Días atrás a alguien conté la pereza que me daba escribir sobre un libro recién acabado. ¿A quién se lo decía? A Juan Calabuig, que lo tenía al otro lado de la línea telefónica.
Le hacía sabedor de mi aburrimiento.
¿Línea telefónica? ¿He dicho línea telefónica? No sé si me explico. O si esto es correcto hoy en día. La verdad es que yo no vi terminales ni fibras ni cables. Pero haberlos los había. Qué moderno es todo y qué bien inventado.
En fin.
De amistosa cháchara estaba con el amigo, ya digo, y le espeté:
—Ayer, ayer mismo, acabé El viaje de Feijóo. Está publicado a finales de 2021. Es una biografía autorizada del expresidente de la Xunta de Galicia. El autor es Fran Balado, periodista de La Voz de Galicia —añadí creyendo que debía aclarar esto.
—¿La Voz de Galicia? —me preguntó con un tono retórico y guasón.
—La Voz de su Amo —nos replicamos simultáneamente.
La verdad, no sé si estuvimos correctos o si fuimos justos con nuestra terminante calificación. O descalificación. Si yo viviera en Foz o en Vigo o en Santiago, leería La Voz de Galicia. Y otros periódicos, claro, para contrastar o para desengrasar.

El caso es que ante el oído remoto de Juan yo me lamentaba del libro recién leído, de la pereza que me provocaba. ¿Pereza?
—Todo en sus páginas es tan frío y formal —le confesé— y hay tan poca chicha en el personaje biografiado (no sé si también en la persona real), que su lectura y mi posible escritura (el esbozo de una reseña) me resultan tediosas. Me aburro sólo de pensarlo.
En ese momento me sentía vencido. ¿Acaso por mi discrepancia ideológica? No, no. Estoy acostumbrado a la prosa anodina o campanuda de las autobiografías, memorias o biografías de ciertos políticos en activo, en sazón o ya en la reserva.
Las razones eran otras. Sencillamente, Fran Balado cuenta un cuento. Lo relata, sí, con un final abierto (2021) y con un final feliz.
Tan felices se las prometen, si hemos de creer al biógrafo, que los gallegos están dispuestos a cedernos a su líder. Es por eso, por ser un cuento de abnegación y superación , por lo que Balado emplea recursos propios de la epopeya.
La prosa correcta, aunque genuflexa, del autor se adecúa bien a la épica gris del biografiado. Adviertan cuál es el subtítulo que el autor y la editorial admiten o imponen:
El niño de aldea que nunca perdió unas elecciones.
Es tan, tan complaciente…, le aplica un tratamiento tan, tan jabonoso…, que cuando uno empieza el libro confirma estar leyendo un cuento.
Si le aceptamos ese subtítulo, habría que tener muy poco corazón para poner pegas o peros al autor o al protagonista. Se trata, ni más ni menos, que la historia de un niño aldeano que salió de Os Peares (entre Ourense y Monforte de Lemos).
De un niño que salió, sí, para llegar (por ahora, pero no cuando la biografía se publicó) a Génova. Como Marco, el personaje de Edmondo de Amicis, pero al revés: Marco no llega, sino que parte de Génova.
Él irá con mucho arrojo, con mucho coraje, de los Apeninos a los Andes. Otros, como el pequeño O Alberto, el nieto preferido de doña Eladia, ascenderá en la escala social desde una remotísima aldea gallega hasta la lejana Génova.
Génova es Madrid y Madrid es España y, a la vez, Génova es la capital de la Liguria, la patria chica del pequeño Marco y, ahora, también es el destino de O Alberto, que es como lo llamaban en Os Peares.
“Feijóo de niño era lo que en Galicia se conoce como «guiadiño», que, aunque con matices, podría equivaler a alguien muy obediente y responsable”, nos aclara Balado .
Conviene explotar esta descripción del biógrafo. Es decir, Alberto Núñez de siempre habría sido un hombrecito. Obediente y responsable, insisto.
Habría sido además sacrificado, estudioso y disciplinado en los Maristas; estudioso, fiestero pero abstemio en Derecho; y después administrativo y gestor eficiente aupado por José Manuel Romay Beccaría, figura de la Alianza Popular gallega. Esa es la versión de Balado.
No es nada estridente. Cultiva una imagen de moderado, de sofrenado y de hombre de familia. Y ha tenido que soportar la maledicencia. Cuando lo de la fotografía con el contrabandista y cuando se le atribuyen inclinaciones.
“Feijóo siempre ha logrado mantener la vida privada al margen de su figura pública”, nos recuerda el biógrafo.
“Incluso desde ciertos entornos de fuerzas consideradas progresistas se aireaba una supuesta orientación homosexual del líder de los populares gallegos, algo que también se intentó hacer con Rajoy”.
Balado opone incontestables evidencias. Sobre todo a quienes le atribuyen lo que no es… Se le han conocido varias novias, insiste Balado, y el pequeño O Alberto acabará casándose.
¿Con quién? Con Eva Cárdenas, directora de Zara Home, puesto que dejará para emprender otros negocios. El principal: ser madre de Alberto, el niño que tendrán cuando el político gallego ya rebasa los cincuenta y cinco años.
“¿Qué pasará con Feijóo? ¿Algún día esos paseos en familia por la plaza de Vigo se acabarán trasladando a la Castellana?”, se pregunta Balado con prosa soñadora.
“La pista fiable que hay hasta la fecha”, se responde, “es su reelección como líder de los populares gallegos en verano de 2021, pero lo único seguro es que el último capítulo todavía está por escribir”.
El último capítulo de este libro y el último capítulo de la vida de O Alberto. Yo, felizmente, he conseguido sacudirme el tedio y, por tanto, he logrado acabar la obra superando ese último capítulo, que —ahora sabemos— sólo es penúltimo.
Dentro de un tiempo, Balado deberá reeditar el libro con un subtítulo aún más hiperbólico y con una celebración de la que nos hará partícipes.
Es lo que tiene Balado. Y es lo que tiene la política: lo mismo te sube que te baja y, según sus adeptos, Feijóo siempre sabe caer de pie.
Estaremos atentos. El cuento continúa.