Todo el mundo levanta los pies

Escapar corriendo. La lectura de El árbol de Teneré (Calima, 2012), de Juan Planas, perturba. Una reseña de Francico Fuster lo deja bien dicho… Abres el libro y lo primero que te encuentras es una entrada de los Diarios de Franz Kafka.

«21 de agosto [de 1912]. He leído a Lenz incesantemente, y él –así estoy yo– me ha hecho entrar en razón», cita Planas. Pero yo he consultado otra versión de los diarios. No puedo disfrutar del original y por ello me resigno a estas espléndidas e imaginativas traducciones. Leo la edición que Jordi Llovet dirigió para Galaxia Gutenberg.

A Kafka, la lectura le hace entrar en razón, repite Juan Planas. ¿Qué será tal cosa? Entrar en razón. ¿Acaso moderarse? No sé, en mi ejemplar, la versión es distinta: «He leído incesantemente a Lenz y gracias a él –así me encuentro– he vuelto en mí». He vuelto en mí. No sé: es una confirmación del encierro, de la repetición: uno acaba regresando al personaje nimio que es…

Juan Planas reproduce otro fragmento de esa misma entrada de los Diarios. Según añade Kafka, leer es manifestar simultánea e indirectamente una insatisfacción. Cuando tomamos un libro, levitamos: «todo el mundo levanta los pies del lugar en que se encuentra, para escapar corriendo». Escapar corriendo: poner los pies en polvorosa, que se decía en los tebeos y dibujos infantiles. O en mi versión: «todo el mundo levanta los pies del sitios en que se encuentra para irse de él».

En Planas, la realidad no puede ser un mal principio: nos da arraigo y sensatez en un mundo de gentes desnortadas y dementes. La realidad, sí, no puede ser un mal principio: siempre y cuando podamos abordarla para escapar y para, finalmente, volver maltrechos o indemnes. «Pero viajo entre los escombros de los hospitales / y no encuentro mi nombre entre las listas de bajas. / Será que estoy en fuga o, quizá, en el purgatorio / de los que aún tienen fe en el cielo y en el infierno.» Eso precisa Juan Planas.

Leer para perderse. Llega el verano y todo marcha más lento. Ya hay lista de bajas. Uno demora la actualización del blog, dejándose llevar por la haraganería. O eso espera uno tras la agitación de los meses precedentes, tras el trabajo. Aunque, bien mirado, no es más que un deseo, pues en verano estallan guerras y se producen cataclismos… Aún me quedan semanas para disfrutar del dolce far niente, pero ya quiero pasear, hacer ejercicio, tomar aire y broncearme moderadamente. Y ya quiero leer sin tasa novelas, poemas y ensayos. ¿Para qué? Para perderme, para salir de mí mismo. Por eso leemos: para olvidar durante un tiempo esos personajes previsibles que somos.

«He de recuperar el hilo o dejarlo escapar por completo. / Huyo con él y huimos. Huyo contigo y de mí. Huyo», leo en el libro de Juan Planas: un diagnóstico preciso.

Algo semejante defendía Antonio Muñoz Molina el sábado pasado en Babelia. El mismo día en que aparecía el suplemento de letras y artes de El País, el  7 de julio, el diario vendía a precio reducido El viento de la Luna, uno de esos  libros que he leído, releído, glosado y vuelto a comentar. Me da reparo poner enlaces, pero podrían ser varios a las lecturas y relecturas, menciones y reacciones que dicha novela me provoca, ambientada principalmente en 1969, tres décadas después del fin de la Guerra Civil. Para esas fechas, yo tenía diez años…

12 comentarios

  1. Siento llevarles la contraria, caballeros. Es que yo no me veo corriendo. Al menos no físicamente. No diré que mi mente no vuele. En realidad, es la única parte de mí que puede entregarse a la velocidad.

    Aunque, desde que leí El árbol de Teneré (y con varias re-lecturas), estoy realmente perturbada, tal como ustedes dicen. Los versos del señor Planas causan eso: impresión, emoción, reflexión…

    En cuanto a la etapa vacacional, no se nos escape usted, señor Serna, a sus «cuarteles de verano» sin antes hacer nuestra habitual celebración de la canícula, haciendo honor a una orxatita, ¿eh?

  2. Ahí está la cosa. Marisa, quedamos cuando usted quiera. Y, si se apuntan, cuando quieran los restantes amigos. Lástima que el Sr. Planas esté lejos de Benimaclet. O no tan lejos.

  3. No me cogeréis vivo

    1. Leo en elpais.com:

    El Gobierno subirá el IVA y estudia ampliar la jornada a los funcionarios.

    Cospedal pide reducir los empleados en las administraciones públicas: «No son agencias de colocación»

    Defiende la evaluación continua de los empleados públicos: «La oposición no es para tener un puesto seguro».

    2. Estos titulares me provocan varias reacciones. ¿La principal? Salir huyendo. Echar a correr antes de que De Cospedal me cace. Sí, lo admito: estoy colocado y he hecho dos oposiciones. Pero no merezco tener un puesto seguro. Aunque tenga varios sexenios de investigación reconocidos y varios tramos de docencia igualmente reconocidos. Aunque haya hecho una tesis de licenciatura y una tesis doctoral; aunque haya publicado distintos libros –demasiados– y numerosos artículos académicos; aunque haya estado en varios proyectos de investigación y haya estado como comisario en varias exposiciones. Etcétera. Una agencia evaluadora externa indica que lo que investigo o hago sirve. Pero eso no vale. De Cospedal me puede pillar en cualquier momento. Ella tiene un currículum abrumador que avala sus declaraciones. Por ello, voy a ver si encuentro una guarida en la que ocultarme. No me cogeréis vivo…

  4. El árbol de Teneré… espero disfrutar de él este verano. Coincido con doña Marisa. Esa orchatita no puede faltar.

    ¿Qué quiere que le diga a lo del IVA, don Justo? El gobierno argumenta que lo va a subir porque hay mucho fraude de este impuesto en España. Los expertor hablan de hasta 17.000 millones de euros. La cosa es así de sencilla: como hay tanto fraude, se redauda menos, así que lo que el gobierno hace es hacer que los que sí pagan el IVA, los que sí cumplen con sus obligaciones pagando los impuestos, paguen más para que la recaudación aumente. Mientras tanto, los que llevan evadiendo durante años impuestos reciben una amnistía fiscal y a los que siguen sin pagar el IVA no se les persigue. Queda clara la justicia de estas medidas. Vamos a tener que ir recuperado algunos escritos de ciertos pensadores políticos. No se pueden justificar tamaña injusticia y desvergüenza.

    Lo del IVA, como tantas otras cosas, es una cuestión de cultura política y ciudadana.

  5. Eternamente joven, decidiste
    quedarte en un perfil de las redes sociales.
    Allí te visitamos todavía

    los que fuimos tan jóvenes y hermosos
    como tú. Ahora el tiempo nos empaña
    de sudor los cristales y temblamos

    porque se acerca el día en que volveremos
    a sentir el placer y la locura
    de yacer a tu lado. Eternamente.

  6. …/…

    y zurzo las heridas y los trajes de la memoria.
    No quiero nada. Nada. Un instante con tu cuerpo
    me es suficiente para derrumbarme
    y desaparecer de entre los vivos. Tu sonrisa

    …/…

  7. Quedan las palabras colgando como harapos
    y estalactitas, como la savia que gotea
    desde la herida hasta las sábanas del lecho,
    los dientes que se cierran y chirrían,
    del techo al suelo, de la cúpula al nicho,
    al cauce de las túnicas de lava entre los marjales
    y allí derrama su última tinta y escribe
    sobre las señas abolidas, sobre la nostalgia
    insobornable de la identidad o el destierro.

    Al ver en la tele a los mineros, me han venido a la memoria estos versos de nuestro amigo Planas.Ya sé que pensaba en ellos al escribirlos, pero a mí me traen la imagen de la mina -o la mina la del poema- por las estalactitas, por la savia, por la herida, por la cúpula y el nicho que se juntan allí abajo, por la negra tinta como el negro carbón, por la insobornable identidad y por el amenazante destierro…

    Les pongo (si es que sé como hacerlo) un link para que lean, si lo tienen a bien, lo que ha escrito un buen amigo sobre este tema tan lamentablemente actual. Y ustedes disculpen.

    http://elcaosdelapalabra.blogspot.com.es/2012/07/asturias-si-yo-pudiera.html#!/2012/07/asturias-si-yo-pudiera.html

  8. Perdón, he querido poner -y no he puesto- que «ya sé que NO pensaba en ellos… «. El señor Planas tendrá, seguramente, mejores cosas en las que inspirarse. De nuevo, disculpen.

  9. No interesa tanto, querida Marisa, lo que yo pudiera o no pensar, como que cualquier instante de la realidad le recuerde mis versos. Gracias!

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