En 2016, el entonces presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, acude a Toledo. Se trata de presenciar la procesión del Corpus Christi.
El Corpus, cuidao.

M. Rajoy asiste, lo hace, «como católico, y respetando viejas tradiciones», según precisa.
Al mismo tiempo defiende que «todos los españoles sienten el Corpus como muy suyo».
Es decir, que todos los españoles debemos sentir el Corpus como nuestro.
Eso sostiene.
La fotografía de Efe se realiza en el balcón de la Delegación del Gobierno de la capital. Es un espacio público y privado.
Desde esa ubicación privilegiada, M. Rajoy contempla la procesión del Corpus Christi de Toledo. Lo digo por si alguien se despista.
No hay nada que mejore el regocijo público. El Corpus…
No es la primera ocasión —explica— en que M. Rajoy ha acudido.
Según confiesa, él ha asistido a esta festividad, en Toledo, tres veces en su vida.
«Es una fiesta de gran tradición”, detalla con muchas precisiones. Básicamente para que no nos perdamos.
“En nuestro país es una fiesta religiosa”, dice con exactitud.
Pero también es una fiesta cultural muy querida por los españoles, insiste.
“Yo estoy aquí también como católico», añade para desterrar todo malentendido.
Junto a Rajoy, otros seres disfrutan de la procesión del Corpus. Son las siguientes personas:
—el ministro en funciones de Justicia, Rafael Catalá;
—el director general de la Policía, Ignacio Cosidó;
—y la secretaria general del PP y presidenta de esta formación en la región, María Dolores de Cospedal.
Finalmente, el presidente del Gobierno en funciones, M. Rajoy, abandona Toledo entre una gran multitud y enormes medidas de seguridad.
Así las cosas, el presidente en funciones defiende que el Corpus es algo muy especial en la ciudad de Toledo, lugar de «gran talento, tradición y futuro».
¿Las ciudades demuestran talento?, pregunto…
M. Rajoy abandona Toledo a los gritos de Viva España.
La estridencia la espetan algunas de las personas que se han congregado a la espalda del edificio de la Delegación del Gobierno.
Estamos en 2016.