1. No hay rivales pequeños
Por si alguien no se había enterado, aviso: la Selección española de fútbol está disputando el torneo de la Eurocopa. A lo que nos cuentan, el primer partido fue bien para los muchachos de Luis Aragonés –para nuestros muchachos, suele decirse– y las expectativas del equipo se mantienen: hay ilusión de que esta vez sí, de que esta vez se pasará de Cuartos, de Cuartos de Final. ¿Y mientras tanto, qué? Se retransmite un encuentro y hasta días después la Selección no vuelve a enfrentarse. Los mismos medios que agigantan esas hazañas al retransmitir los partidos o al comentar sus ejecuciones deben aliviar la espera de los aficionados. ¿Cómo? Con literatura adventicia y parasitaria, por supuesto. Cuando digo literatura, me refiero a crónicas, reportajes, entrevistas, con fotografías de los ídolos, con noticias sobre los entrenamientos, con diagnósticos sobre el estado de ánimo de este o de aquel jugador, sobre las reflexiones del seleccionador. ¿Recuerdan la guerra del Golfo? Entre ataque y ataque, las pantallas televisivas y las páginas periodísticas se nos llenaron de expertos que predecían el pasado y que diagnosticaban el futuro.
En un torneo futbolístico –otra guerra con batallas y tiempos muertos–, también hay que calmar la sed de noticias: hay que saciar la no-noticia con periodismo de declaraciones, con vistuosismos literarios, con relleno. Así, entre partido y partido, los aficionados pueden leer mil y un comentarios de los expertos, dedicados al análisis de gestos, de roces, de torpezas; pueden deleitarse con mil y una columnas de postín firmadas por literatos pequeños y grandes, auténticos esforzados de la pluma a quienes los libros no les apartan de las sanas aficiones del pueblo. Yo no suelo incurrir en este tipo de escritura, básicamente porque el fútbol me aburre mortalmente: una vez escribí –animado por unos amigos– creyendo que así podría descubrir los valores de este espectáculo. No logré nada: sigo tan desinteresado como siempre, y ello a pesar de haber sido coeditor de un librito dedicado a… El fútbol o la vida: sí, hasta los tópicos se nos pegaron y no para bien. Por eso, por no acertar a verle el duende al balón es por lo que también evito leer el periodismo de salón, aquel en el que los poetas y novelistas balompédicos hacen gala de sus virtuosismos palabreros. Lo normal es que me mantenga alejado de las páginas deportivas. En ese sentido he de admitir que soy incorregible, que me aburre mortalmente el fútbol, y que sólo de tanto en tanto una página me sorprende y me entretiene.
Hoy he leído esa página. Se trata de una entrevista. Cuando las preguntas son sobre el balón, sobre tácticas y estrategias, no sobrepaso la tercera pregunta: generalmente se emplea una jerga para la que carezco de competencia. Pero cuando las preguntas se dirigen al futbolista en la inimidad, admito que me puede mi lado cotilla. Es entonces cuando descubro a los ídolos en sazón y sin calzón. Para quienes no tenemos intereses futbolísticos, entrevistas de ese tipo son muy reveladoras. La última interviú que he leído es a Sergio García, según parece un afamado jugador español. Como consecuencia de la Eurocopa y por estar entre los seleccionados, tiene un protagonismo ahora evidente. El periódico Publico le ha hecho preguntas extrafutbolísticas para así sondear sus gustos, sus inclinaciones, sus preferencias. Es un modo de conocer mejor a las estrellas, una manera de que los aficionados se familiaricen con sus ídolos. Cuando alguien es un profesional eficaz, cuando resuelve bien sus labores, nos gusta conocer sus cosas… y cómo es él, a qué dedica el tiempo libre, que decía aquel vocalista y compositor. ¿Y cómo es él? Aquí tienen la interviú. Quizá les sorprendan las respuestas, entre anodinas y vulgares, de una incultura impenitente, satisfecha, opulenta. Pero, por favor, reparen en las preguntas. Están lejanamente inspiradas en el célebre «Cuestionario Proust«. No sé si son simplonas o si, por el contrario, buscan revelar el lado estulto del protagonista. Leánla, por favor, y luego hablamos.
—————–
2. Entrevista a Sergio García
…/…
¿Qué ciudad le gustaría conocer?
Alguna bonita.
¿Qué valora más en una mujer?
Que sea buena y respetuosa.
¿Qué libros lleva en la maleta? ¿Cuál es último qué ha leído?
Ninguno. No he leído ni los
libros del colegio.
…/…
Leer la entrevista completa en Público, 13 de junio de 2008.
—————–
3.Entrevista a Fernando Torres
…/…
¿Qué ciudad le gustaría conocer?
Me gustaría conocer todas.
¿Qué valora más en una mujer?
Que te complete. Al final la persona que eliges para vivir tu vida es la que te debe completar lo que te falta.
¿Qué libros lleva en la maleta? ¿Cuál es el último que ha leído?
Sí. Siempre. El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
…/…
Leer la entrevista completa en Público, 14 de junio de 2008.
—————-
Variedades
Remake. «…Cuando vemos a tanta gente que cree tener ideas y que no lee, cuando vemos a tantos ricos y famosos que se vanaglorian con jactancia inculta de no precisar la lectura para sermonearnos sobre la vida, cuando vemos a tantos indigentes intelectuales que se exhiben en pantalla y que no parecen necesitar las ideaciones de los otros expresadas en los libros, uno puede llegar a pensar que tal vez Eduardo Mendoza tenga razón: que no hay que darle más vueltas, chavales, que si uno no lee es difícil salir de la estupidez bobalicona, que si uno no se adentra en los libros puede morir en el delirio avenado de quien se creyó soberano. Cuídate, muchacho, porque si no lees libros es fácil que te quedes tonto». Leer más.
Ministerio de Igual Da. «Nos queda, eso sí, tiempo para una última sonrisa. Podría ir para los delirios lúdicos y filosóficos de Grosske, pero la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, le ha superado al lograr que su ministerio se adapte, como un guante, al nombre con que le han bautizado en Internet: el Ministerio de Igual Da. Pues eso». Leer más.


Deja un comentario