Sontag. ¿La biografía como metáfora?

Sontag. Vida y obra (2020), de Benjamin Moser, es una biografía de la escritora norteamericana que leí en su momento y sobre la que ahora he vuelto.

Me ha motivado el hecho de ver en Filmin un interesante documental también dedicado a su figura intelectual. El film es de Nancy Kates (2014) y el título original es Regarding Susan Sontag.

Ambas obras han sido convenientemente galardonadas. La película tiene Premios o nominaciones del Festival de Tribeca, del Milan International Lesbian and Gay Film Festival y del Sheffield Doc/Fest. La biografía escrita por Moser fue debidamente reconocida con el Premio Pulitzer.

La biografía, escrita o audiovisual, es un género de muy difícil confección. Es difícil (perdonen este pensamiento trivial), porque hay que valerse de numerosos hechos, pensamientos y sentimientos de los que no siempre hay huella documental o recuerdo. Hay, pues, una parte, siempre ignota o de la que difícilmente algo podrá saberse.

Y luego está la parte documentada. En ese caso las propias fuentes, siempre abundantes, abruman con informaciones que hay que jerarquizar, incorporar o desechar. Son numerosas las personas que recuerdan…, por ejemplo.

Hay un hilo conductor y eso exige dejar fuera cosas que podrían decirse o mostrarse, pero que no caben o que son poco congruentes con el objetivo de la biografía.

Si se hace bien, la biografía es obra excelsa: mostrar o narrar una vida que no es la propia para interesar e informar a un tercero es tarea ardua, una labor paciente que requiere mucha habilidad. A mí me admira y de eso y de otras cosas vamos a hablar en el Aula Cultural de la Llibreria Ramon Llull.

Documentarse sobre la existencia de alguien que atraviesa distintas circunstancias, acopiar datos y más datos y, sobre todo, darles orden, combinarlos adecuadamente, para concebir y escribir una historia tiene muchísimo mérito.

No hay una vida que sea enteramente coherente. No hay existencia en la que todas las piezas encajen con perfecta congruencia. No hay una continuidad sin rupturas. No hay un final que dé significado a todo lo anterior.

Susan Sontag no tuvo un único hilo conductor, sino muchas vidas, muchos objetivos, muchos traspiés y muchas cargas.

Tuvo una familia conflictiva y tuvo aspiraciones intelectuales sabiéndose bien dotada. Era un genio femenino en un mundo de hombres.

Para empezar fue una joven de inteligencia bien despierta en la pacata America de posguerra. Fue una muchacha judía que acarreó las cargas de su linaje y de su familia, especialmente una madre de arduo trato.

Fue universitaria cuando las mujeres peor lo tenían, cuando mayores eran las dificultades para mostrar la valía. Fue profesora de carácter.

Alcanzó a ser una intelectual de brillante obra, con ensayos aún vigentes de audacia probada (Contra la interpretación, Sobre la fotografía, Ante el dolor de los demás, etcétera).

Logró tales metas sometiéndose a una estricta disciplina, hecha de inteligencia y autoexplotación, de anfetaminas y cerebro. Fue una escritora profunda y fue una analista de mirada aguda de cuyas osadías aún nos nutrimos.

Fue novelista.

Pero, sobre todo, Susan Sontag quiso hacer de su vida algo propio, imprevisto y contradictorio. Amó la libertad, el librepensamiento y a la vez fue durísima, implacable.

Convivió durante un tiempo con un marido decepcionante, que no la merecía y al que se entregó. Educó a un hijo como un interlocutor, como un intelectual de múltiples saberes. Impresiona la infancia que le dio.

Sontag compartió techo y vida con amantes a las que quiso con ternura y a las que trató con frecuente crueldad: la última, Annie Leibovitz.

Con fino trazo y apasionantes relatos, la biografía y el documental, nos muestran las muchas vidas de Susan Sontag.

Nos muestran su lucha contra la enfermedad y su resistencia a convertir la patología que por tres veces la atacó en metáfora omniexplicativa de lo social.

Pero sobre todo luchó contra la culpabilización del enfermo, contra victimización de todos y contra la amenaza implacable de la muerte.

Ahora descansa en paz. Ahora revive en su obra y en las aproximaciones tentativas y parciales que reconstruyen las piezas de su inacabable rompecabezas.

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