La Exposición

 1. Exposición. Exponerse es mostrarse, presentarse, manifestarse, sometiéndose al escrutinio público; es aventurarse, poniéndose en riesgo; es someterse a la acción de un agente, dejándose alterar.

PeugeotTTP

 Observen la fotografía que encabeza.  ¿Qué vemos? Hay unos individuos que se exponen ante el objetivo de la cámara. Son un total de cuatro. Tenemos a  dos personas ataviadas con la indumentaria de piloto: con las preceptivas gabardinas, con los anteojos, con las gorras impermeables. Y tenemos, en un segundo plano, a otras dos personas de evidente extracción rural, con blusón o con ropas negras, de luto perpetuo. Mientras los primeros parecen gente fina y principal, los segundos son lugareños. Los automovilistas han bajado del automóvil, un Peugeot, y han desplegado un mapa. Están junto a un monumento cuya alzada vemos enteramente: es el Alto de los Leones. Los naturales están discretamente apartados y se prestan a fotografiarse con los señores. Queremos pensar que, fuera de campo,  hay una quinta persona: el retratista.

AltoDetalle

 Estamos a principios del Novecientos, hacia 1906. Tomás Trenor Palavicino y algunos de sus hermanos (Francisco o Leopoldo) muestran especial predilección por la máquina del siglo. Las clases distinguidas emprenden frecuentes recorridos automovilísticos  para probar las prestaciones de sus vehículos. Organizan también  concursos de chauffers, caravanas o certámenes en que los constructores presentan sus cacharros, competiciones en que los pilotos practican diversos ejercicios. Rivalizan dirigiendo hábilmente sus coches , demostrando serenidad en el manejo de las máquinas  o mostrando el perfecto dominio de los motores. Fiat, Peugeot, Ford o… Hispano Suiza. La instantánea recoge uno de esos momentos de orgullo mecánico, de aventura viajera.

Son gentes adineradas que dan a sus vidas un sentido moderno y deportivo, una concepción de hermandad motorizada incluso. «El 23 de Noviembre de 1908», dice Tomás Trenor Palavicino en su Memoria de las Exposiciones de 1909 y 1910, «celebróse una reunión de propietarios de automóviles y aficionados, resolviendo constituirse en sociedad y organizar un festejo para la Exposición. El 26 del mismo mes quedó formado el Club Automovilista Valenciano (…). Este Club, que poco tiempo después obtuvo el título de Real, adquirió rápidamente gran importancia, así por la calidad como por la cantidad de sus individuos. No vaciló en determinar el festejo que prepararía, y se dispuso a organizar una caravana automovilista de Barcelona a Valencia, seguro de encontrar en los deportistas catalanes cariñoso apoyo para realizar tal propósito. ¡Y así fue!»

¿Pero qué mundo es éste? Es un espacio sin señalizaciones; una carretera sin apenas indicaciones. La máquina que avanza pilotada por sus orgullosos pasajeros, despertando la admiración de los espectadores. Se exhiben, mientras el pueblo contempla el espectáculo del motor de explosión. Ahí es nada. Veámoslos inmediatamente antes de descender de su vehículo, cuando han coronado el Alto y allí, en la cima, encuentran a esos lugareños que observan el avance de la máquina.

Alto de los LeonesJpeg

La pregunta sigue siendo la que al principio nos formulábamos y que luego Juan Planas subrayaba: en este cuadro, la quinta persona es la importante. Alguien que está fuera de campo inmortaliza el momento. Retrata a dos automovilistas que llegan pertrechados y bien dispuestos para esa aventura que es viajar por la España de 1906. Y retrata, parece que accidentalmente, a dos lugareños apostados en el flanco de la carretera. A los campesinos no se les distingue bien. Al hombre de campo que se desloma con sus faenas rurales se le ve enhiesto, con orgullo. En cambio, de la mujer sólo atisbamos la mitad de su cuerpo enlutado. Todos ellos parecen mirar al objetivo de la cámara. Es decir: saben que están posando, seguramente instruidos por esa quinta persona que organiza  la escena.

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2. Inauguración. Martes,  26 de mayo, a las 20 horas en el Centre Cultural de  La Nau en Valencia (Calle Universidad, número 2) hemos inaugurado una Exposición. ¿Su título? Trenor. La Exposición de una gran familia burguesa. Estaban todos ustedes invitados. 

Algunas fotografías del acto de inauguración:

After Inauguracion

Observen esta fotografía autorreferencial. El objetivo de la cámara aparece reflejado en el espejo que sirve de fondo. Hay siete personas dentro de campo. A cinco de ellas las vemos indirectamente; a las restantes las vemos en primer plano. Observen. Resultan poco menos que risibles las posturitas que ambos varones adoptan. No es serio exponerse así. Hacen de soportes, falsos soportes de una repisa que nada contiene, una repisa sobre cuyo espejo vemos aparecer a cuatro muchachas y a un caballero. Todos ellos creerán que son sus poses lo que atrae la atención, pero si se fijan bien lo que sorprende es ese techo inverosímil. Si no fuera por el exceso de luz, se nos antojaría una sala del Nautilus, con sus respiraderos. No veo las escotillas.

Foto primera, Foto segunda, Foto tercera, Foto cuarta, Foto quinta, Foto sexta, Foto séptima, Foto octava, Foto novena, Foto décima, Foto undécima, Foto duodécima, Foto enésima

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3. Hemeroteca Justo Serna. Nuevo artículo semanal

JS, «El presente monumental», El País, 27 de mayo de 2009

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4. Lo  que dice la prensa

Adolf Beltran, «Flash back hacia el auge burgués», El País, 26 de mayo de 2009 Leer más.

M. Vázquez Valencia, «La dinastía que lanzó Valencia a la modernidad», Levante-EMV, 27 de mayo de 2009. Leer más.

C. Velasco, «La mirada visionaria de los Trenor», Las Provincias, 27 de mayo de 2009. Leer más.

ADN, «Universidad presenta exposición que recorre la historia de la familia Trenor», Adn, 26 de mayo de 2009. Leer más.

Valencia City, «La historia de la Valencia burguesa en La Nau», Valencia City (mayo de 2009). Leer más.

Las Provincias, «Familia Trenor. Una exposición de la burguesía», Las Provincias, 12 de abril de 2009. Leer más.

Universitat de València, «La Universitat de València inagura hui una exposició sobre els Trenor», Universitat de València, 26 de mayo de 2009. Leer más.

Soytu.es actualidad, «La Universidad presenta una exposición que recorre la historia de la familia Trenor», Soytu.es, 26 de mayo de 2009. Leer más.

Revista Archivos del Sur, Buenos Aires (Argentina), 26 de mayo de 2009. Trenor: la exposición de una gran familia burguesa. Leer más.

Javier Mesa Reig, «La Universidad de Valencia inauguró la exposición Trenor, una gran familia burguesa», AbsolutValencia, 27 de mayo de 2009. Leer más.

Javier Mesa Reig, «Descubre los objetos de los Trenor», AbsolutValencia, 27 de mayo de 2009. Leer más.

46 comentarios

  1. Quería haberle llamado para desearle una feliz inauguración y no me ha sido posible. Espero que lo haya sido y que sus males se hayan evaporado.

    Feliz exposición.

  2. Don Justo, esta tarde nos veremos en la Nau. Espero que la ciática no le impida disfrutar todo lo que se merece en la inauguración.

    Mis mejores deseos para usted y para el Sr. Pons.

  3. ¡Nos vemos en La Nau!

    ¿Está usted en perfecto estado de revista, señor Serna? Espero que así sea. Estoy segura de que es usted más fuerte que la ciática, y que la va a vencer, con la ayuda de la ilusión por ver el resultado de su -no me cabe duda- gran trabajo y del señor Pons.

    ¡Hasta luego!

  4. Le he escuchado, don Justo, en las noticias de las 14:15 en la Cadena SER. Han explicado la expiosición con cierto detalle y, al final, han puesto un corte suyo. Estoy convencido de que va a ser muy visitada. Tanto usted como su su colega Anaclet Pons deben estar orgullosos y satisfechos. Han efectuado un gran trabajo. Ahora sólo queda esperar que sea del agrado de los visitantes. Mucha suerte.

  5. Pues yo vi a Pons – por cierto con un aspecto de lo más saludable – en Canal Nuez. Lo acompañaba el Marqués de Turia, el Tomás actual. Ya veremos, ya veremos a quien le gusta y a quien no. Y lo digo pensando en la derecha.

    La moral de trabajo y especulación productiva, la base de aquella burguesía, está muy lejos de los valores de la actual, una masa de ganapanes, enriquecidos por la especulación especulativa, valga la expresión; gente, la de hoy, poco dada al esfuerzo, proclive a la recompensa fácil y desmesurada, al hedonismo sin dignidad.

    Independientemente de ello, la comparación entre la visión y aportación al mundo de la cultura y de la sociedad de aquella familia con la de los actuales nuevos ricos valencianos (ricos de ladrillos, de fraudes, de pelotazos) en fin, da que pensar sobre el rumbo unidireccional de la historia. Vamos hacia atrás.

  6. Saludos D. Justo. Le felicito por esta exposición.No sé de donde he sacado que la inauguración era esta tarde,pero al escucharle en la radio,me he dado cuenta de mi error.
    El Ateneo Mercantil tiene una exposición sobre el acontecimiento de la Exposición de 1909, que es muy aceptable.
    No le quepa duda que iré a ver la muestra que usted y el Sr. Pons (el bueno) han organizado.
    Espero que la ciatalgia no le apriete.

  7. Pues nada, que me acabo de pasar por el estreno y el señor Serna andaba tieso como un palo pero en aparente buena forma, de lo cual nos alegramos todos. Gente trajeada, como tiene que ser, y algunos de los malvados habituales de nuestro querido blog. Creo que la exposición, que espero poder ver con más tranquilidad parece sumamente interesante. Hay mucho que hablar sobre aquella «Valencia burguesa» del novecientos… Quizá empecemos a entender que esa valencianidad de la que se ha apropiado la caverna es bastante más que aquel grito de nuestra amada alcaldesa el día que consiguieron que no se restringiera el uso de pirotecnia para los niños durante las Fallas: «¡Petardos para todos, y para los niños también!» Y no estaría mal, tampoco, que habláramos algún día del Jardí Botànic, nuevamente en peligro, como algunos de ustedes saben. Mucho que ver y mucho de qué hablar, sí.

  8. La inauguración ha sido un éxito, sin duda. Me ha gustado mucho su presentación, Sr. Serna. Y bueno, si Vd. no se encontraba bien, yo no lo he notado… Saludos cordiales.

  9. Aún sin haber leído el texto del catálago, ni haber visto la exposicón, quiero dar la enhorabuena públicamente a Justo y a Anaclet, por supuesto, y a Alejandro y a Isabel (enhorabuena doble, en este caso, jeje) por la parte que les toca, que me consta que es bastante. Actos como el de esta tarde hacen que me sienta muy profundamente orgulloso de haber estudiado historia y de trabajar con Justo y Anaclet.

  10. Muchas gracias por sus amables palabras acerca de la Exposición, de la inauguración, de mi intervención. El entorno fue el adecuado, la asistencia fue masiva (para lo que son estos actos) y la rueda de prensa que convocamos por la mañana estuvo frecuentadísima.

    Por la tarde, íbamos trajeados y tiesos, sí, pero yo con la espalda jodida, muy jodida después (y eso habiéndome preparado con un reposo de dos horas previo).

    Ahora les dejo mi artículo sobre estas conmemoraciones, sobre los usos del pasado…
    Justo Serna, «El presente monumental», El País, 27 de mayo de 2009

  11. No puedo mas que ratificar cuanta felicitación hay aquí. ¡Qué le voy a hacer! Ya me hubiera gustado, ya, maullar con agresividad por el montaje pero quia, imposible. El trabajo de Serna y Pons es espléndido.

    Como fui con Blanquita y ambos llegamos de Villa Rabitos emperifollados, cual un Trenor (¡sin tilde, por amor de dos!) se merece, nos camuflamos bastante bien. Por otra parte, como tengo amigos hasta en el Cielo, me encontré con algún/a viejo/a amigo/a, bien de la familia en cuestión, bien de sus áulicas relaciones. Estos, desde dentro, me confirmaron nuestra impresión positiva. Y es que, hay otra derecha. Una que tiene muy claros los valores y principios que defiende, sin lugar a dudas, que viste innecesariamente “bien” aunque con un gusto mayormente moderado – hubo una embarazada a la que estuve pensando en preguntarle a qué hora se abría el circo por su aspecto payasesco, pero esa fue la excepción –y, sobre todo, que no es una caterva de analfabetos revenidos como los que disfrutan los valencianos desde sus instituciones más altas, piénsese en Camps, Martínez, Rus, Ripoll y Fabra, perlas de la fineza intelectual (y lo siento por Ripoll que parece contagiarse de sus impúdicos conmilitones). Al presidente del TSJ, por el momento, le reconoceremos la carrera de derecho como una duda razonable para no sumarlo al carro de los gaznápiros.

    En fin, que muy bien. Y muy significativo el papel de aquel Trenor de hace cien años. Lo digo en relación al artículo de hoy de Serna en El País. Sí, sí, es incomparable aquella València del XX con ésta del XXI. Pero… ¿y si jugamos?… Juguemos. Comparemos. Comparemos la iniciativa de modernización para València que Tomás Trenor lanza, la Exposición, y la que lanza la Generalitat, La Ciutat de les Arts i de les Ciències.

    Ésta, comienza con un proyecto socialdemócrata carente de estudios de viabilidad, con un difuso plan de autofinanciación (la Torre de Calatrava) y adjudicando los contenidos de su núcleo (el pseudomuseo Príncipe Felipe) a un grupo de catedráticos y profesores universitarios de ciencias. Luego pasa a ser un proyecto conservador, carente de cualquier tipo de estudios de ninguna clase – hasta los planos de Calatrava presentan errores de bulto tales como la ausencia de salidas de emergencia en alguno de sus edificios – sin posibilidad de autofinanciación (se erradica la Torre de Calatrava) y se adjudica los contenidos del Príncipe Felipe a un meteorólogo de la tele española, vulgarizador de ciencias, que no tiene ni idea de lo que es un museo (mucho menos de un pseudomuseo). La obra se convierte en un proyecto sin horizonte con un agujero sin fondo que, cuanto más profundo es, más crece en su diámetro soterrando en el mismo cada vez más capital… público.

    Y este es el quid. En el XX Trenor actúa como un patricio urbano. Se juega su dinero (y lo pierde) en aras del progreso público de sus conciudadanos. En el XXI – aunque comenzara en el XX, claro – es la Generalitat, o sea, los ciudadanos, los que son cargados con unos gravámenes para pagar un proyecto caótico, descabezado, absurdo, que no tiene fecha de finalización ni se sabe cómo va a acabar. Sí, sí que da para pensar esa notable diferencia. Trenor era un ciudadano y respondía al criterio de la iniciativa privada, como era la pura lógica del Liberalismo. La Generalitat, con la boca llena de “neoliberalismo”, actúa de una forma estalinista: de espaldas a la ciudadanía, sin criterios científicos y sumergida en despropósitos y corrupción. No se, de verdad, no se donde estudian Liberalismo estos carcas valencianos del PP

  12. Ahora que está usted convaleciente, nada más que prostrado, creo oportuno recomendarle algunas lecturas, ya que parece poco dado a la inovación literaria, podría empezar recomendándole una serie de libros, nombres que nunca he leido en sus páginas y que algún día me encantaría encontrar.

    1.-La Broma Infinita (David Foster Wallace)

    2.-Los Reconocimientos (William Gaddis)

    3.-Masson y Dixon (Thomas Pynchon)

    4.-2666 (Roberto Bolaño)

    5.-La Velocidad de las Cosas)

    6.-Submundo (Don DeLillo)

    7.-El Criptonomicón (Neal Stephenson)

    8.-Monstruos de Buenas Esperanzas (Nicholas Mosley)

    9.-Europa Central (William T. Vollmann)

    10.-Árbol de Humo (Denis Johnson)

    Felices Lecturas

  13. Bueno, bueno, bueno… Un exitazo de inauguración. Tal como Pumby nos ha relatado (¿o debería decir maullado?) magistralmente.

    La exposición es espléndida a simple vista, pero aún espero que lo sea más el día que pueda ir a verla sin prisas y sin tal gentío. Para deleitarme con cada detalle.

    Para los blogueros que no pudieron estar allí: los que sí estuvimos, demostramos -una vez más- que nos hemos convertido en algo muy similar a una familia, pero no de las que preconiza la derechona, sino de aquellas otras que lo comparten todo (o casi todo, porque hubo un detalle que, aunque nos alegró a todos, sólo la principal interesada puede experimentarlo y, por supuesto, contarlo).

    Como la expo va a estar bastante tiempo, espero que todos ustedes tengan ocasión de venir a verla. Pero si es así, ¡avisen!

    ¡Felicidades de nuevo, Justo!

    ¡Ah! Y gracias por contarme entre las «muchachas» del espejo.

  14. Gracias, Pumby. Gracias, Àngel. Gracias, Marisa. Lo pasamos bien, ¿eh?

    Dice Ikercool: «ya que parece poco dado a la inovación literaria…»

    Pues mire usted tiene toda la razón: me repele la simple idea de innovación literaria. La comparo con aeronáutica, que me fascina: hay pocos que innoven de verdad; no es posible tanto innovador. Prefiero la calidad literaria, la expectativa que se cumple, que veo en algunos de los títulos que me recomienda. Yo, si me permite, aprovecho esta baja y las horas de obligado reposo (la espalda sigue jodiéndome) para releer y disfrutar a Baroja. ‘La raza’: en el mismo ejemplar de Tusquets que le regalé a mi padre y que él manoseó, leyó y releyó.

  15. Vaya, no puedo añadir mucho más a lo que ya han comentado por ahí arriba.

    No cabe duda de que la inauguración de la Exposición fue todo un éxito. Justo, elegantísimo (cual un Trenor se merece, como diría el minino), hizo una presentación magnífica ante todas las personas que llenábamos el claustro de la antigua Universidad.

    Y sí, Don Justo, lo pasamos bien. Y cuídese la espalda.

    Enhorabuena

    Sr. Fuster, Dña. Marisa: gracias por sus palabras.

  16. Me alegra, Justo, que tu exposición haya salido tan bien; me fío de lo que cuentan en este blog nuestros contertulios; ¡parabéns!, diríamos en mi tierra.

    Me gusta la foto del espejo, conozco a casi todos los que aparecéis en ella, estáis simpáticos. No me gustan las fotos en las que Justo aparece trajeado y encorbatado; no entiendo por qué la elegancia tiene que ir asociada en los hombres al uso de corbatas; ¿no os parece que es una convención que no tiene mucho sentido respetar?

  17. Gracias, Isabel.

    Fuca, muchas gracias por sus palabras. Dice que le gusta la foto del espejo y que conoce a casi todos los que en ella aparecemos. ¿Y cómo es eso? Conocerá a esas personas por las fotos de otras ocasiones, ¿no? Las fotografías de otras presentaciones, imagino.

  18. Claro, claro, amigo Justo, mis conocimientos de todos vosotros son virtuales, pero, aparte de conoceros por lo que escribís, también puedo interpretar vuestras imágenes, vuestras fotografías. Lo que quería decir es que puedo identificar con nombre y apellido a la mayor parte de los componentes de la foto del espejo.

  19. La inauguración, en efecto, estuvo muy bien, muy concurrida. Recuerdo que al llegar al lugar quedé algo sorprendido, pues los asistentes iban mucho más elegantes de lo que podía imaginar. El Claustro del Estudi General es un espacio magnífico en el que celebrar este tipo de acontecimientos, y lo cierto es que el lugar estaba perfectamente acondicionado. Los parlamentos de los organizadores de la Exposición fueron escuchados con suma atención e interés, y una vez concluida esa ceremonia las colas para ver las piezas de los Trenor (sin acento) y el trabajo de los señores Pons y Serna eran interminables. Creo que sus organizadores deben estar muy satisfechos del resultado. Yo, personalmente, quedé muy contento y agradecido y, desde luego, lo pasé muy bien.

    La foto en el Nautilus es muy buena. En ella, aparte del cachondeo, la fuerza ciclópea de Paco y la inquietante mano que aparece sobre la cabeza de Justo, los demás ofrecemos nuestras cabezas a la concurrencia en un acto que ya sólo saben apreciar los jíbaros. Snif. Somos unos incomprendidos.

    Por otro lado, el artículo de Serna en El País me parece sumamente interesante, así como la opinión que vierte Pumby sobre los burgueses del XIX y el consistorio municipal del XXI con el que estoy bastante de acuerdo. Aunque habría mucho que debatir sobre el asunto. Seguro que pasado el tiempo podríamos hacerlo.

    El artículo del señor Serna me parece una lección excelente de historia en folio y medio. Ya sólo por eso, el artículo me parece fundamental para todo aquel que esté interesado en la historia y sus usos (y abusos) y en su utilidad. Pero además, la cita de Rubenfeld que remata el escrito es sencillamente imprescindible. Con ella don Justo establece un vínculo más que interesante entre historia y psicoanálisis. Y abarca, además y precisamente, el tipo de mundo en el que vivimos. Ese en el que no hay espacio para la experiencia, esa vida “para el instante” que nos sume en el conformismo y que nos proporciona una felicidad relacionada con el no querer saber, y que, por eso mismo, se nos revelará finalmente efímera. Frente a eso la búsqueda del sentido como un proceso de vida, como tarea ardua y dificultosa que ilumina pedacitos del pasado, individual y colectivo. Se trata de desenterrar el pasado y mirarlo directamente a los ojos, asimilarlo y asumirlo, aunque no necesariamente llevarlo a cuestas, tal vez enterrarlo de nuevo, pero sabiendo, conociendo ahora, dónde se encuentra. Muy valiosos el artículo, sí señor.

    Por cierto, Pizarro (no, el conquistador del Perú, no, sino el economista del PP) ha sacado un libro sobre la crisis bastante interesante a primera vista. Digo interesante porque reconoce algo a lo que pocos se atreven: habla de la economía no como una ciencia sino como un arte. (No se me tiren encima, que no me interesa ahora analizar el concepto de «arte» aplicado a la economía, ¿eh?). El libro («El arte de la economía), no es más que un conjunto de citas sobre la economía y su aplicación a la familia, la eduación etc, muchas de medio pelo y otras de una lógica aplastante. Me ha divertido porque me recuerda a esos volúmenes de corte esotérico tipo «Usted puede sanar su vida» o «Reinventa tu vida: cómo superar las actitudes negativas y sentirse bien de nuevo». No crean que me burlo de ese tipo de literatura, que no es mi intención. Lo que quiero decir es que el libro de Pizarro me parece un conjunto de consejos «ad hominem» (como le gusta decir a David P.) que me resultan muy divertidos. Parece que quiera convertir la economía en una disciplina de autoayuda. Sólo lo he ojeado, que conste, pero promete, váya si promete.

  20. Alejandro, muchísimas gracias.

    ¿Un libro de Pizarro titulado ‘El arte de la economía’? No me tiente, Alejandro, no me tiente, que usted sabe que tengo especial predilección por los volúmenes interdisciplinarios, esotéricos. En particular me gustan los libros de autoayuda.

    Quizá algún día me anime y escriba un libro titulado ‘Análisis de Aznar’. No es historia. Sólo será psicoanálisis recreativo pero fundado en los restos o pruebas que el propio ex presidente va dejando. Si recibo una oferta de un editor tal vez lo escriba yo mismo (reescribiendo textos míos ya publicados). Sin necesidad de negro o ayuda.

    Ahora de momento, reposo.

  21. Hombre don Justo, desde ya le animo a que comience a planificar el proyecto, más de un editor se frotaría las manos por tener un manuscrito suyo sobre Aznar, dado lo afilado de su pluma y comentarios. Podría incluirlo dentro de sus (anti)héroes alfabéticos en la «G» de ganso(por lo de Ánsar). Coincidirá conmigo en que Aznar, como personaje de ficción, sería totalmente verosímil, ¡ja, ja, ja!

  22. ¡No, no! Don Justo, podría escribir usted un libro titulado ‘Antihéroes alfabéticos’. Va en serio. Con todo lo que lleva escrito de pseudopolíticos, pseudoescritores, pseudoperiodistas (Aznar, Losantos, Moa, Camps, Zaplana, Vidal…). El éxito está garantizado. Juas, juas, juas. Piénselo bien. No es mala idea. Y editor no le faltará.

  23. Bueno, Alejandro, has hecho una observación – entre otras – que me ha seducido: lo del concepto de “arte” aplicado a la economía. Tal vez sea alejarnos un poco del núcleo del “post” pero no nos saldremos de una temática que, como un Guadiana, reaparece en nuestras disertaciones: la “cientifización” (válgame el palabro) de cualquier actividad humanística.

    No seré yo quien diga una buena de Pizarro – un pinta de mucho cuidado – pero sería injusto, en mi desdén, negarle lo que considero que aporta de positivo. Y de ello tiene tildar la economía de arte. Mi viejo amigo, el Profesor Chivete, siempre tiene una DRAE a mano y ahí puedes ver, en su primera y tercera acepción (la segunda es la que vincula el concepto con las plásticas), unos significados muy apropiados. En la primera dice: “Virtud, disposición y habilidad para hacer algo” y en la tercera: “Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo”. ¿No es magnífico? Es la explicación que durante siglos se le dio al concepto “arte” y, como puedes comprobar no está reñida, ni mucho menos, al revés, abunda en ello, con el empirismo, la objetividad y el rigor, partes que las humanidades comparten con las ciencias sin, por ello, caer en el absurdo de equiparar las ciencias, capaces de establecer leyes universales, con las humanidades, incapaces de hacerlo. Así, parece más sensato, menos pretencioso y más ajustado al castellano, hablar del “arte de la economía” (o de la historia, por poner un ejemplo que irrite a los historiadores “científicos”) que de la “ciencia de la economía”. El costalazo que los renombrados, laureados, “oraculizados” y, sobre todo, “científicos” economista de la Escuela de Chicago y de todos los tristes provincianos del universo mundo que han seguido su “ciencia”, viene a dejar patente que las actividades incapaces de desarrollar leyes universales no pueden denominarse ciencias. Propongo, pues, ya que nadie me va a hacer caso y que es gratis hacerlo, dejar de hablar de “ciencias humanas o sociales” y comenzar a hablar de “artes humanas o sociales”. Amen.

    Y cambiando radicalmente de tercio, para volver al “post”, lo que no acabo de entender es lo de la foto. A mi, al revés de Fuca, no se me ocurre adivinar quien es nadie, salvo Serna, claro, al que veo displicente, con una cierta sorna, tal vez cansado por el palo del día y sin corbata (dejo para otra ocasión hablar de la elegancia, las corbatas y todo este asunto de presencia social). Reconozco a su esposa e hija. Y luego, todos son incertidumbres… Por que dijo estar, puedo suponer quien es Marisa Bou y porque alguien lo citó, quién Paco Fuster (por cierto, chico, nunca imaginé tu vocación de cariátide). Pero no se me ocurre quien puede ser ni la fotógrafa, de sugerente contorno, ni el de la perilla con aspecto piratesco. Si ya con ello quedé sumido en el desconcierto ¿qué decir cuanto leí a Serna haciendo citas a “Veinte mil leguas de viaje submarino”. He de convenir con él, eso sí, que, en efecto, parecería que, tras la inauguración, el grupo se hubiera embarcado en el Nautilus (¡ya le gustaría a Rita tenerlo amarrado al port!), aunque, claro, parece la cafetería del teatro Rialto ¿no?. Así que, cuanto más avanzaba en lo de la foto, más me sumía en las dudas. Y peor aún, en una refinada vuelta de tuerca de Serna, cuando titubeo a tientas y probando suerte con poca fortuna, llego a un final angustioso. Cito al autor: “No veo las escotillas” (sic). Sglub. Así de escueto. De terminal. De clautrofóbico.

    Serna, por amor de dos, tras agitar el espíritu del lector conduciéndolo por sendas de incertidumbre lo encierras en la cabina, eso sí, iluminadísima, de un submarino, con inquietantes compañeros decapitados de camarote… ¡y nos dices que la nave carece de escotillas!… ¡que alguien me lo explique!… ¡¡¡¡pero antes que me saque del encierro!!!!

  24. Argggg, se me escapó otro catalanismo. En el tercer párrafo, obviamente, no es «al port» sino «en el puerto». Ejem.

  25. Oiga, Pumby, no da pie con bola. Yo no soy ese que usted dice que soy. Fíjese bien y verá. Por otra parte, ese retratado al que llama Paco Fuster no es quien usted dice. Es un amigo que pasaba por allí, siempre esquivo, y al que no trataba personalmente desde 1981 o 1979. No recuerdo bien. No lo reconocí. Tampoco él a mí. En aquellas fechas, ambos disponíamos de nuestras respectivas cabelleras.

  26. ¡Esto deben ser los vapores acumulados en este minúsculo camarote!… El oxígeno se me agota… Mi riego sanguíneo se resiente… apenas puedo dar una bocanada de aire… ¡malditas escotillas!… Este submarino lo debe haber diseñado Calatrava o Vázquez Consuegra (otro “arquitecto” de lo incómodo, malo y caro)… Debo llevar perdidas, ya, lo menos, tres o cuatro vidas…

    Entonces, Serna… ¿sólo acerté en Marisa y de chamba?… ¿tu no eres el tipo de chaqueta obscura, ni tu mujer la sonriente dama de blanco, ni tu hija la graciosa cabecita que asoma, riente, mirándote?… ¿y el de la chaqueta clara no es Fuster?… ¡pero si decían que ese era Paco!… ¡¡está escrito en este mismo post!!…. ¿acaso queréis hacerme luz de gas?… ¿Y esa historia de viejos amigos reencontrados y cabelleras perdidas?… Me mareo… ¡me mareo!… ¡¿no hay nadie, por babor, que me vaya a sacar de este tormentoso, retorcido, angustioso laberinto en el que me ha metido Serna?!…

  27. Pues con los datos que ha dado Pumby, ahora ya conozco (virtualmente) a todos los embarcados en el Nautilus. Se me olvidó dar la enhorabuena a la fotógrafa (espero no equivocarme, como hizo Pumby, al creer identificar a Paco Fuster. Pero, querido gatiño, ¿te parece que la cariátide de la foto puede tener menos de 30 años? Debe de estar afectándote la falta de oxígeno. Cúidate).

  28. Vamos a ver, señor Pumby, que me parece que no se entera. Paco Fuster es el de la testa sonriente y pelo rizado; la cariátide, como usted dice, es el capitán Nemo; las tres féminas que emergen sonrientes son Eufrósine (la alegría), Aglaya (la resplandeciente) y Talía (la que florece); la autora de la fotografía es la luz de mis ojos, el fuego de mis entrañas y, el último personaje, el que tiene la mano algo tonta, es un duendecillo del bosque, un Leprechaun, venido directamente de Irlanda para asistir a la inauguración de los Trénor. ¿No le ve la sonrisilla?

  29. Además usted que venera a Javier Marias y lee los libros de Aznar con fruición, y eleva a categoría de incunable a Javier Cerca. Leyendo tanta mierda, no se que puede hacerle más daño a sus neuronas.

  30. Venero a Javier Marías. Leo los libros de Aznar con fruición. Elevo a categoría de incunable a Javier Cercas…: eso dice el señor Ikercool.

    «Leyendo tanta mierda», apostilla el señor Iker, es normal que mis neuronas queden afectadas.

    Pensaré sobre ello.

    Cuando me ha dicho esto, me encontraba releyendo a Jaime Gil de Biedma. En concreto, ‘Las personas del verbo’, del que mañana algo mencionaré en este blog. Ya verán el motivo.

    No sé por qué, pero siempre que estoy convaleciente acabo regresando a Gil de Biedma. Recuerdo en octubre de 2004, recién operado, yo leía ‘Retrato del artista en 1956’.

    Qué placer. Qué cosas.

  31. ¿Y sabrá lo que quieren decir obras clásicas? Aunque como escribe clasicas, a lo mejor estamos ante una nueva categoría (¿irá por ahí la innovación que reclama?).

  32. Mi mensaje va detrás del de la ratita y referido al mismo personajillo del que hablan ellos.

    Incunable: «Se dice de toda edición hecha desde la invención de la imprenta hasta principios del siglo XVI».

  33. ¿Porqué no te compras un trozo de bosque y te pierdes, mequetrefe?

    Pasando del troll…

    No sé si se han dado cuenta, pero el reflejo de la mano de Justo en el espejo recuerda un tantito a «cosa», de la familia Adams.

    Y no te me asustes, Pumby. El Nautilus no tiene escotillas, pero Nemo ideó un sistema de filtrado de aire sumamente efectivo. A ninguno de los retratados nos faltó el resuello. Ni siquiera a ese señor que pasaba por allí y que dijo llamarse Paco -de ahí tu confusión con Fuster- y que se metió entre pecho y espalda dos dobles de cerveza. Aunque creo que yo también, así que no voy a criticarle. ¡Estaba tan fresquita y le iba tan bien al rico surtido de quesos!

  34. Ah, bueno. Gracias, Marisa, por aclararme el lío de la cariátide bebedora de cerveza y de Fuster, ambos con el mismo nombre.

    Lo que es desternillante es lo de “morid malditos” ¡menudo menda!… ja, ja, ja…

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