He vuelto a releer La ventana invertida y 130 paradojas más, de Miguel Catalán. Lo publicó Trea en 2014. Es un volumen de aforismos: de incisivas y mordaces sentencias, de agudezas. Es un libro breve, apenas librito, pero reúne mucha sabiduría y hasta ocurrencias, todas dichas con libertad y gran elegancia.
El aforismo es género económico: expresión bien medida, sujeta a mimo y a ritmo. Pero el aforismo es también escritura inmensa: incluye una concepción del mundo, una idea general, vastísima, bajo la forma de embrión.
El aforista es un pensador que puede y que poda. Suele ser un tipo sentencioso y también gracioso. Practica el humor con mucho dramatismo, pues sabe que nos vamos a morir. Y cultiva la paradoja breve, sumido en una gran contradicción.