¿Cirujanos de hierro?

JOAQUIN COSTALo dije hace tiempo y lo vuelvo a reiterar ahora, cuando nuevamente hay ruido. ¿De sables?

El «cirujano de hierro» forma parte del dictamen que Joaquín Costa planteara a comienzos del siglo XX cuando deploraba los males del parlamentarismo español, cuando  diagnosticaba sus vicios: la oligarquía y el caciquismo.

“No es (y sobre esto me atrevo a solicitar especialmente la atención del auditorio), no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias”, decía Costa.

En ese régimen, los caciques serían los agentes territoriales de los oligarcas asentados en la Villa y Corte, una red de auparía a los menos valiosos y que postergaría sistemáticamente a los mejores. Que exista esa oligarquía compromete la unidad de la Nación, añadía, pues fomenta la secesión territorial que apadrina cada uno de esos caciques. Para que sobreviva España como Nación y como Estado es preciso que desaparezca esa patología. Y la única manera de hacerla desaparecer es valiéndose de un política radical que intervenga de urgencia al enfermo, “una verdadera política quirúrgica” que sólo podrá aplicar un cirujano de hierro.

El cirujano de hierro es sabio, es duro aunque compasivo, no le tiembla el pulso: es heroico, tiene entrañas y coraje, tiene un ansia patriótica. Es superior y se sabe providencial en la tarea de regenerar a la Nación.

¿Qué me dicen? A mí, estas expresiones de rancio historicismo exhumadas ahora me dan pánico, entre otras cosas porque las palabras tienen efectos, porque los enunciados no son meras descripciones de la realidad, sino muy frecuentemente su misma realización.

Un cirujano de hierro es alguien a quien no le tiembla el pulso para enfrentar lo que juzga males o desvaríos. En la historia de España, esa mención siempre acaba con una llamada pretoriana, con un militar que se siente convocado y legitimado para gobernar por encima de un Parlamento averiado y para administrar unas instituciones que tampoco funcionan. En fin, miedo me da…

Escribo lo anterior y acabo leyendo lo que dice Arturo Pérez Reverte en Twitter. Espera que Mariano Rajoy emprenda una limpieza a fondo de su partido. Pero las palabras que emplea son desafortunadas, tienen una resonancia odiosa en la España de tradición pretoriana: «O hay cirugía de hierro, o esto se les irá de las manos. La pregunta es si Rajoy tiene agallas y libertad para esa cirugía».

Cirugía de hierro, madre de Dios.

Más aquí: https://justoserna.com/2006/09/05/vidal-quadras-y-el-cirujano-de-hierro/

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