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Hablan del infierno los contertulios que frecuentan el blog. Piensen en su idea de la condenación. Todos ustedes saben seriamente que si son pecadores contumaces no van a poder abandonar este mundo como si tal cosa: no podrán salir de rositas. Trabajaremos, trabajaremos, cumpliendo una condena bíblica que, como poco, es defectuosa por improbable. Entonces, ¿qué nos compensará mientras tanto? ¿Tal vez la estancia en un modesto hostal desvencijado, necesitado de reformas, en el que descansar? ¿Pasar largas tardes de domingo retándonos mutuamente con naipes sobados y amarillentos. Qué perspectiva, Dios…
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«El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía». La frase exacta a la que Juan Planas aludía se le atribuye a Mark Twain, autor en quien no hay página rutinaria. Es también una perla del ingenio sarcástico y, sin duda, es un buen plan para la eternidad que me quede por cumplir: paraíso e infierno no tienen por qué ser excluyentes. Lamentablemente. Aunque, ahora que lo pienso, más vale así, ¿no creen?
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Más recientemente, el título de una obra de Ute Ehrhardt (que no he leído) reproduce ese espíritu sarcástico y me sirve para rechazar la propia condenación con que amenazan los clérigos. Da la puntilla a la condenación, vaya: Las chicas buenas van al paraíso y las malas a todas partes. Puestos a soñar, yo quisiera ser un buen partido para muchachas casaderas del Edén, ese lugar soleado y fresquito: seguro que es un sitio acogedor para las chicas que van a dicho paraíso. Les propongo hacer un acto de contricción, de arrepentimiento de los pecados, de algunos pecados.
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Yo, por ejemplo, me cargo de trabajo al que difícilmente puedo hacer frente, incumplo compromisos establecidos a fecha fija, quedando como un irreponsable. Es mi natural: me interesa casi todo y eso es una perturbación… La realidad en pequeñas dosis se tolera, pero dadas las generosas proporciones con que nos administramos la cultura lo ordinario puede ser el infierno, que no son los otros, sino el trabajo analítico, desmesurado y narcisista que uno se inflige.
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Nos vamos tres días a Canarias, al TEA de Tenerife, que es lo más parecido a un paraíso. Pero tenemos que hablar seria y severamente del jardín en que me he metido y del que espero salir con bien: he de perorar de fascismo, franquismo y cultura. Los hombres pecamos de amor propio y por eso aceptamos retos que estimulan y agotan. Espero que mi tarea en Tenerife, de la que les daré cuenta, no me resulte un infierno, sólo un convegno –que dicen los italianos–: el mucho trabajo acaba convertido en tu infierno partícular o en una serie de catastróficas desdichas. O sea, que anímenme.
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Hemeroteca
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Regreso…
Te animo Justo, que eres una especie de superhéroe de la intelectualidad. Te lo digo yo, aqúi a las cuatro de la mañana, tratando de cumplir con un plazo para un reportaje sobre arte indio, nada más y nada menos. Encontrar tus quejíos en este momento, necesarios y en ningún momento plañideros, me ha reconstituido en cierta manera. Eso sí, la noche será larga y blanca.
Pero Serna, xe, si el dios monoteísta no existe – y nada nos indica no sólo su existencia, ni siquiera su necesidad de existir –, no existe su cielo – el paraíso – luego, por coherencia, tampoco el infierno y, de ahí, tampoco la condena. Entonces… ¿qué es eso de “condena bíblica”? ¿Me vas a argumentar con ideas tan anacrónicas como periclitadas de un librote plagiario escrito por ganaderos semitas de la Edad del Bronce? ¡Que estamos en el el XXI!… Que el único “infierno” que tenemos es el que cada uno se construye y el “paraíso” es eso que nunca alcanzamos aunque disfrutamos imaginándolo.
Y encima, con caprichos. Qué caprichosos sois los humanos. Luego dicen de los gatos… ay…
¡¡Nada de ánimos, hombre!! En Villa Rabitos no animamos al trabajo, ni a la responsabilidad, ni la diligencia, ni ninguno de eso valores chiquitos. Lo nuestro es caminar por los tejados y maullar a la Luna. Hala, hala, déjate de hacer el zascandil, diles cosas interesantes a los canarios – que el tema da de si – y diviértete todo lo que puedas en la isla.
Probablemente el infierno exista. Y, probablemente, sean los otros. Para una cosa en la que atinó, reconozcámoselo. En particular aquellos otros dispuestos, a todas horas, a cortarnos las tímidas alas que nos asoman a la altura de la cabeza.
El gran problema de la campaña autobusera es que daba la razón a los creyentes. Venía a decir, más o menos, que como dios no existe… ¡viva la pepa! Cuando debería haber insinuado precisamente lo contrario. Si dios no existe no tenemos quien asuma nuestras responsabilidades, aquí, en la tierra… lejos de todo paraíso y tan cerca de diversos infiernos. Si estamos solos, somo libres pero no hay nadie a quien poder confesar nuestros ‘pecados’
Las Iglesias, todas las iglesias, conocen muy bien el mecanismo. De ahí, la confesión.
Saludos a los tinerfeños. Gran Canaria es, también, algo muy parecido a lo que nos imaginamos debería ser el paraíso.
La confesión es sólo católica.
¡Bien Pumby! Tienes toda la razón, minino. Dios no existe, ni puñetera falta que hace.
Pero también debo darle la razón a Angel Duarte: puesto que dios no existe, tenemos que hacernos cargo de nuestras vidas, disfrutar todo lo posible del infierno en la tierra y esquivar el paraíso, que debe ser lo más soso y aburrido que podría existir (si existiera).
Entre tanto, buena caza en tus tejados y maúlla a la luna de mi parte.
Por cierto, creo que nuestros queridos poetas, Miguel Veyrat (¿dónde estás, Miguel?) y Juan Planas, también maúllan a la luna, aunque con bellas palabras en vez de maullidos.
«La esperanza es una virtud cristiana que consiste en despreciar todas las miserables cosas de este mundo en espera de disfrutar, en un país desconocido, deleites ignorados que los curas nos prometen a cambio de nuestro dinero» ;-)
Querida Marisa, continúo pensando que la Sexta emite programas machistas, que cultiva el humor grueso -exceptúo entre otros a Buenafuente- y que con mucha frecuencia emite opiniones políticas no argumentadas, facilonas y de pegada rápida. Te pongo un ejemplo, en sobremesa emite un programa que presuntamente satiriza a los programas del corazón de otras cadenas. En mi opinión, este programa emite continuamente opiniones malévolas y no contrastadas sobre distintas personalidades y se revuelca sobre la misma lógica de los programas de vísceras. Los comentarios obscenos sobre lo buenas que están las presentadoras y las ganas que los distintos colaboradores tienen de tirárselas son el hilo conductor de dicho espacio.Este tipo de procedimiento es igualmente común en el de Wyoming. Estoy seguro de que si en este blog alguno usáramos ese tipo de lenguaje seríamos, con toda razón, censurados.
Dicho lo cual, desvinculo por completo el comentario de la entrevista que nos facilitaste. Pido igualmente perdón por haber dado crédito a you tube, tienes toda la razón, querida. Yo fui también víctima del montaje, siempre he sido tirando a infeliz. Me parece sin embargo una peligrosa manipulación y un truco sucio. No es que con artes de espionaje, como yo supuse precipitadamente, alguien haya grabado inesperadamente una situación off de record y luego la haya emitido manipulada. Es más bien el autor de la broma quien supuestamente la envía -convenientemente cortado el video- de manera anónima a Intereconomía, aunque también debía haber previsto que de inmediato circularía por la red, y eso suponiendo que no haya sido él mismo quien la haya colgado en youtube para aumentar la repercusión del asunto. Tú y yo sabemos qué tipo de periodismo practica Intereconomía, pero este tipo de escenarios montaje para «pillar» al oponente me parecen siniestros. Otros medios fueron más prudentes que Intereconomía o que yo y no dieron las imágenes, pero creo que este tipo de montajes dejan indefensos a quienes actúan de buena fe.
¿Recuerdas el caso del video de Pedro J.Ramírez? Siempre me pareció una vileza, a mí, que experimento especial aversión por su protagonista. Acepto tu crítica porque yo he caído en un error semejante, aunque no se trata exactamente de lo mismo.
Creo que se puede bromear sobre cualquier cosa, pero esto no me parece exactamente una broma. Una mujer allegada mía sufrió el año pasado en su trabajo una situación casi idéntica a la que presentaba el video. Tuve la sensación de visualizar exactamente aquella misma situación y tal y como me la encontré ayer en youtube y cometí la imprudencia de dirigirme de inmediato precipitadamente y sin contrastar a la tertulia que compartimos. Una cosa es meter una anciana que ha perdido un décimo premiado y otra lo que se ha hecho esta vez. Imaginemos la cantidad de posibilidades siniestras que se le pueden ocurrir a cualquiera.
Pido nuevamente disculpas por mi ingenuidad, pero no puedo compartir los métodos de Wyoming. Ojalá esto sirviera para que tomáramos conciencia sobre las prácticas de subcontratación de muchas empresas mediáticas, me gustaría creer que es eso lo que pretendía Wyoming, antes que dejar en ridículo a Intereconomía. O a ingenuos como yo.
David, lo de Wyoming es un personaje que siempre ha interpretado este señor, creo yo que con la intención de satirizar, precisamente, el comportamiento machista. Pero sé que eso es discutible, y no quiero discutir, menos aún contigo.
No pidas disculpas por tu ingenuidad, porque yo creo que es una virtud y no un defecto. Ojalá fuéramos todos capaces -aún- de ser ingenuos.
En cuanto al programa «Sé lo que hicísteis», se limita a sacar las barbaridades que sueltan los pseudoperiodistas, para criticarlos a modo. El que las chicas vayan de guapas, creo que es también una pose, como la del chico que le parecen todas «ricas». También ellas dicen a menudo lo de «ay, omá, que rico», frase que no me gusta mucho, pero que tampoco puedo catalogar de soez, sino de tonta. En definitiva, me encanta que se rían de todo y de todos, porque eso es mucho más gratificante que lo que otros hacen, convirtiendo en causa de problema nacional las andanzas de los famosillos de turno.
Dos cosas.
Primera. Efectivamente Pumby, la confesión es católica. El resto son sólo malas imitaciones. Y si lo que queremos es que desaparezca de nuestras vidas sólo hay que hacer una cosa: tomar las riendas de las mismas, responsablemente. El ‘Probablemente dios no exista. Deja de preocuparte y disfruta de la vida’ parecía una especie de invitación colectiva a la botellona, que es el nombre que damos en Sevilla a lo que en otros sitios se conoce como el botellón.
Segunda. Precisamente porque no he dejado de ser católico, apostólico y romano -y por tanto tiendo a transferir a los otros mis responsabilidades- puedo permitirme esta reflexión: el caso que explica don Justo demuestra que el infierno son los otros. Saben que somos curiosos, saben que no sabemos decir que no, saben que andamos agobiados, saben que somos amigos de nuestros amigos… y van y nos piden un artículo. Por Dios, don Justo, reconózcalo. Sartre tenía razón. El infierno son los otros.
Vale, Ángel, de acuerdo. Además, me encanta que te declares cismático y herético, pocos se atreven a reconocerse como tales. Eres pintoresco.
Sólo una aclaración: mi intervención no hacía referencia a la campaña de los autobuses si no a la creencia más extendida en Villa Rabitos. Por cierto, vaya éxito tiene la “autobusada”: cuanto más se la repudia, más se la cita… ay ese marketing comecuras…
Menos mal que dios no existe. Pobre de mí, me tendría retenido desde niño en un reformatorio.
Además un tipo como el que decriben la mayoría de creyentes de las diferentes religiones monoteístas: insatisfecho, -¿creó la materia por aburrimiento de su infinita soledad?-, el más grande «voyeur» de todas las intimidades, sometiendo a prueba a todos los seres humanos (¿), y así… personalidad indeseable hasta el infinito.
Y Dawkins creo que es un cínico como la mayoría de los mal llamados agnósticos.
Marisa, realmente es muy interesante la entrevista que nos facilita sobre las nuevas formas de machismo. Siempre lo he dicho y lo mantengo: las estructuras no cambian tan fácilmente, y aquí en España las que asentaron el franquismo y la iglesia (durantes siglos, ¿verdad?) están muy, muy presentes, mucho más de lo que pueda parecer. Va a ser muy difícil y lento quitárselas de encima. Por eso creo que hay que ser constante y permanecer alerta, pues cuando uno menos se lo espera, se descubre diciendo algo machista sin darse cuenta. Es horrible. No sé si el infierno son los otros, como afirma don Ángel Duarte; si así fuera, para los otros el infierno estaría en nosotros; en cualquier caso, como «yo soy otro» (qué lío, ¿eh?), el infierno está en mi interior, soy yo mismo. Lo que quiero decir es que bastantes problemas, dudas y temores tenemos los seres humanos per sé, como para que vengan de fuera (la iglesia, la dictadura) a inocularnos el veneno de la culpa, el pecado y la contrición.
Dicho esto comparto en líneas generales el análisis de David P. Montesinos sobre la Sexta y creo que se le puede aplicar algo de lo dicho en el artículo que nos facilitó Marisa. Desde luego, la broma de Wyoming no me gustó. Tendría que pensarlo más para explicarlo bien, pero ese tipo de comportamientos no van conmigo.
Serna en Tenerife perorando de cultura y fascismo (parece un oxímoron ¿no?) y nosotros, hala, a vueltas con los demonios y catástrofes de cada uno… Y no me extraña, en un país donde el gobierno y la mayoría parlamentaria se niega a regular la apostasía argumentando que es un acto “interno” de cada religión. ¡Estupendo!. Los católicos se niegan a borrar de sus listados de fieles que no quieren seguir en su secta y con las mismas listas la misma iglesia le argumenta al gobierno su peso público. ¿En qué quedamos? ¿es un tema público o privado?
Y otra guinda del mismo guindo, el Tribunal Supremo dice que esos mismos listados no son “bases de datos” sino “listados históricos”… ja, ja, ja… ¡vaya jueces!… igual tendrían que hacer primero de FP en biblioteconomía y documentación para que alguien le explicara a esos togados cargados de titulaciones, masters y oropeles intelectuales lo que es una base de datos, sean listados históricos o no.
Oh, el profesor Chivete me advierte que cuide mi lenguaje: resulta que el gobierno es socialista, el parlamento democrático y la justicia independiente… ja, ja, ja… Y, encima (algunos) os lo creéis… ja, ja, ja… genial…
Ah, Marisa, plena coincidencia contigo en tu análisis de “Sé lo que hicisteis”
El “infierno”, creo, Alejandro, está en “ellos” y está “en uno” a la vez. Reside en nuestra interacción con el exterior partiendo de nuestra propia entidad individual interna. En nuestras percepciones subjetivas. Exactamente igual que el “paraíso”. Por eso no hay más “pecado” que la ignorancia ni más “salvación” que la que nosotros nos queramos dotar.
Saludos desde Tenerife. Saludos desde el TEA. Cuando regrese les presentaré el esbozo de mi primera intervención. Es una pesquisa de microhistoria, una indagación del presente, de ciertos restos materiales del pasado que todavía subsisten. Lo que nos rodea dura, vaya si dura, y lo que nos circunda pregona lo fue y ya no es. Aparentemente. Hay que aprender a mirar y a establecer conexiones inauditas pero fundamentadas. De esas relaciones obtenemos conocimiento.
Les doy algunas pistas. El título de las jornadas, ya saben, es Ajuste de Artes y Cuentas. Mi conferencia, intervención inicial, trata de… ¿De qué trata? El titulo es suficientemente genérico: Fascismo. Estado, comunidad y creación. Tras ese enunciado hay un ejercicio de microhistoria, insisto. Pongo en relación dos objetos, dos artefactos materiales que aparentemente nada tienen que ver entre sí: de un lado, La dottrina del fascismo, de Benito Mussolini, Milán, 1935; de otro, la Estatua ecuestre del general Francisco Franco, copia de la obra de José Capuz, datada en 1964. ¿Hay algún camino que lleve de una a la otra? Los artefactos materiales que me permiten hablar del fascismo son un libro concreto, un ejemplar de la Biblioteca de la Universitat de València, donado y con anotaciones manuscritas; y una estatua que ya no está en su emplazamiento original: la plaza del Caudillo, de esta misma ciudad. ¿Qué lleva de una cosa a la otra? ¿Cuál es el vínculo? La mirada del historiador…
Mire, no acostumbro a linkarme yo mismo, pero esta vez, con su permiso, don Justo, lo haré: en Gerona tenemos una estatua que ha resistido los efectos devastadores del tiempo y de las guerras cainitas: la de Álvarez de Castro. Impasible el ademán. Aunque el mundo se hunda a su alrededor:
http://adu1.wordpress.com/2009/02/04/gerona-4-de-febrero-de-1939-sabanas-blancas/
Saludos
Pues sí, Pumby, sí. El infierno está en ellos y en nosotros… nos rodea por doquier… está en todas partes…, ¡pero si parece Dios! :-)
¡Vaya, don Justo! Que interesante se presenta su conferencia. ¡Qué intrigante! Me gustaría mucho conocer el resultado de esas pesquisas.
Por cierto, el artículo de El País le ha quedado redondo.
¡Ah! y traíganos plátanos, que por aquí por la Península cada vez hay más monos :-)
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Condenado/ano/carcel/coronel/acoso/sexual/subordinadas/elpepusoc/20090204elpepusoc_4/Tes
Y de regalo, ésta de Fabra y los Sindicatos:
http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/Fabra/duplica/asignacion/Diputacion/sindicatos/elpepuespval/20090204elpval_8/Tes
Así nos va.
¿Del Fabra nos hablas, Alejandro?… Pues hablando de Fabra, del Dios judeocristianoislámico y sus ministros en esta Tierra (infierno-y-paraíso) yo también voy a hacer una recomendación, hala. Se trata de la obra «Iuventutis Day. Un Thriller episcopal» que se representa en el Teatre El Micalet. Apuraos que las funciones ya se han prorrogado hasta el 15 de febrero. El teatro vuelve a ser el descarado bufón que se ríe del poder – de todo poder – en sus propias barbas.
El artículo de Serna, desde luego, es un placer. Aunque hay algo que me chirría: la idea de que “En tiempos cómodos, la convicción puede cumplirse. ¿Pero y en épocas convulsas? Los principios se sacrifican responsablemente para evitar el hundimiento del mundo. Si se empeña en negar lo real, entonces los zurriagazos serán mayores”. Me asaltan las dudas…
¿Cómo va a cumplirse la convicción de uno en tiempos de bonanza si esta está regida por los principios de otros? ¿Quién puede defender unos principios que, cuando se deben probar en la práctica, se renuncia a ellos? ¿Qué clase de (inútiles) principios son esos que pueden sacrificarse para evitar males mayores? ¿Quién puede presentarse como una persona responsable anunciando la renuncia al norte de su vida precisamente en un momento crítico de ella? ¿se equivocó antes y todos sus principios fueron un camelo o se equivoca ahora? Parece lógico pensar que si esos principios son sacrificables, no son principios, o es una memez o una impostura porque si el mundo funcionaba adecuadamente, no hacían falta y si el mundo tropieza no son aplicables ¿o cuándo pensaba aplicarlos?
Los “tiempos cómodos” estadounidenses – pongamos el periodo que va tras Jimmy Carter hasta George W Bush – han sido los que han generado la actual desregulación de los mercados mundiales, la imposición del capital financiero sobre el productivo, la economía especulativa sobre la real, la de la lógica del FMI, BM y OMC, la democracia formal sobre la efectiva, el descrédito de la ONU, la demolición del derecho internacional, la destrucción del medio ambiente, la crispación homófoba, el resurgimiento del integrismo monoteísta y unas cuantas matanzas que dejan en mantillas las mayores barbaridades nazis. Evidentemente, en esos tiempos los ideales del Partido Demócrata sólo tuvieron una opción anecdótica e insuficiente (Clinton) perfectamente trufada de renuncias ideológicas y aceptación de principios del oponente ideológico, el Republicano. No nos extrañe, en el mismo plazo, en las mismas circunstancias, el PSOE hizo lo mismo.
Si Obama teme los palos, si Obama no da palos, si renuncia a sus convicciones y acepta las de “los tiempos cómodos” no tendremos necesidad de ser catastrofistas, viviremos en la catástrofe. A la postre, eso es lo que diferencia a un triste gestor público, al politiquillo mediocre, comprable por un botijo sin agujeros, un tipo “normal”, de un político de talla, una personalidad de estado, una persona íntegra, digna, con valor para defender sus principios y capacidad para cambiar las cosas. Mejor oportunidad no tendrá Obama para demostrar si es el estadista que parece (o finge ser, o la gente lo quiere ver así) o sólo un “exotismo histórico”, como lo definió Aznar.
Desde la abstracción, sacrificar los principios, responsablemente, en tiempos convulsos, para que no se hunda el mundo -como dice el sr. Serna en su artículo-, no es principio baladí, y sí muy meditado. Lo entiendo como un ejercicio de dignidad ya que tiene en cuenta el contexto (situación convulsa e inminencia de un mal) y opera desde el sentido «responsable», es decir, desde un alto principio ético. Lo contrario sería calamitoso: ceguera ante la realidad y fundamentalismo de los principios. Estoy, pues, de acuerdo con esa asunción del conflicto que muestra el sr. Serna en su artículo, y en su invitación a la deliberación. Ante el malestar de la democracia, el idealismo de los principios se muestra muy incoveniente.
Quisiera añadir al tema tratado del infierno y los «otros», una pequeña aportación, después de una lectura de Levinas:
Augurando desde la línea de la rada,
tu rostro decaerá en un gesto,
cuando de repente sepas que el infierno
no es sino la ausencia de los otros.
Que no son los otros,
sino el silencio de ti,
las máscaras que persignas de aquel otro
a quien tu voz prestas.
¿Es esto el infierno: la voz de las mascaras, el silencio de sí mismo, la ausencia…? Si el pecado no es sino el sufrimiento -como nos sugiere el teólogo Jose María Castillo-, las trazas del infierno puede que sean esas.
«…tu rostro decaerá en un gesto,
cuando de repente sepas que el infierno
no es sino la ausencia de los otros».
¡Caramba, Sr. Millón! Estos versos son preciosos.
Gracias Isabel, tómelos como dádiva, aunque nacieron en la intemperie.
Hola
Cada día eres más maravilloso. Pásalo bien en Tenerife. Repecto al tema, pues como siempre. Dí lo que piensas.
Claro que no tienen que ser excluyentes. Es la vida en bruto.
Envidio como escribe tu mente.
Les costará creerlo, pero, aburrido, he abierto al azar un libro de Nietzsche titulado «Fragmentos póstumos (1875-1882) Voumen II», y me he encontrado con esto:
«La cosa oscura pasa por ser más importante que la clara. El miedo anida en lo más íntimo de la fantasía humana. La forma última de lo religioso consiste en admitir por lo general ámbitos oscuros e inexplicables; en éstos, se supone, empero, debe hallarse escondido el enigma del mundo». (p. 287, 19[108])
Si me parece muy bien, Juan Antonio, en la abstracción, el razonamiento de la “renuncia a los principios” pero yo hablo desde la concreción.
Supongo que me expresé mal o enrevesadamente o de forma abstrusa en mi anterior intervención. Trataré de ser más claro: Hablamos de Obama. Serna parte de una situación de “tiempo cómodo”. Entiendo que ese tiempo cómodo es el futuro inmediato de los EEUU que, por extensión es el de Occidente. No hay otro. Ese tiempo cómodo es el que transvalora los fundamentos del capitalismo keynesiano surgido tras la Segunda Guerra Mundial y genera una aparente opulencia que, en realidad, es la que, una vez desaparecido el fantasma de la URSS, hace aflorar la situación socioeconómica mundial real actual: nunca hubo más pobres, nunca hubo más hambre, nunca hubo más conflictos sangrientos e injustos, nunca hubo ricos tan ricos. Eso se da de la mano de “la nación más poderosa del mundo” regida por un Partido Republicano imbuido de la ideología de la Mayoría Moral (“neoliberales” o “neocons”, según interese) y que cuenta con el apoyo explicito de los lobbys interesados en desregular el mercado (empresas contaminantes, armamentísticas, sanitarias, de prestaciones ciudadanas, de seguros, banca…) y devolver la irracionalidad a un lugar prioritario en la sociedad(patriotas, cristianos, creyentes en la “Nueva Era”, angelófilos y demás zarandajas). Y ese sistema surgido en los 70 del siglo pasado quiebra en 2008. Se acabó el «tiempo cómodo» (para quien fuera «cómodo», claro)
Y en ese momento de crisis aparece Obama cargado con sus principios que NADA TIENEN QUE VER con la sociedad de rapiña y descontrol que los EEUU han promovido para si y para la humanidad los últimos, digamos, cuarenta años. Es una moral de honradez individual, de redistribución social de la riqueza, de control de los mercados, de diálogo antes que de violencia, en otras palabras, de esperanza (“hope”) por recuperar la esencia de la democracia americana y los principios liberales del Partido Demócrata. Entonces…
¿Debe Obama renunciar a sus principios para ser “responsable”? ¿debe eternizar la injusticia y la brutalidad en los EEUU como “modus operandi” para que “no se hunda el mundo”? ¿Es digno presentarse con unos principios y renunciar a ellos cuando se alcanza el poder? ¿La ceguera ante la realidad la da defender principios democráticos frente la actualidad catastrófica? Si por fundamentalismo se tilda el defender los propios principios, el que carece de principios, o sea, el oportunista, el sinvergüenza, el veleta ¿qué es? ¿un modelo a seguir?…
Precisamente cuando la democracia se resiente, cuando los demócratas expresan su malestar por la insuficiencia del sistema es cuando se debe volver a mirar el ideal, la idea primaria, aquella de la que surgió el sistema, los principios que lo hicieron crecer, los que, precisamente porque se han pervertido, anulado o prostituido, ya no ofrecen las esperanzas de libertad y democracia prístina con la que se quiso levantar una sociedad abierta y deliberante. Es por lo tanto, de lo más conveniente ese idealismo. Y eso es lo que debe aportar Obama si no quiere fracasar.
Lo que sí es inconveniente para este gato es la visión pusilánime de la realidad, el miedo al cambio, la actitud de resignación ante el presente, el conformismo con lo que hay “y gracias”. Inconveniente es no aportar ideas nuevas, es no buscar nuevos caminos, no repristinar la vieja, ideal, democracia y someterse, como creyentes románticos a un dios lerdo, al imperio del “realismo”. Personalmente: estoy hasta el rabo de los “realistas” que lo único que hacen es justificar el presente y preparar un futuro igual de pésimo.
Por cierto, muy hermoso el poema.
Perdón, en el segundo párrafo, cuarta línea, hablo del «el futuro inmediato de los EEUU». Mal. Quise decir «el pasado inmediato de los EEUU». ¡No sé que lapsus tuve! Miau.
«El pragmático auténtico entiende que no se puede lograr todo lo que se considera justo, pero que se puede conseguir mucho negociando. El auténtico pragmático se mantiene fiel a sus valores y trabaja por ellos al máximo. Por el contrario, el pragmático no auténtico está dispuesto a abandonar sus valores a cambio de una ganancia política.
Hay una inmensa diferencia entre estos dos tipos de líderes políticos, aunque voten de la misma manera. El pragmático auténtico mantiene una visión moral consistente, mientras que el pragmático inauténtico renuncia a su visión moral.
Como descubrió Wirthlin, la autenticidad es importante en política. Cuando se renuncia a la autenticidad, se renuncia a los valores y se renuncia a la verdad.
Cuando los valores que uno defiende no están de moda, ser auténtico significa ser valiente; y ser valiente no significa ser imprudente, ni ofender a los votantes.»
George Lakoff
Pues eso. Gracias, Marisa, por expresarlo mejor que yo.
¡Miau! (tr.: de nada)
Perdonen mi silencio. Llevo todo el día visitando lugares y museos. Mañana viernes a última hora espero renovar el post. Habré regresado a Valencia y quizá pueda escribir algo sensato. De momento las jornadas en Tenerife me están resultando muy muy interesantes. La intervención de Francesc Torres fue interesantísima, con su exposición sobre fotografías de fosas de fusilamientos franquistas. En cocreto una fosa en un pueblecito de Burgos. Torres nos mostró, además, imágenes de un hangar, cercano al aeropuerto Kennedy, en donde se hallan los restos materiales móviles de las Torres Gemelas. Se le ha concedido autorización para fotografiar esos cacharros desvencijados antes de que desmantelen el hangar y antes –también– de que esas piezas se repartan entre bomberos, policías o vayan al museo-memorial que se inaugurará en el espacio del World Trade Center. De momento nos presentó una serie de primeras instantáneas, algo así como una serie de castróficas desdichas. Es pavoroso ver un amasijo metálico que reúne tres pisos aplastados… En dicho depósito, todos esos escombros los vemos como huellas de la muerte que fue. Lo terrorífico es que esos restos son bellos. Y esto es el efecto que produce la recepción: no la intención esteticista del fotógrafo. Nuestro hábito perceptivo busca y encuentra imágenes ya vistas para identificar lo que ahora observamos mudos y con estupor.
Veo que nuestro Villarabiros ya no es Villa Rabitos. En cualquier caso, considero que lleva razón (y que la acotación de Marisa es excelente), pero que también la tiene el señor Millón. En mi opinión el meollo está en esa dichosa palabra, «principios». Yo no los concibo como algo rígido y estático, sino como algo – y creo que ese el sentido que le da tanto don Justo como el señor Millón – que se puede adaptar (sin renunciar a ellos), en función de las necesidades reales del momento. De cualquier forma, lo que hay que hacer es enunciarlos menos y aplicarlos más. Saludos.
Perdón, quería decir Villarabitos.
Perdonen, me incorporo ahora al blog y veo las últimas intervenciones de Pumby, Marisa y Alejandro. Veo que en lo tocante a los principios, esto es, los valores que deben regir la res publica, pero también la moral, estamos más bien de acuerdo todos. Tendríamos, también es verdad, que distinguir entre principios éticos, políticos, jurídicos,…que pueden, en situaciones extremas o conflictivas, ponernos ante un dilema. Es ante la emergencia de un dilema donde yo hablo de la responsabilidad y de la inconveniencia del inmovilismo. Nada que ver con ese «pragmático inauténtico» al que alude Lakoff…y mucho menos con cualquier sombra «neocon», desde luego. Coincido plenamente con don Alejandro, de todas formas, en que los principios más vale aplicarlos, exigir a los gobernantes la aplicación de aquello por lo han sido votados.
De mi gato negro Fenris, un sincero ronroneo, Pumby.
De acuerdo. Os aclaro y concluyo: para mi, un pobre gato, hay consideraciones que entiendo innegociables – lo que entiendo por principios – y consideraciones sometidas a negociación, entendida ésta como la capacidad para ceder en algo para obtener otra cosa.
Entre los zarrapastrosillos mentales – generalmente acomodados ganapanes del pesebre público (la Administración, la Universidad…) o simples intelectuales orgánicos vendidos al mejor postor (que los rolex no se obtienen en las tómbolas) – se estila una pose, así, como desabrida y prepotente a la vez que juega a estar de vuelta de todo. Pobres diablos, sin haber ido a ninguna parte. En la que “oye, sabes, Mari, yo es que eso de los principios, pues, ya sabes, Mari, como que están muy pasado ¿no?, yo es que soy muy, muy libre” Y cuando me husmeo una deriva hacia esas opiniones de merluzo, saco las zarpas.
Es una actitud esa, la del zarrapastroso mental (o merluzo), que no logro entender. No debería ser tan raro tener y defender los principios de uno cuando los humanos os dotáis para vuestra vida políticoeconómica de constituciones que fijan, precisamente, los principios innegociables de la sociedad a la vez que, esa misma carta magna, da pie a que el negocio (en su sentido más noble) exista y se debata en las leyes. ¿Cómo voy renunciar a la democracia, a la equidad social, a la laicidad, a los derechos humanos (y animales, claro) en aras de una negociación con un autócrata, que entiende la sociedad como una selva, me quiere imponer sus creencias mágicas y no respeta ni a las personas ni al medio?
En fin, veo que, como dice Juan Antonio, los que hemos intervenido, cada uno con su aportación diferente y, en algún caso, excéntrica (la mía, sin ir más lejos), estamos de acuerdo en la cuestión de los principios, lo cual a mi, me relaja y hace que mis retráctiles uñas, vuelvan a su lugar, cual si un vulgar Logan fuese.
Y ya que acabo de citarte, le devuelves mis cordiales ronroneos a ¿tu gato?… ¿es gato o es lobo?… ¿¡un gato-lobo!?… vaya, lobo si su nombre responde a la estirpe de Loki y Angrboda. En cualquier caso, ahí van.
Alejandro, destaco tu última idea que comparto por completo: menos enunciados y más aplicación, menos teoría y más práctica, menos palabras y más hechos.
Marisa, de nuevo gracias por tu oportunísima intervención que nos ha dado la clave del entendimiento.
Hala y ahora, por mi parte y salvo alusión, a ver que nos cuenta Serna de su viaje que comienza a tener tintes homéricos y aún no nos ha contado nada.
Don Justo, ya ve que por aquí estamos todos expectantes de su viaje y sus alforjas. Como en aquel comienzo de adivinanza popular, «Ha venido de la Habana -vale por Canarias- un barco cargado de…». Un buen viaje -aunque quizás, a estas alturas, ya se encuentre en estos pagos- y salud.
Pumby, de tu parte recibió mi buen Fenris tus arrumacos…y que sepas que es un mansurrón y bonachón minino, cuyos ojos verdes son siempre un presagio de enigmas.
Espero que Serna nos cuente lo del franquismo en ese congreso artístico no? Nuestro querido Freud tambien estuvo?
Lo siento, pero no puedo escribir nada coherente. Mañana sábado actualizaré el post.