Grábalo todo…

Uno. ¿Sombras? ¿Dije sombras en el post anterior? Días atrás volví a ver [REC] (2007), de Jaume Balagueró y Paco Plaza. De esa película ya hablé meses atrás. Ahora, en la intimidad del hogar me dejé llevar otra vez por la tentación. La vi en compañía, en buena compañía con una luz escasa e indirecta, y la verdad es que  aprecie cosas que antes no había percibido.
 
 En muchos sentidos, esta película es una película cómica, terroríficamente cómica: esa comunidad de vecinos en la que ocurren los hechos pavorosos –y de la que ya traté– es una caricatura muy lograda y risible de la insolidaridad y del prejuicio, del egoísmo y del malestar contemporáneos. Vivimos en el mismo lugar pero no compartimos nada: como mucho, la mutua desconfianza.
 
Ángela Vidal, reportera, y Pablo, cámara, entran en un edificio con un equipo de bomberos. Quieren grabar imágenes para un programa de  telerrealidad: algo así como Mientras usted duerme. Con la excusa de acompañarlos, los espectadores tendremos hechos, hechos, hechos: la obscenidad de lo íntimo retransmitido. Ángela y Pablo son los protagonistas del film, pero lo relevante es lo que nosotros vemos.  Porque en [REC] todo lo que el espectador observa es lo que el cámara va grabando. O, mejor, lo que el objetivo registra iluminándose con la antorcha o con la visión nocturna («Pablo, grábalo todo por tu puta madre«). Eso sí, siempre que esté pulsado el botón de rec. Y  lo que distinguimos es un mundo inhóspito, infectado, aturdido, receloso. Nadie se fía de nadie y el mal, algo inconcreto, acecha sin que sepamos en qué momento atacará a los habitantes de casa. Quieren salir pero no pueden. Tampoco les dejan: se supone que hay un virus y, por ello, el edificio ha de permanecer aislado, en cuarentena, con la fachada forrada de plásticos que le dan un aspecto futurista e irreal. Están rodeados de luces externas e intermitentes, pero ellos sobreviven en sombras.
 
La oscuridad es real y simbólica. Prácticamente toda la película transcurre con escasa iluminación: con esa antorcha que lleva el cámara, algo que da poca luz, unos pocos metros todo lo más. Al fondo siempre intuimos malamente la existencia de perfiles humanos. Son seres infectados, seres que de repente corren a toda velocidad para morder a sus congéneres. ¿Como vampiros, como hombres-lobo? No sabemos de qué están enfermos, cuál es el virus, pero su patología, esa rabia, se extiende tras la moderdura. Al final, cuando la antorcha se apague, lo único que tendremos será la visión nocturna de la cámara, el resplandor verdoso que nos permite distinguir a la reportera sin que ella vea nada, absolutamente nada.
 
Los últimos planos son ya célebres. La muchacha está tumabada boca abajo en el suelo del ático. El fondo está negro como boca de lobo. El cámara ya ha muerto, pero el objetivo está encendido y sigue grabando. Es lo que vemos: de la oscuridad algo arrastrará a la reportera… ¿Qué ocurrirá después? Aquí se despiertan nuestros miedos infantiles, el terror a ser tocado por lo extraño –que decía Elias Canetti–, el pánico a ser atrapado por algo viscoso, frío, informe, sanguinolento. Ella está sola.
 
Dos. El pase de este film fue en privado, ya digo: prácticamente a oscuras, arropados y reunidos, los habitantes de la casa nos hacíamos buena compañía, dándonos ánimo. Aún estamos impresionados. Cuando el susto todavía no se nos ha pasado organizamos otra sesión. Ya está. Lo hemos hecho: hemos visto [REC 2]. Qué angustia y qué estremecimientos hemos pasado. Juntos otra vez y con una luz indirecta.
 
En este film, todo es muy explícito: se desarrollan aspectos que habían quedado sin aclarar. No hacía falta, la verdad, que todo se iluminara, por decirlo así. Pero se lo permitimos a Balagueró y Plaza: tanto es el miedo que pasamos en esta segunda parte.
 
Como ocurría en la primera, también en ésta hay numerosas citas de películas, homenajes expresos, referencias directas: La semilla del diablo, El exorcista, El resplandor, Alien. Etcétera: un largo etcétera que es todo el cine de diablos, de vampiros y de zombies. Hay un ser preternatural que nos acecha, algo extraño que nos ha invadido y que amenaza con apoderarse del edificio y del mundo.
 
Por supuesto, como en las películas de marcianos y de avistamientos, los poderes oficiales ocultan la verdad de los hechos: evitan por todos lo medios que la ciudadanía esté informada de lo que realmente ocurre. Es decir, hay una conspiración de silencio. ¿Para tapar qué cosa? ¿Es un virus o es algo peor? Me permitirán que no revele nada más. Hay un par de páginas de la Wikipedia que destapan íntegramente el argumento de [REC][REC 2]. Me parece un ímprobo y dudoso esfuerzo que interfiere el deleite o el pavor de los espectadores. Por otra parte, no todo se resume en esa trama argumental. Hay muchos otros etcéteras que iluminan este film.
 
Como hay otros etcéteras de Paco Plaza y Jaume Balagueró, responsables de la precuela y la secuela que se estrenarán en 2011 y en 2012. ¿Qué añadirán? Las películas de éxito que tienen continuidad en una serie cinematográfica corren el riesgo de la banalización, de la sobrecarga. Lo que en la primera era misterio y ambigüedad, en las siguientes pueden ser didactismos y congruencias forzadas, informaciones excesivas. Como en La guerra de las galaxias (1977), una excelente lección de cine que Georges Lucas arruinó recargando la historia con precuelas y secuelas.
 
¿Ocurre eso en  [REC 2]? ¿Ocurrirá en el resto de la serie? Que a los bomberos expedicionarios los sustituyan exorcistas más o menos aplomados o policías de cuerpos especiales, dispuestos a aplicar procedimientos expeditivos, entra dentro de lo normal, de lo previsible, en una película en la que los muertos reviven: son tan persistentes… Quizá la lección fílmica que Plaza y Balagueró imparten sea la del centón cinematográfico, una reescritura de lo que hemos visto mil veces, pero ahora con la cámara como punto de vista explícito. O, mejor dicho, con los objetivos de distintas cámaras provocando un efecto documental: la  impresión –sólo impresión– de estar rodando planos-secuencia. Ahora, además, cambian las perspectivas con gran eficacia. Todo hay que grabarlo, pues lo que no quede registrado no existe: como sucede en la sociedad de la comunicación.
 
Aún estamos sobrecogidos por estas dos películas, de 2007 y 2009. No me pregunten por la impresión que hemos padecido: todos juntos hemos sobrevivido al impacto. Ahora esperaremos los estrenos de 2011 y 2012…
 
 

7 comentarios

  1. Y esto?

    Anda y vete ya a ver pelis de risa que se te quite el canguelo que aqui huele a muerto!

  2. He terminado la novela de Muñoz Molina, La noche de los tiempos. Es una excelente novela, muy espesa, con un narrador muy innovador y una profundidad enorme sobre la época, además de proceder a una revisión histórica y al rescate de algunos personajes de la historia, como Juan Negrín. La verdad es que he terminado la novela emocionado.

  3. Sí que da miedo REC, sí. Buena película. Creo que la segunda parte la veremos tambien en casa, una noche de lluvia y tormenta. Es un buen contraste. Una comunidad llena de zombis-vampiro correteando por las escaleras en busca de carne fresca… y nosotros, tele espectadores en este caso, calentitos y juntos, en la tranquilidad del hogar…

    Sí, sí, ya se que no es así, que yo también tengo algún vecino que parece más de otro mundo que de este, pero déjenme soñar un poco, leñe.

    Coincido con la crítica a Star Wars: qué gran desilusión la precuela. Qué lamentable, por todos los dioses.

  4. No me extraña, aleskander62, que haya acabado ‘La noche de los tiempos’ emocionado. Y, en efecto, ese narrador en primera persona que confiesa la dificultad de revivir el tiempo ya remoto del 36 es un logro indudable.

  5. Sr. Lillo, no le garantizo que [REC2] le entusiasme. Probablemente no supere el impacto de la primera. Ya decía más arriba que «En este film, todo es muy explícito: se desarrollan aspectos que habían quedado sin aclarar. No hacía falta, la verdad, que todo se iluminara, por decirlo así. Pero se lo permitimos a Balagueró y Plaza: tanto es el miedo que pasamos en esta segunda parte».

    Ahí está la cosa. Nos da miedo. Y eso es un bien cinematográfico muy muy especial: citas cinéfilas aparte.

  6. O sea, sr. Serna, que se ha “atrevido a volver”… Y encima nos confirma que da mucho miedo… Trrrr… Pues haré todo lo posible por verla el próximo fin de semana (y espero no marearme, como me ocurrió con la primera en el cine, con ese movimiento incesante de la cámara al hombro).

  7. […] [Rec]3 Génesis. Sábado 31 de marzo, cuatro amigos acudimos al cine. Fuimos a ver la película, recién estrenada. Forma parte de la saga que empezaron Jaume Balagueró y Paco Plaza, saga que concluirá con [Rec]4 Apocalipsis. La película tercera está dirigida por Paco Plaza, siendo su productor el propio Balagueró, de quien hablamos aquí tiempo atrás: se reparten los papeles y con ello cada uno le da su toque especial a una historia de terror en varias entregas. Hace un tiempo hablé de la primera entrega. Luego escribí sobre esta saga que tanto me gusta… […]

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