al descubierto en el caso judicial del hombre de confianza de Cheney. En definitiva, con estúpida arrogancia, nos embarcaron en un conflicto sin causa pretendiendo demostrar al mundo que ya se vería como ellos tenían razón y los demás se equivocaban.

    En este cuarto aniversario, los dirigentes del PP y su complejo de apoyo neocon, insisten en que no interesa a nadie esta guerra. Que es inútil hablar de ella. Y pueden tener razón si se refieren a seguir hablando de las mentiras que nos llevaron al conflicto, pero es imposible eludir el debate, por responsabilidad, para contribuir a encontrar una salida al desastre en que se ha convertido para todos, no sólo para los iraquíes. La terrible actualidad del conflicto y sus consecuencias no permite despacharlo ni con banalidades, ni mirando para otro lado.

    Ni en Irak, ni en la región, ni en Europa, ni en el mundo, se puede afirmar que el terrorismo que decían combatir haya disminuido. Sólo los irresponsables pretenden que no hablemos de un conflicto que amenaza con extenderse a todo el Oriente Medio y a la Europa a la que pertenecemos en forma de atentados terroristas como los que padecimos en España y en el Reino Unido. Y lo más dramático es que lo logran, en medio de este ruido crispado en el que nos introducen para colocar en la agenda las mentiras con las que quieren distraer y confundir.

    Afirman que detrás del 11-M no estaba esta terrible decisión de declarar una guerra que se despacha ahora con un «no sabía», al tiempo que basan una de sus teorías sobre el atentado en el deseo de los terroristas de cambiar al Gobierno y su política exterior. ¿En qué quedamos? Nadie niega a estas alturas que el riesgo de sufrir ataques terroristas internacionales fuera proporcional a la implicación en ese conflicto, tal como ponían de manifiesto los informes de inteligencia.

    Es imposible e irresponsable dejar de hablar de esa guerra, porque en la agenda internacional de cualquier gobierno serio el conflicto es de dramática actualidad, como lo espara todos los medios de comunicación, aunque se hayan apagado los debates sobre las mentiras de su origen y la atención se centre en la desesperada búsqueda de salidas para las arenas movedizas en las que nos metieron.

    También lo es porque el ruido de fondo que se creó para preparar el ambiente de aquella acción descabellada vuelve a sentirse ante la crisis de Irán, como si estuviéramos en los prolegómenos de otro ataque preventivo o por si acaso. Las mentiras de aquella guerra son del pasado, pero nuevas mentiras pueden llevarnos a otras confrontaciones con consecuencias imprevisibles.

    La propia situación de Afganistán, cada día más grave y que sí les parece de actualidad a los dirigentes del PP porque desgraciadamente se ha producido una nueva muerte, tiene su origen en los lodos iraquíes. Aquella intervención fue avalada por la Comunidad Internacional, a través del Consejo de Seguridad de la ONU y su naturaleza es hoy la misma que cuando el Gobierno del PP aceptó la participación de España. Así que los que preguntan al presidente del Gobierno actual tienen la respuesta en su propia acción de gobierno, apoyada -esa sí- por la oposición de entonces.

    El empeoramiento de Afganistán es consecuencia de la guerra de Irak, porque impidió que se concentrara el esfuerzo necesario para la culminación de la derrota de un gobierno que apoyaba al terrorismo internacional y se apoyaba en él. Si el esfuerzo se hubiera continuado, sin distraer fuerzas en el disparate iraquí, la situación sería radicalmente diferente. Pero las teorías de la llamada «justicia infinita» o de la guerra permanente, nos llevaron a objetivos que nada tenían que ver con lo que se decía. ¡Y pueden seguir llevando al mundo por ese camino!

    Por desgracia, la guerra de Irak y sus efectos contaminantes son de rabiosa actualidad, hasta el punto de que los gobernantes iraquíes, con mejor criterio que los gobernantes que provocaron esta guerra, tratan de buscar una salida convocando a la cooperación a los vecinos y posibles actores en la estabilización de Irak. Así vemos a los gobiernos de Irán y de Siria -lo que queda del eje del mal- sentados con el de Irak para superar la crisis en que vive el país y la región. ¿Tendrá algo que ver el Gobierno iraquí actual con los gobiernos ocupantes de su territorio o empiezan a estar hartos de esta ceguera?

    Ni la proliferación de armas de destrucción masiva ni el terrorismo internacional como amenazas para todos, han disminuido con esta estrategia, sino todo lo contrario. Todos tenemos menos seguridad y hemos pagado un alto precio en libertades ciudadanas. Es de urgente actualidad hacer todo lo posible para cambiar de dirección y dar argumentos para ello a la Comunidad internacional. Sin duda, la tarea más importante de la realidad mundial actual.

  17. No nos merecemos esta crispación

    Editorial

    Levante-EMV, 19/03/2007

    En los últimos tiempos del franquismo y los primeros de la nueva era se hizo popular en España la diferenciación entre el país oficial y el país real y con ella el deseo de adaptar el primero al segundo, superando la gran distancia que los separaba. Uno de los grandes aciertos de Adolfo Suárez como gobernante fue proponer con claridad ese objetivo y trabajar con decisión e inteligencia para conseguirlo, empeño para el que contó con la generosa colaboración de todas las fuerzas políticas democráticas. Gracias a ese acierto España es hoy un país enormemente diferente de aquél. Tiene unas instituciones democráticas, está perfectamente insertado en la Europa que se envidiaba como paradigma y, como resultado de todo ello, España es un país moderno y próspero cuyos ciudadanos disfrutan de las cotas de bienestar más altas de su historia. Y es en estas circunstancias cuando, de forma absurda, vuelve a producirse una grave distorsión en torno a la situación política.

    Con una diferencia sustancial. El problema no está en la realidad sino en la forma en que ésta se quiere presentar. El cristal distorsionador es la crispación.La gran mayoría de los ciudadanos asisten desconcertados al espectáculo del cada vez más exasperado enfrentamiento de las fuerzas políticas, que se visualiza en ámbitos tan diferentes como la calle, el parlamento o algunos medios de comunicación y no entiende que haya motivos para un enfrentamiento tan descarnado e irracional.

    Por fortuna España es hoy un país tranquilo y pacífico, en el que la moderación es a la vez su mayor fuerza y lo mejor de su patrimonio. Es una gran irresponsabilidad poner en riesgo esa riqueza. Y, sin embargo, los dos principales partidos políticos españoles lo están haciendo al llevar su confrontación a extremos peligrosos. La clave está, según todas las apariencias, en la lucha por el poder. El PP transmite la sensación de no haber asumido el resultado de las últimas elecciones generales, en las que ciertamente resultó gravemente perjudicado como consecuencia de la tragedia del 11-M, y, ya que no puede deslegitimar el triunfo del PSOE, se ha lanzado a montar un escándalo sobre cualquier decisión del Gobierno, cuando seguramente sería suficiente con que se volcara en la crítica de los errores gubernamentales. Y los socialistas, con Rodríguez Zapatero en la Moncloa, se han lanzado a una política imprudente, metiéndose, sin que sea ni necesario ni urgente, en el mayor número posible de avisperos. Tal parece que si desde el PP se ha cedido a la tentación de considerar a los socialistas como unos usurpadores, desde el PSOE el señuelo autoinventado ha sido el de la posibilidad de acabar, mediante cualquier tipo de pactos y con cualquiera, con los populares por muchos años.

    El choque ha sido particularmente estruendoso en el terreno delicadísimo de la política antirrerrorista. Zapatero parece haber creído que estaba a su alcance conseguir el final de ETA a través de la negociación y que semejante éxito le haría pasar a la historia y, de paso, prolongar su estancia en el poder. Enfrente, el partido que dirige Rajoy bajo la sombra cada vez más visible de José María Aznar, ha percibido que la discrepancia radical de la política del Gobierno en materia de terrorismo se convertía en la más clara oportunidad para reconquistar el poder. Cada uno ha arrastrado a sus fieles, mientras en tierra de nadie han quedado con estupor millones de personas a las que se les pide la fe del carbonero o se les alienta con consignas. Que la división haya alcanzado a las propias víctimas del terrorismo, que se han visto convertidas en peones de batalla o en arma arrojadiza, habla tal vez más elocuentemente que nada, de lo lejos que se ha llegado.

    Por si fuera poco, el comportamiento de algunos medios de comunicación ha echado más leña al fuego. Si en materia informativa se dice que en una guerra la primera víctima es la verdad, en la batalla de la crispación que se libra en España parece haberse convertido en un imposible que la objetividad sobreviva. Algunos medios afines a la actual oposición participan tan activamente en la lucha que no sólo respaldan sin fisuras a los suyos sino que les reclaman más agresividad si entienden que se comportan de forma pusilánime.

    Otros asumen tan acríticamente las posiciones del Gobierno que dan la impresión de ser unas veces su guía y otras, un instrumento suyo. El juicio del 11-M se ha convertido en una piedra de toque de la desviación de objetivos de unos medios que es lógico que tengan opiniones diferentes pero que deberían coincidir en la búsqueda de la verdad, porque eso es lo consustancial al periodismo. Sin embargo, los hechos que se desarrollan en el tribunal dan lugar a versiones escandalosamente contrapuestas: donde unos ven blanco, otros lo describen como negro. Casi se diría que las informaciones sobre un acontecimiento que aspira a descubrir la verdad sobre un acontecimiento están prefiguradas por las informaciones que antes del juicio había publicado cada cual. Quienes pierden son los ciudadanos, que ven interferido su derecho a estar bien informados. Y de paso padece el prestigio social de los medios, hasta el punto de que puede afectar a los que no se alinean en la batalla política sino que aspiran solamente a dar constancia de su desarrollo con la máxima objetividad posible, porque eso exige el respeto a nuestros lectores.

    La actual crispación no es buena para nadie; a la larga, ni siquiera para quienes la alientan. Si mantiene su escalada, puede llegar incluso a perjudicar la imagen exterior de España, al presentarla como un país conflictivo y, por tanto, poco digno confianza. Pero el principal argumento es de naturaleza interna. Estamos convencidos que la gran mayoría de la sociedad española no desea una confrontación tan áspera, lo que no quiere decir que carezca de ideas políticas y opiniones y que, en función de ellas, juzgue a los que gobiernan y a los que pueden sustituirles. Que esas alternativas se perfilen como claramente diferenciadas es tan bueno como legítimo. Pero no menos conveniente es que la decisión se tome con serenidad. Los españoles se han ganado a pulso, con su comportamiento cívico de estos años, el derecho a la normalidad. No merecen la actual crispación.

  18. A la esclarecedora intervención desde páginas de El país de Felipe González sobre el tema que tanto preocupa a nuestro amigo anglófilo, se deben añadir hoy las declaraciones del Fiscal del Tribunal Internacional de Justicia sobre la posibilidad nada remota de que se pueda procesar a Bush y Blair por crímenes ocntra la Humanidad. No ha citado al señor Aznar, a causa, sin duda, de su insignificancia internacional, pese a sus reiteradas «lecciones magistrales» en Georgetown en su inglés macarrónico, pero quizás hubiera que enviarle la foto de las Azores al señor Fiscal… unida al empecinamiento de Partido Popular en defender la justeza de la intervención española al lado de «sus» aliados ideológicos.

  19. Sr Veyrat, puede ud seguir diciendo lo que quiera, no por eso será lo que yo he dicho. Si tiene problemas para discernir lo que ud desea que diga, de lo que he dicho, hágase un resumen, o subráyelo.

    Dicho esto, sigo opinando exactamente lo mismo, y por lo tanto no tengo nada más que discutir con ud, lamentablemente.

    Saludos

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