Hay personas que sólo me conocen por lo que escribo y se hacen una idea severa o locuela de mi persona, según. Se asombran por mi sintaxis variada, poco académica.
Otras me conocen de verdad, saben que soy modesto, sencillo y llano, pero me tratan como a un rarito, como un tipo avenado que se escribe encima y que, efectivamente, no se centra.
Y luego hay otras personas que lo ignoran todo de mí, que me escuchan en clase, en conferencias y en mesas redondas y me preguntan si escribo como hablo. Esto último puede ser un elogio o un reparo o un reproche, en fin.
El otro día, un colega que me conoce bien y al que aprecio me dijo que yo escribía fácil. No supe cómo tomarlo. Me lo espetaba y me lo esperaba. Lo decía con su media sonrisa.
Escribir fácil puede ser redactar de forma plana y accesible incluso para iletrados. Pero escribir fácil puede significar hacerlo con soltura, sin obstáculos, sin atoramientos.
Lo primero indica que tu prosa es sencilla, calificativo que si te la dice un académico no es nada elogioso. Los universitarios, por principio, hemos de escribir con tortura y oscuramente.
Lo segundo, la segunda acepción de lo fácil, parece indicar que tienes un don, un don gracias al cual poco tienes que esforzarte: esto es, la escritura te sale livianamente, sin mucha tortura o cavilación.
Mi modelo, en este punto, es Thomas Mann: también es Thomas Mann. Me gustaría seguir su precepto y su indicación.
Un escritor, decía Thomas Mann, es alguien para quien la escritura resulta algo mucho más difícil que para las restantes personas. Eso exactamente admitió Mann en cierta ocasión.
Lo que tiene apariencia de liviano puede ser fruto de un esfuerzo descomunal, indicaba. Aquello que parece fluir sin desmayo puede ser resultado de caídas y recaídas constantes, insistía Mann.
Esto es, lo que se impone con facilidad puede ser producto de la obstinación, la obsesión, la fijación.
Puede ser fruto de cierta inspiración, de mucha transpiración y de mucha lectura.
Pues eso.
——
Ilustración: Fernando Vicente
http://fernandovicenteases.blogspot.com/2009/11/thomas-mann.html