Ha muerto Josep Torrent. Fue durante muchos años el delegado de ‘El País’ en la Comunidad Valenciana. Ejerció con finura y mano izquierda.
Llevaba meses malito y sé que no pudo incorporarse a Presidencia de la Generalitat para análisis y sondeos nuevo empleo (político). Trabajó durante los últimos meses en Prensa Ibérica, justo cuando abandonó El País y justo cuando desde Miguel Yuste eliminaban la delegación de Valencia y el cuadernillo.
Sus artículos de opinión fueron certeros, casi siempre duros y hasta inmisericordes con el partido del gobierno (PP de la CV) y con la desmayada oposición (PSPV). Tampoco celebró con cohetes la singularidad de Compromís.
Esperaba una regeneración valenciana de consuno. Esperaba un país y unas autoridades que no nos avergonzaran. Esperaba un País Valenciano sin deudas, sin fatalismos, si encadenamientos.
Apreció la labor de Joan Fuster, pero en su madurez, al menos en su madurez, descreyó de muchos de sus supuestos. Apreció la cultura, la cultura popular, pero deploró el curso demente de las Fallas y otras fiestas parroquiales y vecinales.
Detestaba el ruido y la mugre, el ‘meninfotisme’ y la estulticia. Tuvo luces y supo aplicarlas a sus análisis periodísticos.
Fue joven, participó en las iniciativas más renovadoras y fracasadas del periodismo valenciano, pero no perdió su empuje ni se hizo perdonar. Se incorporó a Levante-EMV
Cuando yo lo conocí ya era un cascarrabias, un tipo noble que llevaba muy mal la tontería perezosa. Me dio la oportunidad de publicar asidua y regularmente en El País Comunidad Valenciana. Siempre le estaré agradecido: creyó en mis posibilidades y jamás me censuró.
Junto con Anaclet Pons, Pep Torrent me presentó ‘La farsa valenciana’ en la Llibreria Ramon Llull. Fue una tarde inolvidable. Como fueron inolvidables las tardes o mañanas que pasamos hablando y ‘chafardeando’, cotilleando. Nos reuníamos en la cafetería del Hotel Inglés y nos pasábamos información relevante (si es que algo de lo que yo sabía podía serlo).
Es una tristeza muy grande que gente tan válida como Josep nos deje. La vida es una mierda y encima dura poco, sostuvo un personaje de Woody Allen.
Pues eso.