Los Ginzburg. Léxicos familiares

Ignacio Martínez de Pisón acaba de publicar un bello texto, un sentido artículo.

Se trata de una columna concebida con intriga y con finura (como de costumbre). En este caso, es una pieza periodística dedicada a la familia Ginzburg. Lo publica en La Vanguardia y lo titula así, limpia y sencillamente: ‘Los Ginzburg’.

Ignacio reconstruye con mano maestra una vicisitud aparentemente menor, la de un historiador y sus fuentes de inspiración, la de un investigador que aúna la observación rigurosa y el relato propiamente literario.

Me refiero, claro, a Carlo Ginzburg, perteneciente a una familia de judíos italianos de justificado prestigio, una familia integrada entre otros por una madre y un padre de gran celebridad intelectual: Natalia Ginzburg y Leone Ginzburg, ambos del círculo del Editor Einaudi.

Ignacio tiene la amabilidad de citar un libro, Microhistoria. Las narraciones de Carlo Ginzburg (Comares Ed.), del que somos autores Anaclet Pons y yo mismo.

Según admite, este volumen habría sido su fuente de inspiración para escribir el artículo y para así devolver actualidad a un apellido de tanto relieve en la Italia culta y refinada de la posguerra y de nuestro tiempo.

Sencillamente, es un honor para nosotros. Le estamos agradecidísimos. Como pueden comprender, resulta un motivo de felicidad que Ignacio Martínez de Pisón, un novelista de tanto talento, dedique unas palabras a nuestro volumen o que privadamente nos diga que nuestro libro es estupendo.

Como pueden comprender, resulta emocionante que esto lo sostenga Ignacio Martínez de Pisón, un prosista y un investigador de demostrada capacidad para recrear pequeñas historias, diminutos episodios que, bien contados, revelan la moralidad del mundo.

La historia y la novela no se oponen, si por tal se entiende la composición o la elaboración artística de la frase, del enunciado, del relato. La historia y la novela no son antónimos si por tal se entiende la reconstrucción narrativa y a la vez interpretativa de los hechos humanos que se han dado o que podrían haberse dado.

“Por ese libro”, dice Ignacio Martínez de Pisón refiriéndose a nuestro volumen y a su protagonista, “he sabido que la vocación de historiador se le despertó unida al interés por las víctimas de los procesos de la Inquisición y, en general, por los perseguidos, sobre los que inconscientemente proyectaba su propia condición de judío, fortalecida por la persecución de la que su familia había sido objeto” bajo el fascismo.

Qué quieren, Anaclet y yo mismo estamos agradecidísimos a Ignacio, a Ignacio Martínez de Pisón, un autor que no se deja impresionar fácilmente…

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https://www.lavanguardia.com/opinion/20190301/46760429561/los-ginzburg.html

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