Mariano Rajoy y la lógica

Ludwig_Wittgenstein,_Pencil_on_board2Ludwig Wittgenstein dijo algo en el Tractatus logico-philosophicus (1921) que se ha reiterado en numerosas ocasiones.

Convendrá repetirlo ahora: “de lo que no se puede hablar mejor callar”. Él se refería al sentido de la vida, a los valores, a lo que escapa a la lógica y no puede ser enunciado por la ciencia.

¿Tiene alguna lógica la respuesta que ha dado Mariano Rajoy  en Alemania? Se le había preguntado sobre los papeles que ha publicado El País. Su respuesta es un galimatías.

Dice: «Reitero lo que dije el sábado. Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto. Salvo alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación. Dicho de otra manera es total y absolutamente falso”.

Carece de toda lógica decir que una cosa es y no es al mismo tiempo. Se incurre en contradicción. ¿Cómo puede ser
incierto y a la vez introducir una salvedad? Y se incurre en
redundancia, en énfasis inútil, decir que algo es “total y absolutamente falso”. Si algo es totalmente falso es que es absolutamente falso.

¿Pero qué cosa no es incierta o falsa de todo lo que ha aparecido en los medios? Según Mariano Rajoy, “alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación”.

Indudablemente en la transcripción falta una coma: “alguna cosa, que es lo que han publicado algunos medios de comunicación”. ¿Pero qué cosa es ésa?

Permítanme este mal uso de Wittgenstein y esta campechanía con la que dirijo al presidente del Gobierno: Sr. Rajoy, “de lo que no se puede hablar mejor callar”. O al revés: Sr. Rajoy, de lo que se puede hablar mejor es no callar.

Hable, por Dios, hable. Con lógica. Con orden y concierto.

5 comentarios

  1. Hace unos días, cuando hablaba sobre el artículo de Esperanza Aguirre, comentaba que, entre otras cosas, la II República española tenía un déficit de cultura democrática: «demás, en la España de esas fechas, la cultura política era prácticamente inexistente. ¿A quién se le había enseñado qué era la democracia? ¿Cuál era la experiencia española del parlamentarismo y del sistema de partidos?».

    Bueno, pues visto lo visto, tal vez convendría preguntarse cuál era la cultura parlamentaria y democrática en 1978. Quitando el tiempo transcurrido entre una época y otra –que no es poca cosa, todo sea dicho–, uno comienza a dudar. Y no hablo sólo de los políticos, sino de la ciudadanía en general. ¿Cuál es nuestra cultura política, la de la ciudadanía? Si la idea es que mientras a mí me vaya bien que arda Troya, muy lejos no vamos a llegar. Mientras que no entendamos que para que a «mí» me vaya bien al resto también les tiene que ir bien poco vamos a avanzar.

    Lo Mariano Rajoy en Alemania es lamentable, menuda vergüenza. ¿Y el confeti de la ministra?

  2. Tiene razón, Alejandro.

    Me interesa lo del confetti. Según el informe policial, en casa de la señora Mato, alguien pago confetti por valor de 4 mil euros. Quiero imaginarme la calidad y la cantidad de los papelillos.

    Mucho papel y mucha papela.

  3. Si resulta que el kilo de confeti cuesta entre 12 y 15 €, en la fiesta de cumple del exmarido de la ministra se utilizaron unos 300 Kg. Entiendo que le harían un precio especial (se trata de una compra al por mayor), así que vamos a suponer que por 4.000 € se llevó 500 kilitos.

    ¿Qué hace uno con 500 kilos de confeti? Y lo que más me preocupa: ¿dónde los metes?

  4. 500 kilos de confetti. ¿Dónde los metes?, se pregunta Leda. En las habitaciones del servicio. Es una opción.

    O en el contenedor del jardín, ese en el que Tony Soprano guardaba parte del dinero negro. No quiero decir con esto que la familia Sepúlveda-Mato sea equiparable a los mafiosos de Nueva Jersey. Lejos de mí ese pensamiento. Tony era un matón y aquí no hay tal cosa. Lo digo porque si dispones de un arcón en el jardín, un arcón preferentemente metálico y bajo llave, el confetti no se humedece. Ni se evapora.

  5. El confeti es una muestra de la alegría con la que se dan a sí mismos el título de «político vocacional», pervirtiendo así tanto la política como la vocación. Y de lo poco que les importa quién haya de limpiar tras el fiestón: para eso está el servicio.

    Noten también que la señora Mato, en un alarde de prepotencia y de inteligencia escasa, nos dice -en la misma frase- que «no conserva regalos de 300 euros que no ha recibido». Mal se puede conservar aquello que no se ha recibido, por muy reacia que una sea a tener en casa tales baratijas…

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