Un régimen de terror. Félix de Azúa abandona ‘El País’

Eso, eso. ¿Por qué Félix de Azúa abandona El País? De las colaboraciones de Fernando Savater prescindieron en dicho periódico. Félix de Azúa se va en solidaridad con su amigo. O eso parece, porque —según confiesa— hay más razones.

¿En dónde se explica De Azúa?

En The Objective, cosa que he sabido gracias a Salva Lorenzo. Lo hace en un vídeo de esta publicación. Allí, en una especie de entrevista, De Azúa justifica su abandono de El País.

Lo primero que he hecho ha sido transcribir las palabras de Féliz de Azúa. No he alterado la sintaxis. Vamos a ver si entiendo el intríngulis de este drama o sainete.

Dice Félix de Azúa que, para razonar su marcha, “he usado una justificación marxista, que es que no puedo pertenecer a un club que no deja entrar a uno de mis mejores amigos, ¿no?”

Si a Savater no le franquean la entrada, De Azúa abandona el club: “despidieron a Fernando Savater y me pareció que ése no era exactamente el club al que yo debía pertenecer”.

¿Pero hay algo más?

“El periódico, como es bien sabido, ha sufrido una tremenda transformación”. Cuando De Azúa sostiene esto lo dice para peor, es decir, para afear a El País actual.

¿Y qué es lo que reprocha?

Pues que “en este momento está en las manos de grupos extraordinariamente radicales, muy autoritarios, y nadie sabe en realidad quién dirige ese periódico”. Uno imagina a una camarilla ultrasecreta efectivamente radical y autoritaria que se esconde en la sombra.

Por eso, “no es verdad que Pepa Bueno lo dirija: por encima tiene a Zapatero que, una vez muerto Barroso, creo yo que es quien lleva la línea directiva, ¿no? Y luego tiene un Consejo de administración absolutamente disparatado”.

Por tanto, la inferencia es clara: Pepa Bueno no sería más que el títere de esa camarilla o grupo, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero. Ahí es nada…

Por ello, “no soportaron que Fernando Savater expresara una opinión que no era del gusto de la empresa y seguramente del gusto de Zapatero y seguramente del grupo”, ese grupo autoritario en el que son decisivas ciertas mujeres.

Concretamente, lo dicho por Savater habría irritado “sobre todo a las feministas radicales de El País, que mantienen un régimen de terror dentro de la redacción”.

No sólo estaríamos ante una camarilla aquejada de radicalismo, sino que, además, las feministas de dicho grupo o camarilla mantendrían un régimen de terror.

La hipérbole es tan, tan, tan desmesurada que debo pellizcarme para confirmar que no deliro, que eso es lo que sostiene De Azúa.

Y sí: es lo que el columnista cree. Si a eso le añadimos la “expulsión” de Fernando, “¿qué iba yo a hacer allí?”

Es más: aunque Savater no hubiera dejado de colaborar, el periódico es una publicación impresentable. En efecto, ‘El País’ estaría “arrodillado desde que Sánchez ganó las elecciones y Sánchez no admite en absoluto la menor oposición”.

Es decir, que ya no es Rodríguez Zapatero, sino Sánchez, su conmilitón. “En cuanto hay oposición”, añade De Azúa, Pedro Sánchez “la decapita”. No está claro si se refiere en exclusiva al periódico o también a los rivales políticos.

En cualquier caso, en el diario, las cosas estarían así: decapitan toda desafección por orden de Sánchez. Con ello, El País, concluye De Azúa, “es un periódico arrodillado que ha perdido completamente todo el prestigio. En este momento carece de credibilidad”.

Al margen de la inquina que profesa a los actuales responsables del periódico, principalmente a las feministas radicales que han sembrado un régimen de terror en la redacción”, los argumentos o pretextos para abandonar ‘El País’ son contradictorios y hasta incoherentes.

Veámoslos.

Primero dice que abandona El País porque han despedido a Fernando Savater. Pero inmediatamente se corrige, pues la auténtica razón sería el cambio experimentado por el periódico.

Sería ahora ese diario dominado por feministas radicales y, en la cumbre, por José Luis Rodríguez Zapatero. Francamente sorprende. ¿El País dominado por Bambi?

Digo que los pretextos de Félix de Azúa son incongruentes. Hay una disyuntiva. O te vas porque echan a tu amigo; o te vas porque quienes gobiernan el periódico son tus enemigos.

Si tanto incomodo le producía publicar en un diario genuflexo ante José Luis Rodríguez Zapatero o Pedro Sánchez, en un periódico regentado por feministas radicales y autoritarias, lo normal es que no esperes a largarte cuando echan a tu amigo.

Lo lógico habría sido abandonar tempranamente ese diario que está arrodillado, al servicio del Gobierno.

Entonces, si no abandonó antes El País, ¿a qué se debe? Dejemos de lado el apego a la cabecera y entremos en cuestiones más groseras.

¿Acaso De Azúa quería pensarse como uno de los últimos de Filipinas, como un irredento que con orgullo luciferino cree posible resistir?

¿O acaso pensaba emplear el entrismo, algo propio de sus viejas querencias maoístas, para modificar internamente un diario que ya no le es afín?

Como puede verse, el asunto no merece mayores elucidaciones y tampoco es que me preocupe mucho.

Me preocupa, sí, la egolatría ostentosa de ciertos columnistas que se creen insustituibles o intelectuales sin tacha.

Aplicarse algo de humildad no sería mala medicina.
——-

Deja un comentario