Dios, Franco y yo

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Dios, Franco y yo

Confesar aquí y enteramente mis pecados de antiguo creyente sería un impudicia. Que si malos pensamientos, que si tocamientos, que si ensañamientos con los más débiles.

Yo no era fuerte, pero siempre había alguien inferior o más enclenque. ¿Qué quieren? La crueldad es cosa muy infantil.

Luego me he arrepentido mucho, ¿saben?¿De qué? ¿De mis pecados? De las crueldades infantiles. Ni el pensamiento ni el tocamiento son lascivias de las que avergonzarse.

Si piensas es normal que te excites, que tengas fantasías; y si te tocas, aparte de confirmar la poquedad, es lógico que pienses. ¿Qué pienses, el qué?

Que pienses cosas como: por qué me siento culpable si la piel y sus nervios, el cuerpo y sus órganos, son materia mortal aunque divina; por qué me siento culpable si la parte pudenda es placentera, que no fecal.

En fin, un lío con los genitales. Y con los gerifaltes religiosos, que nos aturdían cuando Franco. Era una maldad de aquellos adultos que culpabilizaban a muchachitos que, sí, cada eran vez más perversos.

El nacionalcatolicismo fue una sañuda institución del Régimen franquista, el ariete ideológico del Generalísimo y de la Iglesia, la misma Iglesia que velaba por la sanidad, la castidad y la esclava bondad de su grey.

Algunos dejamos de comportarnos como miembros de aquella Iglesia y, por tanto, abandonamos con ostentación y aspaviento el cobijo religioso.

Y cuando dejábamos de creer en el más allá empezábamos a creer y a residir en el presente y comenzábamos a confiar y a habitar en el porvenir: ya no cifrábamos todo a la Providencia, sino al más acá. Quedábamos a la intemperie, felizmente a la intemperie.

En Anatomía de la Historia han tenido la gentileza de reproducir un apartado de mi libro ‘Españoles, Franco ha muerto’ (2015, Punto de Vista Editores).

No dejen de visitar ese lugar, tan acogedor: en Anatomía cuento cosas feas, aquellas que hice de muchachito por pecado y por maldad bajo un régimen inicuo y sin igual.

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http://anatomiadelahistoria.com/2015/11/espanoles-franco-ha-muerto/

4 comentarios

  1. Afortunadamente la existencia de este individuo solo me rozó indirectamente, aunque recurro a la lectura de artículos como el suyo para conocer desde la innegable subjetividad de los Historiadores (huyo espantado de versiones ya de antemano prefabricadas por ideologías antagónicas a la mía), porque me interesa este tipo de información.
    Añadir, sobre todo a la juventud, que nadie es apolítico; desde el nacimiento de nuestra consciencia quizá ya quede sembrado nuestro posicionamiento sobre este tema.
    Finalmente apuntar que la política actual me genera hartazgo y desencanto, entre otras cosas por el continuo recurso a la rectificación de nuestros hoy en día líderes políticos.
    Saludos.

  2. […] menos recientes. También las directrices de la historiografía. Pero en su último libro, ‘Españoles, Franco ha muerto‘ (Madrid, Punto de Vista en coedición con Sílex ediciones, 2015) se aproxima al objeto que […]

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