
Episodio o anécdota del espacio. Ésa sería la traducción literal de «Space Oddity», que no «Space Odyssey».
Lo que se nos detalla es un hecho acaecido a un astronauta (o padecido por un astronauta): el Comandante Tom, el ‘Major Tom’…
Bowie confesó alguna vez que la canción se le ocurrió casi de repente, de improviso. ¿Cuándo?
Como era previsible: después de haber visto 2001: A Space Odyssey (1969), de Stanley Kubrick. Este film ahora nos puede parecer obvio o incluso ampuloso.
Cuando se concibió y se estrenó 2001: A Space Odyssey, el mundo apenas era espacial. Apenas era un dominio extralunar. Nada de lo que acontecía era corriente.
La aventura espacial había sido anunciada por John F. Jennedy a comienzos de los sesenta. Cuando acaba la década, el trastorno es morrocotudo.
«Fui a ver la película puesto hasta las cejas y me dejó alucinado, sobre todo la parte del viaje.»
Justo cuando Dave pierde toda referencia, todo control. Justo cuando una expresión flamígera aturde al viajero. Justo cuando el más allá es una meta accesible y hasta desconcertante.

Esta pieza, «Space Oddity», era la primera que David Bowie concebía sin un empeño deliberado. Sin un gran esfuerzo. Al menos consciente.
Era la primera canción, resto de las tradiciones canoras y sonoras, en que no trataba de copiar o imitar a otros, antepasados o contemporáneos.
En esta pieza hubo varios asuntos que le despertaron el interés y que aún hoy nos siguen llamando la atención:
-la sencilla melodía (no aturdamos a los oyentes);
-la sencilla letra (no aturdamos a los lectores y literatos);
El estado de confusión y enajenación que desprende «Space Oddity» ha provocado todo tipo de exámenes y de especulaciones.
Se ha hablado de la heroína. La heroína como origen de la pieza y de la pureza estilística. Dejemos este asunto.
Semanas antes de su publicación, alguien del entorno de Bowie había enviado una demo de «Space Oddity» a George Martin, el productor de The Beatles, quizá con la esperanza de que aceptara examinar una pieza de Bowie.
¿Qué era la canción? Sólo un episodio deprimente, una historia tristísima sobre un individuo desnortado, absolutamente perdido en el espacio exterior, un hombre que muere en el más allá, precisamente.
Tras el aterrizaje de la misión Apollo en la Luna, «Space Oddity» se abrió paso en las listas del Gran Bretaña.
Tampoco será gran cosa: llegará al número 48 en septiembre de 1969, para luego desaparecer.
Muchos años después aquí estamos.