Uno. La gente que paró el 14 de noviembre y la gente que se manifestó ese mismo día eran unos paniaguados. Yo mismo… Eso dice la prensa conservadora, con una rabia incomprensible. O comprensible.
Puedes alcanzar el Gobierno. Puedes obtener el poder. Y puede, a la vez, que tus subordinados no te quieran. Al fin y al cabo, el cielo no lo tienes ganado y el mundo es muy decepcionante: resulta que haces lo que consideras y los electores se encabritan.
Ah, se siente…
Seguidores del Gobierno de Mariano Rajoy, del primer Gobierno Rajoy, muchos periodistas y columnistas de derechas, hostigan a quienes se oponen al Partido Popular. Normal: el PP es una organización confesional y el mundo está lleno de ateos. Yo mismo confío en los átomos, en las partículas elementales: en su movimiento perpetuo, en su combinación aleatoria y en su difusión. Lucrecio lo dijo parafraseando a Epicuro. Y ahora lo exhuma Stephen Greenblatt en un libro admirable.
Dos. El Partido Popular es un organismo conservador que cree en la estabilidad del orbe, en la fijación de las partículas. Desconfía de los materialistas. Yo, por el contrario, convengo en el azar y soy esforzadamente progresista y contingente. Un memo.
La gente que protestó el 14 de noviembre y la gente que se pronunció ese mismo día eran unos caraduras. O unos materialistas. O unos ateos. O unos memos, ya digo: españoles confundidos o engañados por una izquierda hostil. Eso concluyen los periódicos de la derecha. ¿La derecha? ¿Qué es tal cosa? Volveremos. El epicureísmo nos enseña muchas cosas sobre los creyentes…
Tropiezo con la portada de la edición impresa del periódico Las Provincias: “Huelga general. Sin pena ni gloria. Poca incidencia en servicios públicos y nula en industria y comercio”.
http://servicios.lasprovincias.es/portadaimpresa/
Y yo pregunto: ¿Qué quiere decir “poca incidencia en servicios públicos y nula en industria y comercio”? ¿Qué la huelga no ha tenido repercusión en esos sectores o que no ha habido incidentes?
Y añado: ¿Indu-qué? ¿De qué industria habla el periódico Las Provincias? Que me perdonen las pequeñas y medianas empresas industriosas e industriales, pero vamos, quitando a Ford, industria industria, lo que se dice industria, tampoco me parece a mí que haya tanta. Y como no hay, pues tampoco hay incidencia, signifique esto lo que signifique, demonios. O a lo mejor sí, tal vez me equivoco. Sí que hay industria pero no incidencia. ¿O era al revés? Menudo lío.
Vamos, que lo que ha habido aquí ha sido especulación y ganancia fácil. Si se hubieran sentado las bases de una industria moderna y evitado la deslocalización empresarial, otro gallo nos estaría cantando ahora.
Ale y mañana, todos a misa. Pecadores.
El mundo era redondo hasta que unos alborotadores lo allanaron. La vida era eterna hasta que unos ateos la acortaron.
Hubo un tiempo en que todos caminábamos sobre las aguas, levitando o flotando (según). Y la Tierra era inacabable: un horizonte extensísimo. Y era el centro del Universo.
Ahora, tal como nos advierten los redactores de Las Provincias, las cosas están difíciles: las huelgas no tienen incidencia y el poder valenciano está muy decaído.
Yo no espero a mañana, a misa. Ya estoy rezando…
Pues yo le aseguro que no voy a rezar. Y no es que no me enseñaran, una viene de la época en que estas cosas se aprendían sí o sí. ¿A qué especie de dios rezaría yo, que hubiera permitido que las cosas sean como son y no como deberían ser? ¿Hay alguno, realmente, que merezca nuestras oraciones?
Otrosí: me gustaría que me explicara qué significado tiene, en éste o en cualquier otro contexto, la frase «primer gobierno de Rajoy… Quedo a la espera de tal aclaración. Nastardes.
El «primer Gobierno Rajoy». No cabe descartar la reincidencia. Tal como está la oposición parlamentaria, no sorprendería un triunfo de un Gabinete tan pío, pío, pío.
Hablando de pájaros: yo ya rezo para que no gane Esperanza Aguirre. La veo merodeando.
Sí, don Justo, ya sé que la oposición parlamentaria no está a la altura. Pero si hay un segundo gobierno Rajoy, mereceremos todo lo que nos pase.
Lo de la Aguirre ya se lo dije yo, que se marchaba para preparar la toma de la alcaldía de Madrid. Es su sueño máximo. Pero, por favor, no me rece usted, que cuando interviene la divinidad las cosas empeoran…