Tengo la suerte de estar en la mesa de Presentación de Los ruidos de la noche, una novela de la que es autora Mayte Aparisi.
Esta obra se basa en el recuerdo presente, en la memoria transmitida oralmente, de tres mujeres. Es un relato emotivo, reflexivo e incompleto (como todos lo son).

A través de lo sucedido a tres generaciones, a través del recuerdo coherente y contradictorio, vamos averiguando principalmente lo vivido y lo ocurrido en la Argentina del Ochocientos.
La novela parte con una migración. La expatriación de una pareja de católicos libaneses en 1880. Marcharán de Beirut para recalar en Buenos Aires.
Allí se asentará la familia, logrando levantar un próspero negocio que no revelaré. Hasta mediados de los ochentadel siglo XX, vivirán en Buenos Aires.
Tras el curso de los acontecimientos políticos, el Proceso o golpe de Estado de 1976, y tras ciertas vicisitudes familiares (que tampoco descubriré) una parte de esos hombres y mujeres deciden emigrar. El destino será Valencia, España.
Estoy encantado de poder estar en esa mesa de presentación. Fui invitado. Por supuesto me decidí tras leer la obra cuando todavía no era un libro editado. Acudo en calidad de lector entusiasta e impenitente de novelas y acudo en calidad historiador cultural.
Es una obra realmente ambiciosa, una novela que adopta la forma de crónica histórica. La historia pesa en los personajes y la autora equilibra con tino ese lastre y los cambios temporales.
Por supuesto, dadas las características, la novela está excelentemente documentada. Y, de hecho, la obra va incorporando piezas distintas aparte del propio relato.
Es decir, leemos también documentos, extractos de declaraciones, etcétera. Es demasiado grave lo que ocurre en la Argentina de esas fechas como para fiarlo todo al recuerdo o a la imaginación.
La prosa es cuidada, eficaz y con los registros apropiados. Creo que Mayte Aparisi se adapta con habilidad a esos distintos registros.
Por supuesto, la novela muestra el habla de los personajes y del narrador, no exenta de ciertos tópicos expresivos, de sintagmas repetidos, de frases hechas. Eso da gran autenticidad a la descripción de situaciones materiales o emocionales de los personajes.
¿Quién relata? Es un narrador omnisciente, sabedor de lo que le han contado y, por ello, dueño de una información que no todos los personajes disponen al mismo tiempo.
Eso explica los sucesivos cambios de perspectiva, de punto de vista, de quien está narrando, que es alguien en tercera persona y que sabe cuál es el curso de los acontecimientos y el futuro que a los individuos les aguarda.
La del narrador omnisciente es una fórmula muy empleada en el siglo XIX y que hoy suele reservarse a la crónica (como es el caso).
He acabado de releer este libro. Debo decir que, en esta segunda ocasión (o tercera, porque he releído distintos pasajes a largo del pasado verano), me ha persuadido aún más, me ha conmovido lo contado y me han convencido la forma y el estilo.
A mi juicio, la autora decir tiene una gran cualidad perceptiva, una gran capacidad expresiva, una gran habilidad narrativa.
Y todo ello se aprecia no sólo al retratar, reproducir o recrear situaciones personales y familiares.
También sabe urdir. Sabe hilar con soltura, dar continuidad y forma a lo que es una historia de grandes profundidades y de muchos desgarros y alegrías.
¿Por qué me expreso así?
Para poder subrayar la importancia de esta obra, para poder convocar a los lectores al acto previsto para el 4 de octubre a las 19 horas, para intentar reunir el mayor número de personas.
En el acto diré más, mucho más, y procuraré hacerlo con los mejores argumentos de que yo sea capaz.
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Fecha: 4 de octubre de 2022
Hora: 19:00 horas
Lugar: Valencia
CCCC Centre del Carme. Sala Refectori
Sin inscripción previa, hasta completar aforo.
[…] Serna, que ha tenido ocasión de analizar con detenimiento la novela, ha publicado en su página personal lo […]